Angel Battistesa dice que ha llegado la hora de “recordarlo” un poco a UNAMUNO y a Sarmiento.
Por Leonardo Castellani Conte Pomi
He leído como distracción en una gripe (y como remedio) el estudio SARMIENTO de PEDRO DE PAOLI (Ediciones “Theoría”. Bs.As., 1965). A mi juicio, es excelente. Se lee más fácil que el de GÁLVEZ, por más sintético (GÁLVEZ tiene otros méritos) y por asentarse en ideas más generales; es decir, por ser más filosófico.
Su idea de relacionar la actuación y obra de SARMIENTO con el actual momento argentina, es un acierto absoluto; y que la obra y el ejemplo de aquellos “civilizadores” del 53 adelante, ha sido determinante de la mentalidad e idiosincracia general del hombre argentino actual, ha sido que se para evidente apenas enunciada; pero hasta hoy no había sido enunciada, que yo sepa; enunciada con la limpidez y energía con que lo hace DE PAOLI.
De aquellos polvos vinieron estos lodos, directamente.
Recuerdo haber dicho una vez a un sanjuanino de nota que se lamentaba del estado deplorarle de su provincia: “San Juan no se levantará hasta que haya un sanjuanino que proclame por toda la República que SARMIENTO fue un canalla”. Profecía fácil de hacer: en efecto, el fetichismo sanjuanino idolátrico a SARMIENTO, con caracteres de culto religioso, al cual adhieren hasta los (llamados) católicos, es una ignominia colectiva; e implica un reniego colectiva; e implica un reniega total de la ética. Con eso encima, no se puede levantar ningún pueblo.
Habría que pensar muy tristemente del pueblo, si el pueblo argentino se hubiese dado como presidente a SARMIENTO, o si le hubiese inventado el procerato; pero ambas cosas no las hizo el pueblo, sino la plutocracia y la masonería; a cuyo servicio estuvo ininterrumpidamente el sanjuanino. La masonería y la oligarquía lo hicieron presidente, en un de las “elecciones” más fraudulentas que ha habido en el país; después lo patearon y aplastaron (por medio de “La Nación” y “La Prensa”) en forma que casi lo matan; y después necesitándolo para la campaña anticatólica de 1884, se reconciliaron con él, y comenzaron a revestirlo pontificalmente de “prócer”, sabiéndolo próximo a la muerte. Muerto ya, embalsamaron la momia, la disfrazaron de santo, y la pusieron en un nicho, batiendo el parche debajo con bastante resultado, hasta ahora. Ahora se les pudrió la momia.
¿Besad la momia de SARMIENTO? ¡Besad la momia de SARMIENTO? – Cualquier día…
RAÚL L. SERANTES me dijo ayer, a propósito de un discurso en un banquete de periodistas extranjeros: “¿Podrá haber mayor castigo de Dios a una Nación, que ser gobernada por bobos?”. Yo le respondí: “NO GOBIERNAN. Siguen la correntada; y la correntada la hacen otros y esto no es de ahora, viene de muy de atrás”. En efecto, viene desde SARMIENTO; pero es verdad que ahora ha adquirido gravedad extraordinaria. De ahí la importancia del libro de DE PAOLI.
Al mismo tiempo veo en los diarios (tres veces en poco lapso) anuncios de conferencias sobre “SARMIENTO y UNAMUNO”; y hay con ese título un libro entero de DARDO CÚNEO, que no he leído – ni puedo leer -. Natural, la aprobación o ditirambo a SARMIENTO del gran escritor español es una de las pocas armas que quedan en la panoplia de los “sarmientosos” de aquí. Examinando el tal ditirambo, se ve que unas de las cosas que habría que “RECORTAR”, que BATTISTESA dice – y no hace -.
UNAMUNO hizo mal que bien con sus artículos (brillantes por otra parte) sobre la literatura sudamericana, publicados y bien retribuidos por “La Nación”. Le dio en un momento dado por tomar bajo sus alas protectoras a Sudamérica; comentando en el matutino de los MITRE algunos libros que le mandaban ¡los autores¡ (Grandmontagne, RICARDO ROJAS, LEGUIZAMÓN, GÓMEZ CARRILLO…). El procedimiento era este: colmar de elogios a los autores; y ponerse luego a hablar de sí mismo, o de España – en medio de una ensalada de cuanta idea o libro le cruzaba entonces por la mente. BATTISTESA se queja (en CUADERNOS DEL IDIOMA, nº 1, Buenos Aires, 1965) que aquellos artículos no hayan sido aún “aprender en libros” (sic). Es mejor así.
Respecto a SARMIENTO el impreciso vasco toca la flauta. Le entró en el magín que él había descubierto a SARMIENTO, lo mismo que al “Martín Fierro” antes, lo cual es inexacto; aunque es verdad que su juicio juvenil sobre HERNÁNDEZ en la “Revista Española” de 1894 hizo efecto aquí, por venir de afuera. Pero de SARMIENTO no sabe nada y desbarra en grande.
Dice que él es el único o “uno de los muy pocos que han hecho justicia a SARMIENTO”; y no hace justicia, ni ciencia, ni verdad, ni nada de ese género. Llama a SARMIENTO, “buen hombre” (y fue un “mal hombre”) - lo llama “genio” (y no fue un genio) y lo llama “prócer” y “grande” y fue grande para abajo. Cree que el “FACUNDO” es “historia anovelada”, ignorando que es un libelo político ayuno de historia.
Cree que SARMIENTO, MITRE, WILDE… “hicieron la Argentina”, cuando en verdad la deshicieron; aunque si no se refiriese a la que hoy se llama ARGENTINA” (esa cosa informe que no tiene nombre exacto en ninguna lengua) tendría más razón. Pero él no sabe tampoco nada de la ARGENTINA, ni de ésta ni de aquélla, a no ser aquella definición desenfadada que escribió desde allí a un vasco de aquí: “pueblo de criadores de vacas y cazadores de pesos” – por el cual no saber, suscribe a la frase de SARMIENTO de que “el mal de la ARGENTINA es la extensión”, cuando el mal de de la ARGENTINA era SARMIENTO. Afirma también ampudorosamente que a trueque de no perder a SARMIENTO, la ARGENTINA debía de perder la Patagonia – como SARMIENTO deseó; cuando la ARGENTINA podría dar la Patagonia a trueque de que SARMIENTO no hubiera nacido; o hubiese sido traslado de “utero al túmulo” como dice la Escritura. Lo cual probablemente hubiese sido también mejor para él.
Lo único positivo al fin de cuentas dice de SARMIENTO es que “tiene un estilo”; lo cual se puede conceder, y también negar. Lo innegable en SARMIENTO es tuvo una “manera” de escribir; manera de lo más inculto y grosero que hay en toda la literatura mundial. Fue el padre (además de dos hijas adulterinos) del Macaneo Argentino.
El médico RAÚL L. SERANTES me dijo: “UNAMUNO se entusiasmo con SARMIENTO por que escribe lo mismo que él; con las entrañas; y lo echó a perder añadiendo: “Lo mismo que MALLEA”. Yo lo dije: “MALLEA no escribe con nada. MALLEA es un imbécil. MALLEA escribe en todo con las patas superiores”.
Perdón, será un poco brutal esto, pero es un “RECORTE”, o simplemente “CORTE”; que dice BATTISTESA ha llegado la hora de hacer… y él no hace. Yo eso no lo podía creer, no me entraba en el mate; pero habiendo escuchado por caso una de las “páginas de Eduardo Mallea” que nos ha hecho oír incansablemente y cansadoramente Radio Municipal (y que nadie oía) me entró la formidolosa sospecha; y pedí prestado a la Biblioteca de mi barrio todas las (tuvieran) obras de EDUARDO MALLEA; y por desgracia me persuadí con pena (porque al fin es una lacra del país) que efectivamente se podía dar como verdad comprobada. No es necesario para comprobarlo leer todas sus obras; ni siquiera un libro entero.
Mi propósito aquí ha sido como esta dicho “RECORTAR” conforme al consejo BATTISTESA: no pretendo negar lo que hay de bueno en UNAMUNO, lo que puede haber de bueno en SARMIENTO, y lo que NO HAY de bueno en MALLEA, - en escala descendente.
Editó Gabriel Pautasso
gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
Diario Pampero Cordubensis nº 180
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