Por Leonardo Castellani
(…) En Resumen, puede demostrarse el carácter divino de la Iglesia, contemplando la totalidad Della sin círculo vicioso; pues cuando yo contemplo eso soy un sujeto diferente del pobrecito fiel entre muchos de la Parroquia de Santa Elisa.
También hay que advertir muy mucho que ese carácter divino se irá obnubilando y oscureciendo hasta noche cerrada al llegar el tiempo en que se dijo Jesucristo mismo “no quedaría ya fe sobre la tierra”; de modo que solamente “los que perseveren hasta el fin será salvos”.
Sobre el estado de la Iglesia en el tiempo del fin escribe SAN JERÓNIMO: “En principio parece blasfemo afirmar que la Iglesia se convertirá en desierto y tierra árida, y que las fieras harán morada en ella, y que luego se la insulte: “Esta ciudad entregada al mal, que habitaba en seguridad, la que decía en su corazón: - ¡Yo y nadie más que yo! - ¿Cómo se ha convertido en desierto, en guarida de fieras? Pero quien el anuncio de SAN PABLO: “El los últimos días sobrevendrán tiempos difíciles porque los hombres serán amadores de sí mismos y del dinero, jactanciosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a sus padres, ingratos, impíos, inhumanos, desleales, calumniadores, incontinentes, despiadados, enemigos de todo lo bueno, traidores, temerarios, hinchados, amantes de los placeres más que de Dios, con apariencia de piedad, mas negando lo que es su fuerza” (II Timoteo 3: 1-5), y además lo que vaticina el Evangelio: “Por el exceso de la iniquidad se enfriará la caridad de los más” (Mateo 24: 12), tanto que entonces se cumplirá la palabra de Cristo: “Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará por ventura fe sobre la tierra? (Lucas, 18:08), no pensará que es increíble la devastación extrema de la Iglesia”. SAN JERÓNIMO concluye que “”donde antes habitaban el Padre, el Hijo y el Espíritu y los ángeles ejercían su ministerio, entonces habitarán las fieras, y por ello se lamenta el profeta: “No entregues a las fieras las de quienes confían en ti” (Salmo 73 (74): 19)”Commentaria in Sophoniam, Cap. II, vv 12 ss, PL (Patrología Latina) 1370 c-d, 1371 c).
“La Iglesia en el tiempo de la Gran Apostasía (quedará) reducida a un grupo de fieles que resisten a los prestigios y poderes del Anticristo (mártires de los últimos tiempos) mientras la Religión en general es pisoteada durante 42 meses o 3 años y medio. Pisotear no es eliminar: el “Cristianismo” será adulterado (…).
“¿Qué es lo que puede corromper a la Iglesia? Lo mismo que corrompió a la Sinagoga, el Fariseísmo (…). Hay actualmente obras “católicas” que trabajan, se esfuerzan y se desgañitan para el Príncipe de este mundo; y ojalá yo esté equivocado. La seña es cuando hay “religión” (¿?) y no hay honradez adentro de ellas (…).
Sólo el Tabernáculo (o Sancta Sanctorum) será preservado: un pequeño de cristianos fieles y perseguidos; el Atrio, que comprende también las Naves (no los había en el Templo de Jerusalén), será pisoteado. Y ésa es la “abominación de la desolación”, que dijo DANIEL (9: 27) y repitió Cristo (Mateo 24:15)”. (Castellani, Leonardo, El Apokalypsis de San Juan, Visión Séptima: La medición del Templo, Editorial Jus, México, 1967, pp. 141-143).
Esto lo tenía tan presente MARIANILLO que y se volvíó una manía en él. Sin duda usted lo oyó, porque hablaba de ello solamente con los más íntimos. Él creía que los “signos” de que dijo Cristo habíamos de estar atentos, se estaban cumpliendo. Pp. 135-136.
Editó Gabriel Pautasso
Instituto Eremita Urbanus
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