miércoles, 13 de junio de 2012

El exorcista



Percepciones y Filtraciones. Todos abusan, quienes menos se espera, también. Los pro-vida de Denver celebran una Misa frente a la sede del Parenthood. Generación Wojtyla / Generación perdida. La caza real. Siete años. Tantas nuevas, cada vez más buenas.

Editó: Lic. Gabriel Pautasso


Existe la subjetividad en la percepción, es bien sabido, con un margen tan amplio que abarca la genialidad en un extremo y la insuficiencia mental en el polo opuesto, tal y como sucede en la realidad. Pero convengo en que hay un espacio medio, un nivel medio de percepción, una cota en la que confluyen la mayoría de los perceptores inteligentes que valoran lo percibido con un acierto correspondiente a su realidad. Así se define, precisamente, el concepto de verdad en la filosofía escolástica: Adaequatio rei et intellectus.

Cuando veo que en blogs estimados como serios se ponderan cosas como esta, me planteo la cuestión de si no habrá una percepción equivocada, insuficiente, distorsionada o degenerada de la realidad, de la cosa en sí. Miren la cosa y juzguen Uds.:

¿Qué les parece? A mí me parece disparatado. No comprendo como un sacerdote, con recta intención ministerial/pastoral, se puede prestar a un montaje como el que trasluce ese vídeo. Percibo algo anómalo, desajustado, con imágenes y palabras que inducen al error. Les confieso que he sentido algún escrúpulo sobre si era prudente poner en el blog el youtube, contribuyendo a su publicidad. Pero como lo hago en tono crítico y desaprobatorio, he pensado que valía como oportuna ilustración, como hacemos otras veces en Ex Orbe.

El sacerdote protagonista del vídeo no es propiamente 'exorcista', no tiene nombramiento canónico para desempeñar ese ministerio, por lo menos que a mí me conste. Lo poco que me consta de él es lo que extracto de lo que publica en su blog, que algunas veces (pocas) he visitado, no sé si Uds. han tenido el gusto. Lo de este youtube lo he sacado de un blog católico al que tengo por respetable y serio (a pesar de las manías extrañas de su autor: letras-tipos en insufrible rojo vivo, muy molesto cuando aplicas la vista para leer, y el veto para enlazar artículos, copiar textos y guardar fotos, todo ello no sé por qué (ni lo pregunto)).

Además del vídeo, trae esa foto que he puesto de cabecera - ignoro si será la portada de un libro o la carátula de un DVD - y enlaza con una web que incluye la misma versión filmada y algunas cosas más:
Véase aquí.

El youtube es llamativo, porque alterna tomas reales con otras que parecen sacadas de un film de terror-ficción, del estilo de las pelis que se pusieron de moda cuando el exitazo de aquel best-seller insufrible y blasfemo del código, un petardazo literario que enriqueció al avispado pseudo-escritor y sus editores. Hay gente que piensa que se puede hacer negocio con todo; yo no sé si estaríamos en un caso de eso mismo. No me gusta ni pensarlo, mucho menos sugerirlo.

Me siento incómodo, a disgusto, con ese catolicismo que se sostiene con dieta de apariciones, exorcismos y apocalipsis. Pienso que es una patología de la fe, con las etiologías que sean. Sé que es difícil de curar, porque en muchos casos se trata de recónditos refugios donde subsiste una fe traumatizada, casi siempre por razones y motivos dignos de compasión.

Por supuesto no tienen que convencerme de que existen las apariciones, las posesiones y obsesiones diabólicas, los exorcismos y los milagros. Ya lo sé, y lo sé muy bien, con referencias no comunes que me imponen una grave reserva. Por eso no entiendo un tratamiento ligero, una exposición pública que deriva en espectáculo, en género de atracción y diversión para gente ávida de emociones fuertes.

El diablo, para la gente de nuestra post-modernidad, no es el tentador, el enemigo del alma y adversario de la iglesia, sino un personaje del mundo de la ficción literario-cinematográfica, uno más entre la galería de Drácula, Frankestein, Freddy Krueger y Jason el de Viernes 13.

Aun suponiendo que se expone y se trata con con un mínimo de seriedad suficiente ¿Se puede alentar todo esto, es moral, es cristiano? Yo pienso que no es bueno, que es enfermizo y poco serio, que puede dañar espiritualmente, que puede escandalizar a la gente poco formada, impresionar negativamente a los débiles de fe.

En alguna instantánea del youtube, incluso me parece apreciar que el propio protagonista queda como perplejo por la reacción y expectación de la gente, como si percibiera que el asunto le supera.

¿No lo perciben Uds. así?

***


Tengo y mantengo una muy buena impresión/opinión del Cardenal español Don Julián Herranz, un personaje discreto sobre el que el Papa ha descargado un asunto de suma discreción sobre una grave indiscreción. Así se anuncia en la comunicación que se ha conocido hoy mismo:

Notificación de la Secretaría de Estado

En este tipo de comisiones, importa mucho quiénes sean los oficiales colaboradores que prepararán los informes, dossiers, documentos, testimonios, pruebas, que terminarán en las manos de los Emmºs. Srs. presidentes de la comisión, que decidirán y redactarán el documento-informe final que será presentado al Papa, con las conclusiones que sean. El valor y el peso del trabajo dependerá mucho de esos subalternos, al servicio del Cardenal Herranz.

¿Curiales que investigan a otros curiales e informan sobre asuntos turbios de curia? ¿Se presumen válidos, capaces, eficaces, sinceros, certeros, competentes, veraces? Se presume, sí. La Iglesia, aun en los casos más anómalos, sean de fuero interno o externo, presume bondad, virtud y recta intención, unos mínimos, por lo menos.

Sin embargo, el asunto que le toca investigar al Cardenal Herranz es sumamente espinoso, en cuanto implica a las más altas instancias, administraciones y departamentos de la Santa Sede, incluida la Secretaría de Estado. Lo ocurrido estos últimos meses ha sido algo inaudito, síntoma alarmante de graves desajustes internos en la curia, personales y hasta puede que institucionales.

Cuando la información es un valor, en sí o relativo, saber antes, o más, o mejor, se convierte en una baza que algunos usan en el juego del poder, con más o menos habilidad, acierto, efectos y consecuencias. Lo que pudiera valer referido al mundo, sus negocios, tramas y laberintos, tocante a la Iglesia se sujeta (debería sujetarse) a normas de inspiración sobrenatural, muy delicadas a la hora de entreverar con formas y materias que no son compatibles al 100% con los ideales evangélicos y la tradición apostólica.

Cuando el Señor dijo "...vuestra palabra sea sí, sí, o no, no", o cuando predicaba "...nada hay oculto que no llegue a saberse...lo que os digo al oído predicadlo desde la azotea", o cuando enseñaba "...sed sencillos como palomas y astutos como serpientes", cuando advertía que "...los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz", revelaba una doctrina difícil de compaginar con protocolos de corte diplomático y procedimientos de cancillerías.

Sea lo que sea y como sea que fuere, a los encargados de los asuntos oficiales de la Santa Sede, se les escoge para eso y para eso se les prepara. Si al final les vence el espíritu del mundo y lo mundano se impone sobre lo espiritual, la obra resultante aplastará lo santo y dejará emerger lo pecaminoso, con daño espiritual inmediato y daño material a más corto o largo plazo. Las ventajas que se hayan pretendido fuera del orden de la santidad y el bien espiritual, serán pompas del mundo, pago de vanidades con capital del banco de los hombres, que suele ser, la mayoría de las veces, plata de la bolsa de Judas o réditos del banco del infierno.

Conque el cardenal Herranz tendrá que apechar con un encargo antipático, deberá sajar un absceso purulento y maloliente, y va a tener que chocar con más de uno. Dios le conceda un buen ángel auxiliar-extra-coadjutor.
Bajando a un plano más común, más vulgar, diré que las filtraciones existen y las hay en todos los niveles, donde menos te esperas, con sorpresas la mar de chocantes porque quien menos te imaginas, quien no debiera saber absolutamente nada de nada, un día, en un rato, te suelta tres o cuatro comentarios sobre algo que le deja a uno estupefacto, con el asombro en la cara y la interrogación en la mente: ¿Cómo habrá gente que se atreva a contar esto, a decir esto, a comentar esto? Gente de Iglesia, además, gente del clero, para más preocupación, gente de curia, para mayor desasosiego y malestar del que recibe, por indirecto conducto, la pequeña o gran noticia de lo que sea o vaya a ser.

Una perniciosa página que presume de millones de lectores se ha ganado fama, precisamente, a costa de indiscreciones de curias, alardeadas con desvergonzado desparpajo, para sonrojo de muchos, compromiso de algunos y diversión del resto de los millones de lectores del mentidero, un salón friki-católico de la peor casquería infra-informativa. Tan lamentable como cierto.

¿Se pondrá orden, se impondrá el orden? Quizá en las esferas que examinará el Cardenal Herranz, sí, por lo menos por algún tiempo, durante unos meses, o unos años; Dios dirá. Cuanto más dure la disciplina del discreto sigilo y la prudente reserva, mejor para todos. Recemos para que se logre.

Pero en el mundo de la prensa-paonazzo eclesiástico-clerical, los frenos no serán tan posibles, porque dependen de la buena voluntad, rectitud y virtud de sus responsables.

Difícil, pues, el asunto, porque en esos medios se evidencia a diario la constante irresponsabilidad de sus actores/autores.

***


Tocante a la liturgia, siento una profunda aversión al abuso caprichoso. Y no me refiero ya a la profanación o el sacrilegio cometidos por los 'creativos' pseudo-liturgistas postconciliares y demás panda des-católica, el viento los barra y los sepulte en el Mar Rojo con el Faraón y sus carros, amen, amen. No me refiero esta vez a esos. Me refiero ahora a los que van de súper-reverentes oficiales pero te montan un altar en cualquier sitio y celebran una Misa en donde sea.

Miren Uds. esto:

Los pro-vida de Denver celebran una Misa frente a la sede del Parenthood

Cuatro tablas para un improvisado altar, dos metros de raso morado, un aparato de megafonía, dos reclinatorios y los cuatro elementos imprescindibles para celebrar. Más una tropa de creyentes mentecatos con un reverendo mentecato al frente.

Los imbéciles, los cretinos, las histéricas y los bobos de baba pululan por todos sitios, por los grupos de católicos tradicionales también. No hay publicadas - que yo sepa - estadísticas geográficas, pero da la impresión de que por algunos pagos existe una mayor concentración de estos elementos, que, sin ser malos per se, son capaces, sin embargo, de ridiculizar, esterilizar y paralizar cualquier cosa, hasta las más serias, graves y trascendentales.

La culpa, en estos casos, suele ser del pastor que guía al rebaño, no por cañadas oscuras, sino por caminos de irrisión y valles de ridiculez, con vara y cayado de cartón con espumillón dorado y lentejuelas.

Subir al Mont Blanc para celebrar una Misa, es una sacrílega imbecilidad merecedora de suspensión a divinis y seis meses en manicomio; celebrar un sacramento en el fondo del mar con ropa de buzo es una profanación demente que merece pena canónica de por vida; exponer a la irreverencia y/o la profanación lo más sagrado desacredita y descalifica al incompetente que se presta a hacerlo.

Será que el que esto escribe tiene muchas llagas abiertas, muchos malos recuerdos, muchos tristes episodios presenciados, que por eso es híper-sensible al caso. Mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa!!!

Si el aparentemente grave y reverendo padre con calva venerable no está convencido de que la Misa hay que celebrarla dentro de una iglesia y no en mitad de la calle, si no es capaz de convencer a sus entusiastas providas de que eso es lo conveniente, algo falla, algo no funciona bien en la intención y el ministerio del susodicho reverendo father. Y - por supuesto - en la autoridad de sus superiores que dejan hacer consintiendo o no toman medidas y corrigen al irreverente clérigo y sus extravagancias.
Parece como si existiera en algunos el muy errado juicio de que los abusos son tales sólo cuando los cometen otros, o que el hecho de ser católicos tradicionales o pro-life les exime de toda norma y les dota de privilegios e inmunidades para hacer todo lo que se les ocurra.

Entiendo que son precisamente estos círculos quienes deben mostrarse más rigurosos tocante a las celebraciones litúrgicas, teniendo muy claro que las excepciones valen para casos como el hundimiento del Titanic, y poco más.

No sé si lo entenderán, supuestas las capacidades de juicio que demuestran no tener.

***


El juanpablismo fomenta la 'juanpablomanía' (afición/afección desordenada por las cosas del beato JP2º) y también la 'juanpablolatría' (veneración excéntrica, desmesurada y desordenada del beato susodicho). El fenómeno con sus epifenómenos se alienta y promociona desde círculos de reconocida filiación juanpablista, así como por determinados entes de interés (no diré económicos, ni comerciales, ni nada de eso, porque son términos groseros que no me gusta usar).

El último 'juanpablazo' (i. e. exitazo promocional-comercial juanpablista) es este montaje escénico-dramático-musical que ya circula por Italia, una obra muy inspirada en las archi-publicitadas tendencias y aficiones del beato Wojtyla, tan escénico y dramático él mismo:

 
Por lo que se ve en el youtube, por el entusiasmo de chicos y chicas que hablan de su 'experiencia', la cosa va de lo que va, sin más profundidades. Lo paradójico es que a veces te encuentras con que los entusiastas del hit-parade juanpablista son de los mismos círculos que en los años 70 abominaban de la 'ópera rock' (perdón por el exabrupto) Jesucristo Superstar, siendo ahora lo de Wojtyla más de lo mismo de aquello, en formato incluso más avanzado, porque el tiempo no pasa en vano.

A mí me parece otro exceso más en torno al que decían y aclamaban 'magno-santosúbito', incluso me parece blasfemo el cartel italiano que anuncia el espectáculo, que parafrasea en su título el versículo del Evangelio "la Palabra se hizo carne" alterándola y deformándola en "la Parola si fa música / la palabra se hace música". Si esto mismo lo hubiera hecho un artista postmoderno, hubiéramos clamado ¡blasfemia, blasfemia!, pero como es un teatrillo rock sobre el beato magno JP2º, a los chicos neocons les parece estupendo y aplauden la ocurrencia y hasta sufrirán paroxismos de entusiasmo wojtyliano, clímax de emoción magno-juanpablista, ataques de histeria escénico-papapolaco. Y cosas así.

Uno de los promotores, el director musical del engendro, Raffaelle Avallone, dice que:
"Hay que hablar a los jóvenes en el idioma que ellos comprenden. No se trata de cantar la misa en latín o con la guitarra como se hace en las iglesias".

Pero me temo que pronto se cantarán en las iglesias las cuchufletas rock del drama escénico juanpablista, con guitarritas, en la Misa. Me imagino, por ejemplo, a las chicas nenas-monjas de Lerma, con sus sayas de blue-jeans y sus pañoletas, tocando y cantando los números del musical rock. No sé cuándo se harán y se cantarán las primeras adaptaciones pseudo-litúrgicas (todo cabe en la neo-liturgia, como muy bien demostró el mismo magno-beato JP2º), pero pronto aparecerán.

¿Qué será lo siguiente? Cualquier cosa. Cualquier cosa de lo que ya hay, quiero decir, porque estos elementos de 'nuevangelización' copian lo que hay fuera, plagian los recursos del mundo con la ilusa intención de que lo que engancha a los jóvenes vale para evangelizar a los jóvenes, sin distinguir ni deslindar planos ni referencias, como si todo valiera para todo.

Algún día, alguno de estos avispados promotores neocons montará un parque temático Jmj's o crearan una Juanpablolandia, con atracciones espirituales y bono de conversión con extra-experiencia espiritual y flipa en colores.

El día menos pensado, ya lo verán Uds.

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Cuando desaparecieron Don José María Pemán, Don Pedro Sainz Rodríguez y los otros pocos monárquicos inteligentes, sabios, históricos, perdimos una clase privilegiada que no se ha renovado. Siempre he visto en la ausencia de grandes monárquicos una de las mayores y más peligrosas debilidades del status político de la España actual.

Gente de la talla de los que acabo de citar, Sainz Rodríguez y Pemán, fueron una especie de custodios-mentores de la monarquía, desde el destronamiento de Don Alfonso XIII hasta la proclamación de Don Juan Carlos. Desafortunadamente, no han tenido herederos.

De aquella generación de monárquicos, hay que destacar que sus convicciones políticas iban acompañadas (precedidas) de una firme profesión católica y una neta conciencia española/hispánica, y entendieron que la mejor definición político-social para el futuro de España se garantizaría por y con la monarquía como institución de referencia.

Lo que ha sucedido estos días atrás, sólo se entiende desde la errática perspectiva de una sociedad sin conceptos históricos, por la pérdida de auto-conciencia, un vacío cuasi ontológico que se rellena con viento de mentideros de internet, modas de esquina, rejones de micrófono, portadas de revista y titulares de televisión.

Cuestionar las entradas y salidas del Rey puede ser justo y necesario dentro y a partir de cierto entorno familiar-institucional, un nivel que circunscribe a unos pocos selectos por proximidad dinástica o por responsabilidad estatal, y a nadie más. Pasar de ese límite, bajar de ese nivel, denota desafecto por la Corona y deslealtad con las personas.

La publicación de lo de la cacería, la agitación de los medios por el anecdótico incidente, si fuera una maniobra tramada por la siniestra post-marxista del PSOE y cía., apestaría lo mismo pero se entendería ajustada a la indignidad de sus inductores. Lo que sorprende es ver a neocones y gacetilleros afines pringando en el plato, al borde de la iracundia jacobina.

Las revoluciones acabaron con la nobleza de sangre como clase, pero no consiguieron que desaparecieran las monarquías como formas de identidad histórico-nacional. Los estados que las han conservado, se enriquecen con un patrimonio de inmenso valor, digno de admiración y preservación constantes, permanentemente, en todo tiempo y bajo cualquier circunstancia.

Ser Rey de España no es cualquier cosa. Que lo sepa el Rey, importa. Pero importa tanto (o más) que la gente sepa que al Rey no se le pasa revista.


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El tiempo vuela, y cuanto más años cumples, más rápidamente se van para no volver, acumulando un pasado cierto, un presente efímero y un futuro indefinido, aunque marcado por los hechos ya cumplidos. Los siete años de Benedicto XVI, que hoy se cumplen, se sujetan también a lo dicho.

El otro día, no encontré suficiente motivación para escribir nada; llegar a los 85 años es asunto personal, para celebrarlo a solas o en familia, no merece alboroto, aunque comprendo el festejo (siendo difícil de equilibrar la fiesta y el incordio tratándose de un octogenario). Pero hoy sí merece recordación especial que hace siete años fue elevado a la Sede de S. Pedro, una semana de años que ya ha sido marcada con suficientes hechos para hacer de este un pontificado memorable.

Tengo la impresión de que el tiempo, en cuanto vaya pasando, irá magnificando el paso de Benedicto XVI, tanto como, por otra parte, irá ajustándose a sus proporciones, peso y medidas reales, no figuradas ni ficticiamente aumentadas, la época del beato (precipitado) Juan Pablo IIº. A estas alturas, siete años después de aquel demasiado largo periodo, se van entendiendo muchas cosas, se desmontan otras, otras ya han caído con estrépito, se temen más derrumbes y se valoran propiamente unos cuántos momentos, actos y documentos, en los que parece notarse más al Ratzinger celoso, vigilante y prudente, que al Wojtyla entusiasta, desmesurado, comunicativo, multitudinario, escénico y empático. En este sentido, comentábamos el otro día, en una tertulia, que vale más la ratzingeriana Dominus Iesus, solamente, que todo el lote de documentos de JPIIº.

Siete años de independencia, también dignos de celebrar. Yo mismo supuse que la impronta juanpablista modelaría el pontificado que le siguiera, siendo su sucesor una especie de calco en tono menor. Gracias a Dios, desde que se impuso el nombre, todos advertimos que el muy discreto Papa Benedicto pisaba con huella propia, que no le cabían moldes, que su personalidad se definía distinta, no en contra de su predecesor, pero sí absolutamente diferenciado en estilo exterior e interior, en palabras, modos y hechos, también en la forma de relacionarse y verse relacionado, de cerca y de lejos. Con un ligero y eficiente soplo, la espesa, omnipresente y abarcadora sombra de su predecesor, fue desapareciendo, desdibujándose.

Aunque todavía - entiendo yo - perdure demasiada juanpablolatría, uno de los efectos más de agradecer de estos 7 años, es el haber estructurado un pontificado independiente, el haber disuelto suavemente el mito megalómano del papa-milenium (permítome el concepto, si no académico sí descriptivo).

No estoy diciendo que se haya disuelto el 'juanpablismo', que ese es otro problema, dependiente, sobre todo, de la propaganda de 'recurso al pasado' que mantienen y sostienen los grupos eclesiales favorecidos y patrocinados entre 1978 y el 2005. Tanto más cuanto algunas de estas instituciones emblemáticas del juanpablismo o han caído o están siendo objeto de una profunda revisión durante este septenio benedictino, proyectando una vaga reluctancia implícita que flota en el ambiente, en la misma curia romana y otros medios e instituciones eclesiales.

Si en varios análisis publicados durante estos días unos pocos comentaristas reducen la obra de Benedicto XVI a una especie de labor de purificación-desinfección institucional y espiritual de la Iglesia, quizá también se esté soslayando interesadamente otra evidente acción, más profunda: La rectificación de la procastinación del papado anterior.

Con el concepto de 'hermenéutica de la continuidad' se ha emitido, una inteligente clave, valida para recibir adecuadamente la herencia del Vaticano II sin colapsar la vida y la historia de la Iglesia.

Junto con todo, quizá sea la restauración de la liturgia tradicional y la decidida voluntad de reintegrar canónicamente a la FSSPX lo más significativo de estos siete años, por lo menos para el catolicismo consciente de la deriva y descomposición sufridas por la Iglesia entre 1965-2005.

Sin embargo, constará también en la crónica de estos años de pontificado la resistencia de los grupos des-católicos, aun minoritarios, pero cada vez más movilizados, emergentes en algunos países occidentales, cuya consolidación significaría a la larga, en un futuro más o menos próximo, la consumación del cisma formal, que ya existe de facto.

Aun si esto sucediera (Dios no lo quiera), los años de Benedicto XVI quedarán registrados como una fecha referencial en la historia de la renovación y restauración de la Iglesia.

  
Oremus pro pontifice nostro Benedicto.

R.
Dominus conservet eum, et vivificet eum, et beatum faciat eum in terra, et non tradat eum in animam inimicorum eius.

(Pater, Ave, Gloria)

Deus, omnium fidelium pastor et rector, famulum tuum Benedictum,
quem pastorem Ecclesiae tuae praeesse voluisti, propitius respice:
da ei, quaesumus, verbo et exemplo, quibus praeest, proficere:
ut ad vitam, una cum grege sibi credito, perveniat sempiternam.
Per Christum, Dominum nostrum. Amen

***


Será porque la noticia es de las que marcan una época y distingue tiempos pasados, dejándolos atrás por el presente que se impone y el futuro que se vislumbra con nueva claridad. Van a ser -espero, esperamos- días, semanas, meses de muchas buenas nuevas:

Esta mañana, en Vatican Insider, esta era la más reseñable, de hace unos días:

Lefebvre: la respuesta al Vaticano

Esta tarde, era esta otra, de hace unas horas:

Lefebvriani, la risposta positiva è arrivata

Y en otros medios, lo mismo. Parece como una contra-reloj, a ver quien publica antes, a ver quien se adelanta y cuenta más o sabe más.

Me gustan - of course!- estas ansiedades tratándose de lo que se trata.

A ver si todo se ajusta cuanto antes, a ver si por fin se marca este hito, tan deseado por los buenos como odiado por los que están perdiendo (o ya han perdido, por desgracia) su conciencia católica.

Adeamus ergo cum fiducia ad Thronum Gratiae!

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*EDITO: gabrielsppautasso@yahoo.com.ar DESDE EL BUNKER CON EX  ORBE EN SU GENTILEZA HUMANISTA. Córdoba de la Nueva Andalucía, 28 de abril de 2012. MUCHAS GRACIAS, gspp*

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