lunes, 22 de agosto de 2011

*DE LA CONTRA REVOLUCIÓN*


  
*Apuntes cordobeses sobre San Martín Contrarrevolucionario*  

Editó: Lic. Gabriel Pautasso

“AVE MARÍA, POR LA CATÓLICA LEY, VIDA Y ESTADO PONDRÉ Y POR  SERVIR A MI REY” (Leyenda del escudo de armas de los SAN MARTÍN)

LAS FUERZAR ARMADAS DEL COMBATE CONTRARREVOLUCIONARIO

Rechazamos el yugo de la Revolución; pero la CONFRONTACIÓN REVOLUCIÓN -CONTRAREVOLUCIÓN supera grandemente el simple aspecto de un enfrentamiento por la fuerza. El adversario está tanto en el interior como en el exterior; la guerra que nos hace es “revolucionaria” porque es ilimitada hasta el punto de que el adversario se toma el derecho de usar todos los medios, aún los ilícitos y los inhumanos por inmorales que sean.
Aparece así la confrontación aguda entre dos ideologías fundamentalmente opuestas porque, de nuestro lado, no tenemos derecho a usar esos medios que provocan indignación cuando los emplean los revolucionarios.  
En esa confrontación, en efecto, tenemos el poder del más débil, pero este poder es el que termina por triunfar sobre fuerzas materiales aplastantes porque se fundamenta en una superioridad psicológica y espiritual que tiene sus raíces en los más fuertes ideales humanos y espirituales: ideales que trascienden al hombre en una búsqueda que a veces lo conduce “del lado de DIOS”. Y, por añadidura, poseemos una doctrina de acción mucho más sólida que la del adversario.  
YUGOSLAVIA y SUIZA han comprendido muy bien ese peligro. En 1969 el gobierno de la Confederación Helvética hizo llegar a cada familia SUIZA  el opúsculo “Defensa Civil” en el que podemos leer: “… ¿Queremos sobrevivir? ¿Queremos salvar lo esencial de nuestros bienes?  La protección del país no depende ya del ejército solamente: todos estamos llamados a nuevas tareas. Es necesario que desde ahora nos preparemos. Ya se trate de hombres o mujeres, de jóvenes o viejos, este libro les concierne a todos. El advierte, aconseja, instruye, estimula. Quisiéramos también que pudiera tranquilizar…” Y el folleto se completa con el recuerdo del combate que liberó al país de un enemigo que pudo haber logrado corromperlo interiormente y aún invadido desde el exterior.  
Los yugoslavos, en 1971, sobre un tema parecido, efectuaron maniobras en las que tomó parte toda la población. Según Dennison Rusinow, “las maniobras “Libertad”, demostraron que, en principio, un pequeño país puede asegurar solo su defensa”… Los yugoslavos deducen, pues, que si la única defensa que puede ser eficaz en su caso, es la defensa popular general”, planificando ese género de defensa y preparándose para él, adquieren la única fuerza de disuasión que pueden poseer”.
Los yugoeslavos, no obstante, esperan poder contar con el ejército regular desde el comienzo del conflicto mientras que, los suizos, encaran lo peor… “el ejército ha sido desmovilizado. El país está librado a la buena voluntad del enemigo”…”deslizándose poco a poco a la división, a la debilidad, para terminar en una traición abyecta y en la esclavitud” y sin embargo “aún si el enemigo debiera ocupar nuestro territorio durante mucho tiempo, los patriotas no deberían desesperar”.  
Si, con los suizos, pensamos que “es necesario imaginar lo peor con el fin de evitarlo”, sin embargo no es preciso empecinarse en esta única hipótesis hasta el punto de llegar a considerarla cierta y, de ahí en más, convertirse en “agorero” y, casi con regocijo predecir catástrofes a quienes no creen en ellas. Quizá podamos aún evitar lo peor, pero con la condición de saber actuar y de actuar desde hoy.
¡Es urgente hacerlo! Si en algún país, un gobierno SOCIALISTA apoyándose en los COMUNISTAS llega al poder – y el plazo quizá muy largo – podemos estar seguros de que “LA CONFRONTACIÓN REVOLUCIÓN – CONTRARREVOLUCIÓN” verá entonces su difusión muy entorpecida. Este es un ejemplo característico de las “libertades” que nos esperan cuando la Revolución haya colocado la noción de patria en el lote de los pensamientos prohibidos. Cualquier gobierno nacional se alegraría con un libro que exalta el espíritu de defensa; un gobierno revolucionario lo prohibirá.
Esto no disculpa a esos gobiernos que dejan que el pueblo derive hacia el colectivismo marxista. Ellos también, pero según otras concepciones y a través de otros medios, son revolucionarios y lo quieran o no, su liberalismo le habrá hecho la cama al comunismo.
Este libro es un poco como una suerte de fortificación; es una obra “A LO VAUBAN” (VAUBAN, Sebastián Le Preste, Marques de: Ingeniero militar francés (1633-1707), autor del sistema de fortificación militar que lleva su nombre. VAUBAN reparó 300 plazas fuertes antiguas, construyó 33 nuevas y dirigió 53 sitios, ascendiendo por sus méritos a mariscal de Francia), donde las plazas de armas, los reductos, las fortificaciones, los salientes, los salidizos y las entrantes contribuyen, todos, a una defensa recíproca y un refuerzo mutuo. Así debe surgir de la estructuración contrarrevolucionaria. En los baluartes el lugar de los hombres de armas se prevé según su especialidad, pero todo el mundo participa de la acción de orden y en la salvaguardia de las personas y de los bienes y, hasta en las campiñas circundantes, cada cual sabe qué es lo que debe hacer contra el enemigo.  
Pero VAUBAN recordó muchas veces que una fortaleza es inútil si no está en manos de individuos, preparados y con una moral elevada. “Hombres y mujeres, jóvenes y viejos…” cada uno está llamado a la defensa, en los baluartes de la Ciudad Católica, para salvar los valores de una Civilización en grave peligro.  
La Revolución está de pie (…), camina, corre (…). JOSEPH DE MAISTRE, 1753-1821, Obras, t. XIV, p. 156).   

NUEVA PRESENTACIÓN DE LA REVOLUCIÓN Y DE LA CONTRARREVOLUCIÓN

a) LA REVOLUCIÓN

Esta ignorancia no resulta asombrosa: la Revolución si a veces se expresa como tal, disimula cuidadosamente su juego. Cuanto menos se hable de ella y de sus fines reales, más fácilmente perseguirá sus designios. Por otra parte, los que podrían combatirla, los que deberían combatirla, actúan con frecuencia como si estuviesen vencidos; entonces, fingen ignorarla.
Sin embargo, no es posible comprender nada de los acontecimientos sociales o de los embrollos políticos, si no se tiene alguna noción acerca de la Revolución, fenómeno humano, social, político, económico e ideológico, que es la dominante de los tiempos modernos, desde las revoluciones que fueron sus primeras manifestaciones públicas. Pero la Revolución no es una serie de revoluciones; es la causa y el móvil de todo lo que se rebela contra el orden natural. Es el rechazo sistemático de las únicas bases sólidas sobre las que puede establecerse un verdadero orden social, cualquiera sea el régimen del Estado. Las revoluciones fueron solamente desencadenamientos momentáneos que han llevado a algunos hombres a buscar el origen de un furor por destruir, cuyas razones no comprendían. La Revolución es la rebelión permanente contra el orden natural que, sobre la tierra, coloca al hombre en primer lugar, (antes de la sociedad que está hecha para el hombre), le impone sus deberes y sus derechos, le da los medios para alcanzar mejor sus fines temporales y espirituales, naturales y sobrenaturales.
La Revolución es la rebelión contra el Principio mismo de la creación. Niega el principio mismo de la creación. Niega el principio de ser; niega la moral. Es una fuerza del mal. 
Cuando se la personifica, la Revolución designa el conjunto de hombres que actúan en beneficio de esa voluntad maligna. Aún cuando se trate de hombres inconscientes de su responsabilidad en la materia, el término Revolución que no obstante los engloba, expresa las influencias que los hacen actuar contra el orden natural, -influencias que sufren directamente a partir de hombres conscientes de servir al mal- o indirectamente y no aunque más no fuera de otro modo que a través de un entorno ya deformado o corrupto por las ideas revolucionarias.
Se podrán hombres de los que dudan que las teorías político-sociales que ellos siguen, no respetan los principios de justicia y de caridad social con respecto a los demás hombres. En cierto grado son, pues, revolucionarios. Entonces que no se asombren si los ataques efectuados contra la Revolución, están igualmente dirigidos contra ellos en su carácter de revolucionarios. Su responsabilidad es total cuando actúan como enemigos de sus semejantes, aún si hasta ese momento ignoraban que su comportamiento podía tener conexión – en el dominio político y social especialmente – con un nombre preciso: la REVOLUCIÓN.
(En el dominio ideológico, REVOLUCIÓN y SUBVERSIÓN son sinónimos. Cuando un poder revolucionario designa como “subversivo” a lo que se le opone, confunde el sentido, como veremos en tantos otros términos. Quiere hacer creer que lo que actúa contra su gobierno es ilegítimo. Pero cuando el Poder actúa en oposición a los verdaderos derechos de los hombres, tal como surgen del orden natural, es él el que ha perdido su legitimidad. Sólo queda la legalidad (porque él hace la ley). Pero las leyes inmorales no obligan generalmente a los hombres).
2.-  Negar un solo punto del orden natural equivale a rechazarlo en su totalidad. Así, a título de ejemplo, si uno se permite negar la igualdad fundamental de los hombres, o el legítimo derecho de propiedad, al mismo tiempo atenta contra la dignidad de la persona humana y contra la justicia. Más aún, si se admite con los liberales, que el hombre tiene derecho “a la mayor libertad”, silenciando la cuestión esencial de los límites de esa libertad, se reconoce que cada cual podrá decidir acerca de SU “verdad”, y también se justifica la ley del más fuerte…
Aceptar un principio revolucionario, es aceptar el principio de la Revolución. Para ésta no hay bueno o malo, verdadero o falso. Todos los medios son buenos. Sólo busca la esclavitud del hombre arrancándolo del orden natural.
Para asegurar su dominio, sabe manejar a los políticos, a los financistas y a los gobiernos. Sabe proponer a los ambiciosos el trampolín colectivista o capitalista que mejor les conviene. Sabe tentar a los débiles, a los inconscientes y a los ignorantes a través de la perspectiva de ventajas sociales o materiales. Sabe corromper y comprometer.  
No tiene una doctrina, tiene muchas. La Revolución no es únicamente el Comunismo, ni solamente el Liberalismo, ni tampoco los Progresismos. Estas no son sino formas diversas de una SUBVERSIÓN MUNDIAL.  Y si el marxismo-leninismo es su teoría más inmediatamente peligrosa, de ninguna manera la Revolución se ha atado a ella. El día en que esta teoría deje de ser el soporte eficaz de las ideas revolucionarias, será rápidamente reemplazada por otra.
Por eso, es en vano querer defender al hombre, querer instaurar un orden social verdaderamente cuidadoso del bien común de los hombres, luchando únicamente contra una de las formas de la SUBVERSIÓN. Para vencer a la Revolución es preciso enfrentarla en todas partes, resistirla de frente.
3.- ¿Cómo llamar a ese espíritu maléfico que anima a los que se oponen al orden natural? ¿Cómo caracterizar sus presiones psicológicas, financieras, materiales – ya sean comunitarias o tecnocráticas -, que llegan a hacer del hombre el esclavo de una sociedad? ¿Cómo designar esas situaciones en las que el hombre ya no cuenta frente a un Partido, a una Sinarquía o al orgullo de un tirano? ¿Cómo calificar a ese escudo blasón (PREJUICIO) empeñado en minimizar los imperativos de la ley moral y en cuestionar el derecho natural para reemplazarlo por leyes inicuas?
A esta voluntad de trastocar los verdaderos valores, los soviets, los comunistas chinos, los liberales, los socialistas por una parte y, por la otra las más altas autoridades espirituales de la cristiandad – tanto laicas como religiosas -, le dan el mismo nombre: la REVOLUCIÓN.  
(Entre otras mil citas posibles, recordaremos éstas:
“La victoria de la Revolución es un solo país (…) es el comienzo y las primicias de la Revolución Mundial”. STALIN. Las Cuestiones del Leninismo, t.I,P.111).
Para el proletariado, la liberación y la victoria política significan solamente el comienzo de la Revolución”. LIU-CHAO-TCHI. Para ser un Buen Comunista, p.49.  
De CLEMANCEAU (radical y franc-masón): “La Revolución es un bloque del que nada puede ser separado…” 29 de enero de 1897, en la Cámara de Diputados.
Del lado liberal, el PACTO SINÁRQUICO REVOLUCIONARIO DEL IMPERIO FRANCÉS señala “…la necesidad de definir por medio del pensamiento, de la experiencia y de la acción, el sentido de la actual Revolución Mundial”.
MICHELET – un “liberal” – planteaba la pregunta: “¿Los demócratas cristianos no intentan subirse a (los) dos trenes a la vez uniendo los principios de la Revolución y los del Catolicismo?”. (Citado por CAVALIER y DE CHEYSSAC en Mon Curé á Sa Place). Esta nota resume, así, muchas declaraciones de los Papas que denuncian la incoherencia de los católicos-liberales que quieren Conciliar las Máximas del Evangelio con los de la Revolución (LEÓN XIII). 
“Un día escribió ANDRÉ MALRAUX una corta frase que explica nuestra época. Es ésta: “La Revolución juega hoy el papel que jugó la vida eterna” (JEAN DE FABRÈGUES. La Revolución o la Fe, p. 64). 
La REVOLUCIÓN trasciende a un KRUSCHTCHEV o a un STALIN, a un MAO TSÉ TUNG, a un DE GAULLE o a un ROOSEVELT, todos actores conscientes de esta coalición permanente inspirada en el espíritu del mal. Estos hombres pasan, pero la Revolución que existía antes que ellos, continúa después de ellos.
La Revolución es un fenómeno de orden mundial. Por lo general no se comprenden todas las maquinaciones si no se las considera desde esta óptica. 
La Revolución no es solamente el gobierno revolucionario de China Roja, Norcorea, Vietnan, Cuba castrista, Venezuela chavista, Bolivia de EVO, Ecuador de Correa, Nicaragua,  Bielorusia, etc., o las manifestaciones de fuerzas revolucionarias que causan estragos en un determinado país por el que uno se interesa particularmente. Estas expresiones revolucionarias limitadas a una nación no son sino los elementos de un conjunto al que le concierne todo lo que es revolucionario en el mundo. Lo que cuenta para la Revolución, no es tal gobierno revolucionario a mantener en alguna parte; lo que cuenta únicamente es el triunfo y la perennidad de la Revolución.
Mientras que los hombres no le presten atención al problema, serán reticentes en admitir que sobre toda la humanidad se cierne una suerte de conspiración del mal; que el género humano está expuesto a una malévola voluntad contra la cual, según le parece, nada podrá hacerse mientras ella se ejerza en todas partes, en todo momento y de la manera más hábil.
Consideran que ese revolucionario al que nos referimos, es un hombre como los demás, y no ven qué interés puede tener en buscar la desgracia de sus semejantes. Pero se ilustrarían si toman conocimiento de los textos de los doctrinarios de la Revolución. Ciertamente en ellos no encontrarán que la Revolución busca la desgracia del hombre, pero descubrirán que en ella quiere – y esto lleva a aquello – es arrancar a los hombres del orden de la creación e imponerles su ley; y para eso no hay más justicia ni caridad que la suya. ento de los textos de los doctrinarios de la Revoluci los demmiracinario en el mundo.

1) PLÁCEME DE SAN MARTÍN

Cuando don Juan Manuel comenzó a ejercer su gobierno “DICTATORIAL”, el general San Martín veía con placer la marcha que seguía el país, porque consideraba que los “nuevos” Estados sudamericanos no podían regirse por muchos años “de otro modo que por gobiernos vigorosos, más claro: DESPÓTICOS”. Son sus “textuales” palabras de una carta a Guido del 26 de octubre de 1836 (en San Martín íntimo de C. I); el término “despóticos”, por otra parte, esta subrayado en el original. Y no solamente con respecto a los Estados sudamericanos pensaba así el Libertador. Cuando estallan de febrero y junio de 1848, en París, le escribe al general Ramón Castilla, presidente del Perú, con fecha 11 de septiembre de ese año: “… una minoría imperceptible y despreciada por sus máximas subversivas y de todo orden, ha impuesto por su audacia a treinta y cuatro millones de habitantes la situación en que se halla este país”. (A. T.). Y en otra carta del 15 de abril de 1849 al mismo destinarlo, agregaba: “El inminente peligro que amenazaba a la Francia (en lo más vital de sus intereses) por los desorganizadores partidos de tersitas, comunistas y socialistas, todos reunidos al sólo el orden y la civilización sino también la propiedad, religión y familia, han contribuido muy eficazmente a causar una reacción formidable a favor del orden…” (A. T.).

2) UN TEXTO DE JOSEPH DE MAISTRE
   
“Hay en la Revolución Francesa un carácter satánico que la distingue de todo cuanto se ha visto y quizá de cuanto se verá. Recordemos las grandes sesiones, el discurso de ROBESPIERRE contra el sacerdocio, la apostasía solemne de los sacerdotes, la profanación de los objetos de culto y profanación de la diosa razón, y aquella multitud de escenas inauditas, en las provincias procuraban sobrepasar a París, todo esto se sale del círculo habitual de los crímenes y parece pertenecer estos momentos en que la Revolución ha retrocedido en mucho, los grandes excesos ha desaparecido. ¿No han pronunciado los legisladores (para emplear sus propios), esta frase, aislada en la Historia, “La nación no sostiene ningún culto”?.

3) JOSEPH DE MAISTRE. La Revolución ha conseguido “hacerse amar por aquellos mismos de los cuales es su enemiga mortal”. Resultó “profeta” contra toda Pseudo- Restauración. Los méritos de Joseph de Maistre, a pesar del silencio oficial, son muy grandes. Como verdadero maestro del pensamiento, supo ver y creer en la lógica de la Revolución. Su diagnóstico tiene el mérito de estar entre los primeros y más definidos de la historia; supo prever con certeza sus trágicos desarrollos y, como buen contrarrevolucionario, prever también la pseudo restauración napoleónica.  

a) LA RESTAURACIÓN

A partir de 1792, por fidelidad al Rey depuesto y por no prestar juramento a la Constitución liberal, el senador de Maistre se marcha, sin pensarlo dos veces, al exilio (se refugia en Lausanne en 1793).
En 1797, estando en Suiza, publica su “Considerations sur la France”. Este libro explosivo despertó providencialmente de las ilusiones y torpezas, a los medios católicos y monárquicos, que con total ceguera, esperaban una futura reconciliación entre la secta revolucionaria y los soberanos caídos. Este libro pronto resultó el texto fundamental de los círculos contrarrevolucionarios, haciendo de su autor el principal teórico de la reacción legitimista, preparando las condiciones doctrinales y psicológicas de lo que debió ser, 17 años más tarde, la “Restauración”. En campo contrario, el ensayo fue leído atentamente por el mismo BONAPARTE que, captando la gravedad del peligro, obligó al gobierno de Saboya a prohibir su difusión en el Reino de Cerdeña. Después intentó por la diplomacia alejar al Conde de Maistre de las cortes europeas.
Por paradójico que esto pueda parecer, los principales obstáculos a la obra de J. DE MAISTRE vinieron precisamente de las Casas Reales, convencidas como estaban de poder “salvar lo que sea posible” únicamente cediendo a todos los compromisos, y con el pretexto de mantener la misma distancia con los “opositores extremistas”; en realidad, estaban tan ansiosos en mantener el diálogo con sus enemigos revolucionarios e inmovilizar así a sus amigos contrarrevolucionarios, temiendo que una defensa intransigente de los principios arruinara la precaria alianza con los herederos de los jacobinos. Bien pronto el Conde comprendió que la ceguera de los soberanos hacía que la Revolución consiguiera “HACERSE AMAR POR AQUELLOS MISMOS DE QUIENES ERA LA PEOR ENEMIGA, Y ESA MISMA AUTORIDAD QUE LA REVOLUCIÓN BUSCA INMOLAR, LA ABRAZA ESTÚPIDAMENTE ANTES DE RECIBIR EL GOLPE FATAL” (J. de Maistre).
Él llegó a convencer al mismo Zar para que se adhiriese a la liga antinapoleónica dirigida por Austria, que poco después, derrotó a los ejércitos de NAPOLEÓN haciendo así posible la tan deseada Restauración.
 
a) LAS DECEPCIONES DE LA “RESTAURACIÓN”
 
Esta “Restauración” precisamente defraudó amargamente las esperanzas del Conde, que para apresurarla había afrontado exilio, pobreza e incomprensiones. De Maistre ante todo luchaba porque los principios cristianos fueran restaurados, para restablecer el lazo entre Dios y las naciones luchando contra las tendencias y los gérmenes de disolución que había engendrado la Revolución: por el contrario las Casas Reales de Europa, se limitaban a reponer en el trono a los soberanos legítimos, pero sin curar el mal revolucionario, y además, aceptando numerosas “reformas liberales” como el Código Napoleónico. Por otra parte, las decisiones del histórico de Viena que cimentaron el futuro de Europa, indignaron profundamente al Conde. De Maistre entendía muy bien que la “Restauración” basada, no sobre la diplomacia y las fuerzas políticas, no iba a resistir mucho tiempo a la influencia revolucionaria. La evidente debilidad de las monarquías restauradas mostraba claramente que no había cesado la infiltración masónica de las Cortes Reales, sino que por el contrario, había progresado.
“Sería un grave error el creer que el Rey de Francia ha sido repuesto en el trono de sus antepasados: en efecto, él ha subido al trono de BONAPARTE. Al principio la Revolución fue democrática, luego oligárquica, hoy es monárquica, pero ella sigue su camino”. La política restauradora, según de Maistre, no golpeaba el corazón del monstruo de numerosas cabezas, no destruía las raíces de la subversión sino que se limitaba a oponer una revolución nueva y “moderaba” a la antigua revolución radical y con estas palabras lapidarias afirmaba: “LA CONTRAREVOLUCIÓN NO SERÁ UNA REVOLUCIÓN EN SENTIDO CONTRARIO, SINO LO CONTRARIO DE LA REVOLUCIÓN”. Es decir, el restablecimiento integral del Orden Cristiano.
En 1817 por fin, el conde regresó a su patria, llegó a París donde fue acogido con entusiasmo por los medios monárquicos que en él veían el profeta de los principios de la Restauración, mientras que, paradójicamente, era recibido con cierta frialdad por LUIS XVIII que temía las críticas corrosivas a la Constitución de 1814, en el cual el Rey Borbón había mantenido importantes “reformas” revolucionarias.  
La Divina Providencia le hizo encontrar a otro enemigo de NAPOLEÓN, el venerable padre PÍO BRUNONE LANTIERI, fundador de las “Amistades Cristinas”, la más influyente asociación contrarrevolucionaria de la época que lo admitió como miembro en 1817; desde allí trazó una especie de breve manifiesto-programa en su carta al Conde Stolberg.
En medio del embarazoso silencio de los discípulos de la Restauración que habían fundado la “santa alianza” sobre un compromiso entre las diferentes Casas Reales y la secta masónica, basada en una religiosidad deísta y un interconfesionalismo equívoco, el mensaje del Conde fue recibido como una teoría irrealista, mientras que en ese tiempo el revolucionario TALLEYRAND -con su diplomacia de ilusionista- conseguía hacerse seguir incluso por los reaccionarios. Por el contrario, el Conde De Maistre, por su intransigencia lúcida y realista, era despreciado, ítem más, por la realeza que, sin embargo, él había defendido. El se daba cuenta que los abandonos de los gobiernos de la Restauración apresuraban la crisis de los Tronos y el regreso con fuerza de la tempestad revolucionaria y escribía: “… La Revolución es más terrible que en los tiempos de ROBESPIERRE: creciendo se ha perfeccionado. No ha sido vencida sino que sigue en pie: avanza, corre, se eleva…”. La historia le daría la razón.
Actualmente todo el mundo admite que la influencia del pensador de Saboya ha contribuido en forma determinante al desarrollo cultural que condujo a la condena de los errores de la Revolución Francesa y del liberalismo filosófico-político, condenas formuladas en las encíclicas de LEÓN XIII y SAN PÍO X. Igualmente se le debe el renacimiento general de los estudios políticos en el ambiente católico, después de un tiempo bastante prolongado en el cual habían sido descuidados o simplemente abandonados a corrientes de pensamiento extraño, por no decir hostil a la tradición auténticamente católica.

4) LOS ANTECEDENTES DE LA PSEUDO RESTAURACIÓN

Todas las herejías que han tratado de cambiar la doctrina católica constituyen, para la Revolución en la Iglesia, antecedentes muy instructivos.
Particularmente interesante es la analogía entre la Pseudo Restauración y las alternativas político-sociales inventadas por los humanistas contra la cristiandad medieval.
ETIENNE GILSON, en su libro “Metamorfosis de la Ciudad de Dios” (Etienne Gilson, Metamorfosis de la Ciudad de Dios, Ed. Troquel, pp. 93, Buenos Aires, 1954), en cierta forma ofrece una analogía de las cristiandades alternativas al orden social encarnado en la Edad Media bajo la mirada vigilante del Magisterio romano.
La Revolución humanista es la verdadera ruptura con la concepción cristiana del mundo; ella contiene como en germen todo lo potencial de las Revoluciones sucesivas que han ido devastando al mundo, y hoy en día, a la Iglesia los humanistas -estando muy próximos y siendo mejores conocedores de la Cristiandad que nosotros- supieron mejor que nadie dónde y qué veneno inocular.  
GILSON ve en el franciscano inglés ROGER BACON (condenado en 1277 por el Capítulo General de la Orden Franciscana) la cabeza de la Revolución cultural humanista en el siglo XIII. En sus escritos trata de difundir la idea de unificar todos los pueblos, la sabiduría debiendo guiar al universo. En el “Compendium” hace la crítica de los defectos de la sociedad medieval y propone una teoría de la unificación del mundo. Ahí plantea el siguiente problema: ¿cómo hacer que la fe sea universal? ¿Por qué camino la Iglesia puede obtener este resultado? (Ver el ensayo de Mons. MARCEL LEFEBVRE sobre “el nuevo método para evangelizar la Fe”, “El golpe maestro de Satanás”; y ROMANO AMERIO).
BACON propone apelar a los conocimientos naturales y a lo que todas las religiones tienen en común. GILSON dice: “La doctrina de BACON marca la primera metamorfosis caracterizada y difícilmente discutible de la noción de Ciudad de Dios de Dios (…). Si la Ciudad de Dios llega a ser la Iglesia, los Estados serán la ciudad terrena, entonces la Iglesia debe absorber los Estados con el fin de mantener la unidad de una sola Ciudad. Para evitar esta dificultad, ROGER BACON parece haber sentido la necesidad de incluir efectivamente todo el saber humano en la sabiduría cristiana para asegurar el triunfo universal de la fe” (Cfr. Op, cit., Cap. III, pp. 106-108).
  
LA CONCEPCIÓN EXPERIMENTAL DE ROGER BACON

La síntesis tomista era perfecta, aunque no recibiera la aceptación de los contemporáneos. Un fraile franciscano inglés, ROGER BACON, que vivió aproximadamente entre 1214 y 1292, intentará otra síntesis aparentemente más conservadora de los criterios del neoagustinianismo, pero precisamente por ello dando en metas contrarias, a las que oficialmente se propuso. Científico audaz, filósofo experimentalista, místico casi en el afán de reducir la totalidad de los saberes a la teología, heredero de las tradiciones del cultivo de las ciencias afianzadas en Oxford por ALEXANDER NECKHAM (+ 1217), por MICHAEL SCOTT (+1235) y por el canciller de la Universidad y obispo de Lincoln ROBERT GROSSETESTE (+1253), ROGER BACON en la enigmática figura que abre caminos sin quizá cuenta cabal de la trascendencia de su gesto. Es posible que la sola explicación de su actitud intelectual sea la que ha interpretado ETIENNE GILSON en su “La filosofía en la Edad Media”, cuando la describe más en vestidura de profeta que de filósofo (E. Gilson: La Filosofía en la Edad Meda, pp 449), explicando que esa calidad de reformador incomprendido, la aspereza de sus posturas, lo duro de sus admoniciones, el envío al Papa de sus escritos para moverle a un cambio en las perspectivas culturales dominantes. Creyó ROGER BACON, en efecto, en la crisis cultural que el aristotelismo acarreaba; buscó restaurar la unidad de los saberes, sin caer en el menosprecio de otros miembros de su orden, ni aceptar a ARISTÓTELES de los libros como construyera SANTO TOMÁS DE AQUINO; quiso restaurar la filosofía antigua, yendo más allá de los textos aristotélicos, por el procedimiento de restaurar el método experimental que tan buenos resultados a su juicio diera entre los griegos, sea entre los más cercanos árabes; y pensó que, por este camino de regreso al método en vez de recogida de las conclusiones, era dable reconstruir la unidad de los saberes en el mismo cuadro sistemático del agustinianismo anterior al 1200. (FRANCISCO ELÍAS de TEJEDA, Tratado de Filosofía del Derecho, t.I., Universidad de Sevilla, Sevilla, 1974, pp. 132).

El segundo pensador examinado por GILSON es DANTE ALIGHIERI.  En sustancia, su teoría de la sociedad universal, todavía con estructuras imperiales, sustrae lo temporal a la autoridad espiritual al hacer autónoma la autoridad del Emperador respecto a la del Papa. “LA SOCIEDAD UNIVERSAL POR ÉL PREVISTA SERÁ PLURALISTA” dice GILSON, opuesta al modelo concreto en el cual él vivía.
En “De Monarchía”, DANTE abre el camino haciendo la apología del Imperio como único medio de evitar la guerra y crear la paz. El exagera los favores divinos y las virtudes naturales del pueblo romano.
Al comentar “De Monarchía GILSON escribe: “Una tesis semejante no podía satisfacer a los legisladores franceses (…) ni a los teólogos ansiosos por asegurar la autoridad del Papa sobre el Imperio…porque esta misma es la que DANTE  pone en duda.
“Si Roma debe a la naturaleza y a DIOS el haber conquistado el imperio del mundo no se ve bien con qué derecho el Papa tendría jurisdicción sobre él… DANTE afirma que de hecho el Imperio depende directamente de Dios SOLO”.  
En resumen, GILSON: en la teoría del sol y de la luna (el Papa y el Emperador), algunos sostienen que, como la luna recibe la luz del sol, así el Emperador sólo recibe una luz que lo ayuda espiritualmente en el ejercicio de su autoridad. (Uno está tentado de reconocer la teoría de la inspiración cristiana de la sociedad cara a MARITAIN y al OPUS DEI).  
Así en la teoría de las dos espadas, DANTE  niega que los dos están en manos de PEDRO.  
Y concluye que “el Papa y el Emperador dependen directamente sólo de Dios”.
GILSON termina diciendo: “ESTA PLENA AUTONOMÍA DE LO TEMPORAL PERMITE A DANTE, POR PRIMERA VEZ, EL IDEAL DEL GÉNERO HUMANO VERDADERAMENTE UNIVERSAL…
En la jerga política de la Tercera República Francesa
(1919-1946)  se dirá que el Imperio Universal de DANTE ES “NEUTRO” y que su mismo laicismo cimenta su universalidad. Todos los hombres están llamados a integrarlo sin distinción de raza o de religión. (…) He aquí por qué la distinción entre Imperio y la Iglesia se modifica aquí por una distinción correspondiente entre filosofía y teología, razón y revelación. Su “laicismo” alcanza aquí un “racionalismo” que es su misma condición.
Haciendo de la razón filosófica la luz propia de lo temporal, DANTE descartaba la dificultad opuesta a la constitución de una sociedad universal del género humano por el particularismo de las religiones.  

Estamos fuera del siglo XX, vivimos en el siglo XXI, ya no “Monarquías” y los pueblos están todavía preguntándose cómo unirse. No se podría reprochar al altísimo poeta de no haber encontrado desde el siglo XVI, respuesta a nuestros problemas.  
DANTE aceptaba implícitamente dos postulados…El primero que la razón natural sería, por sí sola, capaz de alcanzar el acuerdo entre los hombres sobre la verdad de una misma filosofía… Peor aún es el segundo error que comete en su manera de entender la subordinación de lo temporal a lo espiritual.  
¿…Puede haber un imperio universal, sea cual sea su forma política sin que se subordine a DIOS a través de la jurisdicción de la Iglesia, dentro de la cual, lejos de perder su autonomía, hallaría su razón de ser? Puede haber Iglesia sin que haya unidad política en la Tierra; pero ¿puede haber unidad política sin que haya reconocimiento, por parte de lo temporal, de la autoridad directa de lo espiritual, no solamente en el terreno de la moral, sino también en la política? A partir de DANTE, nadie podrá en adelante ignorar que esta es la cuestión”.

El tercer autor que GILSON estudia es el Cardenal NICOLÁS DE CUSA (1401-1464), un verdadero precursor de la Iglesia postconcilio Vaticano II, una autoridad en la materia. (La tolerancia del error es una característica de la Revolución humanista).
El mensaje de NICOLÁS DE CUSA es muy sencillo”, GILSON lo expone así: “…Desde que sabemos cómo es concebida la universalidad de la religión cristiana, no podemos menos que estar sorprendidos de una tan maravillosa impunidad”. “Su irenismo concuerda de forma simultánea con su concepción de DIOS, como unión de los opuestos y de los extremos. Dado que DIOS es infinito, es al mismo tiempo lo máximo y lo mínimo. (La “docta ignorancia” que es el intelecto de la fe, hace, evidentemente, más fácil la conciliación de las diferentes religiones). DIOS es el ser y el no-ser, la luz y las tinieblas, etc., De ahí nace una “teología circular” que, continuando con la de DENYS, nos conduce a esta ignorancia que es el “intellectus” místico. De ahí surge, también, una concepción de la Iglesia como unión de las almas en la fe en Jesucristo” (“De docta ignorancia”, I.4 y III, 11 y 12, citados por GILSON.
Ésta es la teoría de las doctrinas ocultas que afirma: “El ser eterno es el todo y la nada, lo mejor y lo peor, el amor y el odio, las sombras y las luces” (“Revista Internacional de las Sociedades Secretas”, tit. XVII, 1928, pp. 373). El Padre JULIO MEINVIELLE decía que NICOLÁS DE CUSAinfluencia de la Cábala, aunque sea de forma indirecta, a través de diversas corrientes”. (J. MEINVIELLE, “De Cábala al progresismo”, Ed. Epheta, Buenos Aires, 1994, pp. 181).
Hay material suficiente para tratar este tema sobre la falsa y la verdadera mística, recomendada por el Magisterio Romano. La Revolución trata de esconderse en lo incompresible. Las “tinieblas divinas” -de las que nos hablan los verdaderos místicos- son algo totalmente diferente.
La religión es un factor de unidad, pero las religiones son un factor de división. Hace falta, por tanto, que haya una sola religión, y el Cardenal no duda un instante en que son necesarios ciertos arreglos para que pueda alcanzar a las demás religiones. Esta precisamente la tesis que defiende en “De pace fidei”. Escrito en 1454. (Véase la tesis de JACQUES MARITAIN, “Humanismo Integral”, cap. 4, tit. 2 y 3).    
Su principal preocupación son las guerras de religión. Es una constante de la Revolución el utilizar el peligro de la guerra para obtener todo tipo de compromisos: el objetivo es la paz; el medio, la unificación; (JUAN XXIII “Pacem in Terris”, JUAN PABLO II “El bien supremo es la paz”. O. R. 6.11.1991; Carta Pastoral de la Conferencia Episcopal Eslovena: “Vivimos una época muy peligrosa, la era atómica. No hay más salvación que la que nos viene por la fraternidad universal” (O. R. 29.2.84).
Horrorizado por esta idea durante varios días, tuvo al final una visión (hace mención de una revelación privada para contradecir al Magisterio Romano. Hoy en día también los Papas del Concilio Vaticano II tienen necesidad de hablar de un nuevo Pentecostés para justificar todos los CAMBIOS), que le revela el modo de poner fin a estas disputas religiosas. Si reuniéramos en un Congreso algunos hombres dotados de reconocida inteligencia y respaldados por las diversas religiones que hay en el mundo ¿no se hallaría entre todas ellas un mínimo acuerdo real, sobre el cual pudiera establecerse una paz universal? El tratado de NICOLÁS DE CUSA es como el “glosario” oficial  de este congreso celestial de las religiones.
“Cese el odio, el sufrimiento y la guerra, y todos conocerán que sólo existe una religión con diversidad de ritos. Si esta diversidad de ritos no puede ser suprimida, o si mejor que perviva para que los pueblos rivalicen en el culto a DIOS, pueda haber, al menos, así como Tú mismo eres Uno, una sola religión y un solo culto divino. ¡Señor, sé indulgente! Tú cólera es amor y tu justicia compasión. Ten piedad de tu frágil criatura”.
Nos encontramos con frases de nuevo cuño y -para esta época- literalmente sorprendentes. En primer lugar, aquélla donde se manifiesta el sentimiento ecuménico de NICOLAS DE CUSA: “es a un solo y un mismo DIOS al que diferentes maneras y que llevan nombres diferentes. En segundo lugar, esa otra donde se afirma con tanta energía la tesis fundamental: a pesar de la diferencia entre las diversas confesiones religiosas, sólo hay una religión”. Ésta es la tesis del esoterismo.
Continúa hablando a los miembros del congreso: “El SEÑOR tuvo piedad de su pueblo y decidió reducir mediante un entendimiento pacífico todas las diferentes religiones a una sola religión, cuya unidad ya nunca más sería rota. A vosotros, Delegados, Él ha encargado el cumplir este proyecto. Para ayudaros, Él confiará a los ángeles de su corte nuestra protección y vuestra conducción. Como el lugar más conveniente para esta reunión, Él designa Jerusalén…”
GILSON continúa: “A decir verdad, el griego mismo es el primero que duda en que la Asamblea general de las religiones pueda llegar a ponerlas de acuerdo. ¿Un pueblo podría aceptar otra religión que aquélla por la cual ya dio su sangre? A lo cual el Verbo responde que para ningún pueblo se trata de adherirse a una fe nueva, sino tomar conciencia de la fe común que ya les une”.  
Aquí termina el libro sobre “De pace fidei” (La paz de la fe) del Cardenal NICOLÁS DE CUSA a quién nadie puede acusar de timidez espiritual ni de estrechez de vista. Este pequeño libro es doblemente sorprendente porque fue publicado y porque la Iglesia nunca lo condenó… (Esto nos lleva a pensar que “el espíritu de ASIS continuará porque viene de lejos).  

Otro humanista llama la atención de GILSON: TOMMASO CAMPANELLA (1568-1639). Él nos da una síntesis de su pensamiento:
La Ciudad del Sol debe extenderse a toda la tierra…; propone la idea de una reforma de la república cristiana… donde se encuentra a MOISÉS, OSIRIS, JÚPITER, MERCURIO, MAHOMA y otros más, y en un lugar de honor estarían JESUCRISTO y los Doce Apósteles…
“No nos espantemos (…) de ver a JESUCRISTO por encima o no de la humanidad, colocado con MAHOMA, y entre los grandes iniciados. Desde ROGER BACON y NICOLÁS DE CUSA, la diversidad de las religiones aparecía a más de uno como un hecho con el cual se debía contar…
En esta Ciudad del SOL (…) reina la comunidad de bienes e incluso de las mujeres (…) a las que el mismo TERTULIANO había creído que debía excluir (…) CAMPANELLA corrige: las mujeres también.
Sin ser la abadía de Thélème (lugar en el que también se practican los cultos tradicionales ¡pero en privado!, la Ciudad del Sol, excluye de sus claustros todo exceso de ascetismo, y el sincretismo religioso extrañadamente liberal que ahí se cultiva no es enemigo de los amores y de los placeres…Es enemigo de ARISTÓTELES
Sin duda se exageraría si se dijera que él sueña con una religión natural para remplazar al cristianismo, porque quiere llevar al cristianismo a los límites de la religión natural…
CAMPANELLA considera aquí la reforma, sino del cristianismo, al menos de la teología y de la vida cristiana, por la eliminación de todo lo que ahí se introdujo de contrario o de extraño a la ley natural, salvo los sacramentos.
…Los solares, aun no siendo cristianos, están sin embargo cercanos al cristianismo (…) sus doctrinas y sus costumbres se pueden llamar perfectamente complementos cristianos…(¿J. MARITAIN habría tomado de ahí sus teorías?) Ver “Humanismo Integral”, cap. 5, ap. 1-5).  
Se ve en TOMMASO CAMPANELLA, a veces a un cristiano sincero…a veces un deísta que se empeña en destruir las mismas bases del cristianismo…
…la invención de la brújula, de la prensa, de las armas de fuego, anuncia la unificación del planeta, sin duda hay que arrancar antes de plantar y derribar antes de construir.
Los biógrafos de CAMPANELLA  no se ponen de acuerdo en este punto. Unos (…) no ven en él más que un teólogo casi ortodoxo (…) otros entienden su obra como una tentativa de naturalizar completamente el dogma y dar así a los hombres con qué fundar una sociedad universal.
CAMPANELLA habría creído realizar al menos dos descubrimientos. Primero, que la sociedad espiritual de la Iglesia se debía metamorfosear en una sociedad temporal de todos los pueblos de la tierra… Luego, que esta transposición de la Ciudad de Dios al plano de la ciudad de los hombres, implicaría otra referente al lazo común de la ciudad futura: Este lazo por lo demás no podía ser otro que el de la fe, a menos que la misma fe aceptase convertirse en razón.

5) EL PERFECCIONAMIENTO DE MARITAIN

MARITAIN nos ayuda a comprender la Pseudo-Restauración porque se puede decir que él hace pasar la “poesía” humanista de la “utopía a la ciencia”. Nos quedará a los Papas JUAN XXIII, PABLO VI, y JUAN PABLO II más que concretar el “modernismo real” con todas sus metamorfosis.
MARITAIN, después de haber criticado al humanismo clásico, demasiado antropocéntrico, y la Cristiandad de la Edad Media demasiado socrática, crea la alternativa de un humanismo cristiano y el ideal de un humanismo cristiano y el ideal histórico de una nueva cristiandad.
En el cap. 4, ap. 1, “El humanismo integral”, nos recordará que la nueva cristiandad es “un acierto régimen común temporal cuyas estructuras muestran, según grados y modos muy variables, la impronta de la concepción cristiana de la vida. NO HAY MÁS QUE UNA VERDAD RELIGIOSA INTEGRAL; SÓLO HAY UNA IGLESIA CATÓLICA; PUEDE HABER CIVILIZACIONES CRISTIANAS Y CRISTIANDADES DIFERENTES.
Al hablar de nueva cristiandad, hablamos de un régimen temporal  o de una edad de civilización cuya forma animadora será cristiana, y que correspondería al ambiente histórico de los tiempos donde entramos. (Jacques MARITAIN, “HUMANISME INTEGRAL”, Ed. Montaigne, Paris, 1945, pp. 144).

6) El ideal histórico de la Cristiandad en la Edad Media.

La descripción que hace MARITAIN del orden cristiano es admirable: en efecto, para destruir algo hay que conocerlo íntimamente.
En el cap. 4, ap. 3, nos presenta la idea del Santo Imperio o de la concepción cristiana y sagrada de lo temporal. He aquí las ideas dominantes:
1.- La fuerza al servicio de DIOS;
2.- La civilización temporal era en cierta forma una función concreta de lo sagrado, implicando imperiosamente la unidad de la religión, es decir una religión única, exclusiva (el pluralismo religioso no podía sino debilitar la unidad). Esto se resume en una idea: El “Sacrum Imperium”; un hecho histórico lo prepara: el Imperio de CARLOMAGNO.

Cinco notas caracterizan esta concepción cristiana y sagrada de lo temporal:

I.- LA UNIDAD ORGÁNICA. Esta unidad está fundada en el nivel más alto: La Religión Católica; ésta es muy visible entre el rey y el pueblo francés, como entre el rey y el pueblo español, y cuando se  pierde este ideal religioso comienza la decadencia. La característica de la Edad Media es el esfuerzo por unificar el mundo, en lo temporal bajo la autoridad del emperador, y en lo espiritual, por la Iglesia, bajo la autoridad del Papa.
Las disputas, como dentro de una familia, no rompían la unidad. El centro de la unidad estaba colocado muy alto, lo más alto posible: en lo espiritual, la Religión estaba en los corazones y la unidad política era la consecuencia y su manifestación pública.
Los Papas conocían esta necesidad y querían una gran unidad doctrinal, teológica, y filosófica, cuyo centro era la Universidad de París. Los Papas la sabían necesaria y deseaban una gran unidad política de los pueblos cuyo centro supranacional era el Emperador romano germánico.

II.- EL PREDOMINIO EFECTIVO DEL PAPEL MINISTERIAL DE LO TEMPORAL. “LO QUE ES DEL CÉSAR”, siendo distinto de lo que es de Dios, era lógicamente usado como instrumento de la religión: por ejemplo el brazo secular, el rey, llamado “el obispo del exterior”, las Cruzadas.  

III.- Empleo de la estructura temporal para fines espirituales. Las instituciones del Estado están al servicio de la religión (la justicia, el Ejército, la policía, etc.) Por ello, lo herético no era sólo herético sino destructor, agente de subversión del fundamento espiritual sobre el cual reposa el edificio social.

IV.- LA DIVERSIDAD DE LAS CATEGORÍAS SOCIALES. Se concibe la autoridad temporal de acuerdo al tipo de la autoridad paterna, sacralizada por la fe y heredada del “pater familias” romano. El rey es padre del pueblo.
Como el hijo objetivamente es inferior al padre, así ocurre con las diferentes clases sociales. La sociedad del trabajo es una extensión de la sociedad doméstica. La corporación es una familia unida para trabajar, ella une al patrón y a los obreros que pueden ser ricos o pobres, pero no se podía concebir, como hoy, la existencia de una clase obrera reducida al rango de la máquina.
Esta estructura jerárquica feudal tiene flexibilidad orgánica propia de la vida familiar, a veces brutal, como puede ser un padre, pero que no permite la indiferencia ni el desprecio que conoce el obrero en el mundo moderno. El principio de autoridad en la Edad Media procede del modelo creado por la orden benedictina: El Abad es el padre, modelo de la autoridad revestido de un carácter sagrado, y los monjes son sus hijos. 

V.- UNA OBRA PARA CONSTRUIR EN COMÚN: El Imperio para Nuestro Señor Jesucristo. Todos trabajan para el mismo fin: construir una estructura social al servicio de Nuestro Señor Jesucristo, es la política bautizada.
Después de haber dicho esto, MARITAIN describe muy superficialmente la revolución que destruye al orden cristiano y engendra un estado de desorden y de angustia. Y AÑADE: “Las consideraciones precedentes muestran en todo caso cuál es el interés para nosotros en IMAGINARNOS un tipo de cristiandad específicamente diferente del tipo medieval y gobernado por lo que será el objeto del próximo capítulo, donde quisiéramos caracterizar, en su contraste con el ideal cultural medieval de una nueva cristiandad tal como puede concebirse hoy” (pp. 174).

B) EL IDEAL HISTÓRICO DE UNA NUEVA CRISTIANDAD.  

Según MARITAIN (CAP. 5, AP. 1) la nueva cristiandad se funda sobre los mismos principios católicos, pero desea una concepción “profano-cristiana” y no “sacra-cristiana” de lo  temporal.
Este ideal se opone tanto a la Edad Media como al Liberalismo y al humanismo antropocéntrico: es un  humanismo integral.
“Ésta no sería ya la idea del imperio sagrado que DIOS posee sobre todas las cosas, sería más bien la idea de la” SANTA LIBERTAD”. (pág. 176).

I.-PLURALISMO JURÍDICO

“Pero es en el dominio de las relaciones entre lo espiritual y lo temporal que el principio pluralista que nosotros creemos característico de una nueva cristiandad encontraría su aplicación más significativa. El primer hecho central, el hecho concreto que aquí se impone como característica de las civilizaciones modernas por oposición a la sociedad medieval: ¿No es acaso en los tiempos modernos en donde una misma civilización, un mismo régimen temporal de los hombres admita en su seno LA DIVERSIDAD RELIGIOSA? En la Edad Media los infieles quedaban fuera de la ciudad cristiana…MARITAIN dice esto como si fuera un dogma, un hecho histórico sin apelativos. Para nosotros, por el contrario, se trata de la mayor victoria del Infierno y sus instrumentos históricos, los Judíos y la Masonería, como nos lo enseña el Magisterio Romano: LA DESCRISTIANIZACIÓN.

(Trabajo sin terminar)


A DON JUAN CARLOS SÁNCHEZ y LA SRA CRIS YOZIA de Política y Desarrollo que siempre me apoyaron para que saliera Diario Pampero Cordubensis e Instituto Eremita Urbanus de Córdoba de la Nueva Andalucía desde el año 2008.
Para los que acompañaron en y por el bunker junto a mi pelotón marcial y al gran pueblo argentino, SALUD.

gabrielsppautasso@yahoo.com.ar Por XTO y MARÍA

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