Carta Abierta a Daniel Goldman, el Rabino que habló en el Tedeum del 25 de Mayo en la Basílica de Luján que organizó Monseñor Radrizzani.
Editó: Lic. Gabriel Pautasso
(Mayo de 2010)
Temperley, 30 de mayo de 2010
Rabino Daniel Goldman
Comunidad Bet El
De mi mayor consideración:
Le escribo estas líneas, acicateado por el artículo suyo que fue publicado en el diario Página12 el 22 de mayo ppdo., titulado « ¿A escondidas o abiertamente? Esa es la cuestión» [1].
A) El punto del cual usted parte es “la situación de jóvenes, niños todavía, que no poseen la madurez suficiente para enfrentar la vida con la bendición de un hijo”. En particular, usted dice que ha tenido que afrontar el hecho que “se acercara una madre con una chica de 13 años, estudiante de un colegio secundario, con la angustiosa noticia que confirmaba el embarazo de la adolescente”. Usted se plantea qué hacer: si exigirle que se case –con su novio de 14 años- o condenarla a asumir responsabilidades maternas cuando sabe que resulta imposible. Según usted, en este caso se justifica el aborto, ya que éste “se practica y existe”, guste o no. Por eso, según usted, el problema de fondo es “si se debe seguir haciéndolo a escondidas –y en lugares poco salubres- o si se puede legalizar tomando las medidas de prevención e higiene correspondientes”.
1. En primer lugar, usted dice que a los 13 ó 14 años los adolescentes son niños para hacerse cargo de un hijo. ¿Por qué está tan seguro de ello? Tengo el ejemplo muy cercano de una mujer que a los 14 años quedó embarazada de su novio, y que sin embargo decidió tener el hijo. LA QUE QUERÍA EL ABORTO ERA LA ABUELA MATERNA, no la madre, que tuvo que afrontar el embarazo sin la ayuda de aquélla (hasta el día de hoy, esta mujer no le perdona a su madre que no la apoyara en su decisión). Actualmente, esta mujer que fue madre-adolescente no se arrepiente de su decisión. Conozco otros casos más en que adolescentes embarazadas a esa misma edad decidieron tener su hijo, a pesar de su inmadurez. Como resultado de ello, ninguna de ellas se murió y ni siquiera se arrepintió nunca de su decisión. Su aseveración que “resulta imposible exigirle [a una adolescente de 13 ó 14 años] que asuma responsabilidades” es una afirmación dogmática infundamentada, sin asidero científico ni real, ya que hay varios casos que muestran precisamente lo contrario de lo que afirma. Además, en el caso particular que usted comenta, ¿quién es la angustiada: la abuela o la madre-adolescente? Por lo que usted dice, la angustiada es la abuela, no la joven, la que no encuentra mejor solución que matar a su nieto.
Pero aún cuando la adolescente quisiera abortar, ¿usted cree que ella puede aducir su inmadurez para la maternidad, aunque ha sido “madura” para desnudarse, meterse en la cama con su novio y mantener relaciones sexuales? Es cierto que la situación es bien problemática, ¿pero usted cree que la solución es recomendarle que no se haga cargo de sus actos y que elimine a quien supuestamente “viene a complicarle la vida”? ¿Ésta es su enseñanza rabínica a los jóvenes: si no se pueden hacer cargos de sus actos ni hacerse responsables por ellos, tienen derecho a matar al hijo que no quieren aceptar? Pero en este caso, ¿por qué tiene que ser sometido a la pena de muerte quien no hizo ningún mal, y quedar con vida quienes procedieron mal? ¿Está usted seguro que éste es el mandato de Yahvéh Todopoderoso: matar a alguien porque no me hago responsable de mis actos? ¿Ésta es la alabanza que el Altísimo Todopoderoso reclama por parte nuestra: matar a un ser humano inocente e indefenso, y dejar con vida a los culpables de un delito?
2. En segundo lugar, en relación con lo anterior, usted dice que matar a un hijo en el vientre materno es una práctica común que debe dejar de ser clandestina para ser realizado en condiciones salubres e higiénicas, ya que “quien tiene plata se lo hace, y el que no, se la banca o se termina muriendo”.
Llama poderosamente la atención que usted, como rabino, sostenga que se justifica el asesinato o la pena de muerte a un ser humano sobre la base de datos estadísticos o sobre la habitualidad de tal conducta. En tal caso, siguiendo su criterio “rabínico”, deberían ser legales la violencia doméstica (ya que cada dos días una mujer fallece por esta causa, de tal forma que las mujeres que mueren por esta causa duplican a las que mueren por aborto), el robo de automotores, los secuestros extorsivos, los asaltos a mano armada que terminan con la muerte de la persona o las personas atacadas, el tráfico de drogas, los secuestros de adolescentes o mujeres jóvenes para obligarlas a ejercer la prostitución, etc.
Pero lo que más llama poderosamente la atención es que usted, como rabino, repite literalmente la argumentación de la perversa y criminal plutocracia financiera imperialista. Tal como lo FORMULÓ YA EN 1972 JOHN DAVISON ROCKEFELLER III, el patriarca contemporáneo del control de la natalidad a nivel planetario, portavoz y paradigma de esta oligarquía imperialista, las mujeres pobres deben tener el derecho de matar a sus hijos, al igual que las mujeres ricas, en condiciones “seguras”, y que ello constituye un acto de justicia social: « La Comisión CREE que las diversas prohibiciones contra el aborto a lo largo de Estados Unidos surge como obstáculos al ejercicio de la libertad individual: la libertad de las mujeres para hacer elecciones morales difíciles basadas en sus valores personales, la libertad de las mujeres para controlar su propia fertilidad y, finalmente, la libertad respecto a las cargas pesadas de un embarazo no-deseado. Las disposiciones restrictivas también violan la justicia social, pues cuando se prohíbe el aborto, las mujeres recurren a abortos ilegales para prevenir nacimientos no-deseados. Los abortos médicamente seguros han estado disponibles siempre para las mujeres ricas, las que pueden afrontar los elevados costos de médicos y viajes al extranjero; pero la mujer pobre ha sido forzada a arriesgar su vida y salud con remedios populares y practicantes desacreditados» [2]. Éste es el único “derecho” de las mujeres pobres que los Rockefeller equiparan con el de las mujeres ricas: matar al hijo no-deseado en condiciones “seguras”. De equiparar el resto de los derechos, ni una palabra.
Usted, al igual que el oligarca de Ohio, afirma que el aborto “seguro y en buenas condiciones sanitarias” para ricos y pobres es una manera de igualar los derechos entre los que más y los que menos tienen”. ¿No le parece extraño que su enseñanza rabínica coincida con el criterio de la oligarquía Rockefeller, que el único derecho que reconoce por igual a ricos y pobres es el de matar a los hijos no deseados? Pero además, si la diferencia entre la pobreza y la riqueza se mide por el acceso o no a bienes y servicios esenciales para la vida, no se entiende muy bien su argumentación que matar a los hijos reduce esta brecha. En este caso en particular, más que conducir hacia las alturas de Yahvéh Todopoderoso, su progresista doctrina “rabínica” llega a una coincidencia cuasi-absoluta con los criterios antinatalistas y criminales de los dueños del capitalismo especulativo y depredador, responsable del hambre, la miseria y la muerte lenta de millones de seres en el mundo.
¿No es rara esta coincidencia entre su progresismo y los “amos del universo”? ¿Éste es el servicio que usted le brinda al Altísimo como rabino: darle aval religioso y teológico al genocidio de nascituros planificado por la familia Rockefeller e impulsado como política de Estado, ya desde 1966?
Por otra parte, si matar al propio hijo presente en el vientre materno es un derecho que tiene toda mujer, porque no desea su existencia, ¿usted no está reivindicando, por ejemplo, que Adolf Hitler actuó conforme a Derecho, cuándo dispuso por ley la eliminación de todas aquellas personas que no deseaba que existieran?
B. Además de todo esto, usted pretende justificar el derecho al aborto en base a la enseñanza bíblica, rabínica y talmúdica, en particular la exégesis de la Mishná.
1. En primer lugar, que la vida de la madre tiene precedencia sobre la del feto lo reconoce el mismo Código Penal argentino, cuando la vida de aquélla corre peligro y no hay otra forma de salvarla que eliminado al bebé en el vientre materno (artículo 86, inciso 1). Usted sostiene que “el pensamiento rabínico […] interpretó que la mínima razón de peligro tanto físico como psíquico deben ser tomadas en cuenta para justificar el aborto”. En este sentido, resulta más natural, racional y lógico el criterio penalista que el suyo, por cuanto exige una condición –que no haya otra forma de salvar la vida materna si no es suprimiendo la vida fetal- que usted prácticamente ignora, ya que el “mínimo” peligro físico o psíquico justificaría el aborto. Además, basarse en el pensamiento rabínico en general, sin ningún tipo de fundamentación ni justificación racional, es lo mismo que nada, basarse en el criterio de autoridad porque sí.
En este sentido, y tal como usted lo plantea, ¿por qué sólo justifica la aplicación de la pena de muerte contra un bebé en el vientre materno –inocente e indefenso- porque perjudica la salud psíquica de la madre, y no la justifica para los criminales de toda laya y condición que ponen en peligro la salud física y psíquica de miles de personas? Si su criterio fuera lógico y válido, ¿por qué no se puede pedir la eliminación de quien con sus opiniones y doctrinas provoca males psíquicos (perturba y quita el sueño, indigna, saca de las casillas, etc.) o males físicos?
2. En segundo lugar, usted alega que “según el espíritu de la Mishná” el aborto no tiene carácter de asesinato, ya que “debe considerarse como criminal únicamente la acción de suspender el desarrollo de la vida que esta fuera del seno materno”.
Por un lado, ¿basarse en el “espíritu” de un texto sin tomar en cuenta la “literalidad” del mismo no permite decir y justificar cualquier cosa en forma dogmática y autoritaria, tal como usted lo hace? ¿Por qué la vida fuera del seno materno vale más que dentro del mismo? ¿Desde cuándo un criterio espacial o locativo justifica la dignidad o el valor de una vida humana”? ¿En qué texto de la Torah, de los Nebiim o de los Ketubim se afirma en forma explícita tal cosa, que permita una interpretación espiritual como la que usted formula?
3. En tercer lugar, en relación con lo anterior, usted recurre a la “discusión respecto a si el feto posee o no el status de persona”, y sobre una lectura forzada e injustificada de la Mishná considera que el ser que está en el vientre materno no posee la categoría de persona.
Una vez más, sorprende en este punto la coincidencia de su pensamiento con el de la oligarquía financiera proabortista, ya que es la misma argumentación de John Davison Rockefeller III, quien sostuvo en 1972 que para avanzar en la imposición del control de la natalidad a nivel mundial era necesario poner en duda y discutir el status de persona del bebé nonato [3].
Por otra parte, usted parece ignorar u olvidar que:
a) el lenguaje humano tiene sus reglas y su lógica: no es lo mismo decir que “el feto es como si fuera un miembro de la madre” equivale a decir que “el feto no es persona”. Como si NO ES LO MISMO que es. Cualquier persona con el mínimo sentido común reconoce la diferencia.
b) originariamente, el término feto significa etimológicamente hijo, es decir, no designa a una cosa sino al HIJO.
c) producto de la unión y comunión sexual de dos personas, el FETO ES UN SER HUMANO. En tal caso, según lo define el Pacto de San José de Costa Rica, acorde con la racionalidad más elemental, “todo ser humano es persona” [4]. ¿Ignora usted que persona es un concepto jurídico, no es religioso ni biológico ni científico?
C. Usted también pretende justificar el aborto en los casos de “embarazo producto de una violación o de una relación incestuosa”, en ambos casos sobre la base de “las fuertes condenas bíblicas en relación a ambas circunstancias”.
1. En primer lugar, ¿cuáles son los textos bíblicos que condenan los embarazos por violación o incesto? ¿No es que en realidad dichos textos condenan la violación y el incesto, y que quienes deben ser castigados con la pena de muerte son los criminales, no las personas inocentes? Por favor, le ruego detalle y explicite los textos que condenan el embarazo producto de un crimen y dejan impune el crimen.
2. En segundo lugar, usted propone la aplicación de la pena de muerte para la criatura gestada (ser humano indefenso que no ha cometido ningún delito), mientras que para el criminal violador o para las personas incestuosas usted propone… nada.
¿No le parece que es una locura total condenar a muerte a un inocente y dejar vivo a un criminal? ¿Cuál es el carácter “progresista” de esta propuesta suya, más propia de las épocas pre-cavernícolas de la historia humana? ¿Ésta es la doctrina rabínica que usted aprendió en Estados Unidos? Lamentablemente, usted parece ignorar que su doctrina ya fue diseñada y postulada en el año 1969 por el “piadoso” Harrison Tweed (asesor legal del Chase Manhattan Bank y de la familia Rockefeller [5]), en momentos en que era presidente del American Law Institute, organismo privado fundado por un miembro del Council on Foreign Relations, manejado ininterrumpidamente desde el momento de su creación por el «Imperio Rockefeller»? [6] ¿Sabe usted que este criterio fue explicitado en un borrador del Model Penal Code (Código Penal Modelo) [7], esbozado pero nunca aprobado, pero que le sirvió a la oligarquía angloamericana para “justificar” y legitimar este criterio?
D. Por último, usted pretende justificar el aborto en los casos de “detección precoz de malformaciones serias”. En este caso, usted propone la misma solución que la implementada por la oligarquía americana, racista y partidaria de la eugenesia, y por Adolf Hitler en la Alemania nazi, quienes sostenían que los imperfectos y los deformes de todo tipo no tenían derecho a la existencia.
¿Ignora usted que la política nazi sobre el aborto fue precisamente uno de los métodos dispuestos y diseñados para asegurar el extermino de aquéllos a quienes los nazis consideraban que tenían “vidas indignas de ser vividas” [8]?
Es notable: su propuesta no sólo es acorde con la propuesta genocida de la familia Rockefeller, sino también con la del mismo Adolf Hitler. En tal caso, ¿no le llama la atención que su enseñanza “rabínica” coincida con los postulados de la oligarquía financiera representada por los Rockefeller y con los criterios racistas-eugenésicos de Adolf Hitler?
Antes de leer su artículo, sabía que usted era un rabino reconocido, supuestamente experto en temas bíblicos y escriturísticos. Lamentablemente, tanto al escuchar sus declaraciones en un programa televisivo como al leer su artículo publicado en Página12 me encuentro con la desagradable sorpresa que sus “reflexiones” y explicaciones, en vez de guiar mi alma y mi espíritu hacia las alturas de Yahvéh Todopoderoso, me han llevado a las arenas infernales y hediondas de lo peor del capitalismo improductivo, especulativo y depredador, que para poner a salvo el saqueo y apropiación oligárquico de las riquezas que nos pertenecen a todos no ha dudado en planificar a escala planetaria y a largo plazo el holocausto demográfico de millones de seres humanos inocentes e indefensos, con los mismos argumentos que usted expresa.
Es imposible que cualquiera de nosotros pueda saber realmente y en forma anticipada si Yahvéh Todopoderoso perdonará a quienes han diseñado y llevado a cabo este holocausto indignante de niños privados de su existencia antes de nacer. De lo que sí estoy absolutamente seguro es que Él no tendrá ni piedad ni misericordia para quienes justifiquen y aprueben en su Nombre este genocidio atroz de los seres humanos que no han cometido ningún delito en su vida y que son absolutamente indefensos.
Lo saludo atte., y quedo a su disposición
Profesor José Arturo Quarracino
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[1] Se puede acceder al mismo en http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-146170-2010-05-22.html
[2] Rockefeller Commission Report, Population and the American Future, New York, 1972, Chapter 11.
[3] Ibidem, Chapter 11. El primer tema moral que plantea la problemática del aborto es establecer cuando termina la vida potencial del feto y determinar cuando comienza realmente la vida humana: “The first issue relates to the fetus, both as to the termination of potential life and determining when that life actually begins”. Para el entonces presidente Richard Nixon, John Davison Rockefeller III era el mejor especialista en temas demográficos. Pero afirmaciones como ésta muestra y demuestra que en cuestiones básicas de la vida humana el patriarca del holocausto demográfico contemporáneo (responsable del actual proceso de invierno demográfico que sufre hoy la humanidad) era un ignorante cabal: el feto no tiene vida potencial, su vida es absoluta y totalmente real, lo que es potencial es su existencia extra-uterina.
[4] Convención Americana de los Derechos Humanos (1969), Parte I, Capítulo I, Artículo 1, Inciso 2.
[5] «Harrison Tweed», en http://en.wikipedia.org/wiki/Harrison_Tweed
[6] Gary Allen, The Rockefeller File, Nueva York, 1976, Chapter Five.
[7] American Law Institute, Model Penal Code, Section 203.3. Abortion, en http://hometown.aol.com/abtrbng/mpca.htm
[8] Tessa Chelouche, «Doctors, Pregnancy, Childbirth and Abortion during the Third Reich», en IMAJ, Vol. 9, March 2007.
*EDITÓ: gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
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