¿Cuál fue el mérito de LOVECRAFT como escritor? La obra de LOVECRAFT pretende sublevarse contra una realidad que le es hostil: evoca sueños atávicos y poderes maléficos para huir de una sociedad burguesa y aburrida. Pero sus personajes monstruosos resultan, con frecuencia, más grotescos que convincentes, y no consigue desprenderse de su herencia racionalista y materialista. p. FRANCISCO CASTAÑEDA.
Por el Lic. Gabriel Pautasso
A la memoria de Juan Carlos Sánchez, Editor de Política y Desarrollo.
La llamada literatura de terror, género narrativo cuya vertiente moderna tiene en EDGARD ALLAN POE a su indiscutible maestro, pareciera haber llegado a un callejón sin salida en esta segunda mitad del siglo XX pues, a pesar de sus numerosos cultivadores, apenas ofrece alguna obra digna de tomarse en cuenta.
En la mayoría de los casos, la reiteración de ciertos temas y su precario cuando no insulso tratamiento revelan, a todas luces, una decadencia compartida por otras modalidades paralelas: la policiaca y la ciencia-ficción (esta última convertida en apología tecnolátrica para consumo de primates computerizados).
En medio de tan desolador panorama, la figura de HOMARD PHILLIPS LOVECRAFT (1890-1937) se antoja un símbolo ambivalente que evoca sueños milenarios de la humanidad y, a la vez, anuncia el desencadenamiento de poderes subterráneos. Autor de fecunda imaginación pero muy pobre en recursos formales, eligió la literatura fantástica como la única posibilidad a su alcance de rebelarse contra las imposiciones de una realidad hostil, la cual describe minuciosamente aunque ya transformada con los perfiles ominosos de una pesadilla. Quizás, sin percatarse de ello, el escritor se liberaba de los horrores cotidianos al proyectarlos hacia una dimensión onírica.
LO FANTÁSTICO COMO INICIACIÓN TOTÉMICA
Si las primeras lecturas de sus relatos provocan un deslumbramiento sólo equiparable al que trataría consigo la desvelación de los misterios sagrados, tal experiencia puede analizarse bajo la misma óptica aplicada por el antropólogo soviético PROPP, quien ve en los cuentos fantásticos “el recuerdo de los ritos de iniciación totémicos”. En forma más explícita, MIRCEA ELIADE ha puntualizado las posibles relaciones la literatura de ficción y el ritual iniciático:
“El cuento recoge y prolonga la “iniciación” al nivel de lo imaginario. Si constituye una diversión o una evasión, es únicamente para la conciencia banalizada y, especialmente, para la conciencia del hombre moderno; en la psique profunda, los escenarios iniciáticos conservan su importancia y continúan trasmitiendo su mensaje, operando mutaciones”. (ELIADE, MIRCEA. Mito y Realidad. Ed. Guadarrama, Madrid, 1978, p. 210).
Precisamente, el enorme éxito que obtuvieron las narraciones de LOVECRAFT hacia finales de la década de sus sesenta se debió, en gran parte, a su cariz de mensaje clandestino, iniciático, portador de enseñanzas secretas. Su obra sugiere una especie de teología invertida, aproximación gradual al polo negro de lo sagrado; Dios está ausente de este universo corrompido y, por ende, el mal se apodera incluso del mismo narrador, cuya curiosidad responde a la llamada irresistible de lo maligno. Juego del autor en complicidad con dos o tres colegas (DONALD WANDREI y AUGUST DERLETH), principalmente), colaboradores como él de revistas especializadas en el género, aquello que empezó siendo una broma privada acabó por convertirse en afición de millones de lectores, poco exigentes por lo que a calidad literaria se refiere, pero ávidos de incorporarse al nuevo “culto”.
REPERCUSIÓN LOVECRAFTIANA
Dentro y fuera de los Estados Unidos, las fabulaciones lovecraftianas inspiraron no ya admiración sino verdadera devoción, alcanzando tiradas multimillonarias, equivalentes a las “best seller” con sus inevitables secuelas en el cine, los “comics”, e, inclusive, la música. Así, mientras en California a HPL casi tanto como al LSD (unos y otros arrastrados por la ola psicodélica), en París apareció nada menos que un Evangelio según Lovecraft y la Radio Nacional de España trasmitía, con anuncia del Generalísimo, una composición musical titulada NECRONOMICÓN, homenaje al creador de los Mitos de CTHULHU y las AVENTURAS ONÍRICAS DE RANDOLPH CARTER.
Como es bien sabido por los devotos HPL, éste inventó un libro cuya lectura resultaría fatal para los osados curiosos que pretendieran descifrar sus terribles secretos y que, asimismo, le sirvió para darle un tono de verosimilitud a muchas de sus historias. Bajo el título de Necronomicón, dicho volumen fue escrito supuestamente por un árabe de nombre ABDUL ALHAZRED, estudioso de las ciencias ocultas y fiel notario de alucinantes experiencias. Al respecto de autores ficticios, recuérdese que CERVANTES atribuye al historiador árabe CIDE HAMETE BENENGELI la relación de las andanzas del Quijote, no dejando para sí el mérito que el de traductor. Más recientemente, BORGES ha logrado confundir a no pocos eruditos mediante la rigurosa cita de obras y autores inexistentes, poniendo en graves apetitos a los bibliotecarios que, con frecuencia, descubren fichas bibliográficas de libros imaginarios, entre los cuales ninguno es tan solicitado, por supuesto, como el NECRONOMICÓN.
Alrededor de la leyenda que se originara en torno a en torno a H. P. LOVECRAFT, fallecido muy oportunamente a los 47 años de edad, los ya mencionados WANDREI y GERLETH auspiciaron la fundación de la editorial Arkham House, que publicó las obras completas del difunto escritor. Mas como el público demandaba una producción superior a la que legase su “profeta”, hubo necesidad de adjudicarle inéditos apócrifos y, más elegantemente, textos realizados “en colaboración” con el imprescindible AUGUST DERLETH, quien logró hacer suyo – sin apenas diferencias perceptibles – el estilo “inimitable” del maestro.
Si LOVECRAFT hubiese presenciado el entusiasmo que despertaría su obra en todo el mundo, seguramente se habría sorprendido porque, siempre insatisfecho, en repetidas ocasiones juzgó de escaso cuanto escribiera, deplorando sus múltiples limitaciones así como la influencia demasiado notoria de sus autores predilectos.
LOVECRAFT HOY
Una vez disipada la euforia que suscitó años atrás y, con ella, también extinguido todo un movimiento generacional, hoy parece apreciarse la literatura lovecraftiana en su justa medida: estimable, como una especie de compendio en el cual tienen cabida las tendencias fundamentales del género: original, dada su concepción de una micro-mitología perfectamente estructurada; interesante, en suma, merced a una minuciosa ambientación que recrea sombríos escenarios con fuerza visceral.
EN PALABRAS DEL PROPIO ESCRITOR:
“La atmósfera es siempre el elemento más importante, por cuanto el criterio final de la autenticidad no reside en urdir la trama, sino en la creación en la creación de una impresión determinada”. (LOVECRAFT, H. P. El horror sobrenatural en la literatura. Barral Editores, Barcelona, 1976, p. 163).
La contraparte de tales méritos inclina la balanza en menoscabo de un prestigio sustentado más por el influjo de la moda que en base a criterios estéticos. Apasionado y profundo conocedor del género, H. P. LOVECRAFT plasmó en sus cuentos esa antiquísima obsesión del hombre por cruzar el umbral del misterio, empero su formación materialista, herencia del mundo que detestaba pero del cual jamás consiguió desasirse, malogra la fascinación ante lo desconocido para dejar al descubierto un triste y bien conocido tinglado de feria provinciana. EN LAS OBRAS DE POE, HAWTHORNE, STEVENSON o STOCKER, al estremecimiento que produce el terror le sucede otro más intenso: el que nace de lo bello.
Excesivamente preocupado por la “escenografía”, cayó en el fácil recurso del superlativo y sus monstruos resultan más grotescos que convincentes; empeñado en buscar nombres exóticos, de musicales resonancias, descuidó la trama que llega a ser de una monotonía fastidiosa; en su afán por expresar el horror absoluto, pobló sus relatos de espectros y no hay en ellos un solo personaje vivo. Racionalista a su pesar, LOVECRAFT confirma aquella sentencia de GOYA que aparece en uno de sus célebres grabados: “EL SUEÑO DE LA RAZÓN ENGENDRA MONSTRUOS”.
LOVECRAFT y EL DEMONIO DE LA CIUDAD
La civilización DE LA CIUDAD, afincada en el culto a la RAZÓN y al PROGRESO, ha extirpado el misterio, el valor de lo numinoso, y el arte fantástico. Contra esta rebelión de los sedentarios, dedicados a trabajos mezquinos y a la construcción de sistemas abstractos y gobiernos degradados se levanta desde las simas profundas el reino de lo invisible, la provocación de la imaginación. En la lucha por la restauración del CIELO y del INFIERNO, de la existencia de lo maravilloso, del deseo de la AVENTURA surge entre los tejados puntiagudos de Nueva Inglaterra, UN ESCRITOR, que a la vez sumo sacerdote de su MITOLOGÍA: HOWARD PHILLIPS LOVECRAFT.
LOVECRAFT: LA RAZÓN Y LO SOBRENATURAL
LOVECRAFT (1890-1937) es uno de los últimos profetas que anuncia el final del ciclo racionalista de la civilización industrial y de sus dogmas ideológicos, su revelación – como todas las pertenecientes a la tradición mágica y religiosa – tiene el doble poder del caos y la creación. De alguna manera los espíritus ancestrales mantuvieron con él una continua comunicación secreta, más el escritor de los mitos de Cthulhu tuvo como visitas sagradas trasmisoras de una nueva sabiduría a los gatos, cuyas antenas captan lo sobrenatural; el Espíritu desdeñó manifestarse por enviados especiales como los ángeles o los dioses, los gatos noctívagos de LOVECRAFT le maullaron al oído la historia terrible de la Gran Raza, el fuego deslumbrante de las cúpulas de la ciudad de KADATH y la vida monstruosa de las bamboleantes criaturas anfibias de la sacrílega INNSMOUTH.
El Espíritu al que el positivismo y la ciencia materialista tuvieron como una creencia inútil, sobrevivencia folclórica de las supersticiones primitivas, eligió – cuando los santos y los magos se han ocultado – la soledad de un alma gótica y dieciochesca para mostrarse. LOVECRAFT tuvo apariciones, presencias milagrosas y sueños premonitorios (una parte significativa de sus relatos son transcripciones de sus sueños). Quizá por ello el destino de LOVECRAFT es en sí un inmejorable relato fantástico: su vida aislada y atormentada, su familia desquiciada, su “fracaso” ante las exigencias de la vida práctica son las señales que distinguen a los fieles al reino. En caso de vivir en otra época el “sumo sacerdote” ECH-PI-EL” es muy probable que hubiera oficiado los ritos que activan tanto a las fuerzas de lo alto como a los poderes subterráneos, de tal suerte que sus textos se integrarían al mensajes Zoroástrico, al Apocalipsis cristiano y al retorno del majdhí de la tradición islámica. Símbolos que se refieren a la muerte para afirmar la resurrección, que cierran los ciclos cósmicos con una catástrofe purificadora. El hierofante de PROVIDENCE veía su propia vida como un desafío al espíritu de los tiempos, AL DEMONIO DE LA CIUDAD: “Cuando el mundo se sintió cargado de años, y el asombró abandonó la mente de los hombres; cuando las ciudades grises alzaron a los cielos negros de humo elevadas, adustas y feas torres, a cuya sombra nadie podía soñar con el sol y los prados floridos de primavera; cuando la tierra quedó despojada de su manto de belleza, y los poetas no cantaron ya sino a retorcidos fantasmas que veían sus ojos legañosos e introspectivos; cuando ocurrieron todas estas cosas, surgió un hombre que emprendió un viaje más allá de la vida, en busca de los espacios adonde habían huido los sueños de este mundo”. (SPRAGUE de CAMP, LOVECRAFT (Biografía), Editorial Alfaguara, Madrid, 1978).
*Fuente: revista madrileña Punto de Vista, nº 8. noviembre. Dirección ISIDRO JUAN PALACIO. “Un autor: LOVECRAFT”. Por Francisco Castañeda, José Luis Ontiveros, Manuel Domingo, Giovanni Valori, Juan Ramón Sánchez y Adriana Valdés Krieg. Junto al cuerpo de redacción del DIARIO PAMPERO Cordubensis e INSTITUTO EREMITA URBANUS, hicimos este engendro.*
EDITÓ: gabrielsppautasso@yahoo.com.ar DIARIO PAMPERO Cordubensis e INSTITUTO EMERITA URBANUS. Córdoba de la Nueva Andalucía, 24 de marzo del Año del Señor de 2010. Festividad de SAN GABRIEL ARCÁNGEL. Sopla el Pampero. ¡VIVA LA PATRIA! ¡LAUS DEO TRINITARIO! ¡VIVA HISPANOAMÉRICA! GRATIAS AGAMUS DOMINO DEO NOSTRO!
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