lunes, 20 de diciembre de 2010

¿TORAH o TALMUD?

 
“Quedaos con nosotros para vivir como nosotros o marchaos lo antes posible, devolvernos esta tierra en la que vosotros sois extranjeros; libradnos de vuestro contacto o, si os quedáis aquí, compartid nuestra fe”.

Editó: Lic. Gabriel Pautasso

*OBISPO DE CLERMONT-FERRAND, SAINT AVIS.
(F. LOSSKY : « Antisemitismo y Misterio de Israel, p. 182).*

La religión judía, como todo lo que afecta a la cuestión judía, está basada en un equívoco.
En efecto, cuando se habla de religión judía se piensa, corrientemente, en la ley mosaica (o Pentateuco) codificada bajo el nombre de TORAH. Y el Cristianismo no puede de experimentar ninguna desconfianza ni animosidad especial en lo que respecta al Pentateuco, puesto que figura entre sus libros sagrados del Antiguo Testamento.  El cristianismo considera únicamente que la ley mosaica quedó superada y sustituida por los preceptos superiores del Evangelio; entre los dos hay filiación y continuidad, y no antinomia fundamental.

“Si en la Edad Media los volúmenes de la TORAH fueron pisoteados más de una vez por un populacho desencadenado que saqueaba la sinagoga o quemados con la propia sinagoga, tales actos no fueron nunca aprobados por la Iglesia. En cuanto a la TORAH, nunca fue condenada oficialmente. Si bien el Judaísmo estaba considerado como una herejía y se mataba a los judíos en su calidad de incrédulos, se respeto siempre la TORAH, aquella ley de Dios. Tal como dijo un Papa: “Nosotros loamos y honramos la Ley, ya que ella fue entregada a vuestros antepasados, por  mediación de MOISES, por Dios Todopoderoso. Pero nosotros condenados vuestra religión y vuestra falsa interpretación de aquella ley”
(MAX I. DIMONT: “Los judíos, Dios y la Historia, pp. 254).

Pero si bien ciertos judíos, apegados a la tradición, permanecen todavía fieles a la TORAH, la mayoría de ellos la han abandonado desde hace mucho tiempo en beneficio del TALMUD, recopilación de comentarios de la Ley elaborados por los FARISEOS y los RABINOS, entre los siglos II y V después de JESUCRISTO; muchos se han hecho completamente agnósticos. Sobre ese delicado tema, dejemos hablar a WICKHAM STEED  y a eminentes pensadores judíos:
“Los saduceos lucharon durante siglos contra la tendencia farisea a aislar el judaísmo detrás de una barrera de preceptos y de comentarios; pero la caída de Jerusalén decidió definitivamente la batalla a favor de los fariseos, los cuales multiplicaron hasta tal punto los comentarios sobre la ley que la codificación se hizo indispensable. Entonces fue elaborado un código llamado MISHNA (DOCTRINA).
De generación en generación, los comentarios de la MISHNA se desarrollaron de tal modo que resultó imposible manejarlos; una vez más hubo que proceder a la codificación. Hacia mediados del siglo V de nuestra era, fue compuesto un código MISHNA en Palestina, y a finales del mismo siglo un segundo código en BABILONIA.
“Los dos códigos fueron llamados “TALMUD” (búsqueda o Investigación). En tanto que el TALMUD de PALESTINA desempeñó a continuación un papel insignificante en la vida judía, el TALMUD babilónico fue considerado como un tesoro nacional, convirtiéndose en “EL LIBRO” para los judíos ortodoxos y reemplazando la TORAH como fuente de toda la sabiduría y como guía para todos los detalles de la vida cotidiana. El TALMUD, a pesar de su carácter de comentario de un comentario de una Ley de origen incierto, no solamente ha mantenido a la nación judía, sino que impregnado de un espíritu farisaico y la ha separado quizá para siempre de la gran corriente de la cultura humana”.
(WICKHAM STEED; La monarquía de los Habsburgo,  pp. 255. 256, 257). 

Esa opinión es conformada por BERNARD LAZARE:

“El verdadero Mosaísmo, depurado y engrandecido por ISAÍAS, JEREMÍAS y EZEQUIEL, ampliado universalmente por los de JUDEO-HELENISTAS, hubiera conducido a ISRAEL al Cristianismo si el ESRAÍSMO, el FARISEÍSMO y el TALMUDISMO no hubiesen estado allí para retener a la masa de los judíos en los lazos de las estrictas observancias y de las estrechas prácticas rituales.  
“Como no podía proscribirse el Libro, se le minimizó, se le convirtió en tributario del TALMUD; los doctores declararon: “La Ley es agua, la MISHNA es vino”. Y la lectura de la BIBLIA fue considerada como menos provechosa, menos útil para la salvación que la lectura de la MISHNA.
“A partir de entonces triunfaron los Rabinos. Habían conseguido su objetivo. Habían arrancado a ISRAEL de la comunidad de los pueblos; lo habían convertido en un solitario feroz, rebelde a toda ley, hostil a toda fraternidad, cerrado a toda idea bella, noble y generosa; lo habían convertido en una nación miserable y pequeña, amargada por el aislamiento, embrutecida por una educación mezquina, desmoralizado y corrompida por un injustificable orgullo.
“Con esa transformación del espíritu judío, con la victoria de los doctores sectarios, coincide el comienzo de las persecuciones oficiales. Hasta aquella época, apenas había habido más que explosiones de odios locales, pero no vejaciones sistemáticas. Con el triunfo de los RABINISTAS nacen los ghettos; empiezan las expulsiones y las matanzas. LOS JUDÍOS quieren vivir aparte: los demás se separan de ellos. Detestan el espíritu de las naciones en medio de las cuales viven; las naciones les expulsan. QUEMAN AL MORO; LES QUEMAN EL TALMUD y a ellos mismos”.
(BERNARD LAZARE: El antisemitismo, pp. 57-58, Editions JEAN CRÈS, París. 1934.  

En su libro Le Malher d´Israel, el doctor A. ROUDINESCO muestra también cómo el judaísmo de los profetas, de espíritu universal, desemboca en el Cristianismo, y cómo el judaísmo legalista, basado en el TALMUD, se separa y rompe definitivamente con él. 

“La ortodoxia  actual no es la religión de la BIBLIA y de los PROFETAS. Es una religión post-bíblica o talmúdica edificada por unos fariseos y unos doctores de la ley entre los siglos II y V después de JESUCRISTO, para conservar la pequeña minoría de judíos que no se habían adherido a CRISTO y para consumar la ruptura definitiva con el Cristianismo”.
(Dr. A. ROUDINESCO: Ob. cit., p. 114). 

“El judaísmo de los Profetas, universalista, mesiánico y finalista desembocó en JESÚS y conquistó al mundo bajo su forma cristiana.
“El judaísmo legalista y nacional ha confirmado su dios exclusivamente en  la colectividad que él había elegido y se esforzado en salvarla de los peligros que se han renovado incesantemente a su alrededor. Está basado en una interpretación de los textos bíblicos por tradiciones orales no reveladas, llamados MISHNA, GUEMARA, HALAKHA y HAGADA. Ese conjunto, conocido por el nombre de TALMUD, fue concebido en JERUSALÉN a finales del siglo II, y terminado en BABILONIA en el siglo V. Los dos TALMUDS ocupan  once tomos en octavo y representan veinte veces el volumen de la BIBLIA”.
(Dr. A. ROUDINNESCO: Ob. cit., p. 115).

“TODOS los elementos del especifismo judío hay que buscarlos en su religión. Surgido de sus prácticas rígidas, aísla al judío y le confiere el carácter de una especie de colonia extranjera, única en su género, viviendo de las otras naciones. La endogamia y la ausencia de todo proselitismo han terminado por crear, por selección, una especie  étnica, a pesar de tantas ascendencias heterogéneas”.
(Dr. A. ROUDINESCO: Ob. cit., 126).  
“A la religión revelada por ABRAHAM, codificada por MOISÉS, basada en un dios nacional, se opone la de PROFETAS, inspirada por un Dios universal y justo. Con los PROFETAS, la idea de moral penetrada en la religión y forma cuerpo con ella. El Dios nacional era necesariamente egoísta; no era misericordioso: “castiga la iniquidad de los padres en sus hijos y en los hijos de sus hijos hasta la cuarta generación” (EXODO, XXXIV, 7). Ordenó a MOISÉS y a JOSUÉ que destruyeron sin piedad a los otros pueblos, y no que los convirtieron. Con los PROFETAS  JUDÍOS aparece por primera vez en la historia de la humanidad la idea de fraternidad universal.
“A partir del año 745 antes de nuestra era, ISAÍAS, AMÓS, OSEAS, MIQUEAS, EL SEGUNDO ISAÍAS, JEREMÍAS, EZEQUIEL y DANIEL, (ver STRAUBINGEN) crearon una nueva religión de una elevación espiritual y moral desconocida hasta entonces. Gracias a ello, JEHOVÁ se convirtió en un Dios Universal; gracias a ello, también, ISRAEL ha conservado el culto del Dios único. Ellos salvaron a la vez al judaísmo y al monoteísmo. Hay que leer a los profetas para saber hasta qué punto el pueblo judío era inclinado a la idolatría.  PUEBLO DE NUCA RÍGIDA y CORAZÓN INCIRCUNCISO, volvía a sus ídolos como el perro a su vómito. No sin motivo ha quedado en la historia el recuerdo de múltiples becerros de oro. El ejemplo venía de arriba: SALOMÓN, a pesar de su proverbial sabiduría, adoró a ASTARTÉ y a MILCOM y alzó un templo a KEMOSH y a MOLOCH delante de JERUSALÉN (REYES, XI, 5). JEROBOAM I mandó a fundir unos becerros de oro quinientos años después del de AARÓN. TERTULIANO dice que la circuncisión fue mantenida entre los judíos únicamente para frenar su tendencia a la idolatría y para recordarles su verdadero DIOS. Los falsos dioses eran adorados bajo el rey MANASES en el mismo Templo, convertido en un verdadero panteón. Sin los PROFETAS, el culto de JEHOVÁ  se habría quizá difuminado”.
(Dr. A. ROUDINESCO,  Oc. Cit., pp. 126-127).  

AQUELLA sustitución de la TORAH por el  TALMUD tendrá dos consecuencias que, a través de los siglos, no dejarán de gravitar pesadamente sobre los destinos del pueblo judío.   
La primera será la de exacerbar el exclusivismo nacional y político.
Es lo que señala muy claramente F. FEJTÖ en su obra: Dios y su pueblo:

“Vosotros sois el pueblo celoso por excelencia. Esa es vuestra verdad y vuestra mentira. Esa es vuestra maldición

“En realidad, los términos de la alianza llevan la huella de vuestro espíritu. Sois vosotros los que lleváis el nombre de celosos, sois vosotros los que exigís de Dios que no se trate con los otros pueblos, que repudie a todos sus otros hijos.
“Todo o nada: ésa es vuestra divisa, no la suya. Hijos titánicos, lo queréis todo para nosotros. So pretexto de hacerlo vuestro único Rey, en realidad os encarnizáis en hacer descender a ese Dios a vuestro nivel, en dominarle, en convertirle en el esclavo y el instrumento de vuestra expansión nacional…

“Nada menos generoso, nada más posesivo que vuestro amor a Dios…
“Sencillamente, querríais ser como él, sustituirle, ocupar su lugar. ¡Nada menos que eso!
“Sois un pueblo celoso. Dios con vosotros: y sólo con vosotros, solamente para vosotros…

“La idea de compartir a Dios con otros os parece inadmisible. Y os parece igualmente insoportable la idea de vuestra desigualdad, de vuestra inferioridad respecto a él. ¿Por qué todo para él y nada para vosotros? ¿Por qué el todopoderoso y vosotros impotentes? ¿Por qué él puede tomar todo lo que os pertenece, si le place: vuestras esposas, vuestra madre, vuestras hermanas, vuestras hijas, vuestros rebaños, vuestra tierra…en tanto que vosotros sólo podéis inclinarlos ante la expresión de su voluntad? ¡Es injusto!, exclamáis. Eso no es una alianza entre iguales, es una esclavitud. No es un contrato, es un diktat…  

“Y he aquí que surge en vuestra alma, en los bajos fondo de vuestra conciencia colectiva, esos barrios por los que uno no osa aventurarse cuando ha caído la noche, ese sueño indecible, monstruoso, de hacerle desaparecer de un modo u otro, de sustituirle, de ser como él, de ser DIOS.
“No tardasteis mucho en transformaros de ADÁN en CAÍN, en matar a ABEL, es decir, al mejor de entre vosotros, aquel cuya ofrenda había sido aceptada…

“Al tiempo que proclama la existencia de un Dios único para el universo, el judío se obstina en querer captar a ese Dios para él, en excluir a todos los demás de la alianza…”
(F. FEJTÖ: Dios y su pueblo, p. 104 a 109, Bernard Grasset, París, 1960).

Por su parte, BERNARD LAZARE escribe:

“Sin la le ley, sin Israel para practicarla, el mundo no existiría, Dios lo haría volver a la nada; y el mundo sólo conocerá la felicidad cuando quede sometido al impero universal de aquella Ley, es decir, al imperio de los judíos. Por consiguiente, el pueblo judío es el pueblo elegido por Dios como depositario de su voluntad y de sus deseos; es el único con el cual la Divinidad ha hecho un pacto, es el elegido del Señor”.

“Israel está colocado bajo el ojo mismo de JEHOVÁ; es el hijo predilecto del Eterno, el único que tiene derecho a su amor, a su benevolencia, a su protección especial, y los otros hombres están situados por debajo de los hebreos; sólo por compasión tienen derecho a la munificencia divina, porque sólo las almas de los hebreos descienden del primer hombre. Los bienes que son entregados a las naciones pertenecen en realidad a ISRAEL”.

“Esa fe en su predestinación, en su elección, desarrollo en los judíos un INMENSO ORGULLO. Llegaron a considerar a los no-judíos con desprecio y a menudo con odio, cuando a los motivos teológicos se mezclaron con motivos patrióticos”.
(B. LAZARE: El antisemitismo, p. 50-51-52).

Una segunda consecuencia, no menos grave, es secuela del paso de la TORAH al TALMUD; en efecto, contrariamente a una opinión extendida de un modo deliberado en los medios judíos y filo-semitas, y que ha falseado por completo el problema de las relaciones del Judaísmo y el Cristianismo, uno y otro no reposan ya, desde entonces, sobre un libro común; en efecto, son cada vez más extraños el uno para el otro.

“El cristianismo no ha sido una pequeña secta judía que ha triunfado, como pretenden los rabinos. Ha realizado al judaísmo en toda su pureza y su grandeza verdaderas. Al desnacionalizarlo, lo ha convertido en universal y humano, de acuerdo con las esperanzas de los profetas. JESÚS, hombre de Dios, incomparable e inigualado, ha podido ser aceptado como el Mesías, conforme a la escatología y al mesianismo de ISRAEL. Si los cristianos han reconocido al mismo Dios en ese hijo de Israel, ¿pueden quejarse de ello los judíos? Desde hacía dos mil años, el judaísmo contenía en espíritu el germen del cristianismo. El profetismo señalaba ya un cristianismo en gestación. El alumbramiento era inevitable. Al vaciarse de su fruto, el judaísmo reseco se replegó sobre sí mismo, en un aislamiento moroso, altanero y estéril. Renunció a todo proselitismo y se proclamó religión universal de una pequeña fracción del pueblo judío.
“Por paradójico que pueda parecer, tanto para los cristianos como para los judíos, el cristianismo fue el que realizo la verdadera religión de Israel. La que actualmente practican los judíos es una religión posterior a la aportación evangélica, establecida por los doctores de la Ley, sobre una Biblia interpretada al margen de la revelación. En tanto que el Judaísmo DE LOS PROFETAS se enriquecía con el mensaje de JESÚS, el de los rabinos se abismaba en el TALMUD”.
(Dr. A. ROUDINESCO: Le Malheur d ´ISRAEL, p. 140).

« El Judaísmo de la DIÁSPORA, llamado HELENÍSTICO, que representaba los nueve décimas partes de los judíos del imperio, liberado de la obligación de la circuncisión, desnacionalizado, amplio de espíritu, y acogedor, desapareció alrededor del siglo V, probablemente por fusión con el cristianismo. Alejado de JERUSALÉN, no se vio demasiado afectado por las catástrofes de los años 70 y 133. Después de la desaparición del culto oficial de JERUSALÉN, los judíos palestinos consideraban a los judíos dispersos como sospechosos desde el punto de vista de la estricta ortodoxia. La ruptura entre Judaísmo de la Diáspora y el Judaísmo rabínico fue obra de los fariseos, de los escribas y e los doctores de la ley. A PARTIR DEL SIGLO II, los rabinos de Babilonia y de Galilea elaboraron un código religioso, político y social conocido por el nombre de TALMUD. Ese libro regulaba la vida del israelita de acuerdo con un espíritu distinto al de los profetas y al de la Biblia. Si hubiesen existido graves divergencias entre el ANTIGUO y el NUEVO TESTAMENTO, los cristianos no hubieran conservado los dos textos, uno como continuación del otro. Al rechazar el Evangelio, los rabinos se vieron obligados a interpretar de nuevo el texto de la antigua Biblia. Llevaron a cabo ese trabajo con unas tradiciones orales más o menos conformes con los textos antiguos: la MISHNA y la  GEMARA. De aquella compilación nació una nueva BIBLIA; la antigua quedó para los cristianos. El TALMUD está contenido en once gruesos volúmenes. Ese libro funesto, en gran parte ininteligible, triste pavesa del Judaísmo de los PROFETAS, no representa un enriquecimiento para el espíritu humano  (SALOMÓN REINACH). El objetivo del TALMUD FUE EL DE SALVAR LO QUE QUEDABA DE ISRAEL SIN ABSORBER POR EL CRISTIANISMO… EL ANTIGUO TESORO ESPIRITUAL DE LOS PROFETAS FUE ABANDONADO POR LOS RABINITAS.
“En tanto que el cristianismo se enriquecía con las aportaciones de ORÍGENES, de CLEMENTE de ALEJANDRÍA, de SAN JERÓNIMO y de SAN AGUSTÍN, el JUDAÍSMO se empobrecía con el TALMUD.
El Talmud, al imponer sus tendencias a todo el nuevo judaísmo, ha labrado la desgracia del pueblo hasta nuestros días”.
(Dr. A. ROUDINESCO: Ob. cit., p. 25-26).

*Ha sido nuestra fuente de crítica e interpretación histórica, el caro maestro DON LEÓN DE PONCINS por su libro “El judaísmo y la Cristiandad”, sin editorial, publicado en México, en el año 1965, con 229 pp. Rendimos cabal homenaje al ceñido historiador, que honra de la Iglesia Católica Romana y el honor de su patria, FRANCIA por la Civilización Occidental. Biblioteca volante: CLEMENTE XIV de Córdoba.
  
DIARIO PAMPERO Cordubensis.
INSTITUTO EMERITA URBANUS. Córdoba de la Nueva Andalucía, en diciembre del Año del Señor de 2010.
Sopla el PAMPERO. ¡VIVA LA PATRIA! ¡LAUS DEO TRINITARIO! ¡VIVA HISPANOAMÉRICA! SANCTA MARIA ARA COELI: Santa María el altar del cielo. Gssp.



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