martes, 10 de marzo de 2009

La asamblea que condenó a Jesucristo


Los hermanos Lémann, Augustin (1836-1909) y Joseph (1836-1915), judíos de nacimiento y de religión, se convirtieron a la fe católica-cristiana y posteriormente abrazaron el sacerdocio. Enseñaron hebreo y Sagradas Escrituras en la Universidad Católica de Lyon (Francia).
Por A. Lémann-J. Lémann

AUGUSTIN es autor de la célebre Historia completa de la idea mesiánica en el pueblo de Israel. A JOSEPH se le debe una monumental investigación histórica sobre La incorporación de los judíos a la sociedad francesa y a los Estados cristianos.

Durante el proceso de JESUCRISTO se cometieron hasta veintisiete irregularidades jurídicas contra la legislación penal y procesal del pueblo hebreo.
¿No existe para todos los hombres una razón de honor; o mejor, una razón de justicia, que obliga a no dar por bueno el veredicto del SANEDRÍN antes de haber examinado uno mismo quien era JESUCRISTO?

APROBACIÓN PONTIFICIA

Queridos hijos, salud y bendición apostólica.

La respetuosa carta que Nos habéis dirigido en los primeros días de diciembre, y el obsequió de vuestro libro titulado La Asamblea que condenó a Jesucristo, Nos han permitido conocer todavía más el celo ardiente que os impulsa a trabajar para convertir la nación judía a la verdad católica. Este único motivo bastaría para que vuestro envío Nos resultase agradable; pero lo que Nos ha alegrado todavía más es que tanto el tema mismo de la obra como lo que hemos leído en ella Nos ha parecido que también serían útiles a los lectores católicos, siendo su finalidad esclarecer con una luz todavía más clara una parte de la historia evangélica. Por ello, al mismo que dirigimos hacia vuestro celo una alabanza bien merecida y os agradecemos el homenaje que Nos habéis ofrecido, suplicamos con humildad al Señor que aquellos a quienes os esforzáis en ayudar más principalmente obtengan frutos abundantes de vuestros trabajos. Y puesto que, según el oráculo del profeta OSEAS, “los hijos de Israel PERMANECERÁN MUCHOS DÍAS SIN REY NI PRÍNCIPE, SIN SACRIFICIO NI ALTAR” (Os. 3,4), que comiencen pronto a cumplirse esas otras palabras del mismo profeta: “después los israelitas volverán a buscar a Yahveh, su Dios, y a David, su rey” (Os. 3, 58).

Apoyándonos en esta esperanza, como testimonio de Nuestro paternal afecto y como prenda del favor divino, os concedemos con amor la bendición apostólica.

Dado en San Pedro, Roma, el 14 de febrero de 1877, año trigésimo primero de Nuestro Pontificado.

PÍO IX, Papa. (ahora, BEATO)

PER CHRISTO ET CUM CHRISTO
PAX SUPER ISRAEL.*

Editorial Criterio-Libros, Madrid, 1999. 131 páginas.

Editó Gabriel Pautasso
gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
Diario Pampero Condurbensis nº 203
Instituto Eremita Urbanus

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