Trata de un tema difícil y discutido sobre el cual no existe entre los estudiosos autorizados unanimidad de opinión.
Por Justo Alí-Brouchoud.
Este trabajo de nuestro colaborador y amigo se publicó originariamente en la revista zaragozana, María Mensajera, mayo-junio 1975, año V, nº 32 – Revista Roma nº 41, año IX, Buenos Aires, octubre 1975, director: Andrés de Asboth (+)-.
Trata de un tema difícil y discutido sobre el cual no existe entre los estudiosos autorizados unanimidad de opinión.
Por ello la Dirección de la revista no compromete su parecer, representando este artículo la posición personal de su autor JUSTO ALI-BROUCHOUD, infatigable apóstol mariano de la provincia de Misiones.
Debemos consignar que, conforme a lo anunciado en Fátima (la conversión de Rusia y el triunfo del Inmaculado Corazón de María, después de un gran castigo si el mundo no se convierte) esperamos una época floreciente para la Iglesia y la civilización católica.
Al terminar se reproduce una súplica por la restauración de la oración a San Miguel Arcángel que se rezaba, por orden de León XIII, al finalizar la Santa Misa. Necesitamos mucho la protección del Príncipe de la milicia celestial, contra tantos demonios que andan por todas partes. Recomendamos a nuestros lectores que adhieran a esta iniciativa, enviando sus peticiones directamente a S. S. el Papa Pablo VI, ciudad del Vaticano, Roma).
¿San Miguel es el obstáculo del que nos habla San Pablo?
Convencidos estamos que vivimos en los tiempos anunciados por el Apocalipsis. Con un pequeño análisis, vemos cómo los signos dados por el Señor se van dibujando con trazos cada vez más firmes y todo un contexto general (la Sagrada Escritura, en primer lugar; las apariciones marianas, en especial las de Fátima y Garabandal; autores católicos y se probada sapiencia escriturísticas y teológica; las revelaciones y videntes cada día más numerosos en todo el mundo, en coincidencia plena con los mensajes de Fátima y Garabandal) nos está diciendo que estamos decididamente en los últimos capítulos o páginas de este tiempo, llamémosle era cristiana, mesiánica o simplemente historia humana.
Antes de continuar, quiero distinguir con el Dr. Benjamín Martín Sánchez, profesor de Sagradas Escrituras, las distancia entre lo que llamamos “los últimos tiempos, que son los caracterizados en la Biblia por la falta de fe”, y que son los que estamos viviendo, con el “fin del mundo creado por Dios, pues éste puede durar aún miles de años o de siglos, ya que no será aniquilado con la gran catástrofe universal que se avecina, antes bien saldrá cambiado y purificado en otro mejor”. (Benjamín Martín Sánchez, “Los últimos tiempos”, Españs).
Se acerca el día de la venida del Señor. Ese día, el de su llegada, no lo sabemos, pero sí conocemos los signos que le han de preceder.
“Dos cosas precederán a ese día – nos dicen Eloíno Nácar y Alberto Colunga - : primero, la apostasía (Mt. 24, 12 y Mc. 18, 8), la que, creemos, se está operando actualmente. Luego, la aparición del anticristo, el hombre del pecado, que se levanta contra toda manifestación religiosa y acabará por declararse a sí mismo Dios y reclamar su culto”. (Eloíno Nácar Fuster y Alberto Colunga Cueto, “Nuevo Testamento”, nota a 2 Tes. 2, 3-7,pág. 393, Madrid, Biblioteca Autores Cristianos, 1942).
Esta aparición del anticristo está demorada por un “obstáculo” que detiene su manifestación. Intriga grande es ésta, la de la naturaleza del obstáculo. Y en qué puede consistir en nuestra acuciante pregunta.
Muchos dignos intérpretes han especulado sobre esta apasionante incógnita.
San Pablo reveló a los tesalonicenses el misterio de este obstáculo: “¿No recordáis que estando entre vosotros ya os decía esto? Y ahora sabéis qué es lo que le contiene, hasta que llegue el tiempo de manifestarse. Porque el misterio de inequidad está ya en acción; sólo falta que el que le retiene sea apartado”. (EloínoNácarFuster y Alberto Colunga Cueto, “Nuevo Testamento” 2 Tes. 5-7, pág. 393, Madrid, Biblioteca Autores Cristianos, 1942).
Sobre en qué consistía este obstáculo, “el que le retiene, los intérpretes han formulado variadas conjeturas. Y una de ellas, antigua, localizaba el obstáculo en el Imperio Romano, pero la experiencia histórica ha demostrado la falta de adecuación cronológica; un hecho, el acabamiento del Imperio Romano, se ha producido; el cumplimiento del otro aún no ha llegado. En efecto, el Dr. Juan Straubinger manifiesta que “todos los Padres y autores están de acuerdo en que se trata de un hecho escatológico, es decir, para los últimos tiempos, puesto que el mismo Jesús anuncia que cuando Él venga, no encontrará casi fe en la tierra” (Juan Straubinger , “Nuevo Testamento”, tomo V, IX edición, n.a 2 Tes. 2, 7, pág. 852-853, Buenos Aires, Editorial Guadalupe, 1958), hecho que a pesar de lo qe piensan algunos optimistas, se está operando ya y así lo atestigua la realidad general y lo certifican las manifestaciones marianas.
En el mismo sentido se expresan los intérpretes José M. Bover y Francisco Cantera Burgos en sus notas a la Epístola de San Pablo, que los Santos Padres adoptaron; la interpretación que lo “que detenía la aparición del anticristo era el Imperio Romano, y el que lo detenía, el emperador: no en su concreta realidad histórica, sino más bien lo que con ello representa, que es principio de autoridad normal y legítima, en cuanto sostiene con mano el orden social”, (José M. Bover y Félix Puzo, “Nuevo Testamento”, nota a 2 Tes. 6-7, pág. 378, Madrid, Biblioteca Autores Cristianos, 1960); principio de autoridad cada día flaquear más y a tal punto que un solo individuo con un arma en las manos llega a doblegar un orden social que vemos también cada día más deteriorado.
Un autor moderno, comentando a Santo Tomás, expresa: “para resolver esto (el obstáculo) hay que ir a los comentaristas. En la Edad Media se comentaba sobre este obstáculo que impedía que el anticristo se manifestara y Santo Tomás, que comenta este paso de la Carta de San Pablo a los Tesalonicenses, nos explica qué es este obstáculo que es el Imperio Romano, pero a su vez enseña que el Imperio Romano se ha convertido, se ha mudado. Dice textualmente Santo Tomás: “Por qué viene el Anticristo? Porque se han apartado el Romano Imperio y con todo todavía no viene el anticristo? Hay que decir que todavía no cesó, sino que se convirtió de temporal en espiritual y por esto hay que decir por el Romano Imperio debe entenderse no sólo del temporal, sino del espiritual, es a saber: de la fe católica de la Romana Iglesia. Es por lo tanto un signo conveniente que así como Cristo vino cuando el Romano Imperio dominaba a todos los pueblos, así por el contrario el signo del anticristo será el apartamiento del Romano Imperio”, concluye Santo Tomás.
“Y ¿qué es el Romano Imperio convertido en espiritual? – se pregunta y responde el ciado autor -. Es la Cristiandad, es decir, todo el poder temporal en todas sus manifestaciones de la vida, sometido a la Iglesia, sometido a la fe cristiana. Pues bien, de acuerdo a esto: ¿Cuándo vendrá el anticristo? Cuando el orden temporal, o sea, las naciones en su vida temporal, con la autoridad correspondiente, ya no estén sometidas a la Iglesia, sino que se hayan apartado de la Iglesia, y esto es precisamente lo que se está cumpliendo en estos días que vivimos. La Cristiandad está entrando en la agonía”. (Julio Meinvielle, “La política actual en torno a la idea de cristiandad”, Buenos Aires, Ediciones Patria Grande, 1970, pág. 2).
Otra conjetura sobre la naturaleza del obstáculo – que origina este modesto comentario – es el que expresan los ya citados intérpretes Nácar Fuster y Colunga Cueto: “Qué es lo que impide la aparición de ese hombre de pecado, ya lo conocían, por las enseñanzas de SAN PABLO a los tesalonicenses; pero nosotros lo ignoramos y no tenemos sobre esto más que conjeturas, entre las cuales la más parece ser la tomada de Daniel (Cap. 10). Los ángeles de Persia y Grecia luchan entre sí para defender la causa de los pueblos que tienen encomendados. MIGUEL, uno de los más altos príncipes y defensor del pueblo de Dios, toma parte en esta contienda a favor del pueblo santo. Según esto, el obstáculo que se opone a la aparición del anticristo sería este arcángel, príncipe de los ejércitos celestiales, que velan sobre la Iglesia y la defienden”. (Eloíno Nácar Fuster y Alberto Colunga Cueto, “Nuevo Testamento”, nota a 2 Tes. 2, 3-7, pág. 393,Madrid, Biblioteca Autores Cristianos, 1942).
Los citados intérpretes probablemente no sospecharon cuando escribieron esa nota, sin duda inspirada, la actualidad que tendría en la segunda mitad del siglo XX (1950) y en particular a partir del comienzo de la década anterior (1960). ( y el primer decenio de 2008).
Nos atrevemos a insinuar algunos detalles, señalando:
a) San Miguel Arcángel fue establecido como custodio oficial de la Iglesia Católica por el S. S. Papa LEÓN XIII, al mandar a rezar al final del Santo Sacrificio de la Misa la siguiente oración: “Arcángel San Miguel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímalo Dios, pedimos suplicantes; y tú, príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás con los demás espíritus maligno que andan por el mundo para la perdición de las almas”. (León XIII, “Oración a San Miguel Arcángel”).
b) Esta oración fue prácticamente suprimida en muchas partes a partir de la reforma litúrgica y oficialmente cuando se suplanta la Misa de PÍO V por el actual ordo, a pesar que se expresa que la primera no fue derogada; pero el uso del nuevo ordo la ha derogado de hecho.
c) El demonio anda más suelto que nunca – “como león rugiente” (Eloíno Nácar Fuster y Alberto Colunga Cueto, “Nuevo Testamento”, 1 Pe. 5, 8, pág. 445, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1942), en particular a partir de la década del sesenta y con más ferocidad después del Concilio Vaticano II 1962-1965.
¿Es el Arcángel San Miguel el obstáculo que detiene – o detenía – la aparición del hombre del pecado?
Un hecho cierto es que el Arcángel San Miguel, príncipe de las milicias celestiales, le fue encomendado la custodia de la Santa Madre Iglesia y que con ese carácter lo invocábamos en la oración antes citada y que hemos dejado de rezar.
Felizmente, ante la urgencia de los momentos actuales, muchos la han retomado en sus oraciones de cada día y se reza también en las Misas de SAN PÍO V, que algunos valientes sacerdotes todavía ofician. Un grupo de católicos, desde esta lejana tierra de Misiones, en la República Argentina, han dirigido un ruego a Su Santidad el Papa Pablo VI, pidiéndole restaure en la Iglesia Universal la oración a San Miguel Arcángel, en la Santa Misa, para levantar con ello un valladar que será “nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio”. (LEÓN XIII, “Oración…”.
Si el obstáculo ha sido quitado (el ARCÁNGEL SAN MIGUEL como custodio de la Iglesia) o se está quitando (el orden romano en quiebra), la venida del Señor está muy cercana y por ello debemos alegrarnos.
Justo Alí-Brouchoud
Editó Gabriel Pautasso
Diario Pampero nº 67 Cordubensis
Instituto Eremita Urbanus, Córdoba, 29 de septiembre de Penthecostés de Año del SEÑOR de 2008, en la festividad de los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.
Sopla el Pampero. ¡VIVA LA PATRIA!
¡LAUS DEO TRINITARIO!
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