lunes, 23 de febrero de 2009

La Santa Cuaresma

LA CUARESMA propiamente empieza el primer domingo de Cuaresma, pero en cuanto a los ayunos y abstinencias comienza el MIÉRCOLES DE CENIZA.

Su objeto es preparar dignamente la celebración anual de LA PASIÓN, MUERTE y RESURRECCIÓN DEL SALVADOR, y prepáralas con una más intensa oración, con prácticas de penitencia, con exhortaciones apremiantes a la conversión, con obras de misericordia y lecturas bíblicas y patrísticas conmovedoras, de las que ofrecen un riquísimo mosaico tanto el Breviario como el Misal cuaresmales. Antiguamente preocupaban especialmente a la Iglesia, durante la Cuaresma, la preparación de los catecúmenos para el bautismo solemne y la reconciliación de los pecadores y penitentes público; hoy su preocupación principal es el CUMPLIMIENTO PASCUAL y la RECRISTIANIZACIÓN DE LA SOCIEDAD CRISTINA EN LA PATRIA ARGENTINA, tendiente siempre a paganizase. A estos efectos, la misa de cada día de CUARESMA, misma siempre nueva y fecunda en hondos pensamientos, puede servir de eficaz programa.

Misa de Ceniza

Ayuno y Abstinencia


Después de los abusos y trasnochadas de estos días de “carnaval”, de “adios a la carne”, carne vale, ¡qué lúgubre la de parecerles a los mundanos el austero pregón hace la Iglesia del comienzo de los ayunos y abstinencias de Cuaresma? Sin embargo, así es: hoy es un día triste, un día de penitencia corporal, un día en que ha tenerse sin cesar presente el pensamiento de la muerte y de las terribles consecuencias del pecado.

“¡Acuérdate, hombre, que has de morir!” Vive de suerte que la muerte te encuentre preparado.
*Si, como dice JOB, “la vida del hombre es una milicia sobre la tierra”, es principalmente en la Santa Cuaresma cuando el cristiano verdadero debe combatir contra el demonio (con oración y humildad), contra el mundo (con menosprecio de él y alejándose de sus pompas, fiestas y vanidades) y contra la carne (con ayuno, obstinaciones, trabajo más rudo y madrugadas).

*Llamamiento a la penitencia y a la conversión íntima y sincera de todos los hombres, aun de los más impíos, que suena, después de los desenfrenos y alborotos de Carnaval, a un misericordioso pregón venido de ultratumba. Epístola, lección del Profeta JOEL (II, 12-19).

Evangelio, continuación del Santo Evangelio según SAN MARCOS (VI, 16-21).
El ayuno cuaresmal que hoy iniciamos los cristianos solemnemente, para ser agradable a Dios y provechoso a nuestras almas debe revestir, según este Evangelio, las siguientes cualidades: humilde sinceridad de corazón, santa alegría espiritual, y ausencia de vana ostentación, Haciéndolo así, acumularemos tesoros preciosos en el Cielo; de otro modo, la mortificación del ayunador no será recompensada.

*A imitación de los ninivitas, los cuales hicieron penitencia bajo la ceniza y cilicio, la Iglesia, para domar nuestro orgullo, y recordamos la sentencia de muerte que nosotros recae en pena de pecado, (la ceniza es símbolo de penitencia y bendita por la Iglesia, se trueca en un sacramental que nos mueve a desarrollar en nostros el espíritu de HUMILDAD y SACRIFICIO), pone hoy ceniza en nuestras cabezas, diciendo: “Acuérdate, hombre, de que eres polvo y al polvo has de volver”. Tenemos ahí el vestigio de una antigua ceremonia. Los cristianos que habían cometido algún pecado grave y público, debían también someterse a pública penitencia, y para eso, el Miércoles de Ceniza, el Pontífice bendecía los cilicios que los penitentes iban a llevar puestos durante toda la Santa Cuarentena, y les imponía la ceniza sacada de las palmas que habían servido al año anterior para la procesión de los Ramos. Luego, mientras los fieles rezaban los Salmos penitenciales, se “expulsaba a los penitentes de lugar santo”, como había sido arrojado ADÁN del Paraíso por su desobediencia” (Pontifical). Los penitentes no dejaban sus vestidos de penitentes, ni entraban en la Iglesia hasta el Jueves Santo, después de haber sido reconciliados por los trabajos de la penitencia cuaresmal y por la confesión y absolución sacramentales.
El Papa URBANO VI, en el Concilio de Benevento (1091) mandó que la ceniza fuese impuesta también a los simples fieles porque “Dios perdona los pecados a los que de ellos se duelen”. “Es rico en en misericordias para con los que a Él se vuelven de todo corazón por el ayuno, las lágrimas y gemidos” (Ep.). Y no hemos de desgarrar nuestros vestidos en señal de dolor, cual lo hacían los Fariseos, sino nuestros corazones” (Ep.).
“Saquemos de la Eucaristía el auxilio que hemos menester” (Posc.), a fin de que, “celebrando hoy la apertura solemne del ayuno sagrado” (Sec.), “terminemos la carrera con una devoción que nada sea capaz de turbar” (Or.),

Socórrannos, Señor, los Sacramentos recibidos: para que nuestros ayunos te sean gratos, y nos aprovechen para la Salvación. POR NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.

LA PALABRA SACRAMENTO TIENE UN AMPLIO SIGNIFICADO EN LOS PADRES y EN LA LITURGIA, AQUÍ SIGNIFICA LA SAGRADA CUARESMA POR TANTOS CONCEPTOS VENERABLE.

Editó Gabriel Pautasso
gabrielsppautasso@yahoo-com.ar
Diario Pampero Cordubensis nº 202. Instituto Eremita Urbanus

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