jueves, 13 de mayo de 2010

*LAS GRACIAS DE MARÍA, SACRIFICADAS AL FALSO ECUMENISMO*


¡Bendita sea la MADRE de las Misericordias, bendita la Virgen de nuestras encantos!...
Llamadla siempre bendita y no temáis que la impiedad llegue a reinar entre vosotros.
Editó: Lic: Gabriel Pautasso     
B. E. Moreno y Diaz   
Avvenire, 9 de julio de 2008: entrevista al arzobispo ANGELO AMATO, secretario a la sazón todavía de la Congragación para la Doctrina de la Fe.
Se le preguntó, entre otras cosas, lo siguienre: “Un par de cardenales expresaron recientemente su deseo de que se definiera un nuevo dogma mariano que proclamara a la Virgen “corredentora de todas las gracias”. ¿Qué posibilidades hay de que se defina tal dogma?
Respuesta de su Excelencia Monseñor AMATO: “Es una petición que antiguo (sic). Como ya tuve ocasión, el título de “corredentora” no es bíblico, ni patrístico, ni teología; sólo raramente lo uso algún pontífice, y nada más que en alocuciones menores.El Concilio Vaticano no quiso emplearlo. No está de más recordar que se puede usar en teología el principio de analogía, pero no el de equivocidad. En realidad, MARÍA es la (criatura) “redimida de la manera más perfecta”, es el primer fruto de la redención obrada por su Hijo único, redentor de la humanidad. Querer ir más allá me parece poco prudente (¡sic!)”.    
TÍTULO y DOCTRINA    
  Resulta extraño, pero Monseñor AMATO, parece ignorar que, hasta el pasado concilio, la inmensa mayoría de los teólogos estaban de acuerdo sobre la corredención de MARÍA (aclaremos de inmediato que se trata de una corredeción secundaria y suobordinada, como también, como también sobre la consiguiente mediación suya en la distribución de todas las gracias), y que consideraban que tal parecer gozaba de un fundamento sólido en los datos bíblicos, patrísticos y teólógicos así como en los documentos pontificios. Poco importa, de hecho, que el título de “correntora”, en el cual parece fijarse Monseñor AMATO de una manera demasiado formalista, se halle o no en las Sagradas Escrituras, en el testimonio de los Padres, en la tradición y en el Magisterio de la IGLESIA. El título resume la doctrina, y ésta es tan antigua como el cristianismo. Así, pues, nada tiene de asombroso que la petición, renovada recientemente, como admite Monseñor AMATO, “date de antiguo”. 
  DATOS BÍBLICOS y PATRÍSTICOS y su DESARROLLO TEOLÓGICO 
  La corredención de MARÍA se profetiza en el Antiguo Testamento, ante todo en el proto-evangelio o primer anuncio de la salvación (Gen. 3, 14-15), en el que Dios asocia estrechamente a CRISTO en la obra de nuestra redención: “Dijo entonces el Señor a la serpiente (…). Yo pondré enemistades entre ti y la mujer, entre tu raza y la descendencia suya: ella quebrantará tu cabeza”. Esta profecía “es tan genérica cuanto comprensiva” (Monseñor SPADAFORA, Temi di esegesi, Rovi: IPAG). Y en efecto, el Nuevo Testamento, los Padres de la Iglesia, los teólogos y los Romanos Pontífices no hicieron otra cosa sino explicar su contenido a lo largo de una tradición ininterrumpida.
El Nuevo Testamento presenta la realización de la profetiza susodicha desde la Anunciación (Lc. 1, 38) a la crucifixión (“junto a la cruz de JESÚS estaba su madre”: Jn. 19, 25), pasando por la profesía del anciano SIMEÓN (SIMEÓN…dijo a MARÍA, su madre: “…y una espada atravesará tu alma”: LC. 2, 34-35).  
Los Padres de la Iglesia y los escritores eclesiásticos de los primeros siglos, de la Edad Apostólica de la Historia de la Iglesia, (SAN JUSTINO, SAN IRINEO, TERTULIANO, etc.) comprendían la doctrina de la corredención en la idea fundamental de MARÍA cual “nueva EVA”, opuesta a la EVA antigua: “Así como todos mueren en ADÁN y EVA, así también todos renacen en CRISTO y MARÍA”. CRISTO es el “nuevo ADÁN” (SAN PABLO) y MARÍA  la “nueva EVA”.
La teología mariana examinó detenidamente, desde el el siglo II al XX, estos datos bíblicos y patrísticos, y los desarrolló homogéneamente (es decir, de manera coherente y sin contradicciones). Sólo algunos nombres: JUAN GEÓMETRA, SAN BERNARDO DE CLARAVAL, ESDMERO DE CATERBURY (“la bienaventura MARÍA, al satisfacer por todos con sus méritos, es madre y señora de ls cosas”), ARNALDO de CHARTES (“Ella nos alcanzó, junto con CRISTO, el común efecto de la salvación del mundo”) y, con vigor parejo, SAN ALBERTO MAGNO, SAN BUENAVENTURA, AMBROSIO CATARINO, SALMERÓN, SAN LORENZO DE BRINDRIS, SAN JUAN EUDES, OLIER, etc., etc. (por no hablar de algunos himnos litúrgicos del siglo XIV, en los que ve no sólo la doctrina de la corredención mariana, sino también, y por ver primera, el título de “corredentora”, en lugar del de “redentora” que se usaba en lo antiguo, v. gr.: “Para que, padeciendo juntamente con el Redentor, te hicieses corredentora” (ut compassa Redemptory, Corredentrix fieres).
  EL MAGISTERIO PONTIFICIO
  Cuando la reflexión teológica pareció haber alcanzado la madurez, de manera que no tenía ya nada que añadir sobre el asunto, los Romanos Pontífices empezaron a intervenir, cada vez con más frecuencia (y no “rara vez”), respecto de la cooperación de MARÍA a la obra de nuestra redención, con una serie de documentos oficiales (se trata, por tanto, de magisterio ordinario, no de “meras alocuciones menores”, a no ser que Su Excelencia Reverendísima quiera también considerar tales a la bula dogmática INEFFABILIS DEUS, de PÍO IX, sobre la Inmaculada Concepción de MARÍA, y la no menos dogmática Munificentissimus DEUS, de PÍO XII,  sobre la Asunción):
-          PÍO IX, bula dogmática Ineffabilis Deus: “La Virgen santísima, unida con Él (con Jesucristo) por un lazo estrechísimo e indisoluble, fue junto con Él, y por medio de Él, la enemiga irreconciliable de la venenosa serpiente, y aplastó la cabeza de ésta con su pie virginal”.
-          LEÓN XIII, encíclica Iucunda Samper María fue asociada a la dolorosa expiación del Hijo por un “designio especial de Dios”, encíclica Adiutricem populi: MARÍA fue “cooperadora en el misterio de la humana redención”, y coopera también “en la distribución de las gracias”; la primera cooperación es la razón de la segunda.
-          PÍO X, encíclica Ad diem illum: “MARÍA, puesto que CRISTO la asoció a la obra de nuestra salvación, nos merece de congruo, como dicen los teólogos, lo que CRISTO nos mereció de condigno” (en el mérito de condigno el premio se debe en justicia por ser el mérito de congruo falta esta proporción, pero el premio lo requiere la conveniente y lo concede la divina benevolencia; como quiera, el caso  es que MARÍA nos mereció, aunque fuera a otro título, todo lo que nos mereció CRISTO).
-          BENEDICTO XV,  cuya carta apostólica Intersodalicia: MARÍA “de tal manera padeció y murió”, a los pies de la cruz, “con el Hijo sufriente y moribundo (…), que se puede decir, con razón, que redimió al género humano junto con CRISTO”.  
-          PÍO XI, mensaje radiofónico con ocasión de la clausura del año jubilar de la redención: “Oh Madre (…) como compaciente y corredentora estuviste junto al dulcísimo Hijo tuyo…” (L´Osservatore Romano,  29-30 de abril de 1935).
-           PÍO XII, encíclicas Mystici corporis, Ad Coeli Reginam (en donde, mire usted qué casualidad, el Papa apela a la “analogía” entre CRISTO y MARÍA) y HAURIETIS AQUAS: “el pueblo cristiano (…) recibió la vida divina de Cristo y de María”. Por último, PÍO XII resume del modo siguiente, en la Bula Munificentissimus Deus sobre la Asunción, la tradición católica sobre la cooperación a la obra de nuestra redención: “Todas estas razones y consideraciones de los Santos Padres y de los teólogos tienen como fundamento último la Sagrada Escritura, la cual nos presenta a la madre nutricia de Dios unida estrechamente a su divino Hijo y participando siempre de su suerte. (…) recuérdese, en particular, que los santos Padres presentan a la VIRGEN MARÍA, desde finales del siglo II, como una nueva EVA estrechamente unida al nuevo ADÁN, aunque subordinada a Él en la lucha contra el enemigo infernal, la cual, como se anunció en el protoevangelio (GEN. 3, 15), se concluirá con la victoria plenísima sobre el pecado y la muerte”.
 Con estos públicos y repetidos pronunciamientos de los Papas se corresponden las públicas y repetidas aserciones del episcopado mundial.
EL “AÑO CERO”
  Monseñor AMATO, sin embargo, declara hoy que todos se equivocaron, o les imputa a todos, como mínimo, “poca prudencia”: escritores inspirados del Antiguo y del Nuevo Testamentos, santos Padres y escritores eclesiásticos, teólogos, Papas y obispos. Según parece, sólo el Concilio Vaticano II acertó y dio pruebas de “prudencia” al “no haber querido” usar el título de “corredentora” (y al haber oscurecido otras muchas glorias de MARÍA, añadimos nosotros). Ya se sabe que a este Concilio es al que hay que reducir toda la tradición doctrinal de la Iglesia.
Pero ¿por qué el Concilio Vaticano II “no quiso” usar el título de “corredentora”? Monseñor AMATO no nos lo dice, más no es difícil entenderlo. Como recalcó Monseñor DE SMET con calor en la XXII Congregación del Concilio 819 de noviembre de 1962), al Secreatario para la Unión de los Cristianos – un secretariado que había sido creado ad hoc y a cuyo frente estaba él – incumbía el cometido durante los trabajos conciliares, por voluntad de JUAN XXIII, de “examinar los diversos textos (…) desde el punto de vista del ECUMENISMO” (F. SPADAFORA, La tradizione contro il Concilio, p. 45).
Ahora bien, ¿qué podía darse de más desagradable para los protestantes, que un insrumento del culto romano? De hecho, las “razones” comentadas por Monseñor AMATO sí que no tienen fundamento alguno “ni bíblico, ni patrístico, ni teológico”, pues están tomados de los denominados “hermanos separados”.
Dice Monseñor AMATO que se da “equivocidad” en el caso que estamos examinando, es decir, que se se da el mismo nombre a dos realidades totalmente diferentes: MARÍA es “La (“criatura”) remidida de la manera más perfecta”, y su Hijo es el “único redentor de la humanidad”. Ahora bien, 1) si es una redimida, MARÍA no puede ser corredentora, 2) su corredención perjudicaría a la unidad del redentor.
Pero Monseñor AMATO echa de ver, igual que sus “hermanos” protestantes, que una cosa es la redención de uno mismo y otra la de los demás. Tocante a sí misma, MARÍA es una “redimida” (en virtud de una redención singular que no la  liberó del pecado original, como a todos los demás hombres, sino que la preservó de él); respecto de los demás, MARÍA es corredentora. Tampoco su corredención estorba a la unicidad del redentor, porque MARÍA colaboró eficazmente con su divino Hijo, pero en dependencia de Él y en subordinación al mismo. Fue ADÁN el que nos arruinó porque, aunque EVA hubiese obedecido, la culpa de ADÁN nos habría arruinado igualmente, mientras que si ADÁN hubiese obedecido, la culpa de EVA no habría bastado a arruinarnos. Con todo, EVA cooperó activamente a nuestra ruina, bien que de manera secundaria y subordinada respecto de ADÁN. Del mismo modo, fue JESÚS, no MARÍA, quien nos salvó, porque los méritos de JESÚS habrían sido suficientes aun sin los méritos de MARÍA, mientras que MARÍA,  sin Él, no habría podido ni redimirse a sí misma ni cooperar en la redención de otros. Sin embargo, MARÍA cooperó activamente a la obra de nuestra salvación, en la cual DIOS – “por revancha” contra Satanás (TERTULIANO) – la quiso como “nueva EVA” junto al “nuevo ADÁN”. Así, pues, no se da equivocidad alguna “en este caso”, sino que lo se da es, precisamente, esa “analogía” cuya existencia excluye Monseñor AMATO: se denotan con un nombre idéntico (redentor-corredentora) dos realidades semejantes, mas sustancialmente distintas.  Habría “equivocidad” si los católicos le atribuyeran a MARÍA el título y el oficio de corredentora en idéntico grado y en el mismo sentido en que CRISTO es redentor. Pero no es así: CRISTO ES EL REDENTOR ÚNICO, INDEPENDIENTE, SUFICIENTE POR EL MISMO y, EN EL ORDEN ACTUAL, ABSOLUTAMENTE NECESARIO; MARÍA, EN CAMBIO, ES CORREDENTORA secundaria, dependiente, ineficaz por sí misma, hipotéticamente necesaria (esto es, necesaria a consecuencia de una decisión LIBRE de DIOS.  
Limitándonos a las citas de los grandes teólogos, recordaremos sólo dos. El preste AMBROSIO  CATARINO (+ 1552) escribe que es “sentencia constantísima de todos los antiguos” que MARÍA fue el primer redimido por CRISTO, y luego, junto con ÉSTE, redimió a todos los hombres (Disputatio pro Immaculata Dei Genetrix Conceptione 3, cap. 14): así que MARIA ES REDIMIDA Y CORREDENTORA. ALFONSO SALMERÓN S. I. (+1565), teólogo del Concilio de Trento, escribe que Aquí (en la redención) se verifica lo contrario (del pecado original). El hombre (CRISTO) gusta primeramente el amargo madero de la cruz y luego se lo pasa a la mujer a fin de que, así como la caída del mundo derivó de dos, pero sobre todo del hombre, así y por igual manera deriven asimismo de dos, pero sobre todo de CRISTO, la salvación y la redención, puesto que, por más eficacia que pueda tener MARÍA, ésta le viene de CRISTO…” (Commentari in evangelicam historiam…, tract. 41, vol. 10).
Con que ¿dónde se atenta, en todo eso, contra NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO en tanto que “redentor único de la humanidad”?
    *FESTIVIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA, MEDIANERA DE TODAS LAS GRACIAS. (FIESTA: ANTES EL 31 DE MAYO; DESPUÉS. FIESTA MARÍA REYNA)*
*OH SEÑOR JESUCRISTO, MEDIANERO NUESTRO DELANTE DEL PADRE, que constituíste a la SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA, tu MADRE, POR MADRE NUESTRA TAMBIÉN Y MEDIANERA DELANTE DE TÍ: HAZ QE CUANTOS A TI ACUDIEREN PARA PEDIRTE BENEFICIOS, SE GOCEN DE HABERLO CONSEGUIDO TODO POR ELLA. QUE VIVES Y REINAS*.                
DIARIO PAMPERO Cordubensis. INSTITUTO EMERITA URBANUS
Córdoba de la Nueva Andalucía, a 8 de mayo del Año del Señor de 2010
Fiesta de NUESTRA SEÑORA DE LUJAN, Patrona de Argentina, Paraguay y Uruguay
Sopla el Pampero. ¡VIVA LA PATRIA! ¡LAUS DEO TRINITARIO! ¡VIVA HISPANOAMÉRICA!
GRATIAS AGAMUS DOMINO DEO NOSTRO! gspp,*

No hay comentarios: