jueves, 22 de octubre de 2009

Operaciones jesuíticas


¿Volverán los jesuitas a retomar – si es que alguna vez lo abandonaron – el análisis marxista como excluyente patrón para ver y exponer las realidades políticas, culturales y/sociales de nuestras naciones históricas, cuya soberanía se encuentra en incuestionable riesgo?

En enero de 2008, la XXXV Congregación General de la Compañía de Jesús eligió Prepósito General de la orden jesuítica al español ADOLFO NICOLÁS, un teólogo especialista en Semiología, ordenado sacerdote en 1967 en Tokio. Su trayectoria, sus estudios, su orientación ideológica hacen recordar a su antecesor, el también español PEDRO ARRUPE, fundamental propugnador de la aplicación del análisis marxista como principal herramienta intelectual en todos los institutos y en todos los niveles jerárquicos de la orden.
Según las diversas fuentes informativas, este “progresista” no estaba entre los principales candidatos que se postulaban a ocupar el estratégico cargo, por lo que su elección habría “resultado una sorpresa”. El contenido de su primera homilía, pronunciada el 20 de enero de 2008, estuvo destinada – según sus propias – sólo a los miembros plenos de la Congregación General; fue por lo tanto una alocución en la que el nuevo General explica a sus futuros subordinados los lineamientos de su accionar próximo.
Llama poderosamente la atención que NICOLÁS haya tomado como eje de su homilía un pasaje de ISAÍAS, el profeta de la antigua alianza explica el sentido de la servidumbre del hombre respecto de Dios. Dice textualmente el jesuita: “La primera lectura de ISAÍAS creo que nos da a todos nosotros, cristianos, un poco de visión de cuál es nuestra misión en el mundo (…) Dios nos hace servidores; en esto el Señor encuentra satisfacción”. Más adelante, y reafirmando sus conceptos, NICOLÁS afirma que deben “servir a la Iglesia, servir al mundo”.

En este punto debemos preguntarnos a qué Dios se refiere ADOLFO: ¿al Dios gonádico e infecundo del Antiguo Testamento que somete a los siervos a su designio y cólera? ¿O al Dios Trinitario, engendrador del Logos Encarnado, quien en su Evangelio nos invita a dejar de ser siervos para ser ahora amigos de Dios? Además, según la nítida semántica de SAN JUAN EVANGELISTA, servir a DIOS, Trinitario y Teándrico, es incompatible y excluyente con el servicio respecto de este mundo, cuyo arconte oda a CRISTO JESÚS y perseguía a quienes confiesen su Fe inviolable en la Revelación Crística.
Este español “arrupiano” deberá tomar en sus manos las riendas de una orden globalizada y mundanizada que cuenta con 207 universidades, 715 colegios, 27 emisoras de televisión, 279 centros de espiritualidad, 199 revistas, 324 centros sociales y alrededor de 2000 parroquias; vale decir, un verdadero “ejército espiritual. Cultural y político” que OPERARÁ ahora según las órdenes estratégicos de este nuevo “general”.
Y si del orden político de las naciones se trata, resulta altamente significativo el pasaje de su homilía en el que se detiene a reformular ¿semiológicamente? – el concepto de “nación”. Para el nuevo Prepósito General, las “NACIONES” no son ya las constituidas histórica y políticamente, con un afincamiento geográfico definido, cuyo despliegue en la historia es testimonio de la vitalidad heroica, creadora, lírica de los pueblos. Nada de eso. Para NICOLÁS “hoy estamos aquí todas las naciones representadas (…) En efecto, aquí estamos todas las naciones geográficas, pero quizá existen otras naciones, no gográficas sino humanos: los pobres, los marginados, los excluidos (…) Todos los desaventajados, los manipulados, todos éstos, son para nosotros estas “naciones”.
El vínculo íntimo entre el sentido de “servidumbre” y el concepto jesuítico de “nación” configura el eje central de la futura estrategia jesuítica para el entero mundo; estrategia que reasume la “poción por los pobres” de su antecesor ARRUPE y de sus adláteres propugnadores de la teología de la liberación. ¿Esta estrategia tiene por escenario el ámbito europeo? No necesariamente; antes bien, pareciera que la trayectoria, la experiencia pastoral y la ideología que expone NICOLÁS ubica los escenarios principales para el despliegue de las fuerzas de la orden en América Románica y en Asia, fundamentalmente en su frente oriental; tal vez en menor grado en ciertos sectores del continente africano. Vale decir: en las “nuevas naciones” del Tercer Mundo, devastado por el accionar de la plutocracia al servicio del mundialismo sinárquico, del cual la Compañía de Jesús es uno de los “ministerios” más eficaces.

¿Volverán los jesuitas a retomar – si es que alguna vez lo abandonaron – el análisis marxista como excluyente patrón para ver y exponer las realidades políticas, culturales y/sociales de nuestras naciones históricas, cuya soberanía se encuentra en incuestionable riesgo? De ser así podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la geopolítica jesuítica de NICOLÁS será una continuidad, modulada a estos tiempos, de aquella que desplegara ARRUPE, cuyas consecuencias de confusión, enfrentamientos y destrucción debemos volver a examinar para adelantarnos a los acontecimientos por venir. Para ir ganando tiempo, tal vez sea conveniente repasar el estudio de CARLOS A. DISANDRO, “La estrategia de un poder sinárquico. La Compañía de Jesús y la Teología de la violencia”, en LA CONSPIRACIÓN SINÁRQUICA Y EL ESTADO ARGENTINO, Buenos Aires, 1977

Extraído de la REVISTA HOSTERIA órgano del pensar AMERICANO para una cultura humanística y política, AMERICANA. Nº 54, La Plata, Enero de 2009 Contratapa. 40 páginas. Número Especial: El encuentro PERÓN – DISANDRO. Contexto histórico y político.

Editó Gabriel Pautasso
gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
DIARIO PAMPERO Cordubensis nº 277
Instituto Eremita Urbanus

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