Georg Büchner, hermano del filósofo ateo y materialista Ludwig, en el drama La muerte de Danton, en la escena en la Conciergerie, anticipó está lúcida experiencia de la nada que caracteriza a gran parte de la conciencia contemporánea.
Philippeau.- Entonces, ¿qué quieres?
Danton.- ¡La paz!
Philippeau.- Esa está en Dios.
Danton.- En la nada. ¿Hay algo más tranquilo en lo que te puedas hundir que en la Nada? ¿Y si Dios es la suprema paz, no es Dios la Nada? Pero yo soy ateo. ¡Ese maldito principio!: ¡nada puede volver a la nada! Pero yo soy algo, ¡ésta es la desgracia! La creación se ha dilatado de tal forma que no hay nada de vacío y todo está en ebullición. La nada se ha suicidado, la creación es su herida, nosotros somos sus gotas de sangre, el mundo es un sepulcro en el que ella (la Nada) se pudre. Parece una locura, y es la pura verdad.
Camilla.- El mundo es el judío errante, la Nada es la muerte; pero eso es imposible. ¡Oh, no poder morir, no poder morir, como dice una antigua canción!
Danton.- Estamos sepultados vivos…, amontonados unos junto a otros, unos sobre otros. En la muerte no existe esperanza alguna. La única diferencia que hay es que la vida para algunos es más sencilla y para otros más compleja, es la putrefacción más organizada. Pero yo me he acostumbrado a esta putrefacción.
La auténtica inmanencia está, como lo dice CORNELIO FABRO, por el contrario, en la posesión inalienable de la libertad del yo, que opera este doble movimiento: el de la inminencia con fundamentación en el absoluto y el de la inmanencia en el creciente conocimiento de que el yo tiene la responsabilidad de sus propias elecciones. Una inmanencia de la que el yo es el principio, medio y fin, porque está colocado en el infinito. Una vida, por tanto, de crecimiento del propio ser como fuente inagotable, en el fondo de la cual se entrevé – como IVAN ILJIC de TOLSTOY - la aurora de la luz que se busca, la salida a la vida de la nostalgia eterna. (CORNELIO FABRO, “La aventura de la teología progresista”, Eunsa, Pamplona, 1974, 330 pags. p. 326 y 327: importante y revelador documento doctrinal).
Ahora bien, un breve perfil biográfico intelectual, nos muestra al doctor en filosofía y teología, ha realizado estudios de ciencias biológicas en las Universidades de Padua, Roma y en la Estación Zoológica de Nápoles. Fundó en 1959 el primer Instituto Europeo de Historia del Ateísmo. (Véase del autor, “Introducción al Ateísmo moderno”, varias traducciones).
Sus investigaciones se centran especialmente en la fenomenología del conocer, en las corrientes actuales pensamiento europeo y en la nueva visión del problema de Dios . Es autor de numerosos traducciones críticas de los escritos de HEGEL, FEUERBACH, MARX, ENGELS y de las obras más revelantes de SÖREN KIERKEGAARD. Ha sido Profesor en las universidades de Lovaina (Bélgica) y Notre Dame (Indiana, USA) y delegado en el Congreso Internacional de la Unesco para la revisión de la Carta de los Derechos Humanos (Oxford, 1965). En la “La aventura de la teología progresista”, FABRO analiza las diversas corrientes de la teología progresista europea, desde un perspectiva clarificadora. Había nacido el 24 de agosto de 1911 en Flumignano, un pueblecito a 18 kms. de Udine.
Un maestro de pensadores
Una enorme obra filosófica realizada que ha irradiado en múltiples universidades de todo el mundo, CORNELIO FABRO vivía en Roma en la casa principal de su orden, los Estigmatianos, fundados a mediados el siglo pasado por el Beato GASPARE BARDONI. Se ubica ella en una confluencia de la Vía Flaminia, una de esas centenarias avenidas por dónde salían e ingresaban a la capital de Imperio las legiones romanas.
En una enorme y repleta biblioteca de uso personal, que adorna dos grandes fotografías suyas con dos soberanos pontífices, Paulo VI y Juan Pablo II.
Pensando en la herencia que han dejado FABRO, GILSON y MARITAIN – los principales filósofos tomistas de este siglo XX, “la herencia más duradera será la de FABRO, por haber puesto de relieve con una claridad mayor el núcleo fundamental de la filosofía de SANTO TOMÁS DE AQUINO, que es la metafísica del ser”.
En efecto, “con ocasión de un congreso sobre la Encíclica “Aeterni Patris” de León XIII, dí una conferencia que voy a publicar, señala. Pude constatar en esa ocasión, que la escuela tomista tradicional poco a poco verdaderamente se desligó y traicionó la línea de SANTO TOMÁS”.
Confirma ello, “Eso es algo que se encuentra muy frecuentemente en la historia de las ideas. Cuando tenemos un pensador de alto nivel, excepcional, los que vienen después de él, hacen bajar inmediatamente el nivel especulativo”, agrega.
Como es sabido, el ambiente intelectual que marcó la formación de FABRO fue el de un trabajo realizado por maestros de muy alto nivel, con gran formación
Histórica , que estudiaban las condiciones reales de la formación de la formación del pensamiento del Aquinate e iban a sus fuentes, no quedándose en la simple repetición de la terminología tomista. Ello tuvo lugar en el Angelicum de Roma, donde también FABRO más tarde enseñaría, “maestro de pensadores”. Ejerció, asimismo, la docencia en esta escuela intelectual en otras universidades romanas, en la de Perugia, en la Universidad Católico de Milán y en diversas del extrajero, como profesor invitado.
El Pensamiento Moderno
Trascendencia e inmanencia son dos polos en la reflexión filosófica de FABRO. Para explicarnos el problema – de características ya sea metafísica e epistemológicas – conviene decir de entrada que la trascendencia se opone a la inmanencia; lo trascendente es aquello que se encuentra “por encima” de lo puramente inmanente, siendo lo propio de este último estado el permanecer como cerrado en el mismo, agotando en sí misma todo su ser y su actuar.
FABRO no tiene ninguna estimación por la filosofía moderna-contemporánea y se le parece que en todas partes – Francia, Italia, Alemania -, es el último punto de llegada de la negatividad moderna, del pensamiento moderno, que es intrínsecamente negativo. Es el principio de inmanencia. Ahora bien, cuando hoy se lleva a discurrir de la lógica aplicada, de la lógica científica, ésta corresponde al nominalismo de la Edad Media, corresponde a la carencia básica del pensamiento especulativo.
En cuanto al origen del inmanentismo, en Italia empezó inmediatamente después de la caída del idealismo. La caída del fascismo en Italia llevó a la caída del idealismo, ya que su principal represente era GIOVANNI GENTILE. Éste llegó a su fin y también llegó a su fin el idealismo, que se escindió en el materialismo histórico, el marxismo y estas filosofías del lenguaje (logicismo contemporáneo).
Podemos concluir, el principio de inmanencia, esa es la línea clásica del pensamiento moderno, parte de KANT y pasa a los idealistas, a FICHTE, a SCHELLING, y a HEGEL, a SCHOPENHAUER, , etc. Y de estos idealistas se llega a las filosofías llamadas negativistas, como el positivismo lógico, como el marxismo, como la filosofía del lenguaje, de tal manera que ya no existe filosofía sino solamente filosofías y cada uno puede hacer la filosofía ya que existe la disgregación del logos teorético.
Filosofía del ser
Si algo define las preocupaciones filosóficas de CORNELIO FABRO, según lo confirman todos sus comentarios, es la filosofía del ser contra la llamada filosofía de la conciencia.
En primer lugar, FABRO ha filosofado sobre el realismo metafísico de SANTO TOMÁS, no mediante la convergencia de esencia-existencia, ya que no hay existencia en SANTO TOMÁS, hay ser.
En el libro “La aventura del progresismo católico”, traducido también al castellano, está expuesta esta derivación de la disposición católica al principio de inmanencia. Especialmente en KARL RAHNER, pero también en otros, como SCHILLEBECK. Vienen del principio de inmanencia. RAHNER lo dice explícitamente. Y es esta desviación de RAHNER la que desvío a muchos obispos y cardenales y que tuvo una influencia deletérea y dañina en los tiempos que siguieron al Concilio Vaticano II (1962-1965).
Es el comienzo de un camino que después va a encontrarse con la Teología de la liberación, porque si se acepta como criterio de la verdad el devenir de la conciencia humana, entonces la conciencia humana concibe la libertad, especialmente en términos de política económica, de política sociológica y se produce la desviación, con el hombre como principio, medio y fin de las operaciones intelectuales. Es PROTÁGORAS, el hombre “andros”, “metro”, “panto”, el hombre como MEDIDA DE TODAS LAS COSAS”.
Editó Gabriel Pautasso
Instituto Eremita Urbanus (Cátedra: Prof. Dr Cornelio Fabro) del 8 de noviembre
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Philippeau.- Entonces, ¿qué quieres?
Danton.- ¡La paz!
Philippeau.- Esa está en Dios.
Danton.- En la nada. ¿Hay algo más tranquilo en lo que te puedas hundir que en la Nada? ¿Y si Dios es la suprema paz, no es Dios la Nada? Pero yo soy ateo. ¡Ese maldito principio!: ¡nada puede volver a la nada! Pero yo soy algo, ¡ésta es la desgracia! La creación se ha dilatado de tal forma que no hay nada de vacío y todo está en ebullición. La nada se ha suicidado, la creación es su herida, nosotros somos sus gotas de sangre, el mundo es un sepulcro en el que ella (la Nada) se pudre. Parece una locura, y es la pura verdad.
Camilla.- El mundo es el judío errante, la Nada es la muerte; pero eso es imposible. ¡Oh, no poder morir, no poder morir, como dice una antigua canción!
Danton.- Estamos sepultados vivos…, amontonados unos junto a otros, unos sobre otros. En la muerte no existe esperanza alguna. La única diferencia que hay es que la vida para algunos es más sencilla y para otros más compleja, es la putrefacción más organizada. Pero yo me he acostumbrado a esta putrefacción.
La auténtica inmanencia está, como lo dice CORNELIO FABRO, por el contrario, en la posesión inalienable de la libertad del yo, que opera este doble movimiento: el de la inminencia con fundamentación en el absoluto y el de la inmanencia en el creciente conocimiento de que el yo tiene la responsabilidad de sus propias elecciones. Una inmanencia de la que el yo es el principio, medio y fin, porque está colocado en el infinito. Una vida, por tanto, de crecimiento del propio ser como fuente inagotable, en el fondo de la cual se entrevé – como IVAN ILJIC de TOLSTOY - la aurora de la luz que se busca, la salida a la vida de la nostalgia eterna. (CORNELIO FABRO, “La aventura de la teología progresista”, Eunsa, Pamplona, 1974, 330 pags. p. 326 y 327: importante y revelador documento doctrinal).
Ahora bien, un breve perfil biográfico intelectual, nos muestra al doctor en filosofía y teología, ha realizado estudios de ciencias biológicas en las Universidades de Padua, Roma y en la Estación Zoológica de Nápoles. Fundó en 1959 el primer Instituto Europeo de Historia del Ateísmo. (Véase del autor, “Introducción al Ateísmo moderno”, varias traducciones).
Sus investigaciones se centran especialmente en la fenomenología del conocer, en las corrientes actuales pensamiento europeo y en la nueva visión del problema de Dios . Es autor de numerosos traducciones críticas de los escritos de HEGEL, FEUERBACH, MARX, ENGELS y de las obras más revelantes de SÖREN KIERKEGAARD. Ha sido Profesor en las universidades de Lovaina (Bélgica) y Notre Dame (Indiana, USA) y delegado en el Congreso Internacional de la Unesco para la revisión de la Carta de los Derechos Humanos (Oxford, 1965). En la “La aventura de la teología progresista”, FABRO analiza las diversas corrientes de la teología progresista europea, desde un perspectiva clarificadora. Había nacido el 24 de agosto de 1911 en Flumignano, un pueblecito a 18 kms. de Udine.
Un maestro de pensadores
Una enorme obra filosófica realizada que ha irradiado en múltiples universidades de todo el mundo, CORNELIO FABRO vivía en Roma en la casa principal de su orden, los Estigmatianos, fundados a mediados el siglo pasado por el Beato GASPARE BARDONI. Se ubica ella en una confluencia de la Vía Flaminia, una de esas centenarias avenidas por dónde salían e ingresaban a la capital de Imperio las legiones romanas.
En una enorme y repleta biblioteca de uso personal, que adorna dos grandes fotografías suyas con dos soberanos pontífices, Paulo VI y Juan Pablo II.
Pensando en la herencia que han dejado FABRO, GILSON y MARITAIN – los principales filósofos tomistas de este siglo XX, “la herencia más duradera será la de FABRO, por haber puesto de relieve con una claridad mayor el núcleo fundamental de la filosofía de SANTO TOMÁS DE AQUINO, que es la metafísica del ser”.
En efecto, “con ocasión de un congreso sobre la Encíclica “Aeterni Patris” de León XIII, dí una conferencia que voy a publicar, señala. Pude constatar en esa ocasión, que la escuela tomista tradicional poco a poco verdaderamente se desligó y traicionó la línea de SANTO TOMÁS”.
Confirma ello, “Eso es algo que se encuentra muy frecuentemente en la historia de las ideas. Cuando tenemos un pensador de alto nivel, excepcional, los que vienen después de él, hacen bajar inmediatamente el nivel especulativo”, agrega.
Como es sabido, el ambiente intelectual que marcó la formación de FABRO fue el de un trabajo realizado por maestros de muy alto nivel, con gran formación
Histórica , que estudiaban las condiciones reales de la formación de la formación del pensamiento del Aquinate e iban a sus fuentes, no quedándose en la simple repetición de la terminología tomista. Ello tuvo lugar en el Angelicum de Roma, donde también FABRO más tarde enseñaría, “maestro de pensadores”. Ejerció, asimismo, la docencia en esta escuela intelectual en otras universidades romanas, en la de Perugia, en la Universidad Católico de Milán y en diversas del extrajero, como profesor invitado.
El Pensamiento Moderno
Trascendencia e inmanencia son dos polos en la reflexión filosófica de FABRO. Para explicarnos el problema – de características ya sea metafísica e epistemológicas – conviene decir de entrada que la trascendencia se opone a la inmanencia; lo trascendente es aquello que se encuentra “por encima” de lo puramente inmanente, siendo lo propio de este último estado el permanecer como cerrado en el mismo, agotando en sí misma todo su ser y su actuar.
FABRO no tiene ninguna estimación por la filosofía moderna-contemporánea y se le parece que en todas partes – Francia, Italia, Alemania -, es el último punto de llegada de la negatividad moderna, del pensamiento moderno, que es intrínsecamente negativo. Es el principio de inmanencia. Ahora bien, cuando hoy se lleva a discurrir de la lógica aplicada, de la lógica científica, ésta corresponde al nominalismo de la Edad Media, corresponde a la carencia básica del pensamiento especulativo.
En cuanto al origen del inmanentismo, en Italia empezó inmediatamente después de la caída del idealismo. La caída del fascismo en Italia llevó a la caída del idealismo, ya que su principal represente era GIOVANNI GENTILE. Éste llegó a su fin y también llegó a su fin el idealismo, que se escindió en el materialismo histórico, el marxismo y estas filosofías del lenguaje (logicismo contemporáneo).
Podemos concluir, el principio de inmanencia, esa es la línea clásica del pensamiento moderno, parte de KANT y pasa a los idealistas, a FICHTE, a SCHELLING, y a HEGEL, a SCHOPENHAUER, , etc. Y de estos idealistas se llega a las filosofías llamadas negativistas, como el positivismo lógico, como el marxismo, como la filosofía del lenguaje, de tal manera que ya no existe filosofía sino solamente filosofías y cada uno puede hacer la filosofía ya que existe la disgregación del logos teorético.
Filosofía del ser
Si algo define las preocupaciones filosóficas de CORNELIO FABRO, según lo confirman todos sus comentarios, es la filosofía del ser contra la llamada filosofía de la conciencia.
En primer lugar, FABRO ha filosofado sobre el realismo metafísico de SANTO TOMÁS, no mediante la convergencia de esencia-existencia, ya que no hay existencia en SANTO TOMÁS, hay ser.
En el libro “La aventura del progresismo católico”, traducido también al castellano, está expuesta esta derivación de la disposición católica al principio de inmanencia. Especialmente en KARL RAHNER, pero también en otros, como SCHILLEBECK. Vienen del principio de inmanencia. RAHNER lo dice explícitamente. Y es esta desviación de RAHNER la que desvío a muchos obispos y cardenales y que tuvo una influencia deletérea y dañina en los tiempos que siguieron al Concilio Vaticano II (1962-1965).
Es el comienzo de un camino que después va a encontrarse con la Teología de la liberación, porque si se acepta como criterio de la verdad el devenir de la conciencia humana, entonces la conciencia humana concibe la libertad, especialmente en términos de política económica, de política sociológica y se produce la desviación, con el hombre como principio, medio y fin de las operaciones intelectuales. Es PROTÁGORAS, el hombre “andros”, “metro”, “panto”, el hombre como MEDIDA DE TODAS LAS COSAS”.
Editó Gabriel Pautasso
Instituto Eremita Urbanus (Cátedra: Prof. Dr Cornelio Fabro) del 8 de noviembre
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