martes, 13 de enero de 2009

Tiempo de Epifanía: El verdadero festejo de Navidad


Ciertamente es en gran manera consolador contemplar cómo se repite cada doce meses una cono universal sonrisa del género humano, postrado entre el Niño Dios, festejando la navidad.
Aunque podríamos preguntarnos si el recuerdo del Mesías con que se alegran todos los que parecen alegrarse con motivo de la Navidad es verdaderamente “piadoso”.
Se alegran realmente por CRISTO todos los que de cualquier manera se alegran con ocasión de tales días.
Todos, sí, aún los que no aman al Niño Divino. Y aún tal vez, los que de veras lo aborrecen. Porque quiéranlo o no, CRISTO es la causa ocasional de los regocijos y ciertamente de no haber venido CRISTO al mundo, no habría fiesta que celebrar. Todo aquel, pues, para quien la Navidad no es un día como los restantes del año, sea piadoso, sea mundano, sea creyente o indiferente, rinde un cierto homenaje al Niño del Pesebre.
Tenemos que convenir, sin embargo, que son muy pocos cristianos ciertos festejos a los que se entregan algunos de nuestros hermanos a los que se entregan algunos de nuestros algunos de nuestros hermanos, es decir, no pocos celebran esta gran solemnidad de un modo meramente gastronómico. Muchos, muchísimos de los se celebran este suceso o conmemoración del nacimiento de CRISTO, no celebran como es debido, ni como merece ser celebrada.
No es digno del culto del Niño Dios, esas desbordadas fiestas paganas, que bien podrían llamarse comilonas, esas exageraciones de vanidad que no son, sino despilfarros; el olvido de los Sacramentos y de los más pobres, tan opuesto al espíritu de estas fiestas, como ciertos espectáculos y pasatiempos que nada condicen con ella. Haciendo una “composición del lugar”, podríamos decir que lo que paso aquella noche del divino Nacimiento en el Portal de Belén, se reproduce ahora de un modo casi idéntico en todo el pueblo cristiano. ¿Qué vemos en torno del tierno Niño, de su Madre y de JOSÉ? Ángeles, pastores, animales. Pues bien, apliquemos a lo presente a lo presente esta triple clasificación:
Ángelicalmente rodean hoy algunos al Niño y son los menos, aunque bastantes; humanamente muchos otros: básicamente una gran parte.
Son ángeles entorno al pesebre las almas puras y fervorosas que festejan la Divinidad sólo por CRISTO. ¡Almas felices! Cuyo regocijo y alegría es todo interior, toda espiritual, verdaderamente angélica, lo que más, se parece a ecos del cántico de Belén y a preludios del cántico de los Cielos. Son hombres alrededor del tierno Niño otras tantas almas buenas, sí, que aman a CRISTO y se alegran piadosamente con Él, pero no tanto ni con tan exclusivísimo de afectos, pues o dejan de gozarse también en lo material y terreno; viven a ratos acá y a ratos allá, parte entre los resplandores del cielo y parte ¡triste condición! Entre el polvo y el barro del suelo. Como aquellos pobres pastores de quienes se ve que fueron a adorar a JESÚS, pero sin dejar el cuidado de los rebaños.
Bestias son por fin los terceros, como los del portal de Belén, tantos y tantos que, en presencia de esta festividad sin igual, no cuidan sino de mascar y rumiar con más o menos gusto su pasto o de asegurar su simplemente animal sibaritismo.
¡Pobres buey y asno del portal de Belén!
¿Qué gozaron ellos de aquella noche celestial, sino los meros reflejos materiales de su resplandor? ¿Cuál fue su papel en aquel grupo más que el de mudos accesorios suyos? ¿Qué entendieron ellos del himno angelical? ¿Qué de los besos de amor de los pastorcillos? ¿Qué conciencia tenían de su misma material intervención como figuras de aquel hermosísimo cuadro?
¡La moraleja viene tan exacta. ¿Qué otra cosa son, sino más que infelices animales como los de Belén, esos cristianos que no conocen más el tradicional “pavo” o “lechón” o “asado”? qué otra cosa esos otros que no suspiran en vísperas de las fiestas más que por el Sorteo del “Gordo de Navidad”? Esa masa embrutecida por el vicio que tan sólo parece tener de las Navidades la idea de unos días en que se come y se bebe mas y mejor?
La demasiada conocida situación social que atraviesa nuestro país hace quizás que esta descripción no se aplique – materialmente hablando – al caso presente de muchísima gente. Pero, téngase en cuenta, que se describe sobre todo una mentalidad muy común que puede verificarse aún en personas de escasos recursos.
No debemos despreciar sino REZAR por todos esos infelices y darle nuestro cristiano testimonio de cristianos festejos de Navidad.
Si no podemos ser ángeles durante estos días, al menos seamos hombres, que es lo menos que en este caso se debe ser. De ningún modo seamos bestias, como las que y ahora ¡AÚN AHORA! Vieron nacer pero no conocieron a su tierno REDENTOR.

(Extractado de “Propaganda Católica”, por FÉLIX SARDÁ y SALVANY, Pbro. Tomo 111, parte 2ª, p. 537, Barcelona, 1901 (¿?).

DOMINGO EN LA OCTAVA DE EPIFANÍA

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA


“MUY DULCE NOS ES RECORDAR LA CASITA DE NAZARET Y LA HUMILDE EXISTENCIA QUE ALLÍ SE LLEVA; MUY DULCE ES CELEBRAR CON CANTOS LA VIDA OSCURA DE JESÚS”.
“Allí es donde el Divino Niño aprende el humilde oficio de José; allí crece en edad, y se muestra dichoso de compartir los trabajos del carpintero”.
“Junto a Él se sienta su dulce Madre; junto a su esposo mora la abnegada ESPOSA, la cual se siente feliz de poder aliviar sus fatigas con sus tiernísimos cuidados””. (Himno de Mait. Comp.. por León XIII).
En esa humilde casita de Nazaret, JESÚS, MARÍA y JOSÉ santificaron la vid familiar mediante el ejercicio de las virtudes domesticas (Or.). En ella practicaron la caridad, la mutua ayuda, el respeto y la obediencia; en ella encontraron el gozo y la paz en el recogimiento y en la oración común. Ojala que también nosotros, después de haber vivido como ellos en la tierra, merezcamos vivir en su santa compañía en el cielo (Or.).
Lastimoso es el estado en que hoy día se encuentran la familia cristiana, célula de las sociedades. Muchas ruinas y ruindades hay en ella, ruinas que tan sólo se repararán procurando IMITAR las virtudes que se practicaron en la familia integrada por JOSÉ, MARÍA y JESÚS.
El Papa BENEDICTO XV, queriendo asegurar a las almas el beneficio de la meditación e imitación de las virtudes de La Sagrada Familia, extendió la fiesta a la Iglesia universal.

15 de Enero: SAN PABLO, PRIMER ERMITAÑO y CONFESOR, y MAURO, ABAD

SAN PABLO, padre de los Ermitaños, ha tenido por historiador a SAN JERÓNIMO. Huérfano a los 15 años, abandonó sus bienes y se retiró al desierto en donde una verde palmera, símbolo de sus virtudes (Intr.), le sumistraba vestido y alimento.
Allí en la soledad, meditaba en la ciencia de las ciencias, que consiste en conocer a JUSUCRISTO (Epist.) y a su Padre, a quien CRISTO manifiesta a los humildes (Evang.). Así vivió hasta los 112 años, gustando, en el ejercicio heroico de la oración, y de la penitencia, cuán suave es el yugo del Señor. (id.)
El gran ANTONIO, ABAD, fue a visitarle poco antes de morir SAN PABLO; y éste, como postrer favor, le pidió el manto de SAN ATANASIO, el invencible campeón de la Divinidad de Jesucristo, pues deseaba dormir el sueño de la muerte envuelto en él; queriendo con ello demostrar que moría en comunión con aquel santo, y que toda su vida de penitencia había servido para sostener a los que luchaban contra la herejía arriana. (+342?).
A imitación de SAN PABLO, procuremos en este tiempo de la vida oculta de JESÚS, vivir “escondidos con CRISTO en Dios; para que resucitemos también con CRISTO en la gloria”.

SAN MAURO: educado desde su más tierna infancia por el Patriarca de los Monjes de Occidente, SAN BENITO, a quien su noble padre EUTIQUIO le confiara, SAN MAURO reprodujo fielmente las virtudes todas de su maestro. Habiéndole éste mandado acudir en socorro al niño PLÁCIDO que se ahogaba, el obediente discípulo anduvo , cual otro PEDRO , sobre las aguas y le sacó
vivo del fondo. (+548).

*Los antiguos, que eran más sabios y por esto más piadosos que nosotros, han celebrado sus cumpleaños como una fiesta religiosa, han encendido altares y quemado incienso y perfumes en honor del Genius, es decir, de la FORMA del dios de la propia existencia, que está más presente en este día que en los otros. Ellos sabían que el hombre es más que la aparición terrena y cotidiana, más de que él mismo puede ser consciente en cada momento, porque con su forma sublime permanece entre los dioses.
Esto y no lo efímero debió experimentar con honda dicha el hombre antiguo en su día de cumpleaños. Con mil felicitaciones, 1944 – 15 de ENERO – 2009: 65 AÑOS*.

17 de Enero: SAN ANTONIO o ANTÓN, ABAD

Después de SAN PABLO, el padre de los Anacoretas, honramos a SAN ANTONIO, padre de los Cenobistas.
Este Santo se retiró al desierto a los dieciochos años, y allí llevó primeramente vida de ermitaño. El diablo se le aparecía con las figuras más horribles y sucias. De allí que se representa con un cerdito al lado., queriendo atemorizarle y obligarle a abandonar la soledad; “pero el Señor le hizo terrible a sus enemigos, y con sólo su palabra desbarató tamaños fantasmas” (Ep.). Pronto su santidad empezó a traer a sí las almas sedientas de perfección evangélica, y este nuevo legislador “les dio la doctrina y la norma de vida que Dios le había comunicado en la oración” (Ep.).
SAN ANTONIO. El primer abad (padre), fue quien instituyo la VIDA MONÁSTICA y común, en la que se templan las almas escogidas, estando dispuestas para recibir al Señor cuando venga (Ep.).
Además el Santo, en unión con SAN ATANASIO, amigo suyo, sostuvo una lucha encarnizada contra los Arrianos, defendiendo con éxito el dogma de la Divinidad del Verbo humanado. Murió en 356, a los 105 años d edad. Manifestemos con una vida perfecta de la Divinidad de Jesucristo.

27 de Enero: SAN JUAN CRISÓSTOMO, OBISPO, CONFESOR y DOCTOR

SAN JUAN, llamado el CRISÓSTOMO (BOCA DE ORO) por su incomparable elocuencia, nació en Antioquía de Siria (A. 354). Clérigo primero, y después monje, tuvo que abandonar su apacible y cara soledad para ordenarse diácono de la Iglesia de Antioquía por orden de su obispo Flaviano FLAVIANO, y entonces pronunció esas homilías, que le han granjeado eterno renombre.
Electo en 397 obispo de Constantinopla, veló por su grey de files y por los derechos de la sana moral y de la Iglesia, malquistándose así con la emperatriz EUDOXIA, que no cejó en su encono hasta desterrar al santo Patriarca al Ponto (Mar Negro), donde murió consumido por las privaciones, pero pronunciado aquellas memorables palabras: “¡Gloria a Dios en todo!” (+ 407).
La envidia y la columna le persiguieron aún después de muerto, habiendo obispos quienes rayeron su nombre de los dípticos de sus iglesias; mas pronto se le hizo justicia, y Bizancio comenzó a celebrar su fiesta ya en 436.
¡Oh Doctor insigne, patrono de los predicadores del Evangelio” Tu fuiste sal de la tierra y luz del mundo (Ev.); predicaste la palabra divina oportuna e importunamente (Ep.), pide a DIOS nos de pastores y doctores como tú.

Editó Gabriel Pautasso
Instituto Eremita Urbanus

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