viernes, 31 de agosto de 2012

SANTA ROSA DE LIMA



2011: Premian 135 neocuras pederastas “dispensándolos de sus obligaciones”. Video 3D del Santo Sepulcro. Los hebreos en Inglaterra a través de la historia. Bélgica: pretenden disimular 800 casos de pederastia. Rechazan en Israel a Lazzarotto como nuncio papal. Confirmado: « Shakespeare era católico». Pretenden sustituir la fiesta de San Bernardo por el «Día de la Masonería». Inventan absurda «Nueva Misa en silencio» para sordomudos. Escritor hebreo elogia a Teresa de Calcuta. Texto del Acuerdo Ratzinger-Lefebvre 05/05/88. «Carta Abierta al Papa», Noviembre de 1983.

Editó: Lic. Gabriel Pautasso



Así es como “defiende” Benedicto XVI a los inocentes infantes.
En total fueron 404 denuncias de abusos de menores 
A otros 125 sólo se les pide la “dimisión”

(Transcrita de Religión Digital)

Más de 400 casos de abuso de menores por parte de sacerdotes de la Congregación para la Doctrina de la Fe fueron denunciados en 2011, a partir de la llamada “línea de transparencia” lanzada por el papa Benedicto XVI.
“Los casos denunciados en 2011 fueron 404, menos que los registrados en 2010, pero dan cuenta de un aumento considerable respecto del quinquenio 2005-2009″, señala una publicación reciente de la Librería Editorial Vaticana (LEV).
El volumen -que cada año da cuenta de todas las actividades de los departamentos vaticanos- explica que durante 2011 la Oficina Disciplinaria del ex Santo Oficio “trabajó intensamente” en 599 nuevos casos, la mayor parte de los cuales (440) refieren a “delitos graves”: los más numerosos (404) son casos de abusos de menores.
Respecto de 2010, detalla el texto, fueron recibidas “menos denuncias de abuso perpetradas por clérigos” en esa oficina. Sin embargo, respecto de años anteriores (por ejemplo, el quinquenio 2005-2009) el número de casos aumentó “considerablemente“.
La congregación decidió iniciar 37 procesos judiciales y 189 administrativos. E incluso determinó presentar ante el Papa el pedido de “dimisión ex oficio” (automática, Ndr) de sacerdotes en 125 casos. Para otros 135 religiosos fue solicitado el pedido de “dispensa de las obligaciones sacerdotales, incluido el celibato”.

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Foro Católico reproduce este texto del historiador hebreo José Kaminer TAUBER, un apellido muy visto últimamente, por el interés de los datos revelados acerca de la comunidad israelita en la Historia de Inglaterra donde, actualmente, tienen asentado su liderazgo político y económico mundial.

Expulsión de judíos

(Por JOSÉ KAMINER TAUBER / Enlace Judío)

Breve historia de los judíos en el reino de  Inglaterra  del siglo XIII  hasta mediados del siglo  XX.
Los judíos que vivían en Inglaterra durante la Edad Media fueron tratados como propiedad del Rey. Les fue permitido quedarse ahí sólo por razones financieras: negocios y préstamo de dinero, lo que era muy ventajoso para la corona, ya que ganaban mucho dinero y pagaban altos impuestos al rey. Finalmente, esto empobreció a la mayoría de los judíos de tal manera que ya no resultaron rentables; fue entonces cuando Eduardo I, echó a los Judíos de Inglaterra en 1290.
Después de su expulsión no existió  ninguna presencia judía en Inglaterra durante más de 360 años, pero dado que se imprimieron libros hebreos desde 1525, podemos intuir que de alguna manera no faltaron algunos judíos en el país.
Es a mediados del siglo XVII  cuando puede hablarse de una colonia conversa, de  rasgos criptojudíos. Por aquel entonces comenzaron a repercutir voces que solicitaban  un cambio de actitud hacia los judíos, y abogaban por su regreso a la isla. Este proceder favorable a los judíos, se dio básicamente en círculos puritanos y milenaristas (sectas protestantes) para quienes el retorno de los judíos a Inglaterra formaba parte del plan mesiánico, según el cual la dispersión total de los judíos era un requisito importante para el restablecimiento del Reino de Israel.
Con el cese de la monarquía inglesa en  el tiempo de Cromwell y la instauración del régimen republicano crecieron las expectativas mesiánicas en los círculos puritanos más radicales y con ellas cobró vigor la actividad pro judía.
En 1649, se había presentado a Cromwell una Petición de los judíos de revocación de la Ley del Parlamento sobre su destierro de Inglaterra. Gestiones parecidas realizaron Roger Williams, Hugh Peters y otros miembros  de la facción de los Independientes. El rabino de Amsterdam,  Menashe Ben Israel, también decidió aprovechar para obtener un permiso oficial del gobierno inglés que permitiera restablecer la vida judía en aquel país. Ya en 1650 publicó con ese propósito su libro Esperanza de Israel que apareció simultáneamente en español y en latín (y fue traducido poco tiempo después al inglés), en el cual encaraba el tema mesiánico, ligando la proximidad del advenimiento del Mesías, con el descubrimiento de las diez tribus, perdidas, algunos de cuyos vestigios se habían hallado presuntamente en el continente americano.
Fue en 1654 cuando Menashe Ben Israel emprendió una acción firme y decidida para lograr el retorno de los judíos a Inglaterra.
El objetivo era negociar con Cromwell la formulación de un decreto que anulara el edicto de expulsión de 1290 y proclamara públicamente la admisión de los judíos en Inglaterra. A pesar de los múltiples esfuerzos invertidos, Menashe Ben Israel y sus camaradas no pudieron obtener su cometido. Los comerciantes de Londres se opusieron al establecimiento de los judíos que significaba para ellos un peligroso factor de competencia económica. La presión de estos comerciantes fue la que en última instancia provocó la decisión negativa de la Asamblea de que debía emitir su opinión respecto a la admisión de los judíos, en diciembre de 1655.
Cromwell, cuya postura pro-judía no era compartida por todos los miembros del Consejo de Estado, no pudo darles una respuesta oficial positiva, pero según parece llegó con ellos a un acuerdo tácito que les permitía ejercer su culto sin necesidad de esconderlo. Poco tiempo después Carvajal y Cáceres compraron un edificio para cementerio de la nueva comunidad, conocido con el nombre de “Cementerio Velho”.
Cuando en 1660 Carlos II restauró la monarquía en Inglaterra no sólo no derogó los derechos obtenidos por los judíos durante el período republicano, sino que después de poco tiempo reconoció oficialmente a la congregación ya establecida, pues es sobradamente conocida la ayuda que había recibido en el destierro de algunos judíos como Mendes da Costa y Agustina Coronel Chacón; además el monarca inglés estaba convencido de que la presencia de los comerciantes sefardíes le acarrearía grandes ventajas económicas. Por ello les concedió en 1664 las libertades y franquicias que en aquel mismo año negó a todas las sectas cristianas que actuaban fuera de la iglesia anglicana. Los judíos pudieron, desde entonces, ejercer públicamente su culto.
Durante el reinado de Jorge I (1714-1727) se produjeron las primeras naturalizaciones de judíos. En 1723 un tribunal falló que los judíos nacidos en el país eran automáticamente ciudadanos. El Parlamento votó una ley el mismo año según la cual los judíos podían ser admitidos como ciudadanos ingleses prescindiendo, incluso, del juramento “por la verdadera fe de cristianos”. En este itinerario ascendente, otra ley en 1740 admitía a los judíos a la ciudadanía británica si llevaban residiendo más de siete años en el país. La comunidad inglesa -ya no se trata sólo de Londres sino que empiezan a despuntar otros centros como Manchester y Liverpool- se convirtió en una de las más importantes de la diáspora sefardí occidental inmediatamente después de la de Amsterdam.
La  sinagoga de Bevis Marks, fundada por judíos españoles y portugueses llegados de Amsterdam, fue construida en 1701 y es la más antigua que existe en suelo británico. Además, Gran Bretaña es el único país de Europa que cuenta con una sinagoga donde los fieles continuaron celebrando sus ritos religiosos, sin interrupción, por más de 300 años.

Shakespeare y Shylock

Shakespeare, en su obra El Mercader de Venecia, interpretada por primera vez en 1596 o 1597, muestra los principales problemas sociales de su época, tales como el antisemitismo.  Para analizar debemos tomar en cuenta la situación de los judíos en la Inglaterra en la época de Shakespeare.
En 1594, Rodrigo López , de origen español, uno de los pocos judíos en Inglaterra, fue acusado de traición y sin ninguna prueba fue condenado por conspiración de asesinato de la reina, lo que llevó a que lo ahorcaron por su supuesto crimen. El resultado de este juicio fue la aparición del odio contra los judíos en Inglaterra, un sentimiento que ha contribuido al éxito inicial de la obra.
Durante el autoritarismo escolástico vigente en esa época, la discriminación religiosa contra los judíos y musulmanes se había convertido en una característica de la época. El personaje judío de Shylock es representado como un ser cruel y vengativo, sin sentimientos, incapaz de mostrar compasión.
Además de ser agraviado por los cristianos, es el perdedor de la obra; esto me parece denigrante. Es un abuso por parte de Antonio tratar mal a Shylock, siendo que el judío solo estaba tratando de ganarse la vida con su negocio. No estoy justificando el hecho de que Shylock pidiera carne humana como pago, esto me parece absolutamente inconcebible, ya que la ley judía prohibe vertir sangre (mucho menos cortar carne).
Una influencia dramática sobre esta obra es sin duda la obra de Christopher Marlowe, otro escritor del renacimiento en Inglaterra. Su obra del año 1589, llamada El Judío de Malta.

Los siglos XIX y XX, hacia la modernidad

Al advenir la llamada “revolución industrial”, los judíos prosperaron económicamente y lograron mayor influencia en el mundo cultural y político de las naciones cristianas. Hacia 1848, con el pleno desarrollo del liberalismo, los líderes judíos intervenían directa y libremente en los asuntos vitales de los países de su nacimiento o actuación. Como ejemplo tenemos en Inglaterra a Benjamín Disraeli, estadista de actuación preponderante durante la época de la reina Victoria y de origen judío; también entonces, las limitaciones públicas que existían para los judíos fueron levantadas, y los ciudadanos de origen judío fueron puestos  en igualdad como los restantes súbditos de su Majestad. Durante el siglo XIX, la comunidad incrementó sus derechos, cuando en el año de 1855  Sir David Salomons fue nombrado primer Lord Mayor judío de Londres como también Sir Moisés Haim Montefiore (1784-1885,  banquero judeo-británico, filántropo, defensor firme de derechos humanos y alcalde de Londres)
La rama británica de los Rothschild, integrada en la vida nacional, asumió el liderazgo (hereditario) de los judíos ingleses, a los cuales proporcionó su primer representante en el Parlamento en el año de 1858, Lionel de Rothschild, fue un destacado zoólogo, fundador del Museo Rothschild de Historia Natural de Londres (al mismo tiempo que se ocupó del negocio bancario). Uno de los grandes defensores del sionismo. Era a él a quien se dirigía la carta de Lord Balfour en la que el gobierno británico se declaraba dispuesto a crear un «hogar nacional» para los judíos en Palestina (la Declaración Balfour de 1917, fundamento del posterior Estado de Israel).
Los Rothschild simpatizaron con la causa sionista y fueron los mayores protectores de los pioneros judíos que emigraron a Palestina para establecerse como colonos; destaca a ese respecto la labor de uno de los hijos de James, Edmond (1845-1934), que financió la creación de la segunda colonia judía de Israel, formada por emigrantes de Rusia, cuando Palestina estaba todavía bajo dominio turco: Rishon le-Tzion (1882).
La Declaración Balfour fue una carta escrita el de 2 de noviembre de 1917 por el Ministro de Relaciones Exteriores británico Arthur James Balfour dirigida a Lord Lionel Walter Rothschild, un líder de la comunidad judía británica, para su transmisión a la Federación Sionista.

Antecedentes y sucesos que llevaron a la declaración Balfour

El 9 de noviembre de 1914, en un discurso pronunciado en el Ayuntamiento de Londres, el primer ministro británico Herbert Asquith anunció con acento dramático: “El Imperio turco se ha suicidado.”
El sultán se había comprometido con la victoria alemana y se disponía a desencadenar una guerra santa contra Gran Bretaña. Asquith deseaba impedir que los cien millones de musulmanes que eran subditos del Imperio británico se incorporasen a esa campaña. De ahí su discurso, que comprometía a Gran Bretaña a destruir finalmente el imperio otomano y dar la libertad a sus pueblos.
El Tratado Sykes-Picot del 3 de enero de 1916 fue un acuerdo secreto entre Gran Bretaña y Francia para dividirse el Oriente Medio una vez concluida la Primera Guerra Mundial.
Algo indefinida quedó Palestina, que eventualmente fue otorgada, bajo un mandato de la Sociedad de las Naciones, a Gran Bretaña. Los británicos, cautelosos, les dieron aliento a los judíos al estipular que veían con buenos ojos el establecimiento de un futuro estado judío en Palestina mediante la llamada Declaración Balfour. En efecto, como medida de guerra, los británicos alentaban las aspiraciones de todos en el mismo territorio.
En la posguerra, Gran Bretaña se sirvió con la cuchara grande. No sólo obtuvo a Palestina, sino que tomó a Mosul al que agregó con Basora y Bagdad para crear Iraq. Entonces le recortó a Siria (ya ocupada por Francia) un tramo que le asignó a Irak, y otro a Cisjordania para poder transportar mediante oleoducto el petróleo de Mosul.
Herbert Samuel fue nombrado para el cargo de Alto Comisionado en 1920,  una vez que el mandato británico fue concedido por la Sociedad de Naciones. Fue el primer Alto Comisionado que cumplió sus servicios en ese cargo hasta 1925. Como tal, Samuel fue el primer judío que gobernó la histórica Tierra de Israel en 2000 años.
Como Alto Comisionado, Samuel trató de demostrar su neutralidad y trató de mediar entre los intereses árabes y judíos trabajando para frenar la inmigración judía y ganarse la confianza de la población árabe. La costumbre islámica hasta ese momento era que el líder espiritual, el gran mufti de Jerusalén, sea elegido por el gobernador. Después de que los británicos conquistaron Palestina, Herbert Samuel nombro al líder islámico, eligiendo  a Haj Amín al Husseni, quien luego se aliaría al régimen nazi de Hitler en años posteriores.
En la Primera Guerra Mundial, los soldados judíos de Eretz Israel formaron el Cuerpo de Muleteros de Sión que se formó en 1915,  combatieron en Galípoli, pero posteriormente fueron licenciados. Jabotinsky convenció al gobierno británico para que permitiera la formación de tres batallones judíos que lucharon codo a codo con los británicos, llamada así  la “Legión Judía”.

El espejismo nazi

¿Cómo reaccionaron las potencias europeas frente al nazismo?
En un principio lo apoyaron y hasta firmaron pactos de amistad con Hitler. Inglaterra, por ejemplo, a través de su canciller Chamberlain, dijo que Hitler era un caballero y aceptó las anexiones de Austria y Checoslovaquia llevadas adelante por Alemania. Las burguesías europeas veían en Hitler un freno a la expansión soviética y un férreo control para las ideologías obreras. La URSS, por su parte también pactó con Hitler y le reconoció sus conquistas. Sólo en 1939, después de seis despiadados años de gobierno y exterminio, Inglaterra y Francia se decidieron a actuar contra Hitler, cuando éste invadió Polonia. EE.UU. lo haría dos años más tarde al igual que la URSS.
El antisemitismo nazi cayó bien entre los árabes en el contexto de los pulsos de la colonización judía. El Muftí de Jerusalén HajAmin el-Husseini fue recibido y subvencionado por Hitler y estuvo implicado en crímenes del Holocausto en Europa, al impedir la emigración a Palestina de miles de judíos de Bulgaria, Rumanía y Hungría, que en su lugar fueron internados en campos de concentración. Husseini, que murió en 1974, nunca fue juzgado por esos crímenes y mantuvo sus simpatías hacia los nazis hasta la posguerra. En abril de 1941, los nazis apoyaron un golpe de estado antibritánico en Irak. El regreso de los británicos poco después desencadenó un pogrom con centenares de judíos muertos y miles de heridos en Bagdad.
Eduardo VIII después de su abdicación fue nombrado duque de Windsor y, en 1937, recorrió la Alemania nazi. Durante la Segunda Guerra Mundial fue comisionado en un primer momento con la Misión militar británica a Francia, pero, después de acusaciones privadas de que mantenía simpatías pro nazi, fue enviado a las Bahamas como gobernador. Después de la guerra, nunca se le dio otro cargo oficial y pasó el resto de su vida en el retiro.
Joachim Ribbentrop, diplomático alemán,  resultó  una notable influencia entre la clase dirigente y de la nobleza inglesa a la que  invitaba a visitar Alemania y a conocer a Hitler personalmente. En 1936 es nombrado Embajador en Gran Bretaña con la misión exclusiva de obtener una alianza anglo-germana. Pero la diplomacia británica receló siempre de Ribbentrop por considerarlo un farsante y fracasó en atraer a los ingleses a la causa alemana.
El sueño de una alianza con los ingleses se fue desvaneciendo con el pasar de los años. La abdicación del rey Eduardo VIII, que alimentaba simpatías por la causa nazi, fue un duro golpe en ese sentido y luego el nombramiento de Churchill como primer ministro condenó a muerte cualquier ilusión de establecer una alianza entre ambos pueblos. 

Antisemitismo en Gran Bretaña

En el período que medió entre 1920 al 24 hubo una intensa oposición al sionismo en la prensa británica, en mítines públicos y en el Parlamento. La prensa utilizaba los estereotipos antisemitas que mostraban a  los judíos como extranjeros, como bolcheviques, el tema del poder judío a través de políticas conspirativas relacionando judíos y dinero.
En agosto de 1921 llegó a Londres una delegación de árabes de Palestina, quienes hicieron antesala con miembros del Parlamento, antisemitas la mayoría de ellos. Con la participación de judíos en las revoluciones socialistas o bolcheviques, comienza una campaña de rumores afirmando que los revolucionarios forman parte de una “conspiración judía” anunciada ya en los “Protocolos de Sion”, esta calumnia se difundió con gran rapidez, en Gran Bretaña el antijudaísmo creció en virulencia.
Churchill afirmó en un discurso “...Pretenden destruir todas las creencias religiosas que dan consuelo e inspiración al alma humana. Creen en el Soviet internacional de los judíos rusos y polacos. Nosotros, en cambio, seguimos confiando en el Imperio británico”.
En Inglaterra se decía que la Revolución contaba con el apoyo y la ayuda de los más importantes banqueros norteamericanos como Schiff y Warburg.
Así, desde 1918 habían aparecido en Gran Bretaña algunas obras antisemitas que volvían sobre el tópico de la conspiración. Los Protocolos de los sabios de Sión aparecieron publicados;  para el 8 de mayo de 1920  el Times publicó el artículo “El Peligro judío”, que insinuaba que el premier británico estaba a punto de entablar negociaciones con un grupo de conspiradores dispuestos a instaurar el imperio mundial de David.
The Times cuestionaba la autenticidad de los documentos, pero dejando entrever que podría no tratarse de una falsificación. Sin embargo, la marea duró poco. En agosto de 1921, este mismo periódico publicó durante tres días consecutivos un reportaje en el que se demostraba que los Protocolos no pasaban de ser un plagio aderezado. Con ello, la popularidad de la obra tocaba, sensatamente, a su fin, en 1924 este tema ya había dejado de ser el más tratado en el Parlamento.
En junio de 1935, Gran Bretaña se declaró dispuesta a firmar un acuerdo naval con el Reich. Lo más importante de este acuerdo naval es que Inglaterra era el primer país que reconocía la legalidad del rearme alemán e incluso ratificaba, mediante la firma de un acuerdo, tal reconocimiento.
La nueva constelación política europea pareció propicia a Hitler para ejecutar una empresa arriesgada desde el punto de vista político y militar: La remilitarización de los países renanos (7 de marzo de 1936). Ello significaba, no sólo una evidente violación del Tratado de Versalles, sino también del Pacto de Locarno, libremente concluido por Alemania. El rearme la había convertido en una de las más fuertes potencias militares de Europa.

El partido fascista ingles

La Unión Británica de Fascistas (en inglés, British Union of Fascists, BUF) era un partido político que  fue formado en 1932 por el ex ministro laborista Sir Oswald Mosley. El partido era una unión que abarcaba a varios partidos nacionalistas pequeños. Mosley se basó en otro líder fascista, Benito Mussolini y modeló su partido siguiendo la línea de movimientos fascistas en otros países, sobre todo Italia. Instituyó un uniforme negro, ganando el partido el apodo de «camisas negras». El BUF era anticomunista y proteccionista. Apoyó la sustitución de la democracia parlamentaria. Su política oficial, según lo representado en discursos y publicaciones en los años 30, era antisionista.
El BUF fue prohibido totalmente en mayo de 1940, y recluyeron a Mosley y a 740 fascistas importantes durante la Segunda Guerra Mundial.

Tambores de guerra

El primer ministro británico Neville Chamberlain se puso de acuerdo, con el primer ministro francés, a entregar los Sudetes a Alemania.  Pensó que había comprado la “paz con honor”.  Pero Hitler, mostró su verdadera intención de apoderarse del resto de Checoslovaquia.  Chamberlain finalmente vio también la intención de Alemania de dominar Europa, y su extensión de una garantía a Polonia, un país que la geografía era incapaz de ayudar, aseguró la guerra prácticamente.
En mayo de 1940, después de un desastroso intento británico para forzar a los alemanes de Narvik, Noruega, Chamberlain renunció en favor de Winston Churchill.  Veterano de 65 años y con más de una campaña política iba a resultar un líder notable.  El país se recuperó rápidamente tras gastar su “sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor” para salir victorioso en lo que eventualmente se convertiría en una sangrienta guerra. El nuevo primer ministro Winston Churchill informó al pueblo británico que la Batalla de Francia había terminado y ahora era su turno. La Batalla de Gran Bretaña estaba a punto de comenzar.  Además enfatizó que Hitler tendría que vencer a la Gran Bretaña con el fin de ganar la guerra.
Cuando la Segunda Guerra Mundial, los judíos otra vez se presentaron voluntariamente. A pesar  de que las relaciones judío-británicas no eran las mejores, a causa de la política del mandato británico en el país. En primer lugar se trataba de la defensa del país, ya que con Rommel a las puertas no podían estar seguros, de si los nazis, quizás, pudieran marchar en dirección a Jerusalén.
En 1942, cuando los habitantes judíos escucharon las primeras noticias del genocidio nazi, muchos también se presentaron, por esta razón, para la batalla en Europa. Entre 1939 y 1945, 30.000 hombres y mujeres provenientes de Eretz Israel se unieron a las fuerzas de combate británicas en la lucha contra el régimen nacional-socialista. En aquel tiempo, en Israel vivían menos de medio millón de judíos. En total, alrededor de 1,5 millones de judíos, hombres y mujeres, combatieron hombro a hombro con las fuerzas de combate de los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial.

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Roger Vangheluwe, ex obispón de Brujas

Los futuros sacerdotes de Bélgica recibirán una formación especial a cargo de psiquiatras para prevenir la pederastia y saber cómo actuar si detectan situaciones similares en sus congregaciones.
Son más de 800 las denuncias por abusos que se registran en la Iglesia de ese país.
“El objetivo de estos cursos es no volver sobre los pasos del pasado”, declaró el obispo de la ciudad de Tornai, Guy Harpigny, refiriéndose a los casos de pederastia dentro de la Iglesia Católica belga, detectados en los últimos años.
“Protección para los niños” “Prevención y protección para los niños”, explicó Harpigny, valorando la iniciativa conjunta de la Iglesia Católica belga y los expertos de psiquiatría de este país. Una comisión formada por miembros de las distintas diócesis del país comenzó a trabajar a fines de julio pasado en los cursos, que dictarán los psiquiatras, informó el periódico Le Soir.
Según los profesionales, ellos impartirán formación en “anti-pederastia” sobre “cómo detectar situaciones potencialmente problemáticas con los niños”. Los expertos propondrán también situaciones a los curas en formación, para darles pautas sobre cómo reaccionar para hacer frente a un caso de pederastia en el seno de su congregación.

Historial de abusos

Según un informe especial, sacerdotes belgas abusaron sexualmente de centenas de niños a lo largo de las últimas décadas. La comisión que investigó los casos reveló haber recibido 478 denuncias de pederastia. Dos tercios de las víctimas son hombres, aunque también hubo 100 mujeres que sufrieron abusos.
Según el documento, presentado por el psiquiatra infantil Peter Adriaenssens, publicado en 2012, la comisión investigó los abusos cometidos en Bélgica desde la década de los “60 hasta mediados de los 80”, y recibió al menos 478 denuncias por casos de pederastia. El informe reveló que 13 de las víctimas de abusos terminaron suicidándose.

Denuncias en aumento

Mientras tanto, hace unos días se divulgaron nuevos datos sobre el creciente aumento de denuncias de parte de las víctimas de pederastia en el seno de la Iglesia, anunció la prensa belga. La Fiscalía Federal de Bélgica que contaba a principios de año con 204 demandas oficiales sigue recibiendo denuncias. “Continuamos recibiendo nuevas denuncias. Ya no son tantas como en 2010 después del caso (del ex obispo de la diócesis de la ciudad belga de Brujas) Roger Vangheluwe, pero las denuncias no cesan.
Algunas víctimas necesitan mucho tiempo para dar este paso ante el fiscal”, señaló un portavoz de la Fiscalía belga.
Según la Fiscalía, el número de víctimas que decidió emprender acciones judiciales contra la Iglesia belga ha aumentado considerablemente desde entonces. Fiscales locales han recibido presentaciones de más de 70 víctimas y también en la diócesis de Gante se ha recibido una treintena de denuncias. Con este número de demandas, junto con los 478 casos contabilizados por la comisión encabezada por Adriaenssens, las denuncias oficiales por abusos sexuales por parte de eclesiásticos se elevan a más de 800.

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Encubridores de pederastia son promovidos y reubicados por Benedicto XVI en todo el mundo. 


“Encubrió a los sacerdotes pederastas; mandarlo e Jerusalén es una bofetada”

Protestas públicas en Israel y posibles acciones diplomáticas por un “nombramiento vergonzoso que nos humilla y embaraza”.
En el estado hebreo provoca discusión la llegada, como representante del Vaticano en la Tierra Santa, del arzobispo veneciano Giuseppe Lazzarotto, ex Nuncio apostólico en Irlanda durante la tormenta de los abusos sexuales.

Lazzarotto, rechazado en Israel a pesar de sus raíces y de “sentirse como en casa”.

Desde hace algunos días, los medios de comunicación israelíes han encendido la polémica por el nombramiento de un “embajador papal” que estuvo “involucrado en el escándalo que sacudió a la Iglesia irlandesa en 2005”.
En la Secretaría de Estado del Vaticano definen como “pretextos” tales críticas: “Ya ha estado en Tierra Santa y desempeñó un trabajo óptimo”. En los Palacios Sacros, además, se indica que “nadie ha combatido la pederastia más que Joseph Ratzinger, tanto cuando era cardenal como ahora que es Pontífice”.
Un indicador de la “tolerancia cero” que introdujo Benedicto XVI es el cambio impuesto a las conferencias episcopales de todo el mundo y las decenas de religiosos destituidos por haber encubierto al “clero infiel”. Por lo tanto, “no se enviaría nunca a una sede diplomática de vital importancia a un Nuncio en desacuerdo con la línea de absoluta severidad que estableció el Pontífice en contra de los pederastas”. Pero en Israel las aguas no parecen calmarse.
Monseñor Lazzarotto, resume el periódico “Yedioth Ahronoth”, “fue acusado en Dublín de haber hecho todo lo que estaba en su poder para proteger a los sacerdotes pederastas y de no haber cooperado con la comisión Murphy del gobierno con tal de mantener el secreto, proteger la reputación de la Iglesia y perseverar su patrimonio”. Por ello, “cualquier otra consideración, incluidos el bienestar de los niños y la justicia para las víctimas, se subordinaba a estas prioridades”.
La comisión de investigación irlandesa criticó al arzobispo por “su rechazo a ofrecer información sobre los informes acerca de los abusos sexuales del clero en contra de menores”. En 2008, “un año antes de que la comisión de investigación enviara sus conclusiones a la Suprema Corte, el Vaticano decidió nombrar a Lazzarotto como su representante en Australia”.
Con un “ataque sin precedentes contra la Santa Sede”, el primer ministro de Irlanda, Kenny, declaró: “la violación y la tortura de niños han sido minimizados o manejados con tal de mantener el primado de la institución, su poder, su rango y su reputación”. Es decir, una denuncia oficial en contra del “elitismo, la división, la disfunción y el narcisismo del Vaticano”. A final de cuentas, en noviembre del año pasado, Dublín llegó a cerrar la embajada ante la Santa Sede. 
“Ahora el Vaticano decide nombrar a Lazzarotto como su embajador en Israel –subraya el periodista Menachem Gantz. Los judíos, habrán pensado en la Curia, ya tienen sus problemas: los sacerdotes pederastas no están en la orden del día en el tumultuoso Medio Oriente; así podemos demostrar nuestro aprecio por la lealtad de Lazzarotto durante el escándalo en Irlanda, ofreciéndole el prestigioso encargo de representante del Vaticano en Jerusalén”.
Por lo tanto, el nombramiento “suena como una bofetada en el rostro de Israel y pone en evidencia las relaciones tensas entre la Santa Sede y el estado hebreo, basadas en gestos simbólicos sobre todo”. Por ello, Israel debería pedir aclaraciones al Vaticano sobre la conducta del arzobispo durante el escándalo de los sacerdotes pederastas, antes de que comience su mandato como embajador en Israel.
En realidad, Lazzarotto toma el puesto de Antonio Franco, que fue durante 6 años el puente entre la Santa Sede e Israel, con la “absoluta confianza” de sus superiores, indican en la Curia.
“Se trata de un desafío importante que acepto con alegría, para seguir con el trabajo que se ha llevado a cabo en los últimos años en la Tierra Santa, y ofreceré mi absoluta contribución para el diálogo y la paz”, comentó el nuevo Nuncio apostólico en Israel y delegado apostólico en Jerusalén y Palestina.
“Para mí –añade– es como volver a casa: ya he prestado servicio en la Tierra Santa, de 1982 a 1984. Y después, como Nuncio en Irak y en Jordania, tuve varias ocasiones para volver a Jerusalén”.

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William Shakespeare fue en realidad católico

“en tiempos de la Conjura de Somerville de 1583, cuando también los familiares maternos, incluida la madre de Shakespeare, Mary Arden, a causa de su fe fueron sometidos a la acusación de alta traición por Sir Thomas Lucy di Charlecote Park”.

(Transcrito de La Bussola Quotidiana /Antonio Giuliano / Traducido por José Martín Alonso)

Católico o no católico, éste es el problema, se podría decir parafraseando el dicho de Hamlet. En realidad, la tesis que desde hace ya años el gran William Shakespeare fue fiel de la Iglesia de Roma, hoy es mucho más que una hipótesis. 
La confirmación nos llega de un sorprendente número de libros publicados recientemente. Y es que, si ya finalmente un autor popular laico inglés como Peter Ackroyd lo admite en su Shakespeare: Una biografía (Neri Pozza), convincente y bien ponderado es el último volumen de la inglesa Elisabetta Sala El enigma de Shakespeare: ¿Cortesano o disidente? (Ares). 
La autora que escribió Isabel la Sanguinaria (Ares), había desenmascarado brillantemente la propaganda que rodea la época isabelina, y saca a la luz la disidencia del dramaturgo y sus relaciones con los católicos perseguidos por la reina.
Quien no ha tenido jamás dudas hamletianas sobre el catolicismo de Shakespeare y desde hace años pelea contra una cierta crítica todavía suspicaz es Peter Milward, jesuita inglés, profesor de Literatura Inglesa en la Universidad Sofía de Tokio, máximo experto de la religiosidad del Bardo. 
“Es una hipótesis que sostengo ya desde 1973, cuando publiqué mi primer libro Shakespeare´s Religious Background (El fondo religioso de Shakespeare). Hoy afortunadamente son muchos los libros que relanzan esta cuestión, pero hay todavía un cierto prejuicio académico que es difícil erradicar”.
- Profesor Milward, ¿Por qué está tan convencido de que Shakespeare fue católico?
- Sabemos que su padre, John Shakespeare, recopiló de su puño y letra un testamento espiritual que se encontró escondido entre las vigas del techo de su casa de la calle Henley en Strafford. Aquel documento (del cual hoy tenemos una copia de 1700 reconocida como auténtica) fue probablemente escondido allí en tiempos de la Conjura de Somerville de 1583, cuando también los familiares maternos, incluida la madre de Shakespeare, Mary Arden, a causa de su fe fueron sometidos a la acusación de alta traición por Sir Thomas Lucy di Charlecote Park. Y los nombres tanto del padre John (en 1592) como de su hija Susana Hall (en 1606) figuran en la relación de católicos que se negaban, de aquellos que rechazaban acudir a las funciones obligatorias religiosas del Estado. 
Eran años de caza a los disidentes católicos como consecuencia de un bando severo lanzado en nombre de la reina en 1591, y otro al día siguiente de la Conjura de la Pólvora de 1605.
- ¿Cómo es que la Reina Isabel I (1533-1603) tan feroz con los católicos lo aceptó en la corte? 
- Obviamente en una tal situación de persecución, Shakespeare fue obligado a silenciar su fe católica. Tuvo que vivir de forma enmascarada, como su Edgar en Rey Lear, y así ha permanecido hasta hoy. Su máscara era la de un personaje menor de edad, de uno que él mismo llamaría el “bufón”. Dudo que la reina Isabel haya intuido su camuflaje (aunque hay autores convencidos de ello). 
Sabemos, sin embargo, por ejemplo que la reina se dio cuenta de la Fe católica del gran compositor William Bird y le consintió permanecer en la corte porque tenía necesidad de él para la música de la capilla real. Del mismo modo podría haber actuado con Shakespeare porque valoraba su trabajo, sobre todo las comedias y especialmente el personaje de Sir John Falstaff.
¿Fue obligado, por tanto, a recurrir a los símbolos para no incurrir en la censura?
- Sí. Son ciertamente los símbolos, las imágenes o los temas a lo que recurre en sus trabajos para mostrar su catolicismo. Tomemos como ejemplo un tema como la peregrinación. Está presente en muchas de sus obras: Ricardo II, El Mercader de Venecia, Como os plazca y Rey Lear. La costumbre de recurrir a la peregrinación era típicamente medieval y católica, pero fue prohibida por los protestantes en tiempos de Enrique VIII, quien cerró todos los santuarios en Inglaterra. 
Otra imagen típica de los católicos perseguidos en Inglaterra ha sido por ejemplo la condición del destierro y de la marginación que no por casualidad reaparecen en sus obras. Como cuando Ricardo II, en el momento de ser destronado, aconseja a su dolorida reina retirarse a Francia y entrar en un convento como forma de alcanzar “la corona de un nuevo mundo”, mientras él deberá soportar el arresto. 
Otro tema es la forma en la que el dramaturgo trata a los frailes en obras como Romeo y Giulietta, Mucho ruido y pocas nueces y Medida por medida. Mientras los dramaturgos protestantes como Robert Greene y Chistopher Marlowe los tratan con escarnio como personajes ridículos, Shakespeare los respeta y lo hace de modo que también sus personajes los respeten.
- ¿Cuáles son las demás obras que manifiestan su fe? 
- En uno de mis libros Influencias bíblicas en las grandes tragedias de Shakespeare (editada por la Universidad de Indiana) he analizado, acto por acto, línea por línea, las cuatro grandes tragedias Hamlet, Otelo, Macbeth y Rey Lear, encontrando ciertamente numerosas referencias de la Biblia. Sobre todo las últimas tres escritas ya al comienzo del reinado de Jacobo I (para Hamlet reinaba todavía Isabel I) las considero todas en conjunto como las “obras de la pasión de Shakespeare” porque hacen volver al evangelio de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Pero en mi último libro Shakespeare the Papist demuestro cómo todas las obras admiten una interpretación católica y bíblica, Si no se admite este sustrato, este fondo católico, muchas obras permanecerían enigmáticas.
- Ha causado asombro también la declaración del primado de la Iglesia Anglicana, Roman Williams, quien ha admitido el catolicismo del Bardo.
- Estoy muy contento. El mismo arzobispo de Canterbury me ha confiado que ha madurado esta convicción también por la lectura de algunos de mis escritos. Pero no es suficiente reconocer que Shakespeare fue católico. Es necesario tomar nota de que nos encontramos frente a un testigo importante de aquel catolicismo inglés que fue cruelmente perseguido por Enrique VIII y por Isabel I y por sus crueles ministros, Thomas Cromwel y William Cecil.
- A pesar de todo persisten todavía muchas desconfianzas en relación a esta hipótesis…
Hay sobre todo un secular prejuicio académico de parte de un grupo de estudiosos de Shakespeare. Ellos gozan de tribunas universitarias importantes y de publicidad mediática. El problema es que algunos autores como Peter Ackroyd admiten el fondo católico de Shakespeare. Pero no se puede comprender su papel de testigo de la cristiandad y su catolicismo si no se estudian a fondo sus obras y no se tienen en cuenta las duras persecuciones de ese tiempo. 
Shakespeare ha vivido ciertamente en una época en la cual los católicos ingleses vivían en el miedo como los cristianos coptos hoy en Egipto. Incluso los sacerdotes, incluso los jesuitas, temían ser descubiertos, arrestados, hechos prisioneros, torturados y ajusticiados como traidores. Él no fue al encuentro del martirio, pero tenía una gran fe católica. Y se sintió comprometido como dramaturgo, en la misión de proclamar la verdad de su época y la fe de lo que Hamlet llama “el mundo aún no conocido”.

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Neo cura Geraldo de Magela SILVA y dirigentes de la masonería celebraron su aquelarre el pasado 20 de agosto en Nossa Senhora da Conceição, en Belo Jardim, diócesis de Pesqueira, Pernambuco, Brasil.

La Sinagoga de Satanás pretende -desde el Conciliábulo Vaticano II- sustituir en los católicos las principales fiestas religiosas, especialmente aquellas que más les hieren en su lucha milenaria contra Cristo y Su Iglesia.
A continuación se presenta la celebración luciferina del Día de la Masonería que pretende desplazar la fiesta del gran San Bernardo de Claraval (Agosto 20), enemigo acérrimo de la Sinagoga de Satanás y patrono de la defensa de la Iglesia contra la usurpación del Papado.
Las fotografías que aparecen a continuación muestran la flagrante apostasía de la Neo Iglesia y sus neo curas. Apostasía que evidencia a esta iglesia como una iglesia esotérica, pro masónica y totalmente ajena y opuesta a la Santa Iglesia Católica. 
La autodenominada “Página católica” la presenta como “un posible error sin mala fe” del neo cura que no sólo celebra con un símbolo masónico en el neo altar, sino además da la comunión a los masones en su propia mano. Menos mal que se trata de una falsa hostia y no se produce un sacrilegio mayor, pero el atentado contra el Sacramento de la Eucaristía es evidente.

Nótense la escuadra, el martillo y el compás en el neo altar

COMENTARIO DE “PÁGINA CATÓLICA” ENVIADO A FORO CATÓLICO

Lo nuestro ha sido una forma irónica de escribir, y porque no podemos juzgar las intenciones.
Pero por más ignorante que sea, el sacerdote no puede ignorar que lo que hace está mal.

Resulta contradictorio de la Página “Católica” y erróneo doblemente decir que “no se quiere juzgar la intención” del neo cura cuando él mismo escupe públicamente contra el Rostro Divino al celebrar una ceremonia luciferina con agentes de la Sinagoga en sus trajes rituales, llenos de simbología satanista.
Hasta la página supuestamente “tradicionalista” reconoce que es imposible que ese neo cura no sepa lo que está haciendo.
A eso se refiere Foro Católico cuando acusa a los contemporizadores de favorecer con su falsa piedad a los enemigos de Cristo y de Su Iglesia.
Igualmente la verdadera Iglesia Católica condena con excomunión automática a los católicos que se hacen masones o que prestan su ayuda de cualquier índole a la también denominada “Sinagoga de Satanás”:
“Los que dan su nombre a la secta masónica o a otras asociaciones del mismo género que maquinan contra la Iglesia o contra las potestades civiles legítimas, incurren ‘ipso facto’ en excomunión simplemente reservada a la Sede Apostólica.” (Derecho canónico de 1917, canon 2.335).
& 1. A los clérigos que han cometido el delito de que se trata en los cánones 2334 y 2335, debe castigárseles, además de con las penas establecidas en los citados cánones, con la suspensión o privación del mismo beneficio, oficio, dignidad, pensión o cargo que puedan tener en la Iglesia.
 & 2. Los clérigos y los religiosos que den su nombre a la secta masónica o a otras asociaciones semejantes, deben además ser denunciados a la Sagrada Congregación del Santo Oficio” (Derecho canónico de 1917, canon 2336).
El mismo derecho canónico de 1917 establece en otros cánones las siguientes penas para los masones: la prohibición de contraer matrimonio y de ser este presidido por el párroco (canon 1065); deben ser privados de sepultura eclesiástica (canon 1240); y otras penas más en el código.

El pseudo clérigo Geraldo de Magela Silva y sus hermanos de sinagoga.

La comunión en la mano a los anticristianos masones.

La Misa por el “Día de la Masonería” quedaría instituida en la Neo Iglesia para el 20 de agosto, precisamente en la fiesta de San Bernardo de Claraval, enemigo acérrimo de la Sinagoga de Satanás.

LA IGLESIA CONDENA A LA MASONERÍA

(Transcrito de Mercaba)

Desde los inicios de la Masonería moderna (1717) hasta nuestros tiempos, la Iglesia ha condenado en más de 200 documentos este movimiento. En todos ellos se condena la Masonería como contraria a la justicia y a la moral natural, así como supone una esclavitud, una inmoralidad, una traición y una apostasía.
No interesando nombrar por razones de espacio los más de 200 documentos emanados de la Santa Sede en los cuales la Iglesia ha prohibido, reprobado y condenado la Masonería, nombramos algunos por su importancia:
A.- Documentos:
“IN EMINENTI” del Papa Clemente XII, 28 de abril de 1738.
“PROVIDAS” del Papa Benedicto XIV, 18 de mayo de 1751.
“ECCLESIAM” del Papa Pío VII, 13 de septiembre de 1821.
“QUO GRAVIORA” del Papa León XII, 13 de marzo de 1825.
“APOSTOLICAE SEDIS” del Papa Pío IX, 12 de octubre de 1869..
“Declaración Sagrada Congregación para la Fe” 17 de febrero de 1981. Pontificado del Papa Juan Pablo II.
“Declaración Sagrada Congregación para la Fe” 23 noviembre de 1983. Pontificado del Papa Juan Pablo II.
…Y OTROS
B.- Encíclicas:
“TRADITI” del Papa Pío VIII, 21 de mayo de 1829.
“MIRARI VOS” del Papa Gregorio XVI, 15 de agosto de 1832.
“QUI PLURIBUS” del Papa Pío IX, 9 de noviembre de 1846.
“QUANTA CURA” del Papa Pío IX, 8 de diciembre de 1864.
“ETSI MULTA” del Papa Pío IX, 21 de noviembre de 1873.
“DIUTURNUM ILLUD”, del Papa León XIII, 1881
“ETSI NOS” del Papa León XIII, 15 de febrero de 1882.
“HUMANUM GENUS” del Papa León XIII, 20 de abril de 1884.
“AB APOSTOLICI” del Papa León XIII, 15 de octubre de 1890.
“PRAECLARA GRATULATIONIS” del Papa León XIII, 18 de marzo de 1902.

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 “No vamos a decir ni una palabra, va ser una Eucaristía directamente especial para la comunidad sorda”

CÚCUTA, 24 Ago. 12 / 02:20 pm (ACI).- La Pastoral del Silencio de la Diócesis de Cúcuta realizará la Primera Eucaristía  en Lengua de Señas Colombiana, el domingo 26 de agosto, a las 5:30 p.m., en la parroquia San Luis Gonzaga.
“No vamos a decir ni una palabra, va ser una Eucaristía directamente especial para la comunidad sorda”, explicó el Padre Ronald Suárez. Esta disposición tendrá la excepción en el momento de la consagración en el que las palabras de Cristo no pueden ser omitidas.
El Padre Suárez, junto al delegado de la pastoral del silencio, el Padre Juan Carlos Lemus, acompaña los trabajos en este servicio brindando “espacios de espiritualidad para la vivencia de la fe por parte de esta comunidad”.
Asimismo, la nota de la diócesis de Cúcuta invita a las personas interesadas en aprender el lenguaje de señas a participar de los cursos de formación, sin costo alguno, todos los martes a las 7:15 p.m. en el salón parroquial de María Reina, barrio Motilones, y los miércoles a las 7:00 p.m., en la parroquia San Luis Gonzaga, Barrio San Luis.

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“intento recordar por qué la Madre Teresa sigue siendo importante para un judío secular como yo mismo”: Van Biema

Otra de sus muchas portadas en Time

La apóstata Teresa de Calcuta adorando a Buda…

En septiembre se publicará en España un libro que ya fue un éxito en inglés: La Madre Teresa: La vida y las obras de una santa moderna, de David van Biema,  columnista del Time que le dedica a la fundadora de las Misioneras de la Caridad un artículo en el último número de la revista, con ocasión de acercarse el 102º aniversario de su nacimiento, un 26 de agosto de 1910 (murió el 5 de septiembre de 1997). Se titula “Por qué la Madre Teresa todavía importa”, y lo encabeza una reflexión: “La forma en que recordamos a una figura religiosa dice mucho sobre nosotros mismos“.
Una vida rica antes y después de morir
Van Biema es judío, y por tanto no habla como católico. De hecho, empieza explicando que se le ocurrió el artículo planteándose una cuestión: “¿Cómo recuerda la gente secular a un santo?”: “Intenté imaginar lo que yo sabría sobre esta mujer hace quince años, si no me dedicase a escribir de religión para vivir. Probablemente que era buena con los pobres. Poco más. Una amiga de Lady Di. Llegué a la conclusión de que, a no ser que fuese un piadoso católicos, sabría muy poco. Y eso me condujo a considerar la diferencia entre la forma en que la Iglesia católica trata su meritoria muerte y la forma en la que lo hace el común de la sociedad”.
Van Biema enumera entonces la apertura del expediente sobre sus virtudes heroicas, la investigación sobre su posible santidad, el reconocimiento en 2002 de un milagro y su beatificación en 2003, la consideración sobre un posible segundo milagro para canonizarla…: “Hay obstáculos y pasos adelante, disgustos y triunfos, a través de los cuales la vida de Teresa después de morir, se convierte casi en tan rica como antes de morir. Año tras año se conduce a los creyentes a través de un proceso que define y pone a prueba su significado para la Iglesia”.
Graham o el Dalai Lama
Los no católicos, sin embargo, olvidan rápidamente. “Los americanos somos lo contrario del niño de la película El sexto sentido: no vemos muertos”, dice con ironía, con la excepción del tratamiento a los presidentes y a Martin Luther King: “Es como si, cuanto más polarizada y fragmentada se hace nuestra sociedad, menos acuerdo hay sobre a quién deberíamos recordar“.
¿Qué pasa con otros líderes religiosos? El predicador Billy Graham ha figurado en el Top 10 de los hombres más admirados en 55 de los últimos 56 años. Pero, cuando muera, “¿quién salvo los evangélicos recordará por qué lo era?”. El Dalai Lama recibió el Premio Nobel de la Paz en 1989, pero “¿qué quedará en la retina pública salvo su sonrisa y la frontera del Tíbet?”. ”Los límites religiosos que tales figuras derribaron en vida por la pura fuerza de su personalidad o de sus actos se cerrarán de nuevo sobre sí mismos en las paredes de la tumba”, afirma Van Biema.
Análisis de “trabajó por los pobres”
En el caso de Madre Teresa, lo ve distinto, y analiza qué decimos cuando decimos que “trabajó por los pobres”: “Cuando decía ´los pobres´, la Madre Teresa subtitulaba ´los más pobres de los pobres´, creando una nueva categoría y una correspondiente obligación moral, identificada primero en los peores barrios de Calcuta y luego -¡sorpresa!- casi en cualquier lugar a donde mires. 
También intensificó el concepto de ´trabajar con´, lanzando a sus religiosas a una íntima, sistemática y en ocasiones brutal convivencia con los más pobres”. Por último, “con su habilidad para las relaciones públicas y sus viajes incansables, transformó ese humilde mandato en instituciones: miles de escuelas, orfanatos y hospicios en casi todos los países del mundo”. Y todo ello, junto al hecho, revelado tras su muerte en su correspondencia, de que hizo todo eso “a pesar de una devastadora sequedad espiritual de cuarenta años”.
“Trabajó con los pobres”, concluye Van Biema, “es un lema que me ayuda a evocar algo más que un rostro cuando intento recordar por qué la Madre Teresa sigue siendo importante para un judío secular como yo mismo. Y -sucede a veces- cuanto más lo evoco, más me parece que vale la pena evocarlo”.

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No dia 5 de maio de 1988 o Arcebispo Marcel Lefebvre assinou o «protocolo» que foi negociado com o Vaticano entre Joseph Ratzinger e alguns padres da Fraternidade S. Pio X, dos quais o principal foi o futuro bispo Tissier de Mallerais, que aparece satisfeito na foto. Mas o que foi solicitado e promovido por estes padres foi na mesma noite melhor avaliado e denunciado pelo Monsenhor Lefebvre como um compromisso de consequências nefastas que devia recusar. Hoje a manobra julgada nefasta é repetida por esses clérigos, mas na ausência do Prelado, «excomungado» pela igreja conciliar!

Un documento escasamente difundido, sin duda, ha sido el fallido Protocolo de Acuerdo firmado el 5 de mayo de 1988 por el entonces Prefecto para la Doctrina de la Fe Joseph Alois Ratzinger y el fundador de la FSSPX, Marcel Lefebvre.
A pesar de su capital importancia histórica y doctrinal, prácticamente ambas partes lo sepultaron con la intención de librarse de los cuestionamientos y de las obligadas conclusiones respecto a si es o no congruente la actual posición de  los bandos dentro de la “dividida” FSSPX.
Como se verá a continuación, y como ya han referido algunos analistas, el Acuerdo firmado por Lefebvre hace 24 años, era más cuestionable doctrinalmente y ofrecía menos ventajas jurídicas que el actual Acuerdo (Preámbulo) casi aceptado por Fellay.
Lo anterior sin mencionar que el autor de ambos acuerdos, Joseph Ratzinger/Benedicto XVI ya se adelantó “generosamente” y levantó hace tres años las excomuniones de los cuatro prelados  gratuitamente, sin mediar arrepentimiento, ni pena canónica que los enmendara.
Se repite, casi exacta, la misma historia de 1988; no hay acuerdo.
“Durante la fase de negociaciones Roma-Ecône, los días 12 al 15 de abril de 1988, la FSSPX y el Vaticano mantuvieron una reunión de trabajo entre expertos en teología y derecho canónico de ambas partes para estudiar todas las posibilidades que asegurarían a la Fraternidad una situación regular en la Iglesia”.
“La buena marcha de esos trabajos aconsejaba un nuevo encuentro el 4 de mayo, al que asistieron personalmente el entonces “cardenal” Ratzinger y Marcel Lefebvre. Como consecuencia del mismo, se redactó de común acuerdo un protocolo que debía servir de base para la reconciliación y que sería sometido a la decisión final de Juan Pablo II”.
“El protocolo fue firmado por las dos partes en la tarde del 5 de mayo. En el primer apartado del texto, Lefebvre, en su nombre y en el de la Fraternidad, declaraba las siguientes cosas:

Yo, Marcel Lefebvre, arzobispo-obispo emérito de Tulle, junto con los miembros de la Sociedad Sacerdotal de San Pío X, que fundé:

1. Nos comprometemos a ser siempre fieles a la Iglesia Católica y al Romano Pontífice, su Pastor Supremo, el vicario de Cristo, el sucesor del bienaventurado Pedro en el primado y la cabeza del cuerpo de los obispos.

2. Declaramos que aceptaremos la doctrina contenida en el número 25 de la constitución dogmática del Concilio Vaticano II, “Lumen Gentium”, respecto al magisterio eclesiástico y la adhesión que al mismo debemos.

3. En cuanto a ciertos puntos enseñados por el Concilio Vaticano II, respecto de las posteriores reformas de la liturgia y las leyes que parecen difíciles de conciliar con la tradición, nos comprometemos a una actitud positiva de estudio y de comunicación con la Sede Apostólica, evitando toda polémica.

4. Declaramos, además, que vamos a reconocer la validez del sacrificio de la Misa y de los sacramentos celebrados con la intención de hacer lo que hace la Iglesia y de acuerdo con los ritos en las ediciones típicas del misal y los rituales de los sacramentos, promulgada por los Papas Pablo VI y Juan Pablo II.

5. Por último, nos comprometemos a respetar la disciplina común de la Iglesia y las leyes eclesiásticas, particularmente las contenidas en el Código de Derecho Canónico promulgado por el Papa Juan Pablo II, a excepción de la disciplina especial concedida a la Fraternidad por ley particular.




II. Cuestiones jurídicas

Teniendo en cuenta el hecho de que la Sociedad Sacerdotal San Pío X se ha formado durante 18 años como una sociedad de vida común – y en base a un estudio de las sugerencias de Mons. Lefebvre y las conclusiones de la visita realizada por Su Eminencia el Cardenal Gagnon – el modelo canónico más adecuado es el de una sociedad de vida apostólica.

1. Sociedad de Vida Apostólica

Es una solución canónicamente posible, con la ventaja de la posibilidad de sumar a los laicos en la sociedad clerical de vida apostólica (por ejemplo, hermanos coadjutores). De acuerdo con el Código de Derecho Canónico promulgado en 1983, los cánones 731-746, esta sociedad tiene plena autonomía, se pueden formar a sus miembros, puede incardinar a los sacerdotes y asegura la vida común de todos sus miembros. En sus propios estatutos, con la flexibilidad y posibilidad creativa, a la luz de los modelos conocidos de estas sociedades de vida apostólica, uno se anticipa a una exención determinada en lo que respecta a los obispos diocesanos (cf. Canon 591) en lo que concierne al culto público, la “cura animarum »y otras actividades de apostolado, teniendo en cuenta los cánones 679-683. En cuanto a la jurisdicción sobre los fieles que buscan a los sacerdotes de la sociedad, se les confiere a los Ordinarios del lugar o por la Sede Apostólica.

2. La Comisión Romana

Será establecida por la Santa Sede una comisión para coordinar las relaciones entre los diversos dicasterios y los obispos diocesanos, así como para resolver los eventuales problemas y contiendas  y dadas las facultades necesarias para el tratamiento de las cuestiones antes indicadas (por ejemplo, el establecimiento, a petición de los fieles de un lugar de culto en un lugar donde no hay casa de la sociedad, “ad mentem,” Canon 383.2).

3. Condición de las personas vinculadas a la Sociedad

3.1 Los miembros de la sociedad clerical de vida apostólica (sacerdotes y hermanos coadjutores laicos): Se rigen por los estatutos de la sociedad de derecho pontificio.

3.2 Los hombres y las mujeres oblatos, con o sin los votos privados, y los miembros de la Tercera Orden vinculada a la sociedad: pertenecen a una asociación de fieles vinculados a la sociedad en términos de canon 303, y colaborar con ella.

3.3 Las hermanas (es decir, la congregación fundada por el Arzobispo Lefebvre) que hacen votos públicos: Se constituirá un instituto de verdad de la vida consagrada, con su propia estructura y autonomía, aun cuando se prevé una cierta relación por la unidad de la espiritualidad con la superior de la sociedad. Esta congregación – por lo menos al principio – se encargará a la Comisión romano en lugar de la Congregación para los Religiosos.

3.4 Los miembros de las comunidades que viven en el estado de diversos institutos religiosos (carmelitas, benedictinos, dominicos, etc.) y moralmente vinculado a la sociedad: Es justo que se les conceda, caso por caso, un estado en particular la regulación de sus relaciones con su respectivo orden.

3.5 Los sacerdotes que como individuos moralmente vinculados con la hermandad recibirá un estatuto personal, teniendo en cuenta sus aspiraciones, y, al mismo tiempo, las obligaciones resultantes de su incardinación. Otros casos particulares de este tipo serán examinados y resueltos por la Comisión Romana. 

En lo que respecta laicos que buscan la ayuda pastoral de las comunidades de la sociedad: ellos permanecen bajo la jurisdicción de los obispos diocesanos - sobre todo para los ritos litúrgicos de las comunidades de la sociedad – y pueden mirar a estas comunidades para la administración de los sacramentos (para el sacramentos del bautismo, la confirmación y el matrimonio, con la previa y necesaria notificación a su propia parroquia; cánones 878, 896, 1122).

NOTA: No hay razón para considerar la complejidad particular:

1. De la cuestión de la recepción por parte de los laicos de los sacramentos del bautismo, confirmación, matrimonio, en las comunidades de la sociedad. 

2. De la cuestión de las comunidades que practican -sin estar conectado a ellos- el estado de tal o cual instituto religioso. 
Corresponde a la Comisión Romana resolver estos temas.

4. Ordenaciones

Para ordenaciones, es necesario distinguir dos fases:

4.1 Inmediatamente: Para las ordenaciones previstas en breve, el Arzobispo Lefebvre estaría autorizado para conferir o, si no podía, otro obispo ordenado a por él.

4.2 Una vez establecida, la sociedad de vida apostólica:

4.2.1 Cuando sea posible, en la sentencia dictada por el Superior General, sigue el procedimiento normal: la transferencia de los dimisorias a un obispo que está de acuerdo para ordenar a los miembros de la sociedad.

4.2.2 Debido a la situación particular de la fraternidad (cf. infra): se realizará la ordenación de un obispo de la sociedad que, entre otras tareas, tendría la de continuar con las ordenaciones.

5. Problema de un obispo

5.1 En el plano doctrinal (eclesiológico), la garantía de la estabilidad y el mantenimiento de la vida y la actividad de la sociedad está asegurada por su construcción como una sociedad de vida apostólica de derecho pontificio y la aprobación de sus estatutos por el Santo Padre.

5.2 Sin embargo, por razones prácticas y psicológicas, la consagración de un miembro de obispo de la sociedad parece útil. Por esta razón, en el contexto de la doctrina y la solución jurídica de la conciliación, vamos a sugerir al Santo Padre que nombre un obispo elegido en la sociedad, propuesto por el Arzobispo Lefebvre. 
Como una consecuencia del principio indicado anteriormente (5,1), este obispo no es general normalmente superior de la sociedad.Pero sería bueno que sea un miembro de la Comisión Romana.

6. Los problemas particulares de resolver por Decreto o Declaración

Levantar el ‘suspensio a divinis “de Mons. Lefebvre y dispensación de las irregularidades en que incurrió a través de las ordenaciones. - La anticipación de una “amnistía” y un acuerdo para las casas de la sociedad y lugares de culto erigido – o usado – hasta ahora sin la autorización de los obispos.

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Lefebvre y Castro-Mayer firmaron la “Carta abierta al Papa”

El 21 de noviembre de 1983, Antonio de Castro Mayer firmó en compañía de Marcel Lefebvre una “Carta Abierta al Papa” con un anexo que exponía las causas principales de la  «dramática situación» eclesial:

«ANEXO DOCUMENTAL»

I. Concepción “latitudinarista” y ecuménica de la Iglesia

La concepción de la Iglesia cual “pueblo de Dios” se encuentra ya en numerosos documentos oficiales
De dicha concepción emana un significado latitudinarista y un ecumenismo falso. Algunos hechos patentizan tal concepción heterodoxa: las autorizaciones para construir salas destinadas al pluralismo religioso; la edición de biblias ecuménicas, que no son ya conformes a la exégesis católica, las ceremonias ecuménicas, como la de Canterbury.
En la Unitatis Redintegratio se enseña que la división de los cristianos «es motivo de escándalo para el mundo y obstaculiza la predicación del evangelio a todos los hombres… que el Espíritu Santo no desdeña el servirse de las otras religiones como instrumento de salvación». El mismo error se repite en el documento Catechesi tradendae de Juan Pablo II. En la misma línea, y con afirmaciones contrarias a la fe tradicional, Juan Pablo II declara en la catedral de Canterbury, el 25 de mayo de 1982, «que la promesa de Cristo nos lleva a confiar en que el Espíritu Santo restañará las divisiones introducidas en la Iglesia ya después de Pentecostés»; como si nunca se hubiera dado en la Iglesia la unidad de credo.
El concepto de “pueblo de Dios” induce a creer que el protestantismo no es más que una forma particular de la misma religión cristiana.
El concilio Vaticano II proclama «una auténtica unión en el Espíritu Santo» con las sectas heréticas (Lumen Gentium, 14), «cierta comunión con ellas, bien que imperfecta todavía» (Unitatis Redintegratio, 3).
Esta unidad ecuménica contradice a la encíclica Satis Cognitum de León XIII, quien enseña que «Jesús no fundó una Iglesia que abraza a varias comunidades que se asemejan genéricamente, pero que son distintas y no se hallan ligadas por un vínculo que forme una iglesia única». Dicha unidad ecuménica es contraria también a la encíclica Humani Generis de Pío XII, que condena la idea de reducir a mera fórmula la necesidad de pertenecer a la Iglesia Católica; es contraria asimismo a la encíclica Mystici Corporis del mismo Papa, que condena la concepción de una Iglesia «pneumática», la cual constituye, según dicha concepción, el lazo invisible entre las comunidades separadas en la fe.
Tal ecumenismo es contrario igualmente a las enseñanzas de Pío XI en la encíclica Mortalium animos: «Sobre este punto es oportuno exponer y rechazar cierta opinión falsa que está en la raíz del problema susomentado y de ese movimiento complejo con el que los acatólicos se esfuerzan por realizar una unión entre las iglesias cristianas. Quienes se adhieren a tal opinión tienen siempre en la boca las palabras de Cristo: ‘…que todos sean uno…;… y habrá un solo rebano y un solo pastor’ (Jn 17, 21; 10, 16); y pretenden que con tales palabras Cristo expresa un deseo o una plegaria que nunca se ha realizado. De hecho, pretenden que la unidad de fe o de gobierno, que constituye una de las notas de la verdadera Iglesia de Cristo, no ha existido prácticamente hasta el día de hoy, y que todavía ahora sigue sin existir».
Este ecumenismo, condenado por la moral y por el derecho canónico, llega a permitir que los sacramentos de la penitencia, de la eucaristía y de la extremaunción se reciban de «ministros acatólicos» (canon 844 del código nuevo), y favorece «la hospitalidad ecuménica» al autorizar a los ministros católicos a administrar el sacramento de la eucaristía a los acatólicos.
Todo ello es abiertamente contrario a la revelación divina, que prescribe la «separación» y rechaza la mezcolanza «entre la luz y las tinieblas, entre el creyente y el infiel, entre el templo de Dios y el de las sectas» (II Cor 6, 14-18).

II. Gobierno colegial- democrático de la Iglesia

Después de haber arruinado la unidad de la fe, los modernistas contemporáneos se afanan por librarse de la unidad de gobierno así como de la estructura jerárquica de la Iglesia.
La doctrina, ya sugerida por el documento Lumen Gentium del concilio Vaticano II, la recogerá explícitamente el nuevo código de derecho canónico al enseñar que el colegio de los obispos unido al Papa goza igualmente del poder supremo y ello de un modo habitual y constante (canon 336).
Esta doctrina del doble poder supremo es contraria a la enseñanza y a la práctica del Magisterio eclesiástico, especialmente en el concilio Vaticano I (Denz. 3055) y en la encíclica de León XIII Satis Cognitum: sólo el Papa goza de tal poder supremo, que comunica en la medida en que lo considera oportuno y en circunstancias extraordinarias.
A este grave error se liga la orientación democrático- eclesial, que hace residir el poder en el «pueblo de Dios», según lo ratifica el derecho nuevo. Dicho error jansenista lo condena la bula Auctorem Fidei de Pío VI (Denz. 2602).
La tendencia a hacer participar a la «base» en el ejercicio del poder se reconoce en la institución del sínodo [permanente de los obispos] y de las conferencias episcopales, de los consejos presbiterales y pastorales, y en la multiplicación de las comisiones romanas y nacionales así como de las que hay en el seno de las congregaciones religiosas (véase al respecto el concilio Vaticano I, Denz. 3061 – Nuevo Código de Derecho canónico, canon 447).
La degradación de la autoridad en la Iglesia es la fuente de la anarquía y del desorden que reinan hoy por doquiera.

III. Los falsos derechos naturales del hombre

La declaración Dignitatis humanae del concilio Vaticano II afirma la existencia de un falso derecho natural del hombre en materia religiosa, en contra de las enseñanzas pontificias que niegan formalmente blasfemia tamaña.
Así, Pío IX en la encíclica Quanta cura y en el Sílabo, León XIII en las encíclicas Libertas Praestantissimum e Immortale Dei, Pío XII en el discurso Ci riesce a los juristas italianos, niegan que la razón o la revelación fundamenten semejante derecho.
El Vaticano II cree y profesa de manera absoluta, que «la verdad no puede imponerse sino con la fuerza propia de la verdad», lo que se opone formalmente a las enseñanzas de Pío VI contra los jansenistas del concilio de Pistoya (Denz. 2604). El concilio Vaticano II llega al absurdo de afirmar el derecho a no adherirse a la verdad ni seguirla: el derecho a obligar a los gobiernos civiles a no hacer ya discriminaciones por motivos religiosos, estableciendo la igualdad jurídica entre la religión verdadera y las falsas.
Tales doctrinas se fundan en un concepto falso de la dignidad humana, que deriva de los pseudofilósofos de la Revolución Francesa, agnósticos y materialistas, los cuales fueron condenados en el pasado por San Pío X en el documento pontificio Notre Charge Apostolique.
El Vaticano II pronostica que de la libertad religiosa nacerá una era de estabilidad para la Iglesia. Gregorio XVI, en cambio, reputa por desvergüenza suma afirmar que la libertad inmoderada de opinión sería benéfica para la Iglesia.
El Concilio expresa un principio falso en la Gaudium et Spes al considerar que la dignidad humana y cristiana deriva del hecho de la Encarnación, la cual restauró dicha dignidad en beneficio de todos los hombres. El mismo error se afirma en la encíclica Redemptor hominis de Juan Pablo II.
Las consecuencias del reconocimiento por parte del concilio de este falso derecho del hombre baten por tierra los fundamentos del reinado social de Nuestro Señor, arruinan la autoridad y el poder de la Iglesia en su misión de hacer reinar a nuestro Señor en los espíritus y en los corazones combatiendo las fuerzas satánicas que subyugan las almas. Al espíritu misionero, en consecuencia, se le acusará de proselitismo exagerado.
La neutralidad de los Estados en materia religiosa es injuriosa para nuestro Señor y para su Iglesia cuando se trate de Estados de mayoría católica.

IV. Una concepción errónea del poder del Papa

Ciertamente, el poder del Papa en la Iglesia es un poder supremo, pero no puede ser absoluto ni ilimitado, dado que está subordinado al poder divino, que se expresa en la tradición, en la Escritura Sagrada y en las definiciones promulgadas por el magisterio eclesiástico (Denz. 3116).
El poder del Papa está subordinado al fin para el cual le fue conferido, y limitado por éste. Tal fin lo define claramente el Papa Pío IX en la constitución Pastor Aeternus del concilio Vaticano I (Denz. 3070). Sería un abuso de poder intolerable modificar la estructura de la Iglesia y pretender apelar al derecho humano contra el derecho divino, como se hace en la libertad religiosa, en la “hospitalidad” eucarística autorizada por el derecho nuevo, en la afirmación de dos poderes supremos en la Iglesia.
Salta a la vista que, en estos casos y en otros semejantes, es un deber para todo sacerdote y fiel católico resistir y negar la obediencia. La obediencia ciega es un sinsentido, pues nadie está exento de responsabilidad por haber obedecido a los hombres antes que a Dios (Denz. 3115), al paso que la resistencia en cuestión debe ser pública si el mal es público y constituye motivo de escándalo para las almas (Suma Teológica II-II, q. 33, a. 4).
Son principios elementales de moral que reglan las relaciones de los súbditos con todas las autoridades legítimas.
Por otra parte, esta resistencia halla una confirmación en el hecho de que desde hace tiempo sólo se penaliza a quienes se atienen firmemente a la tradición y a la fe católica mientras que no se molesta a quienes profesan doctrinas heterodoxas o cumplen auténticos sacrilegios: es la lógica del abuso de poder.

V. Concepción protestante de la misa

La nueva concepción de la Iglesia, a juzgar por la definición que dio de ella el Papa Juan Pablo II en la constitución preliminar del Nuevo Código de Derecho Canónico, comporta un cambio en el acto principal de la Iglesia, integrado por el sacrificio de la misa. La definición de la nueva eclesiología define con exactitud a la nueva misa: un servicio y una comunión colegial o ecuménica. No se puede definir mejor la nueva misa, la cual, igual que la nueva “iglesia” conciliar, rompe abiertamente con la tradición y el magisterio de la Iglesia. Se trata de una concepción más protestante que católica! que explica tanto todo lo que se ha exaltado indebidamente cuanto lo que se ha disminuido. En contra de las enseñanzas del concilio de Trento en la sesión XXII, contrariamente a la encíclica Mediator Dei de Pío XII, se ha exagerado el papel de los fieles a la hora de participar en la misa y se ha rebajado el del presbítero degradado a mero presidente; se ha exagerado el papel de la liturgia de la palabra y disminuido la importancia del sacrificio propiciatorio; se ha exaltado la cena comunitaria y se la ha aseglarado, todo ello a costa de la fe en la presencia real obrada por la transubstanciación y del respeto debido a ella, al paso que con la supresión de la lengua sagrada se han pluralizado los ritos hasta el infinito, profanándolos con aportes mundanos o paganos, y se han difundido traducciones falsas, a expensas de la fe verdadera y de la piedad auténtica de los fieles.
Y sin embargo, los concilios de Florencia y de Trento habían anatematizado todos estos cambios y afirmado que el canon de la misa se remontaba a los tiempos apostólicos. Los Papas San Pío V y Clemente VIII insistieron en la necesidad de evitar cambios y mudanzas, conservando a perpetuidad este rito romano consagrado por la tradición.
La desacralización de la misa, su “aseglaramiento”, entrenan el “aseglaramiento” del sacerdocio a la usanza protestante.
La reforma litúrgica de corte protestante es uno de los mayores errores de la iglesia conciliar, y una de las más dañinas para la fe y la moral.
La situación de la Iglesia, puesta en estado de búsqueda, introduce en la práctica el libre examen protestante, resultado de la pluralidad de “credos” en el seno de la Iglesia.
La supresión del Santo Oficio, del Indice, del juramento antimodernista, han suscitado en los teólogos modernos una necesidad de nuevas teorías, que desorientan a los fieles y los empujan hacia el movimiento carismático, el pentecostalismo, las comunidades de base… Es una autentica revolución, dirigida en definitiva contra la autoridad de Dios y de la Iglesia.

Los graves errores modernos, condenados constantemente por los Papas, se desarrollan ahora sin trabas en el seno de la Iglesia:

1. Las filosofías modernas antiescolásticas, existencialistas, antiintelectualistas, se enseñan en las universidades católicas y en los seminarios mayores.

2. Al humanismo lo favorece la necesidad de las autoridades eclesiásticas de hacer eco al mundo moderno y considerar al hombre el fin de todas las cosas.

3. El naturalismo -la exaltación del hombre y de los valores humanos- hace olvidar los valores sobrenaturales de la redención y de la gracia.

4. El modernismo evolucionista causa el rechazo de la tradición, de la revelación, del magisterio de veinte siglos. No existen ya verdades inmutables ni dogmas.

5. El socialismo y el comunismo: la negativa por parte del concilio a condenar estos errores fue escandalosa e indujo a creer con toda la razón del mundo que hoy el Vaticano es favorable a un socialismo o a un comunismo más o menos cristiano. La actitud de la Santa Sede durante estos últimos quince años, tanto más allá cuanto más acá del telón de acero, confirma esta creencia.

Por último, los acuerdos con la masonería, con el consejo ecuménico de las iglesias y con Moscú reducen a la iglesia al estado de prisionera, la hacen del todo incapaz de cumplir libremente su misión. Se trata de auténticas traiciones que claman venganza al cielo, como los elogios tributados en estos días al heresiarca más escandaloso y más nocivo para la Iglesia: Lutero.

Es hora de que la Iglesia recupere la libertad de realizar el reino de nuestro Señor Jesucristo y el reino de María sin preocuparse de sus enemigos». 


DIARIO PAMPERO Cordubensis
INSTITUTO EMÉRITA URBANUS
Córdoba de la Nueva Andalucía, 30 de agosto del Año del Señor de 2012. FESTIVIDAD DE SANTA ROSA DE LIMA o ROSA DE SANTA MARÍA, Virgen. PATRONA DE PERÚ, AMÉRICA y de las FILIPINAS, 1586-24 y 30 de AGOSTO-1617-2012. Sopla el Pampero. ¡VIVA LA PATRIA! ¡LAUS DEO TRINITARIO! ¡VIVA HISPANOAMÉRICA, LIBRE, JUSTA Y SOBERANA! GRACIAS A FORO CATOLICO BLOG. Gspp*.