miércoles, 24 de febrero de 2010

LES ÉCOLES ÉPISCOPALES ER MONASTIQUES EN OCCIDENT AVANT LES UNIVERSITÉS (768-1180)

*“YA NO HAY ESCUELAS. ÚNICAMENTE JUNTO A LOS OBISPOS Y EN LOS MONASTERIOS SE ELABORA POCO A POCO UNA NUEVA CULTURA, QUE SE ALIMENTA, EN VEZ DE CON GRANDES AUTORES DE LA ANTIGÜEDAD, CON LAS OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA”*

*LES ÉCOLES EPISCOPALES ET MONASTIQUES EN OCCIDENT AVANT LES UNIVERSITÉS (768-1180)*.

*Par LEON MAITRE Archiviste honotaire de la Loire-Inférieure*

Ligugé Abbaye SAINT-MARTIN Vienne, France, Paris, 1924.

*y Gabriel S. P. PAUTASSO (Colaboración del Instituto Eremita Urbanus)*

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*Borquelot: Revue critique, 1866 (compte-rendu).

1. LA ALTA EDAD MEDIA

« AU LIEU DE LES AIDER à RÉPARER LES RUINES ET LES DÉSSTRES CAUSÉS PAR LAS INVASIONES DES MUSULMANES, CHARLES- MARTEL MIT LE COMBLE à LEUR INFORTUNE PAR LA SPOLATION » LEÓN MAITRE, p. 4.

Los cuatro siglos que siguen al doblar del 700 mantienen idéntica en la doctrina de la ciencia y de la filosofía. Comienza a quedar apartado del Occidente cristiano el territorio español, a consecuencia de la invasión árabe en 711. Se cierran prácticamente las grandes escuelas y poco cuenta el pensamiento mozárabe incluso en aquella CÓRDOBA cuyos centros de estudio habían sido ponderados en el siglo V por SIDONIO APOLINAR, en los Carmina, IX, 230, por sementera de alumnos portentosos: “CORDOVA PRAEPOTENS ALUMNIS”. En tierras anglosajonas el monje ALDHELM describe en su De virginitate, 35, a las siete artes liberales como compendio de toda la filosofía, sin discriminar las varias especies del conocimiento. Con el añadido de que, sin duda por influjos irlandeses según asevera B. BISCHOFF en el trabajo Ein verschollene Einleitung del Wissenschaften (En los Archives d´histoire doctrinale et littéraire du Moyen-Age. XXV (1958), 5-20), agrega al quadrivium la astrología, la mecánica y la medicina; constituyendo un mano unitario de saberes en el que cabes las artes de esta guisa aumentadas, como “omnes philosophorum disciplinas” en la misma obra, párrafo 69.

La actitud frente al pensamiento repite las dos líneas trazadas por SAN JUSTINO MÁRTIR y por TERTULIANO desde las primeras centurias de nuestra era. SAN BEDA (673-735), según él mismo declara en su Historia eclesiástica gentis angloarum, gastó la vida en el ejercicio del estudio y enseñanza de las Sagradas Escrituras, sin la menor atención para las ciencias u para la filosofía. Antes las fustiga sin mitigación ninguna, por navidades terrenas, censurando a quienes bajan desde las alturas del saber de lo divino hasta la bajeza de las ciencias seculares. En el In Samuel, 7, escribirá: “Descendunt et hodie ninnulli, relicta altitudine verbi Dei, ad quod audiendum ascendere debuerant, auscultanque fabulis saecularibus, ac doctrinis deemoniorum, et legendo dialecticos, rhetores poetasque gentililium, ad excercendum ingenium terrestre”. Reiterando en III, 10, con evidente referencia al TERTULIANO que no cita por su nombre, como son los filósofos “patriarchae haereticorum”. Ni siquiera se fía de SAN ISIDORO DE SEVILLA, aunque admita que las ciencias del Trivium pueden servir de apoyo para el estudio de los textos sagrados; el De natura rerum es casi una depuración de las Etimologías; que a tanto bajaba su radical desconfianza contra lo saberes filosóficos.
CARLOMAGNO favorece un florecimiento gramatical y literario, no filosófico, permitiendo en la Academia palatina que fundará en Aquisgrán el estudio de las letras clásicas; a las que se consideraba por sí solas como factor básico para la preparación de quienes esperaban ocupar cargos políticos. El conocimiento de la lectura y escritura del latín era en los días carlomágnicos algo así de lo que supone el conocimiento de la lengua inglesa en territorios africanos u orientales; bastaba con saber el latín, ahora el inglés, para considerarse al ejercicio de las funciones públicas. Apenas si un grupo selectísimo se plantea los problemas de la validez de los saberes. Entre los cuales resalta ALCUINO (+ 804), sus escritos, y tachados por GUIZOT en la Histoire de la civilization en France depuis la chute de l´Empire Romani de carentes de sistemática, tercera edición, París, Didier. II (1840), 206, no excedan a lo que podía esperarse del gramático que en definitiva era. Siendo vano pedir filosofía a quien CHRISTOPHER DAWSON en su The making of Europe ha reducido a sencillo “schoolmaster and grammarian”: London, Sheed and Ward, 1934, pág. 224.

ALCUINO no es original. Sigue casi a la letra a CASIADORO al definir a la filosofía en su Dialéctica, concediéndole el doble valor de comprender en su seno los saberes divinos y humanos y ser maestra de virtudes. Con lo cual viene a coincidir con la teología, si es que la teología, si es que la teología es el estudio de las cosas divinas; en ALCUINO la teología es una parte de la filosofía, no superior a ella; porque la filosofía consiste en “rerum humanarum divinarumque cognitio”. Al servicio de esta filosofía, que abarca a la teología como una de sus partes, están las siete artes liberales, que en la Grammatica aparecen las siete columnas sobre las que toda sabiduría se asienta; “Sapientia liberalium litterarum Septem columnas confirmatur”. Igual que bajo la filosofía, comprendiendo en la filosofía el estudio de la totalidad de las cosas humanas y divinas.

En igual línea seguida por su discípulo fuldense RABANO MAURO (+ 856) en su De universo, seu de rerum naturas et verborum proprietatibus et de mystica rerum significatione. También para RABANO MAURO la filosofía comprende las ciencias divinas y humanas; “Est enim philosophus, qui divinarum et humanarun rerum scientia habet, omnem bene vivendi tramitem tener”; pues su objeto da en “naturae inquisito, rerum humanarum divinarum cognitio, quantum homini possible est rimari”. Y es el sentido de la obra de JUAN SCOTO ERIÚGENA (+ 877), cuando en De divisiones naturae, III y V, incluya a la “teología, quae de Deo disputat”, dentro de la filosofía.

Por lo demás, la filosofía mantiene su índole de preparación para la salvación eterna. En las Annotationes in Martianum, 38,11, se sobreentiende que a MARCIANO CAPELLA, repite esta frase nueva las tesis de CASIADORO, afirmando que “Nemo intrat in caelum nisi per philosophiam”. Tanto más que JUAN SCOTO pensaba que a Dios era dable llegar por dos caminos: el de la Sagrada Escritura y el de la naturaleza, ambos incluidos en la filosofía, a tenor de las concepciones dominantes en su siglo y que él hace suyas en la Homilia in Prologum Sancti Evangelium secundum Joannem: “Dupleciter ergo lux aeterna seipsam mundo declarat: per Scripturam videlicet et divinae Scripturae apices et creatura especies”. Lo que en el Divisione naturae, v, entendía por filosofía cristiana era un conjunto unitaria de saberes, en los que iban comprendidas las dos vías de la física, que contempla las cosas humanas, y de la teología, que abarca a las divinas. En el cuadro de los saberes coloca en plano inferior las artes liberales, arriba la filosofía de la cual la teología es una de sus ramas. Filosofía que abre la puerta de los cielos en la doble manera de que es conocimiento intelectual de Dios y conocimiento de la teoría de la práctica de las virtudes que a Dios conducen. El planteamiento de la teoría del saber sigue las mismas directrices cardinales desde el siglo V al siglo X.

En el siglo XI se vuelve a enfrentar con la sabida disparidad de posiciones respecto a la filosofía: actitud negativa, abanderada por SAN PEDRO DAMIÁN (+ 1072); LA ESTIMA DE LA RAZÓN HUMANA, llevada a extremos por BERENGARIO DE TOURS (+ 1088). Para SAN PEDRO DAMIÁN la única sabiduría es la que proporciona la fe; los saberes filosóficos son animalescos y satánicos. Los dos opúsculos De sancta simplicitate scientiae inflanti opponenda y De vera felicitate ac sapientiae son dos alegatos apologéticos contra la filosofía, no ya por los contenidos del saber filosófico, sino por lo que pudieran tener de interés las mismas serviles artes liberales. Agudizada su intransigencia en la polémica contra la creciente ola de partidarios del empleo de la dialéctica en la teología, condena durísimamente todo achaque y todo saber humano en el prólogo del De vera foelicitate, en términos que bastan para calificar sus puntos de vista: “Sed haec et huismodi phalerata ludribria ii qui spiritu Dei vivunt, ut refera frivola et vana contemnut; et Sicut Apostolis ait, arbitrantur ut stercora”.

En contraste con la intransigencia despectiva de SAN PEDRO DAMIÁN, el arcediano de Angers, BERENGUER DE TOURS proclama en su De sacra coema adversus Lanfrancum las ventajas de aplicar la dialéctica a la interpretación de los dogmas, pues “rationis agere in perceptione veritatis incomparabiliter superius esse”, concluyendo por postular la exegesis alegórica a los textos agrados, con lo que termina por llegar a considerar que la presencia del Señor en el sacramento eucarístico es mero simbolismo. Excesos que, reiterando en cada siglo las posturas anteriores, trueca a BERENGUER DE TOURS en el ORÓGENES del siglo IX.

En este largo tramo de cuatrocientos años asistimos a menores teorías del saber, eco desgarrado de sistemas precedentes.

*Gentileza de FRANCISCO ELIAS DE TEJADA, “Tratado de filosofía del derecho”, t. I, Sevilla, 1974, p. 99 a 101.*

2. EL MUNDO DE LOS CLÉRIGOS y de las ESCUELAS

La escuela junto a un monasterio o a la sombra de la iglesia catedral era el primer eslabón de la carrera del clérigo, que para los siglos medievales equivale a decir del intelectual u hombre de letras. El joven aspirante a la vida monástica o clerical era introducido inmediatamente en el estudio de la Gramática latina, para penetrar después en los derroteros de la Retórica y adentrarse finalmente por la intrincada selva de la Lógica, hasta dejar cursadas las tres disciplinas que formaba el TRIVIO en el programa de las escuelas medievales.

Una vez superadas las pruebas que constituían el puente obligado para pasar a las disciplinas de CUADRIVIUM, el escolar se debatía durante otra serie de cursos con los obstáculos y dificultades que le planteaban las cuatro disciplinas de este segundo grupo de estudios: la ARITMÉTICA, la GEOMETRÍA, la MÚSICA y la ASTRONOMÍA. Finalmente, esta penosa ascensión a la montaña del saber culminaba en la cumbre de la TEOLOGÍA, o ciencia del conocimiento de DIOS, cima y compendio de todos los conocimientos.

Escolares y maestros pugnaron durante siglos en este asedio a la fortaleza del saber, unos esforzándose por asaltarla con su ardor juvenil, otros empujándoles a ello con sus enseñanzas, sus consejos y, también, con sus duros métodos pedagógicos.

La escuela constituía el centro de la vida y de la actividad de muchos de los grandes monasterios. La de de SAN GALL, sobre la cual nos ofrecen una rica información los anales del monasterio, conoció su época de esplendor en los siglos X y XI, cuando el naciente Imperio Romano Germánico recogía y reconstruía la tradición cultural carolingia. Ya en la etapa anterior, habíase colocado a la cabeza de todas las escuelas monásticas gracias al esfuerzo de notables maestros como el irlandés MOENGALL y al brillo de su más ilustre discípulo NOTKER BALBULUS, autor de algunas de las más bellas secuencias que se cantan en ciertas misas después del Gradual y nos ha conservado la liturgia. NOTKER enseñó asimismo en la escuela monástica y se distinguió por sus desvelos por la formación moral e intelectual de sus discípulos, como reflejan las cartas y poemas que les dirigía. Uno de éstos, SALOMÓN, obispo de Constanza, abad del monasterio y canciller del emperador CONRADO I, imprimió a principios del siglo X el impulso decisivo a la famosa escuela. Los anales de la gran casa monástica, redactados por una serie de monjes que se prolonga hasta mediados del siglo XI, nos ofrecen un cuadro risueño de la alegría y serenidad de espíritu que reinaba en aquellas aulas. A ellos debemos la descripción de uno de los más remotos eslabones de la tradicional fiesta de los Inocentes, que durante una jornada de regocijo erigía a los escolares en actores y animadores de la mansión.

En noviembre, cuando llegaba el día de la patrona de la Filosofía, SANTA CATALINA, la turba escolar elegía a los tres camaradas que habían de desempeñar, respectivamente, los papeles de abad y de sus dos asistentes, y el 12 de diciembre, víspera de SANTA LUCÍA, los alumnos ofrecían un homenaje al camarada o compañero abad, sentado en el solio del abad verdadero. De esta manera, los ánimos infantiles y aun los de los graves monjes se hallaban predispuestos y preparados para la alborozada fiesta del 28, en que, bajo la evocación de las palabras del Magnificat, “deposuit potentes de sede et exalyavit humiles”, que rememoraban las segundas vísperas de la fiesta de SAN JUAN EVANGELISTA, el canciller del monasterio entregaba la batuta a uno de los escolares que dirigía el coro, los muchachos pasaban a ocupar los sitiales de los monjes en el canto de las horas canónicas y el joven abad dirigía por unas el monasterio. Entre todos los episodios de esta bulliciosa inversión de papeles, los muchachos, según dicen las crónicas, preferían el que les permitía actuar como maestros de la escuela monástica. Aprovechando entonces un derecho que se les reconocía, retenían a cuantos entraban en las aulas, ya fuese maestro, ya el propio abad, y sólo le dejaban partir mediante un rescate bajo la forma de una gracia o de una largueza.

La enseñanza se desarrollaba también con gran amplitud y no menos flexibilidad en el monasterio de REICHENAU, junto al lago de CONSTANZA, sobre cuyas normas, enseñanzas y costumbres nos ha legado un encantador relato WALAFRIDO ESTRABÓN, una de las grandes figuras intelectuales de la Alta Edad Media. Es una especie de diario o anales por el que van desfilando uno tras otros los de sus estudios en l escuela monástica, desde su ingreso en el monasterio en 816 hasta que se decide su vocación monástica en 825. Cuenta WALAFRIDO la grata impresión que le causó el gran edificio del monasterio; la alegría de encontrar allí camaradas y compañeros de juego que le acogieron afectuosamente; sus primeros pasos y sus primeros triunfos por la empinada cuesta de las letras hasta que consiguió leer con cierta soltura el libro latino que le dieron; el júbilo de sus primeras vacaciones, etc.

Los esplendores de SAN GALL y de REICHENAU se extinguieron casi al mismo tiempo, a mediados del siglo XI. La primacía en los estudios había pasado ya en esta época a las escuelas capitulares y catedralicias, entre las cuales se destacaba la de LIEJA, con sus excelentes profesores en todas las disciplinas.

En Lieja encontremos los primeros ensayos de una ORGANIZACIÓN ESCOLAR SUPERIOR que exigía la coexistencia de diversas escuelas. Junto a la escuela catedral, que dominaba a las demás, habían surgido hasta seis ESCUELAS CAPITULARES sometidas a la autoridad del MAGISTER SCHOLARUM o ESCOLÁSTICO, que dirigía la escuela catedral. Representante del obispo en las funciones de dirección y control de los estudios de la diócesis, el ESCOLÁSTICO o MAESTRA DE ESCUELA se convirtió en uno de los principales dignatarios del capítulo catedral. Junto al internado, destinado a la formación de clérigos, existía en LIEJA, en Bélgica en externado abierto a los jóvenes laicos, a los cuales generalmente se daba con frecuencia tan sólo una formación elemental. De hecho, la escuela MONÁSTICA y la ESCUELA CATEDRAL coexistieron durante varios siglos en todo el Occidente, aunque el incremento de la VIDA URBANA a patria del siglo IX (RENACIMIENTO CAROLINGIO) determinó desde esa época una preponderancia de la segunda como núcleo importante de ALTA CULTURA. Las grandes figuras intelectuales de aquellos siglos se destacaban con frecuencia de unas de otras, y la carrera del monje GERBERTO, recibiendo los primeros estudios en el monasterio auvernense de Aurillac, ampliando más tarde estas adquisiciones a los estudios de la escuela catedral de Reims, de la que fue ESCOLÁSTICO o DIRECTOR antes de ser elevado al pontificado con el nombre de SILVESTRE II, no es el caso único, aunque sí uno de los más ilustres y representativos.

A través de UBALDO, uno de los maestros de mayor reputación de Lieja, que enseñó también en Praga y en la escuela parisina de SANTA GENOVEVA, aquella escuela intervino en la etapa preliminar a la creación de la UNIVERSIDAD DE PARÍS.

LA CUNA DE LA UNIVERSIDAD PARISINA FUE LA ESCUELA CATEDRAL DE NUESTRA SEÑORA (NOTRE DAME).

ENRIQUE BAGUÉ: “Pequeña Historia de la Humanidad Medieval”, Aymá Editores, Barcelona, 1953, p. 89-100. “El Mundo de los Clérigos y de las Escuelas”.

*3. LA ORGANIZACIÓN DE LA ENSEÑANZA.*

“SOMOS ENANOS SUBIDOS A HOMBROS DE GIGANTES, POR ESO PODEMOS VER MÁS LEJOS QUE ELLOS; SIN EMBARGO, NO POR VIRTUD DE NUESTRA AGUDEZA VISUAL, NI POR LO ELEVADO DE NUESTRA ESTANTURA, SINO PORQUE NOS ENCARAMAMOS Y APOYAMOS EN ESTA MASA GIGANTESCA”.

BERNARD DE CHARTRES

CANCILLER DE LA CATEDRAL DE CHARTES

LA ORGANIZACIÓN DE LA ENSEÑANZA no se desarrolló eficazmente en Europa hasta el siglo XII, período que a veces se ha denominado Renacimiento Medieval. Hasta entonces, la educación fue una función de los monasterios y las catedrales, y su calidad dependía de la personalidad y capacidad de maestros individuales. Varios factores hicieron posible la aparición de un nuevo sistema de enseñanza, que culminó en las universidades: la seguridad de no sufrir el ataque de enemigos externos, la recuperación de una forma de gobierno más ordenada, la expansión económica y el desarrollo de las ciudades. La fuerza impulsora era bien sencilla. EL AFAN DE SABER. Los hombres sabían que los griegos y los árabes poseían tesoros de conocimientos que no estaban a su alcance en sus países. Decidieron descubrir el tesoro y hacerlo accesibles a traducciones al latín, su medio natural de expresión exacta y erudita. Al mismo tiempo, crearon nuevas fórmulas institucionales mediante universidades autónomas y fomentaron el estudio en las órdenes religiosas, asegurando así la transmisión de los conocimientos que habían adquirido.

La figura máxima de este nuevo despertar intelectual fue SANTO TOMÁS DE AQUINO (1225-1274). Hijo de un noble italiano, recibió su primera educación en la abadía benedictina de MONTE CASSINO y en la universidad de NAPOLES; en 1244 se hizo fraile dominico. Estudiante de teología en París y Colonia. SANTO TOMÁS dedicó su vida a ENSEÑAR y ESCRIBIR, y produjo una gran obra que ejercería una profunda influencia sobre el pensamiento europeo durante varios siglos después del suyo. Su aportación más importante a la teología cristiana, contenida particularmente en su vasta pero inacabada obra maestra, la SUMMA THEOLOGICA, fue la reconciliación de la filosofía ARISTÓLICA con las ENSEÑANZAS DE CRISTO.

En el fresco, del siglo XIV, de SANTA MARÍA NOVELLA de FLORENCIA, EL TRIUNFO DE SANTO TOMÁS, atribuido a ANDREA DA FIRENZE, se representa al santo en un trono, como centro de una alegoría del SABER. Sobre su cabeza se ven las cuatro virtudes teologales (FE, ESPERANZA y CARIDAD). En sus manos muestra la SABIDURÍA de SALOMÓN: el pasaje comienza, “ORÉ”, y me fue concedido el entendimiento. A sus pies vemos al gran filósofo musulmán AVERROES y a los heresiarcas SABELIO y ARRIO, y a su lado, los evangelistas y los profetas: a la izquierda, SAN JUAN EVANGELISTA; en el extremo, un MOISES con barba sostiene las tablas de la ley. Las mujeres de la parte inferior personifican las ciencias teológicas y las ARTES LIBERALES (siete de cada obra completa). Las cuatro de la derecha son (por la izquierda): Aritmética, la Geometría, la Astronomía y la Música. Los hombres sentados frentes a ellos representan los supuestos descubridores, o inventores de esas artes:

PITÁGORIAS, EUCLIDES, PTOLOMEO, TUBALCAIN. Según VASARI, los hombres sentados debajo de las ciencias teológicos de la izquierda no son individuos determinados, sino SÍMBOLOS de hombres de distintas clases y condiciones: Papa, Emperador, Rey, Cardenal, Duque, Obispo y Marqués.

El cuadro, en su conjunto, nos ofrece un amplio esquema del SABER MEDIEVAL: SUS RAÍCES, SU FINALIDAD y SU COMPLETA IDENTIFICACIÓN CON EL CRISTIANISMO.

(“Suma de Conocimientos. UNIVERSIDADES y CULTURA por RICHARD HUNT. “LA BAJA EDAD MEDIA”, EL FLORECIMIENTO DE LA EUROPA MEDIEVAL. Editorial Labor, Barcelona, 1972, p. 180).
*Más aún: Dictionnaire D¨EDUCATION Publique et Privé, tant en France qu´a l´étranger. Par M. L´ABBÉ RAYMOND. Publié par M. L´ABBÉ J. –P. MIGNE, Editeur de la Bibliotheque Universelle du Clergé- Tome Unique, Paris, año de 1865. nº de páginas : 1711. En la Biblioteca del Instituto Emerita Urbanus desde el 1990.* de Córdoba de la Nueva Andalucía*

*Ambiciones de los príncipes, subir la influencia de las modificaciones introducidas en el orden social y político, enfrentar en fin todos los desordenes que rodearon la infancia de una nación. Si nosotros no asistimos al nacimiento de jefes de la obra, echemos de menos bajo los ojos el espectáculo consolar de un ejército de espíritus inteligentes y libres a mantener y perpetuar la CULTURA DE LAS LETRAS.

Que nadie no se atienda a encontrar aquí una historia bien circunstanciada de las escuelas episcopales y monásticas, y un desarrollo completo de su organización. Sería injusto de mostrar la exigencia punto a punto de una época tan alejada de nosotros, sobre todo cuando se agita un sujeto tan complejo y de la cual los elementos son tan dispersos. Nosotros intentamos solamente resumir los hechos conocidos, de meter en obra muchos índices descuidados, y de utilizar un cierto número de testimonios exhumados por la erudición moderna. A fin de quedarse demasiado por debajo del blanco, hemos sido comprimido de compulsar minuciosamente las vidas de santos, las cartas de los príncipes, de los papas, de los obispos y de los abades, las crónicas de las iglesias y de los monasterios, investigar una palabra entre mil que nos introduce sobre la línea de un escuela o nos revelé uso literario. Todo en recogimiento con cuidado los trabajos de nuestros antepasados, nosotros nos hemos esforzado en reunir un número de nociones más completas, y más metódicas sobre todas las partes que interesan a la historia de la ENSEÑANZA del IX a siglo XIII. A fin de ligar a nuestras aserciones más autorizadas, nos hemos remitido a las fuentes mejor acreditadas, tales que las Acta Sanctorum de los Bolandistas y MABILLON, los Anales de la Orden de San Benito, el Tesoro anecdotorum y la Amolisima colección de D. MARTÈNE, el Spicilège de ACHÉRY, la Colección des los historiadores de Francia de D. BOUQUET, y los Monumenta Germaniae de M. PERTZ, la Patrologie de M. Abad MIGNE, y las Memorias de la sociedad de pensamiento.

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*EDITÓ: gabrielsppautasso@yahoo.com.ar DIARIO PAMPERO Cordubensis nº 350. INSTITUTO EMERITA URBANUS. Córdoba de la Nueva Andalucía, el 22 de febrero del Año del Señor de 2010. FIESTA DE SAN PEDRO DAMIANO. Confesor, Confesor y Doctor. ¡VIVA LA PATRIA! ¡LAUS DEO TRINITARIO! ¡VIVA HISPANOAMÉRICA! GRATIAS AGAMUS DOMINO DEO NOSTRO! gspp.*

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