sábado, 3 de julio de 2010

EL CONCEPTO HISTÓRICO DE ARETÉ EN LA PAIDEIA GRIEGA


La areté de los juegos de los tiempos homéricos

Editó: Lic. Gabriel Pautasso
“CREEDME NO CUALQUIER VERDAD ES BUENA PARA MOSTRAR SU  ROSTRO DESNUDO”. Píndaro, Pitia XI

“FORJA TU LENGUA EN EL YUNQUE DE LA VERDAD Y LO QUE EN ELLA VUELVA, AUNQUE SEA UNA CHISPA SERA PONDERABLE” Píndaro, v. V.
   
“NOSOTROS ÉRAMOS UNA VEZ JÓVENES VALIENTES, POR NOSOTROS SOMOS AHORA, Y SI QUIERES PRUÉBALO, Y POR ÚLTIMO LOS JÓVENES: PERO NOSOTROS SEREMOS MUCHO MÁS VALIENTES”. Danza patriótica
 
LA FORMACION DE LOS HELENOS FISICA y MORALMENTE AL SERVICIO DE LA PATRIA:

“MÁS AHÍ ESTAN LOS NIÑOS QUE VIENEN
DEJANDO EL JUEGO DE LOS AROS, SIN DARSE CUENTA
DE LOS INFORTUNIOS DE LA MADRE, PUES EL PENSAMIENTO
DE LOS JÓVENES NO QUIERE SUFRIR”. EURÍPIDES
 Hasta los principios del siglo VII, los habitantes de la Hélade no tenían un nombre común. En los poemas homéricos, eran llamados helenos solamente los mirmidones que expedicionaron con AQUILES desde Etiopide, la región más antigua de la Grecia continental, para participar en la célebre batalla de TROYA. Al comienzo del siglo VII, tanto los habitantes de la colonias como los de la Grecia continental fueron llamados fueron llamados HELLENOS; con este nombre se distinguían de los demás que llamaban bárbaros. HOMERO da a la palabra una significación especial; llamaba a los que hablaban  una lengua extraña y además inculta y áspera.
Para justificar los griegos las diferencias que existían entre los distintos pueblos crearon el mito de HELENO. Según dicho mito, Heleno fue en progenitor de todos los griegos, tenía tres hijos: DOLOS, EOLO, y XUTHOS. Los dos primeros fueron los antepasados de los dorios y eolios; los dos hijos de XUTHOS AQUEO e ION, son los antecesores de los aqueos y los jonios.
Sin embargo la conciencia de la unidad nacional no pudo unir políticamente a todos los griegos; cada Ciudad-Estado constituía una pequeña soberanía; tenía un poder independiente, con gobierno propio, leyes propias y ejército propio. Sin embargo, poco a poco las ciudades pertenecían a la misma tribu, o los que habitaban en ciudades cercanas, comenzaron a unirse entre sí y constituir pequeños asociaciones llamadas ligas o confederaciones, de las cuales presidía la más fuerte. Tales confederaciones se constituyeron en varias regiones de Grecia.
En los tiempos históricos encontramos muchas ciudades, hasta en número e doce, autónomas con gobierno propio, aristocrático, reunidas entre sí; estas instituciones, fueron llamadas confederaciones, ligas de las cuales presidía la ciudad más fuerte.
Tal era la confederación que reunió muchas ciudades de BEOCIA, de las cuales presidía TEBAS.  De esta alianza surgió un consejo llamado Pambeocios, de todos los Boiotoi, magistrados comunes que tenían el nombre de Biotaya: jefes políticos y militares de BEOCIA; éstos se elegían todos los años y se preocupaban de las cuestiones comunes de la confederación; eran elegidos periódicamente alrededor de Coroña, en el templo de la ATENEA Itonía que era más bien una asamblea religiosa que política.
Tebas se debe haber sentido orgullosa de tener como ciudadano al gran poeta PÍNDARO, nacido en esa ciudad en el año 522 . C. Éste, con sus cantos de certámenes Panhelénicos, no sólo coronó los maratonocos, VENCEDORES DE Maratón, contra los Persas, sino que celebró a todos los vencedores de los cuatro festejos populares, como ser, las OLIMPÍADAS, las PITIAS, las ITSMIAS, y las NEMEAS. Sin embargo, sus poesías triunfales, se dominaban por un sentimiento melancólica que hace recordar, no a las marchas guerreras de TIRTEO, poeta de Esparta, sino aquellos tonos más suaves de los cánticos cristianos.
Sin embargo, las ciudades-estados de GRECIA, no dejaron nunca de tener problemas y conflictos entre sí.
Con el tiempo, las ciudades helénicas, sintieron la necesidad de una unión de todas las ciudades del mundo helénico, sin distinción de raza ni procedencia, pero sin descubrir sus intereses propios. Así fue como se instituyeron las ANFICTIONÍAS o LIGAS ANFICTIÓNIAS, que en términos filológicos significa, los que habitaban en torno (anfi-ktío).
La primera y más antigua de las ANFICTIONÍAS, se organizó bajo la protección de APOLO PÍTICO, cuyo templo estaba en ARGOS. Esto sucedía a mediados del siglo VIII a. C. hace 2.900 años. Las ciudades unidas en torno de esta anfictonía, estaban ligadas con ciertas obligaciones a la confederación que presidía ARGOS. Si los confederados no cumplían con sus obligaciones, se le imponía una MULTA, que al no ser pagada, merecía de la liga. Al mismo tiempo fue la desintegración de la misma. Cuando los habitantes de GRECIA comenzaron la emigración  hacia las ciudades de Asía Menor, fundando varias colonias, como ser en BETINIA y SICILIA, como así también BIZANCIO en la que participaron  además los argivos; se fundan HIBLA y SELINUNDE y se estableció una liga anfictonía. Al mismo tiempo, en el centro de PELOPONESO oriental, nace una anfictonía marítima, bajo la protección del dios POSEIDÓN, hermano de ZEUS, en Calabria, Italia donde tenía su templo. 
Las anfictionías eran muchas entre las cuales podemos mencionar la que encontraba en torno al Santuario de ZEUS en Beocia, la que protegía al Santuario de POSEIDÓN en Kalavria o el mismo dios en Trifilia; la que tenía la protección del templo de APOLO en DELOS y la del mismo dios en Triopide en Asia Menor. Todas estas tenían como primordial objetivo la protección y conservación de los TEMPLOS y SANTUARIOS de sus dioses, y la realización de los festejos en su honor.
Los templos éstos, con el correr del tiempo, tuvieron más importancia, porque por ser inviolables se convierten en el lugar más seguro para guardar los tesoros que toda la ciudad tenía; además, por la gran concurrencia de los grandes comerciantes en los festejos y fiestas sagradas, se hacían grandes intercambios comerciales. Pero la de mayor importancia de todas éstas era la de DELFOS. En ésta participaban doce ciudades que componían el Consejo de la Antictionía, que se reunía tres veces al año; en la primera vez en la Primavera en el santuario de APOLO (FOCIDE) en la aldea de ANTELE, cerca de las TERMÓPILAS, en el recinto de DEMETRA ANFICTIONÍA. En los tiempos históricos la Anfictonía tenía la finalidad de cuidar el templo de APOLO.
Los griegos se acostumbraban alegrar a todos con festejos y certámenes (competencias)  religiosos (NO COMO AHORA EN EL SIGLO XXI), MUSICALES, POÉTICOS, y sobre todo, deportivos como las ciudades del mundo helénico que eran más bien festejos locales.
Se debe tener en cuenta, nos planteamos la realización con festejos, fiestas religiosos, sacras y los festejos deportivos pan-helénicos, pasaremos a los objetivos del deporte y la educación general en el mundo antiguo, donde los JUEGOS como diversión o como competencia, que fueron en parte la razón del ciudadano LIBRE. A PESAR DE LOS CERTÁMENES COMPETITIVOS llegaron a su apogeo en el período clásico de la Historia Griega, sin embargo se puede conocer con datos de mucha significación que el período homérico existieron los juegos y los deportes, según se desprende de la obra del propio HOMERO. El poeta épico afirma en su obra que AQUILES, máximo de la ILÍADA, competía en las carreras de carros; ippodromiai AGAMERÓN y DIÓMEDES en oplito pomilla (carreras llevando su armadura); AYANTE y ODISEO o ULISES se dedicaban a la LUCHA; EPEIO y POLIDEUKES eran pugilistas.
HÓMERO dedica la mayor su canto o de su Rapsoda XXIII de la Ilíada en la descripción de los certámenes funerarios en honor de su amigo-compañero, PATROCLO, caído ante las murallas de TROYA, después de su entierro y hubo muchos de esos certámenes. 
HOMERO en la Rapsoda VIII, ODISEA versículo 100-225, se refiere de los certámenes y competencias, esto es, el espíritu agonal, de agón: juego; del rey de los Feacios, ALCINOO, en honor de su huésped que fue arrojado en la plaza de los reacios y encontrado por el rey de Nausicaa, la que, por consejo de la diosa ATENEA, llegó en ese lugar con su servidores, para lavar la ropa de su casa, y lo envío al Palacio. Además del banquete se realizaron DANZAS, CANTOS y JUEGOS en los que participó ODISEO en la lucha.
En los tiempos homéricos celebrados con certámenes tato en los momentos de alegría como de pena. Los juegos eran considerados por el mundo homérico como una creación de los dioses y regalados a los hombres para hacerlos descansar de los trabajos diarios y de las preocupaciones cotidianas. DIONISIO DE HALICARNASO menciona que entre los dioses, APOLO, HERMES y el semidios HERACLES – HÉRCULES – eran honrados como los grandes maestros del arte de la yumnsia (gimnasia).
A PESAR que todas las ciudades-estados del antiguo mundo homérico establecían más o menos las mismas normas tanto en su vida pública como privada fueron dos ciudades más poderosas, sobre todo en el mundo clásico, que tuvieron en sus manos, una el predominio sobre los demás estados por tierra, ESPARTA y ATENAS tenía en su poder la talassocracia, o dominio del mar. Por eso, en cuanto a los dos primeros temas, son ESPARTA y ATENAS nos darán la respuesta.
 
LA ARETÉ EN LOS JUEGOS HOMÉRICOS por EL  DESTINO, la GLORIA y el HONOR
*Consistía la primera prueba en una carrera de carros a que el hijo de PELEO, esto es, AQUILES, sometió a lo más granados de los caudillos llegados a las playas de la Troya para ganar ARETÉ, es decir, gloria y honor con sus hechos y hazañas. Para el primero en llegar a la meta se habían destinado “una mujer diestra en primorosas labores y un trípode con asas, de veintidós medidas de capacidad; la recompensa del segundo consistía en una yegua indómita que llevaba en el vientre un feto de mulo; el tercero en llegar sería recompensado con un hermosa caldera, luciente aún por no haber sido colocado al fuego, y con capacidad para cuatro medidas; el cuarto recibiría dos talentos de oro, y, finalmente, el quinto sería premiado con un vaso de dos asas nuevos. La breve arenga con que AQUILES invitó a los aqueos a participar en el magno certamen terminaba con estas palabras:
“Adelantados, pues, los aqueos que confiéis en vuestros corceles y sólidos carros”. El efecto de las mismas sobre aquellos esforzados caudillos puede compararse con los de PLATÓN afirmaba sobre la ARATÉ de los perros de raza noble y lo corceles guerreros. La exhortación de ÁQUILES es no sólo para los guerreros sino para sus cordeles, lo que demuestra la perduración de la ARETÉ de los caballos de carrera.
Se levantó, mucho antes que nadie, EUMELO, rey de hombres e hijo amado de ADAMETO, “descollaba en el arte de guiar el carro”, según las mismas palabras de HOMERO, lo que revela que existía una rica formación para la preparación y desarrollo de la disciplina del auriga. Le siguió DIOMEDES, el hijo de TIDEO, quien puso a las bridas los célebres caballos de Tros, arrebatados a ENEAS al ser este caudillo salvado de la muerte por APOLO, según el mito. A continuación se levantó el divino MENELAO ATRIDA, del linaje de ZEUS, el cual ató al carro su caballo PODARGO y la yegua ETA, perteneciente al gran AGAMENÓN, su hermano, que lo había recibido como obsequio de ESUPOLO, el hijo de ANQUISES, por haber dispensado de ir a luchar “a la ventosa Troya”, y así poder disfrutar en la Sición su copiosa riqueza. El cuarto varón en aparejar los corceles fue ANTILOCO, vástago del magno HÉCTOR tirando su carro a caballos de Pidos. Finalmente, se levantó MERIONES, escudero del ilustre IDOMENEO, quien aparejó caballos de “hermoso pelaje”. 
Como un aspecto destacado y digno de tener en cuenta consigna HOMERO el hecho de que el mismo rey NÉSTOR NÉLIDA aconsejase a su hijo ANTÍLOCO, poco antes de darse la señal de la partida. Entre los consejos figura, el que denominaremos la ARATÉ de la Conducción de Carros, subrayado por nosotros.
“El que confía en sus caballos y en su carro, los hace dar vueltas imprudentemente acá y acullá, y luego los corceles divagan en la carrera y no se los puede sujetar; MAS EL QUE CONOCE LOS ARBITRIOS DEL ARTE Y GUÍA DE CABALLOS INFERIORES, clava los ojos en la meta constantemente, da la vuelta pegado a ella y no le pasa inadvertido cuando debe aguijar a aquellos con el látigo de piel de buey así los domina siempre, a la vez que observa a quien le precede”. Demuestran esas nobles palabras cuán antigua era entre del siglo XII a. J. C. la costumbre de conducir carros de guerra y sobre todo como los arbitrios del arte se juzgaba más eficaces que el ciego poder; la fuerza por si misma, para la consecución de la victoria. 
Este principio de conducta conservó su prístina juventud a lo largo de la historia del pueblo griego, en forma de ARETÉ. Más que la fuerza de un AJAX significó para los griegos el ingenio y la inteligencia de ODISEO. De modo que, el arte está presente en todas las manifestaciones de la vida griega, y por su ARETÉ los impulsos más espontáneos del corazón humano se fundieron y alcanzaron una gloria imperecedera. No sabemos lo que hubiera sucedido a los famosos corredores si los dioses, en todo instante impacientes y parciales en su predilecciones, no hubiesen intervenido en la disputa, como siempre se hallaba en juego la gloria, el honor y sus recompensas materiales. En el caso de APOLO, que detestaba a DIÓMEDES, haciendo que el látigo se le cayera de las manos en el exacto momento en que los caballos de TROS estaban a punto de obtener la vanguardia en contra de las yeguas de EUMELO, que ocupaban el primer lugar en la segunda parte de la pista.
“Afligióse el héroe, y las lágrimas humedecieron sus ojos al ver que las yeguas corrían más que antes, y en cambio sus caballos aflojaban porque ya no sentían el azote”.
Por suerte para el hijo de TIDEO la estratagema de APOLO no pasó desapercibida a ATENEA, protectora de aquél. Y así la diosa corrió a su lado, colocó el látigo de nuevo en sus manos e infundió vigor en los agotados miembros de los corceles; y no contenta con esto, se adelantó indignada hasta el carro de EUMELO y le rompió el yugo, con lo cual cada yegua siguió por su lado y el auriga cayó a tierra, hiriéndose en la cabeza por encima de las cejas…”Se le arrasaron los ojos de lágrimas y la voz, vigorosa y sonora, se le cortó”.
Tras este percance el puesto delantero correspondía a DIÓMEDES, rey de Etolia; seguíale el rubio esposo de la bella HELENA, y pegado a éste, con la escasa desventaja del cuello de sus corceles, iba ANTÍLOCO. Arengó el hijo de NÉSTOR sus corceles con la vehemencia de su joven corazón; no se atrevió a pedirlos que aventajasen a los de DIÓMEDES, ya que de sobra sabía esta deidad debían su brío, pero “alcanzad – les suplicaba – a los corceles del Átrida y no os quedéis rezagados para que no se os avergüence ETA con ser hembra…”. “Yo pensaré cómo, valiéndome de la ASTUCIA (el subrayado es nuestro) me adelanto en el lugar donde la pista se estrecha; no se me escapará la ocasión”.  ANTÍLOCO no hablo en balde. Pese a las protestas de MENELAO, que comprendía el riesgo de las maniobras, consiguió ganarle la delantera y llegar así el segundo a la meta. Detrás de MENELAO, que era el tercero, llego MERIONES y finalmente apareció EUMELO con el yugo de su carro a cuestas y las yeguas por delante. Su llegada provocó la simpatía de AQUILES, el árbitro de los juegos, quien en un gesto de justicia, exclamó:
-“Viene el último con los solípedos caballos el varón que más descuella en el arte de guiarlos. EA, démoles, como es justo, el segundo premio, y llévese el primero el hijo de TIDEO”.
Pero en contra de estas palabras, festejadas por todos circunstantes, se alzó ANTÍLOCO indignado: ¿Acaso no tenía el hijo de PELEO sobrados objetos de valor, conseguidos, para hacer justicia al hijo de ADAMETO sin mermar la JUSTA RECOMPENSA que a él correspondía por haber llegado segundo al término de la carrera? Así lo comprendió el divino AQUILES quien, sonriendo, decidió entregar a EUMELO la convenida coraza de bronce, ribeteada de estaño, que había sido de ASTEROPO. Pero, para mal, sabía ANTÍLOCO que no todo está solucionado, pues de pronto se levantó MENELAO “afligido en su corazón”, recabó de manos del heraldo el cetro que le correspondía como rey de ESPARTA, y en medio del silencio de los AQUEOS, se enfrentó al hijo de NESTOR, diciendo:
¿ANTÍLOCO? Tú, que antes eras sensato, ¿qué has hecho? Desluciste mi habilidad y atropellaste mis corceles, haciendo pasar delante los tuyos, que le son muy inferiores. ¿Ea, capitanes y príncipes de los aqueos, juzgados imparcialmente a entre ambos: no sea que alguno de los aqueos de broncíneas corazas exclame: “MENELAO violentando con mentiras a ANTÍLOCO, ha conseguido llevarse la yegua, a pesar inferioridad de sus corceles, por ser más valientes y poderosos…Ea, ANTÍLOCO, alumno de ZEUS, ven aquí y puesto como es costumbre delante de los caballos y el carro, teniendo en la mano el flexible látigo con que nos guiaba y tocando los corceles, jura por el que ciñe y sacude la tierra que si detuviese mi carro fue involuntariamente y sin dolo. La respuesta de ANTÍLOCO fue digna de un alumno de ZEUS. En efecto – “perdóname, oh rey MENELAO, pues soy más joven, y tú eres mayor y más valiente. No te son desconocidas las faltas que comete un joven, porque  su pensamiento es rápido y su juicio acaso. Apacígüese, pues, tu corazón: yo mismo te cedo la yegua que has recibido; y si de cuanto tenga me pidieras algo de más valor que este premio, preferiría dártelo en seguida, oh alumno de ZEUS, a perder para siempre tu afecto y ser culpable delante de los dioses. Estos plausibles y conmovedoras razones desarmaron al iracundo descendiente de ATREO quien contestó a ANTÍLOCO con estas “aladas” palabras:
“¡ANTÍLOCO!  Aunque estaba irritado, seré quien ceda; porque hasta aquí no has sido imprudente ni ligero y ahora la juventud venció a la razón. Abstente en lo sucesivo de querer engañar a los te son superiores. Ningún otro AQUEO me ablandaría tan pronto, pero han padecido y has trabajo mucho por mi causa, lo mismo que tu padre y hermano; accederé, pues, a tus súplicas y te cederé la yegua que me corresponde para que los que nos escuchan sepan que mi corazón no fue nunca ni SOBERBIO ni CRUEL”.
Ventilada de modo tan solemne y emocionante la querella de MENELAO, advirtió que quedaba sin destino el vaso de dos ases destinadas al quinto de los corredores. Tomándolo en sus manos atravesó el ruedo de circunstantes y se lo ofreció a NÉSTOR con estas palabras, una de las bellas y superiores de la ILÍADA contiene:
“Toma, anciano; sea tuyo este presente como recuerdo de los funerales de PATROCLO, a quien no volverás a ver entre los ARGIVOS. Te doy el premio porque no podrás ser parte en él ni en el pugilato, ni en la lucha, ni el certamen de los dardos, ni en la carrera, que ya te abruma la vejez penosa. NÉSTOR aceptó jubiloso y conmovido el recuerdo que el hijo de TESIS (madre de AQUILES y PELEO padre) le ofreció con tanta gentileza y e hidalguía, y con tal motivo recordó sus hazañas deportivas de cuando la juventud palpitaba en juventud y en sus miembros valederos y fuertes. Cuenta cómo, con motivo del entierro del poderoso ARIMANCEO, sus hijos sacaron premios para los juegos que debían celebrarse en su honor, característica fundamental que mantendrán y acrecentarán los JUEGOS OLÍMPICOS, convocados para el HONOR y la GLORIA. No en vano era el rey de los EPEOS. Allí – recuerda NÉSTOR – ninguno de los egeos, ni de los pilios, ni de los magnánimos etodos pudo igualarse conmigo. Vencí en el PUGILATO a CLITOMEDES, hijo de ENOPE, y en la LUCHA a ANCEO PLEURONIO, que osó enfrentarse en la CARRERA pase delante de IFICLO, que era robusto; y en arrojar la LANZA superé a FILEO y a POLIDORO. Sólo los hijos de ACTOR me dejaron atrás con su CARRO, porque eran dos; y me disputaron la victoria a causa de haberse reservado los mejores premios para este juego. Tras encendida acotación del anciano NÉSTOR, a continuación dispuso AQUILES los premios para el DURO PUGILATO: una mula de seis, cerril y difícil de domar, y que prometía ser sufrida en el trabajo, para el vencedor, y una copa de doble asa para el vencido. Al instante, “…levantóse al instante un varón fuerte, alto y experto en PUGILATO: EPEO, hijo de PANOPEO. Y poniendo la mano sobre la mula sufrida en el trabajo, dijo:
“Acérquese el que haya de llevarse la copa de doble asa, pues no creo que ningún AQUEO consiga la mula, si ha de vencerme en el PUGILATO. Me glorío de mantenerlo mejor que nadie. ¿No basta acaso que sea inferior a otros en la batalla? No es posible que un hombre sea diestro en todo. Lo que voy a decir se cumplirá; al campeón que se oponga le rasgaré l piel y le apastaré los huesos; los que de él hayan de cuidar quédense aquí reunidos, para llevárselo cuando sucumba a mis manos.
Estas expresiones NO PARECÍAN muy benévolas como para entusiasmar a los posibles contrincantes de EPEO. Pero no en balde se reunía en las playas cercanas a la famosa ILIÓN (TROYA) la flor y nata de los CAUDILLOS u CONDUCTORES AQUEOS, para quienes la vida era un ARETÉ PERMANENTE, aunque breve, una moneda para jugar en el tapete del DESTINO y de la GLORIA. Así, aunque sólo, se levantó EURÍALO, “varón igual a un Dios”, quien en TEBAS, en los juegos fúnebres celebrados con motivo de la muerte de EDIPO, venció a todos cadameos. DIÓMEDES animaba a EURÍALO, inquieto porque consiguiese la victoria; él mismo le colocó el cinturón y le dio “unas bien cortadas correas de piel de buen salvaje”. Todos los estímulos, sin embargo, fueron pocos para sostener a EURÍALO contra su rival. “Ceñidos ambos contendientes – dice HOMERO – comparecieron en medio del circo, levantaron las robustas manos, se acometieron, y los fornidos brazos se entrelazaron. Crujían de modo horrible las mandíbulas y el sudor brotaba de todos los miembros. El divino EPEO, arremetiendo, dio un golpe en la mejilla de su rival, que le espiaba y EURÍALO no siguió en pie largo tiempo, porque sus hermosos miembros desfallecieron…”. En la lucha, el siguiente ejercicio, contendieron el gran AJAX TELAMONIO y el ingenioso ODISEO, fecundo en ardides. Las recompensas consistían en un trípode, apto para ponerlo al fuego, que los AQUEOS valoraban en doce bueyes, y en una mujer diestra en muchas labores y valorada en cuatro bueyes. Largo tiempo se debatieron los dos héroes, ansiosos de decidir cuál de los dos saldría vencedor, pero sus fuerzas y recursos se equilibraban. Corría por sus cuerpos el sudor y en sus espaldas iban apareciendo cruentos hematomas bajo la presión de los fuertes brazos. Ambos ambicionaban por igual la GLORIA y el codiciado trípode, y no ahorraban esfuerzos ni ardides para derribar al contrario. Por fin ÁQUILES, en vista que la contienda se prolongaba inútilmente, los separó y repartió entre ellos la recompensa. A CONTINUACIÓN, se disputaba en la CARRERA la posesión  de “una crátera de plata, que tenía seis medidas de capacidad y superaba en hermosura a todas las de la tierra. Los SIDONIOS, eximios artífices, la fabricaron hermosas; los FENICIOS, después de llevarla por el vinoso PONTO de puerto en puerto, se la regalaron a TOANTE; más tarde EUNEO JASÓNICA la dio al héroe PATROCLO para rescatar a LICAÓN, hijo de PRÍAMO; y entonces ÁQUILES la ofreció como premio, en honor del difunto amigo, al que fuese más veloz en correr con los pies ligeros”.
AJAX de OILEO, el ingenioso ULISES y ANTÍLOCO se dispusieron a disputar la codiciosa crátera (vaso): AYAX se adelantó a sus rivales, pero su  ventaja era insignificante con relación a ULISES; éste “pisaba las huellas de aquél antes de que el polvo cayera en torno a ellas”, y OILEO podía sentir en la nuca el aliento del hijo de LAESTERS. Alentaban los aqueos a ULISES, deseosos de que fuese a parar a manos la maravillosa crátera, pero AYAX no cedía un centímetro de la ventaja que llevaba sobre aquél. Viéndose perdido, el astuto descendiente de la carrera de SÍSIFO recurrió a su olímpica patrona, a ATENEA: “- ¡Óyeme, diosa – suplicó -, y ven a socorrerme, dando a mis pies más ligereza!” En efecto, ya se disponía AYAX a recoger el premio  en el último instante de la CARRERA cuando un resbalón, cuya causa puede fácilmente vislumbrarse, dio con él de narices en las astas de los bueyes que ÁQUILES había sacrificado para quemar en la hoguera que devoró los restos de PATROCLO. Se levantó AYAX al mismo tiempo que escupía los excrementos, tomó por un asta al buey salvaje asignado como segundo premio y dirigiéndose a los AQUEOS, les dijo:
“-¡Oh dioses! La deidad que desde antiguo socorre a ULISES como si fuera una madre, me trabó los pies. El último en llegar fue ANTÍLOCO. Sonriente tomó el talento de oro que le correspondía y, en descargo suyo, dirigió a los ARGIVOS estas palabras:
“-Os diré, ARGIVOS, aunque todos los sabéis, que los dioses honran a los hombres de más edad hasta en los juegos. AYAX es un poco mayor que yo; ULISES pertenece a la generación precedente, a los hombres antiguos; dicen que es ya de edad provecta, pero fuerte y vigoroso, y contender con él en la CARRERA es muy difícil para cualquier aqueo que no sea ÁQUILES”. 
Estas palabras le significaron que el divino vástago de TETIS (MADRE DE ÁQUILES), que no era insensible a los halagos, añadiese medio talento de oro a la recompensa que le había sido asignada.
Seguidamente ofrece ÁQUILES la larga pica, el escudo y el casco, que PATROCLO había sacado a SARPEDÓN a aquel de dos esforzados varones, ambos armados, que consiguiese antes de hacer brotar la “negra” sangre del cuerpo de su rival. AYAX TELAMONIO y DIÓMEDES aparecieron en el ruedo de la lucha con grandes cascos, su atuendo, si gallardía y su demostrado valor dejaron atónitos a los AQUEOS que los rodeaban dispuestos a presenciar la temible contienda que se avecinaba: los dos HÉROES  se miraban en forma torva. “Cuando se hallaban frente a frente – nos dice el ilustre Ciego – tres veces se acometieron y tres veces procuraban herirse de cerca. AYAX dio un golpe en el escudo liso del adversario, pero no pudo llegar a su cuerpo, porque la coraza lo impidió. El Tidida intentaba alcanzar con la punta de la brillante lanza el cuello  de aquél, por encima del gran escudo. Y los AQUEOS, temiendo por AYAX, mandaron cesar la lucha y que ambos contendientes se llevaran igual premio…”.
Terminaron, así, los JUEGOS FÚNEBRES en honor del escudero de ÁQUILES con el lanzamiento del DISCO, aunque en realidad lo que en esta ocasión se lanzaba era una bola sin bruñir, bola que en otros tiempos lanzaba el fuerte ETIÓN, antes de que ÁQUILES le quitara la vida. “Esta bola procurará al que venciere – proclama ÁQUILES – cuando hierro necesite durante cinco años, aunque fuesen sean muy extensos sus fértiles campos; y sus pastores y labradores no tendrán que ir por hierro a la ciudad”. En este juego a todos venció por mucho el ágil POLÍPETES, no obstante la calidad y bravura de sus rivales, el vigoroso LEONTEO, AYAX TELAMONIO y el divino EUPEO…”Cuanta es la distancia a que llega el cayado cuando, tras voltearlo, lo lanza el pastor por encima de la vacada, tanto pasó la bola el espacio del circo”, nos dice HOMERO a propósito de la hazaña de POLÍPETES. (HOMERO, op.  Cit. versos 249-825, pág. 308-321). 

*FUENTE: Gabriel S.P. Pautasso, “EL CONCEPTO DE ARETÉ Y LOS JUEGOS DE LA SOCIEDAD HOMÉRICA”, TOMO 3, en la Liga Cordobesa de FUTBOL, Primer Congreso Internacional de Ciencias del Deportivo, Córdoba – Argentina, 1981. pág. 533 – 562. ¡Hace 32 años, de mayo de 1978! Como decía el viejo historiador TUCÍDIDES, “UN LOGRO PARA SIEMPRE”.*

EDITÓ: gabrielsppautasso@yahoo.com.ar DIARIO PAMPERO CORDUBENSIS e INSTITUTO EMERITA URBANUS.
SANTA MARÍA ARA COELI . GRATIAS AGAMUS DOMINO DEO NOSTRO! Córdoba de la Nueva Andalucía, 15 de junio de 2010. 

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