LA EFEBÍA. EL GIMNASIO. LA PALESTRA. EL IDEAL DE LOS JUEGOS.
Editó: Lic. Gabriel Pautasso
“Cuando el gran PERICLES nos habla en su Epitafio (Oración Fúnebre) de los caídos en el primer año de la frutecida Guerra del Peloponeso: TUCIDIDES Historia, Libro II, 36 y ss. que “nuestra ciudad se ha convertido en la ESCUELA DE TODA HÉLADE”…NO ES OTRA COSA QUE LA REALIDAD ATENIENSE. PORQUE ATENAS QUERÍA PLASMAR HOMBRES SENSATOS, PRUDENTES, NOBLES, VALIENTES, PERFECTOS ADMIRADORES DE LA VERDAD”.
El hecho de que el DEPORTE responda a una exigencia de entrenamiento militar no significa que esta función agote su contenido, ni mucho menos. En el canto XXIII de la Ilíada fueron convocados por ÁQUILES para honrar a su difunto escudero. NÉSTOR menciona sus victorias con ocasión de las honras fúnebres que se rindieron al poderoso ARIMANCEO por disposición de sus hijos y EURÍALO, el antagonista de EPEO en el pugilato, se gloriaba de haber vencido a todos cadmeos que se opusieron en Tebas, en los juegos celebrados al morir Edipo, el hijo y el esposo, según el mito, de YOCASTA. Por otra parte, los juegos se practicaban en honor de los dioses y de los HÉROES, y a éstos se atribuye la institución de varias festividades religiosas y deportivas. En realidad, los juegos son una de las tantas manifestaciones del espíritu de oposición, agona de agón (juego) del pueblo helénico.
Puede afirmarse, sin exagerar que la pugna, la lucha, la oposición, el certamen y otras formas sublimadas de contienda, constituyen el cauce más inmediato, más espontáneo del alma y el espíritu griego. Y su genio consistió en haber sabido SUBLIMAR este radical polémico en las formas más nobles y creadoras. La música, la poesía, la escultura, el drama y la tragedia, la comedia, son en medida considerable el resultado de este espíritu agonal y competencia de los helenos. Y puede considerarse que uno de los factores de cohesión y unión nacional más importantes entre las innumerables ciudades-estados de que estaba formado el cosmos aficionados a los estadios de nuestros días, donde el espíritu nacional o regional, la parcialidad y otras tendencias y orientaciones similares ocasionan con demasiada frecuencia, del cual se hacen eco los medios de comunicación masiva en forma harto sensacionalista, choques y enfrentamientos, a veces sangrientos, y que, antes que favorecer y promover el desarrollo de la comprensión y del respeto mutuo en una comunidad libre de naciones libres y soberanas, contribuyen a hacer más profundos los recelos, las desinteligencias y las rivalidades mutuas. Para explicarse, al contrario, como los juegos y el espíritu que los animaba, esto es, su ARETÉ, su perfección, pudo inspirar un respeto tan unánime en toda la Hélade (Grecia) y ejercer una función educadora tan elevada, es preciso insistir en su carácter sagrado tanto o más que su finalidad práctica y profana no sacra, tal se expresa en nuestros días. En Grecia al mismo tiempo que les servía para alcanzar el grado de eficiencia que las contingencias sociales les requerían, les permitía realizar un ideal estético-religioso perenne. La fuerza, la habilidad, la belleza física y hasta la victoria eran dones de los dioses, y por ello era preciso estarles agradecidos y no cometer pecado de hybris, esto es, ensoberbecerse; por otra parte obedecer los fallos de los jueces de los juegos y las prescripciones establecidas por la tradición equivalía a cumplir la voluntad de HERMES, de APOLO o de ZEUS. Salir vencedor no era una honra individual o personal en la medida en que lo es en nuestros días, sino tanto la estirpe, como la ciudad o la nación de origen, compartían la gloria del vencedor. Esto se ve muy claramente en las ceremonias que precedían y seguían a las pruebas atléticas de las grandes festividades pan-helénicas y en la sociedad homérica.
En Grecia encontramos la fuente, por decirlo así, de todas nuestras instituciones fundamentales, entre ellas la educación. Pero no aparecen como en nuestros días reglamentados, como la esfera aparte de la vida pública con límites bien definidos. Todo estaba en el ambiente, en la tradición, en la ejemplaridad de las figuras ilustres, en los poemas y las sagas de los grandes poetas del pasado, en el consejo de los ancianos, en los versos de ESQUILO o de SÓFOCLES, en el ágora, en el taller de un ceramista, del escultor, del herrero, del cordelero, del tejedor, en los banqueros públicos, etc., y el ideal que inspiraba todas las conductas era “ser libre y superar a los demás”, “pronunciar bellas palabras” y “realizar acciones ejemplares”. En otras cosas dice el anciano FÉNIX a ÁQUILES, al reprocharle su obstinación tan funesta para los aqueos.
“…me mandó (PELEO) que te enseñara a hablar bien y a realizar grandes hechos”. (J. OTERO ESPANANDÍN, Op. Cit., pág. 138-139).
Estas palabras del viejo preceptor, sintetizan el contenido de la educación heroica.
Desde sus primeros años (siete) se ponía en contacto con todos los estímulos que actuaban obre la conciencia comunitaria del pueblo heleno; la vida no tenía secretos para él. En casa presenciaba de entregarse a los ejercicios físicos de su predilección u objeto de enseñanza. Se reunían en él los atletas para conversar con sus amigos y los conocidos. Esta dependencia de la PALESTRA se denominada “apodyterión”. En frente de ella, en el lado opuesto del patio central, había otra dependencia mayor aún, que se supone estaba destinada a los Efebos, a la manera de un “CLUB” de nuestros días. Había, además, en el ángulo noreste, una pileta cuadrada de piedra, de cuatro metros de lado por 1,80 de profundidad. Esta dependencia venía a ser una especie de cuarto de baño. Terminado el ejercicio físico, los atletas se bañaban y a continuación se daban masajes y se ungían con aceite; hecho esto se vestían y, o bien salían a pasear por la ciudad y sus alrededores en compañía de sus amigos o bien se quedaban escuchando a un filósofo, como a SOCRATES o PLATÓN, o a cualquier viajero que contaba lo que había visto en sus andanzas por el mundo. Debe recordarse que muchos de los Diálogos de PLATÓN tienen lugar en ella o así se supone. Esto era lo esencial de una palestra privada o pública. Cierto que las había con baños calientes y fríos y con muchas otras comodines, sobre todo en la época romana. Lo que no solía faltar eran asientos de piedra o de madera donde descansar a la sombra y desde donde se pudiese ver a los que se hallaban entregados a la cultura física. Se han hallado altares y estatuas de ciertas divinidades, principalmente de APOLO, de HERACLES (HÉRCULES) y de HERMES. El primero y el último eran los dioses tradicionales de la palestra. El patio estaba cubierto con arena fina para comodidad y seguridad de los luchadores y demás deportistas. Por lo general, las palestras estaban situadas en el jardín de casas particulares dentro de la ciudad; los maestros afamados y de elevada clientela disponían de una para la enseñanza de sus alumnos, o bien, en caso necesario, la alquilaban por horas a otras personas. Era la palestra tanto o más importante que el salón de clase; éste podía incluso improvisarse en el Apodyterión o en otra dependencia de la palestra, pues los alumnos apenas escribían o contaban; en cambio, no se concebía que no hiciesen ejercicio y vida al aire libre.
Por Gimnasia entendían los griegos primitivamente aquellos deportes cuando requieren desnudarse. (gymnos: Desnudo). Más tarde esta palabra vino a designar también el lugar donde de dichos deportes se practicaban, que solía ser un campo en las afueras de la ciudad, por lo general contiguo a jardines o paseos o formando parte de los mismos. Mientras las palestras podían ser privadas y de capacidad reducida, los gimnasios eran públicos como nuestros campos de deportes, nuestros parques y plazas públicas. En casi todos ellos había una palestra de carácter comunal o pública y una de las principales finalidades era servir de campo de adiestramiento a los EFEBOS.
La palabra era demasiado pequeña para ciertos ejercicios como el lanzamiento de la jabalina, tan importante para el entrenamiento guerrero y militar, de los hoplitas o soldados de infantería. Servían también los gimnasios de escuela y el campo de entrenamiento de los atletas aspirantes a participar en las fiestas pan-helénicas y lo mismo en las fiestas y concursos locales de factura religiosa. Un requisito destacado de los gimnasios – como no podía ser menos en el clima del tipo mediterráneo – la sombra y el agua. El de ELIS u OLÍMPIA; el Platanistas de ESPARTA – así llamado por los plátanos que lo sombreaban – se hallaban en un meandro del río EUROTAS del PELOPONESO; en ATENAS había tres, que eran a la vez jardines sagrados: el LICEO, al oeste, en las riberas del Río Cefiso, y el de la ACADEMIA y el CINOSARGOS, al borde de las corrientes ERIDANO e ILISO. Estos gimnasios de ATENAS y ESPARTA era, a la vez, los lugares más frecuentados por el público en general. Al caer la tarde los ciudadanos jóvenes y ancianos se dirigían a ellos a dar un paseo, a hacer ejercicio, a bañarse, a conversar simplemente a la sombra de los olivos o de los álamos. Había espacio, y las formas de entrenamiento para todos; los niños podían correr, jugar al aro, a la pelota, y en general practicar los mismos deportes que los mayores; los filósofos desarrollaban sobre temas más dispares: la cosmografía, la belleza, la virtud o areté, los escultores y los pintores de vasos, de pórticos y de estatuas (ver las ilustraciones) analizaban una de las infinitas actitudes de los atletas; con razón puede decirse que la escultura griega jamás hubiera alcanzado el grado de plenitud que alcanzó si los juegos con todas las instituciones anexas no hubiera exaltado la salud (Mens sana in corpore sano, decían los romanos), la armonía, la fuerza y el dominio del cuerpo juvenil y no ofreciese al mismo tiempo a los artistas el sinnúmero de coyunturas para estudiarlo en todos sus pormenores. Estaban los gimnasios, como instituciones públicas que eran, bajo la dirección de personas entendidas en lo concerniente a la educación física de la juventud. Estas personas se llamaban Gimnasiarcas en general; en ATENAS la jurisdicción sobre los gimnasios dependían de los Sofronistai, quien en número de diez, constituían una especie de consejo directivo permanente, y más tarde, en el siglo IV a. J. C. dependían de un magistrado, el Kosmetes y su función consistía especialmente en entrenar los equipos que participan en la carrera de las antorchas de la pan-ateneas. De uno a otro estado había diferencias en cuanto al régimen de los gimnasios. Por lo general dependían de una persona solvente, suerte de presidente honorario dispuesto a lucir su fortuna, promoviendo competiciones o pagando servicios como la construcción de nuevas dependencias o donando aceite y carbón, pues ambos se consumían en gran cantidad, el primero para los masajes y el segundo para calentar el agua de los baños y duchas. Entonces los ricos pagaban sólo impuestos indirectos, el adiestramiento de los coros, de los teatros, el equipo de tirremes, etc.
A veces las enseñanzas de los ejercicios de los niños en la palestra a cargo de una persona competente en la materia y por cuenta de los padres; esta persona venía a ser a la educación física lo que el maestro era a la música y a la enseñanza del lenguaje y del cálculo aritmético. Eran los maestros de la educación física en ciertos casos, pero se comprende la dificultad de encontrarlos especializados a la vez en música, letras, aritmética y gimnasia. A estos maestros primarios, le llamaríamos actualmente, de educación física, se llamaban Paidotribes, palabra que etimológicamente significa algo así “EL QUE DA MASAJE O FROTA A LOS NIÑOS CON ACEITE”, que era una de las prácticas más frecuentes en palestras y gimnasios, y su elección adecuada preocupaba a los padres ricos tanto o más que puede preocuparnos a nosotros a buscar un profesor de piano o de danza, de equitación, de matemáticas o de computación.
También corría a cargo de Paidotribes la educación y el entrenamiento de los Efebos.
Había otras funciones en la educación deportiva y militar de los helenos: como el Toxotes, que enseñaba a manejar el arci, el Akomista o profesor de la jabalina, el Hoplomaco, o profesor de pelota, el Afetes, o responsable de la enseñanza de balística o capapulpa y otros varios.
Todos estos técnicos necesitaban, como es lógico, ciertos conocimientos de medicina para graduar y seleccionar los ejercicios, de acuerdo con la constitución o el estado de salud de los alumnos. Así pues, la educación física estaba en Grecia al alcance de casi todo el mundo y en ciertas ciudades-estados, como ESPARTA, esta educación era obligatoria y estatal. En ATENAS y otras ciudades-estados ante de adquirir los jóvenes la plenitud de sus derechos cívicos debían pasar por un período de servicio obligatorio en una organización militar – no “milicias urbanas” – la Efebía.
Durante este período realizaban ciertos servicios, como la vigilancia de las tierras y las fronteras y sobre todo se capacitaban militarmente. Esta era en ATENAS la única enseñanza obligatoria, Duraba dos años, a partir de los dieciocho, y si bien se empezaba por ejercicios en el gimnasio y en la palestra, se complementada en el campo. Aprendían los Efebos a montar a caballo, y a lanzar la jabalina al blanco durante la carrera, manejar todas las demás armas, en especial las de uso obligatorio en el ejército, a cazar para su sostenimiento, etc. Al ser inscriptos en la Efebía prestaban juramento de sumisión a las leyes vigentes y a las que se promulgasen durante los dos años de servicio, de luchar por los DIOSES PATRIOS, por la libertad de la Hélade, por el hogar de los genós-antepasados; juraban no desamparar al camarada en la batalla, no dejar la PATRIA disminuida, respetar los viñedos, los olivares y los sembrados, etc. Este juramento se prestaba en el TEMPLO DE AGLAURA, la hija de CECROPS, y además, se tomaba por testigos del JURAMENTO a ARES, EUYALOS, ZEUS, TALO, AUXO, y HEGEMONE. De todas estas deidades ENYALOS era el dios de los ejércitos: TALO, una de las Horas, simbolizaba la juventud y AUXO y HEGEMONE – dos de las Gracias – conferían vigor espiritual y corporal a los que se iniciaban en la vida pública, (MARROU, H. I., op. Cit., Cap. IV, p. 43-52).
Para comprender el sentido de todo este mundo, dejemos que un autor reconocido helenista, nos diga: “ADMIRAMOS las grandes obras de los griegos, su arquitectura, plástica, poesía, filosofía y ciencia. SOMOS CONSCIENTES de que ellos son los fundadores del espíritu europeo que, desde tantas generaciones, a través de renacimientos más o menos pronunciados, una y otra vez vuelve hacia ellos. RECONOCEMOS que, a su manera, han creado casi por doquier obras ejemplares, insuperables y válidas para todos los tiempos. HOMERO, PÍNDARO, ESQUILO y SOFOCLES, FIDIAS y PRAXÍTELES, por no mencionar sino unos pocos, aún para nosotros son nombres de alto prestigio. LEEMOS a HOMERO como si hubiese escrito para nosotros, emocionados contemplamos las estatuas y los TEMPLOS de los dioses griegos, conmovidos seguimos el grandioso acontecer del TRAGEDIA griega. Pero los DIOSES mismos, de cuya existencia nos hablan estatuas y santuarios, los DIOSES cuya espíritu vibra en toda la poesía de HOMERO, los DIOSES glorificados en los cantos de PÍNDARO, que las tragedias de ESQUILO y SÓFOCLES ponen norma y meta a la existencia, ¿realmente ya no nos importan nada? ¿Dónde estará entonces el error, en ellos o en nosotros”. (Véase: - María Ángele Galino, Historia de la Educación, Editorial Gredos, Madrid, 1960, Cap. VII y VIII, páds. 127-160. – Ramón Ruiz Amado, Historia de la Educación y l Pedagogía, Editorial Poblet, Buenos Aires, 1949. – Michele Federico Sciacca, “El problema de la Educación en la Historia del Pensamiento Filosófico y Pedagógico”, Editorial L. Miracle, Barcelona, 1962; -j. f. Dobson, La Educación Antigua, Editorial Nova, Buenos Aires, 1945: - Aldo Agazzzi, Historia de la Filosofía y Pedagogía, tomo I, Editorial Marfil, España, 1966; - Hermann Weinwe, Historia de la Pedagogía, UTHEA, México, 1961…y muchos más títulos en castellano, y por supuesto, WALTER F. OTTO, “Teofanía”, EUDEBA, Buenos Aires, 1968, pág. 5.
Hacían, por tanto, los EFEBOS vida al aire libre; no poseían cuarteles, sus lugares de reunión eran los gimnasios y las dependencias de la palestra; cuando se hallaban en servicio de campaña no instalaban campamentos especiales sino que dormían allí donde los sorprendía la noche, envueltos en sus holgadas capas, y se alimentaban de la caza capturada durante el día, de unas frutas secas o frescas o de unas legumbres. Esta vida al aire en verano e invierno, este constante entrenamiento en gimnasios, palestras, estadios, hipódromos; el RESPETO POR LAS LEYES, por la AMISTAD, POR LA PATRIA DE ORIGEN A TRAVÉS DE LA CIUDAD-ESTADO y en general por cuanto constituía su GRANDEZA, hacía de aquellos futuros ciudadanos de ATENAS hombres excepcionales, capaces de batirse en la planicie de MARATÓN hasta la muerte, o de ganar la corona del olivo en OLÍMPIA o de escribir una trilogía, como las de ESQUILO, de SÓFOCLES o EURÍPIDES, o una comedia como las de ARISTÓFANES. El testimonio de ESQUILO de que lo más alto que ha realizado en su vida ha sido intervenir en la batalla de MARATÓN. No menciona para nada su poesía. (WERNER JAEGER, Paideia: los ideales de la cultura griega, Fondo de Cultura Económica, México, 1957, pág. 19-29).
Ello es así porque los antiguos tanto romanos como griegos, que eran más SABIOS y por esto más PIADOSOS que nosotros, han celebrado sus JUEGOS como una fiesta religiosa, han encendido ALTARES y quemado INCIENSO y PERFUMES en honor del genio, es decir, la FORMA del dios de la propia existencia, que está más presente en esos días de juegos que en los otros. Ellos sabían que el hombre es más que la aparición terrena y cotidiana, más de lo él mismo puede ser consciente en cada momento, porque con forma sublime permanece en los dioses.
FUENTE: de Gabriel S. P. Pautasso, “El concepto de Areté y los juegos de la Sociedad Homérica”, volumen III, del 1er Congreso Internacional de Ciencias del Deporte. Córdoba Argentina sede científica del Mundial, año 1978-1981, Córdoba, Argentina. p. 533 al 564.
*EDITÓ: gabrielsppautasso@yahoo.com.ar DIARIO PAMPERO CORDUBENSIS e INSTITUTO EREMITA URBANUS, Córdoba de la Nueva Andalucía, junio del 2010. SOPLA EL PAMPERO. Gratias agamus Domino Deo nostro! gspp.*
1 comentario:
LA PAIDEÍA DE CRISTO: La cuaresma es tiempo de meditación, ejercicios espirituales y rectificación: __La paideía griega tenía como propósito educar a la juventud en la virtud (desarrollo de la espiritualidad) y la sabiduría (cuidado de la verdad), mediante la práctica continua de ejercicios espirituales, a fin de prevenir y curar las enfermedades del alma (cultivo de sí). El educador, utilizando el discurso filosófico y la discusión de casos y ejemplos prácticos, más que informar trataba de inducir transformaciones buenas y convenientes para si mismo y la sociedad, motivando a los jóvenes a practicar las virtudes opuestas a los defectos encontrados en el fondo del alma a fin de adquirir el perfil de humanidad perfecta (cero defectos) __ La vida, ejemplo y enseñanzas de Cristo coincide cien por ciento con el currículo de la filosofía griega. Y por su autentico valor pedagógico, el apóstol Felipe (Evangelio Apócrifo) introdujo en los ejercicios espirituales la paideía de Cristo, posteriormente enriquecida por San Basilio, San Gregorio, San Agustín y San Clemente de Alejandría, con el currículo y la metodología de los filósofos greco romanos (Aristóteles, Cicerón, Diógenes, Platón, Séneca, Sócrates, Marco Aurelio,,,), a fin de alcanzar la trascendencia humana (patente en Cristo) y la sociedad perfecta (Reino de Dios). Meta que no se ha logrado debido a que el Antiguo Testamento y su teología fantástica, al apartar la fe de la razón, castra mentalmente a sus seguidores extraviándolos hacia la ecumene abrahámiaca que conduce al precipicio de la perdición eterna (muerte espiritual). Es tiempo de rectificar y retomar la paideía de Cristo sin judaísmo, separando de nuestra fe el Antiguo Testamento y su teología fantástica que han impedido a los pueblos cristianos alcanzar la supra humanidad. Pierre Hadot: Ejercicios Espirituales y Filosofía Antigua. Editorial Siruela. http://www.scribd.com/doc/33094675/BREVE-JUICIO-SUMARIO-AL-JUDEO-CRISTIANISMO-EN-DEFENSA-DEL-ESTADO-LA-IGLESIA-Y-LA-SOCIEDAD
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