Aborto
Revelaciones de San Epifanio sobre las orgías rituales de una secta de gnósticos, en Alejandría. “Llevaban ellos a cabo el acto voluptuoso, hasta la satisfacción, mas luego recogían la semilla de su impureza, impidiendo así que ésta penetrase más adelante, evitando de esta guisa la concepción; luego, comían todos ellos el fruto de su vergüenza.
Cuando uno de entre ellos, por sorpresa o por error, dejaba que la semilla penetrase más adelante demasiado, y cuando la mujer quedaba así encinta, ¡escuchaba lo que hacían, más abominable aún!
Extirpaban el embrión tan pronto como podían asirlo con sus dedos; tomaban luego aquel ABORTO, lo metían en una especie de mortero, mezclándolo con miel y otros diferentes condimentos, así como con aceites olorosos, con los que evitaban el asco.
Luego se reunían - ¡comunidad de puercos! – y cada uno comía, valiéndose de sus pecadoras manos, porciones de aquella espesa pasta de ABORTO”.
(SAN EPIFANIO, santo padre griego, de la Edad Apóstolica, “Panarion”, XXV, 4-5). Serge Hutin, Historia mundial de las sociedades secretas, Luis de Caralt editor, Barcelona, 1963, pp. 219).
LOS HEBREOS ADORARON A BAALSus padres, dice Oseas, adoraban a un dios bajo los robles. ¿A qué Dios?
La adivinanza es fácil, si sabemos que los hebreos son arios.
Oseas se toma el trabajo de especificar (Cap. II), cuando habla de su madre a los hebreos:
Versículo 13:
La castigaré por todos los días en que incensaba a los baales y, adornándose con sus anillo sus collares, se iba con sus amantes y me olvidaba de mi, dice Yavé.
Versículo 16:
Entonces, dice Yavé, me llamará Ischi, no me llamará Baali.
Pues se trata, evidentemente, de BAAL, BAALI, es decir, del dios Belinus o Belín de los celtas de Occidente, y Bel de los asirios; ¡el mismo dios para todo el mundo!
También se advierte en todos estos pueblos la misma deterioración de la enseñanza primitiva: los celtas de Galia (Francia) hacían sacrificios humanos; los fenicios inmolaban a BAAL-MOLOCH; los hebreos degollaban a sus hijos para ofrecer su sangre a Jehová. (Jueces, cap. XI, vers. 30 a 39: JEFTE ofrece en holocausto a su propia hija, una dulce virgen. Y, esta vez, Dios no detiene su brazo, como lo había hecho con Abraham al disponerse éste a sacrificar a su hijo Isaac.
Pero estos crímenes sólo eran obra de los falsos druidas, de los falsos sacerdotes – ha habido abuso en todas partes -, que jamás observaron la verdadera enseñanza druídica, que, según asegura Pitágoras, era la más sabia del mundo.
Con SALOMÓN la influencia pagana será considerable. Se había casado con una hija de Hiram, rey de Tiro. Y este monarca que fue, como todos los reyes que marcaron su época, un gran constructor, recibió de su suegro carpinteros del Líbano, canteros de Biblos, orfebres de Tiro en abundancia
a. Compro caballos a los egipcios y, a pesar del miedo, la preocupación secular de los judíos por estos nobles animales, logró fundar un depósito de sementales, una yeguada, escuadrones, un cuerpo de carros de combate. De este modo gozó rápidamente de una fama de mago y mereció de esta manera la reprobación del pueblo de mago y mereció de esta manera de esta manera la reprobación del pueblo judío.
De este modo, el templo de Salomón ha dado nacimiento, como a este mismo rey, a gran número de leyendas y misteriosas tradiciones ocultas. Así las columnas de Yekin y de Boaz, situadas una al norte, otra al mar del templo, se vuelven a encontrar en las logias masónicas. Por otra parte, a pesar las investigaciones que han hecho palidecer a muchos judaístas es imposible dar un sentido a estas palabras.
Pero en la misma intimidad del rey recibían culto las religiones idólatras. Sabemos que el harem de Salomón fue uno de los más nutridos y mejor provistos de todos los tiempos. En él se encontraban los tipos de belleza más diversos. “Amó a un gran número de mujeres extranjeros extranjeras, mujeres de Moab, de Amón, de Edón y de los hititas… Poseía “setecientas princesas”, es decir, mujeres nobles, esposas de primera fila, y “trescientas concubinas”. Estas mil esposas no tenían la misma religión, las mismas costumbres, cado uno llevaba sus dioses, sus ritos, sus costumbres, sus tradiciones. Salomón tuvo que construir templos a los dioses paganos, ya que no era problema en ese tiempo la conversión política de las esposas de los reyes; la antigüedad en dioses nacionales y nunca ha hecho proselitismo. Salomón era demasiado político para desterrar de su reino a los dioses de sus vecinos, y de las mujeres que le habían dado de los príncipes de otros países…
No hay que creer que Salomón fuera el único que acogiera ampliamente a los dioses idólatras. Bajo “el impío Acad”, EL CULTO DE BAAL CONTABA TANTOS DISCÍPULOS COMO EL DE JEHOVÁ.
El poder de los sacerdotes no era suficiente para impedir al pueblo elegido practicar la idolatría y los ritos inspirados por la magia antigua. Los hebreos continuaban alebrado, en el templo, fiestas paganas, arrodillándose ante la serpiente de bronce, el becerro de oro, BAAL o Asterté, haciendo pasar, como sacrificio, a niños a través de un aro de fuego. “Siempre había piedras sagradas y los bosques eran la cita secreta de algunos con los que los reyes no dudaron en mezclarse”, y que rendían un culto a los dioses extranjeros. Bajo la influencia pagana, el efod fue pronto consultado por el pueblo.
Observamos también que el pueblo de Israel, en el que debía encarnarse Jesús, era un pueblo esencialmente democrático. Jehová castigará a los reyes, salidos del pueblo y designados por los sacerdotes, que quieren hacer su oficio de rey. El ejemplo de David, alcanzado por haber querido probar a su pueblo “por orgullo”, es bastante significativo... Ahora bien, en tendieron en Europa. Los secretos de Egipto y de Caldea tuvieron en ellos propagadores tan entusiastas como inesperados…
En cuanto a la famosa Kábala judía sobre la que investigaron después tantos ocultistas, los sabios de la Edad Media, principalmente Raimundo Lulio y Pico de la Mirandola, hasta los fervientes kabalistas de la época contemporánea, un Estanislao de Guaita, un Papus, un Elifas Levi, pasando por los Rosacruz de los siglos XVII y XVIII, por Saint-Germain y Pascuali…
Nombres apelativos de las divinidades; divinidades que presidían en varios ciudades. Melqart, señor de Tiro. Dagon, divinidad marina. El dios Resheph. Eshmun, señor de Sidón. La diosa de la fecundidad, Asthard. Diversos dioses del panteón fenicio.
El término más común en fenicio para significar dios es ÉL, como en cananeo, del cual el fenicio no es sino mero dialecto. La forma femenina de Él es elot. Otro nombre para dios es Elón, con el plural Eloim. Un nombre muy usado para la divinidad era igualmente BAAL, señor. En vez de nombrar al Dios por su nombre real, los fenicios se limitaban a llamarle señor, pero indicándole con la determinación de ciudad, lugar o objeto al que iba incorporado o habitada. BAAL, pues, es un título genérico, pero algunas veces indica un dios determinado.
Se comprende desde aquí que un medio tan extenso, en un ambiente tan favorable, en u sistema tan acorde al inmenso proyecto de los políticos, en un vivero tan bien elegido en cuanto a sus dimensiones, sus recursos y su seguridad, los intelectuales del movimiento del gobierno mundial (MGM: funcionaros y empresarios), dichosos como peces en el agua, profundizar sus “temas de estudio” e impulsar sus proyectos. En las perspectivas europeas y mundiales la teología nueva percibía, segura ya de alcanzar las lejanías, a medida continental de las confesiones cristianas y las profundidades de un ecumenismo que desafía las formulaciones dogmáticas de la estrecha catolicidad. Como lo predecía el ocultista abate MÉLINGE, PROTESTANTES LIBERALES Y CATÓLICOS de miras amplias, podían obtener “a costos compartidos” la construcción de una nueva Iglesia. A costos compartidos parecería ser efectivamente el caso. Pero si la revolución de los políticos era silenciosa, la de los teólogos no le era tanto, de modo de poder arrastrar a las masas en la preparación del mundo nuevo. No pensamos solamente en la literatura peri-conciliar 1962-1965 elevándose como una llamarada de revolución en la prensa, ni en las declamaciones por medio de una costosa publicidad de los teólogos del futuro.
Sabemos que esas revoluciones se han apoyado sobre autoridades temporales y que hoy estas últimas, que el anonimato vuelve más temibles, han multiplicado sus poderes por la voz de la prensa y por mil bocas de la publicidad. Y nosotros creemos con sus creadores que: “LA SINARQUÍA TIENE LA TALLA NECESARIA PARA OPERAR ESTA RENOVACIÓN GENERAL”. Sí, sin duda, pero vanamente, pues DIOS vela.
Editó
Gabriel Pautasso
Instituto Eremita Urbanus
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