Al término del Capítulo General de la Fraternidad Sacerdotal Sn Pío X, reunidos en torno a la tumba de su venerado fundador, MONS. MARCEL LEFEBVRE, y unidos a su Superior General, nosotros los participantes, obispos, superiores y miembros más antiguos de la Fraternidad, queremos hacer llegar al cielo nuestras más vivas acciones de gracias por los cuarenta y dos años de tan maravillosa protección divina sobre nuestra obra, en medio de una iglesia en total crisis y de un mundo que se aleja cada día más de Dios y de su ley.
Editó: Lic.
Gabriel Pautasso
Expresamos
nuestra profunda gratitud a todos los miembros de la Fraternidad, sacerdotes,
hermanos, hermanas, terciarios, a las comunidades religiosas amigas, así como a
los queridos fieles por su dedicación diaria y a sus fervientes oraciones con
motivo de este Capítulo, que conoció intercambios francos y un trabajo
fructífero. Todos los sacrificios, todas las penas aceptadas generosamente
contribuyeron sin duda a superar las dificultades que la Fraternidad ha
enfrentado últimamente. Hemos vuelto a encontrar nuestra unión profunda en su
misión esencial: mantener y defender la fe católica, formar buenos sacerdotes y
trabajar en la restauración de la Cristiandad. Hemos definido y aprobado las
condiciones necesidades para una eventual normalización canónica. Se estableció
que en este caso, un Capítulo extraordinario deliberativo sería convocado de
antemano. Pero nunca hay que olvidar que la santificación de las almas siempre
comienza por nosotros mismos. Es la obra de una fe animada y operante por medio
de la caridad, según las palabras de SAN PABLO: “Porque no tenemos ningún poder
contra la verdad, la tenemos solamente por la verdad” (2 Cor. 13: 8) y además:
“CRISTO amó a la iglesia y se entregó a sí mismo a ella…para que sea santa e
inmaculada”. (Ef. 5: 25 s).
El
Capítulo considera que el primer deber de la Fraternidad en el servicio que
tiene la intención de prestar a la iglesia es continuar profesando, con la
ayuda de DIOS, la fe católica en toda su pureza e integridad, con una
determinación proporcionada a los ataques que esta misma fe no deja de sufrir
hoy. Por lo tanto, nos parece oportuno reafirmar nuestra fe en la Iglesia
Católica Romana, única iglesia fundada por Nuestro Señor JESUCRISTO, fuera de
la cual no hay salvación, ni posibilidad de encontrar los medios que conducen a
ésta; en su constitución monárquica, querida por Nuestro Señor, que hace que el
poder supremo de gobierno sobre toda la Iglesia recaiga sólo sobre el Papa,
Vicario de Cristo en la tierra; en la realeza universal de Nuestro Señor Jesucristo,
creador del orden natural y sobrenatural, al cual todo hombre y toda sociedad
debe someterse.
Todas
las innovaciones del Concilio Vaticano II que permanecen manchadas de errores y
sobre las reformas que de él han salido, la Fraternidad sólo puede continuar
adhiriendo a las afirmaciones y enseñanzas del Magisterio constante de la
Iglesia; ella encuentra su guía en este Magisterio ininterrumpido que, por su
acto de enseñanza, trasmite el depósito revelado en perfecta armonía con todo
lo que la Iglesia ha creído siempre y en todo lugar.
Asimismo,
la Fraternidad encuentra su guía en la Tradición constante de la Iglesia que
trasmite y transmitirá hasta el final de los tiempos el conjunto de las
enseñanzas necesarias para mantener la fe y para la salvación, esperando que un
debate franco y serio sea posible, teniendo como finalidad el retorno de las
autoridades eclesiásticas a la Tradición.
NOS
unimos a los otros católicos perseguidos en los distintos países del mundo que
sufren por la fe católica, y, muy a menudo hasta el martirio. Su sangre
derramada en unión con la Víctima de nuestros altares es la garantía de la
renovación de la Iglesia in capite et membris (En la cabeza y en sus miembros), de acuerdo con el viejo
adagio “sanguis martyrum semen christianorum” (La sangre de los mártires es
semilla de cristianos).
“FINALMENTE
nos dirigimos a la Virgen MARÍA, tan celosa de los privilegios de su Divino
Hijo, celosa de su gloria, de su Reino en la tierra como en el cielo. ¡Cuántas
veces ella ha intervenido en la defensa, inclusa armada, de la Cristiandad
contra los enemigos del reino de Nuestro
Señor! Le suplicamos que intervenga hoy para expulsar a los enemigos internos
que tratan de destruir la iglesia más radicalmente que los enemigos externos.
Que ella se digne mantener en la integridad de la fe, en el amor de la Iglesia,
en la devoción al Sucesor de Pedro, a todos los miembros de la FRATERNIDAD SAN
PÍO X y a todos los sacerdotes y fieles que trabajan con los mismos
sentimientos, para que ella nos proteja y nos preserve tanto del cisma como de
la herejía.
Que SAN
MIGUEL ARCÁNGEL nos comunique su celo por la gloria de DIOS y su fuerza para
combatir al demonio.
Que SAN
PÍO X nos haga partícipe de su sabiduría, de su ciencia, y de su santidad para discernir
la verdad del error y el bien del mal, en estos tiempos de confusión y de
mentiras”. (MONS. MARCEL LEFEBVRE, Albano, 19 de octubre de 1983).
ECÔNE,
14 de julio de 2012
*BOLETÍN
SAN PÍO V, nº 30. Domingo VIII después de Pentecostés 2012 FRATERNIDAD
SACERDOTAL SAN PÍO X. Priorato: CASA SAN JOSÉ: 03547-481634; Córdoba: CAPILLA
SAN PÍO V, Gral. T. Guido 227, Bº San Martín. Alta Gracia: Capilla Inmaculada
Corazón de María, calle Buena Esperanza, 824. * Dgo 22 de julio de 2012.
*Editó: gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
*DIARIO PAMPERO Cordubensis Nº 462
INSTITUTO
EREMITA URBANUS
Sopla el Pampero. ¡VIVA LA PATRIA! ¡LAUS DEO
TRINITARIO! ¡VIVA HISPANOAMÉRICA! gspp.
¡AVE MARÍA PURÍSIMA! *
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