“Ieri parlai con Don ORIONE dalle 20, 30 alle 21. Mi ha parlato a Lungo del comunismo e mi ha detto che 18 anni scorso al Dr. BOURDIEU che ha fatto un sogno nel quale vide l´Argentina, specie certi punti, in fiamme; ha dettoche non se mettera reparo; prima que siamo passati 20 anni al Comunismo tiranizzara l´Argentina e verra un giorno in ciu faranno apenna tempo de salvare la staetuetta miracolosa Della Virgine di Luján; che dalla Basilica di Luján all´ultimo Della Repubblica tutta l´Argentina sará in fiamme; ed ha aggiunto: Mi disipase per vostre figlie…”
(EXTRACTO DE UN MANUSCRITO RECOGIDO TRAS UNA ENTREVISTA CON DON ORIONE el 25 de julio de 1936).
1. Existe una leyenda, aceptada en forma casi unánime por la historiografía argentina, según la cual el movimiento reformista del “18” marcó, contra una Universidad ajena a la nación, el surgir de una conciencia de “liberación nacional y latinoamericana”, liberación a realizarse en todos los planos, de lo cultural y educativo a lo económico.
2. Hasta un historiador nacional y alertado, como ERNESTO PALACIO, nos dice al respecto a la Reforma: “empezaba como un movimiento de protesta contra un régimen de enseñanza anquilosada y defectuoso, trascendería su primitivo significado para convertirse en un movimiento juvenil tendiente a emanciparnos de viejas tutelas y elaborar una cultura auténtica, con manifestaciones propias en lo político, social y económico”.
3. Los reformistas triunfantes en 1918 prometían, alegremente, el despertar inminente de un mañana revolucionario. Los herederos de los autores de aquellas jornadas cordobesas siguieron triunfando, siempre al compás de de idéntica promesa, dentro y fuera del ámbito universitario, en circunstancias tan diferentes como 1930 – con ALFREDO LINO PALACIOS – 1955 – con JOSÉ LUIS ROMERO – 1958 – con RISIERI FRONDIZI y 1973 – con RODOLFO PUIGGRÓS.
4. “Y es hoy ese mañana de ayer”. Si efectivamente aquella lejana y juvenil revuelta tuvo por objeto soldar la Universidad a la Nación, y volver a ésta transparente frente a sí misma y a los demás países de raíz hispanoamericana, su victoria continua sólo ha contribuido a edificar una realidad contraria a esas finalidades. Lo cierto es que la Universidad es un centro de enseñanza donde se diploman profesionales y se adiestran guerrillas; la cultura, el saber, la ciencia, la investigación, una hinchazón enfermiza alimentada por liberales, marxistas y charlatanes; la Nación, lejos de encontrarse a sí misma, resulta una olla de distintas orientaciones, donde todas las ideológicas, disolventes o simplemente contrarias al ser nacional, han gozado y gozan de pasaporte académico; la Hispanoamérica solariega resulta un esqueleto fracturada en republiquetas sin soberanía, sin espíritu imperial. Tal vez, una visión a la filiación histórica y las reales finalidades del movimiento reformista nos explique esta contradicción del remedio que agrava las enfermedades que pretende curar.
5. El panorama histórico comienza en 1822, el presbítero JUAN MANUEL FERNÁNDEZ DE AGÜERO fue elegido catedrático de Filosofía de la flamante Universidad de Buenos Aires. Dice el historiador GUTIÉRREZ que “bajo a Jesucristo del altar y lo colocó entre PLATÓN y SÓCRATES, llamándolo el filósofo de Nazareth”;” puso en duda la autenticidad de los Evangelios y declaró inútiles e insultantes a la divinidad los actos del culto exterior”. Esta obsesión de bajar a Jesucristo del altar – con la eventual complicidad de algún sacerdote renegado -, complementada más tarde con la de extirparlo definitivamente de las aulas, trabajará durante largo tiempo a nuestras cabezas liberales. Es que la religión católica y la sangre y costumbres hispánicas eran nuestro pecado original, del cual aquellas cabezas iban a redimirnos de raíz.
6. En 1864, bajo el Presidente MITRE, se suprimió, en un nuevo plan de estudios, la Facultad de Teología que existía desde casi dos siglos y medio atrás en la Universidad de Córdoba. En los 80, el presidente ROCA, con ese “escepticismo medular” que le hablaba RODOLFO IRAZUSTA, sube al gobierno. Con él, la oligarquía liberal porteña se vuelve, aliada con sus similares provincianas, una oligarquía extranjerizante, hermanada en las logias masónicas y “formada por los hombres descreídos, sensuales y desconectadas de su patria, que había de continuar las entregas del patrimonio nacional y, sobre todo, del espíritu nacional”, como dice el maestro DON RODOLFO IRAZUSTA, patriarca de los historiadores revisionistas.
7. En 1884 se sanciona la ley 1.420 de Educación Común. El laicismo integral totalitario se entroniza en la escuela. La superstición del Progreso Indefinido reemplaza al catecismo católico. “La actual organización escolar fue cimentada sobre una apostasía nacional, precisa LEONARDO CASTELLANI. En 1885 la ley AVELLANEDA organiza las dos universidades existentes –la de Córdoba y la de Buenos Aires – bajo la forma de instituciones administrativas destinadas a la formación profesional. La vida intelectual queda así reducida al conocimiento de un repertorio de saberes instrumentales. No se busca la VERDAD en cuanto tal, sino, a lo sumo, interesa su utilidad, su aplicabilidad, su rendimiento. Una ausencia de ideas, un aturdimiento ante la cultura de reflejo y una manía a la imitación, fueron las consecuencias de esta renuncia en la búsqueda de la VERDAD. No es de extrañar, entonces, que cuanto ese vacío de ideas se pretenda llenar, se eche mano a confusas invocaciones a lo autoctonía indígena se anuncie un futuro distinto sobre las previsiones apocalípticas del materialismo histórico, esto es, el marxismocomunista. Ante este panorama histórico, se producirá la rebelión estudiantil de 1918.
8. En cuanto a los objetivos de la rebelión estudiantil, una novela de MANUEL GÁLVEZ, “La sombra del Convento”, describe la vida de la sociedad cordobesa a principios de aquel siglo XX, cuyos arquetipos pinta el doctor BELDERRAIN, católico fervoroso que llamaba al matrimonio civil recientemente legislado “el repugnante concubinato”, y en el doctor ZURBARÁN, que era liberal, positivista, anticlerical, y todos los Viernes Santo invitaba a sus amigos con un asado con cuero. Todo documentado por el Fraile JOSÉ MARÍA LIQUENO (1870-1926). Las juventudes reformistas consideraban negativo la perduración de un espíritu de religiosidad tradicional en la universidad, y deseaban expulsar de ella a todos los BELDERRAINES que allí dictaban cátedra, para sustituirlos por sus ZURBARANES camaradas. JULIO V.GONZÁLEZ, riojano, de destacada actuación en los días del “18”, dice de la universidad que “era un venerable monumento colonial, que desde su erección en 1613, se había mantenido casi inmutable a través de los siglos…en su contenido, que consistía en la herencia abrumadora de trescientos años de orientación confesional”. La elocuencia vacua de ALFREDO LINO PALACIOS, primer socialista de la Nación, así expresa lo mismo: “seguía flotando sobre la vetusta casa de estudios el alma de la teología. Era una bastilla; allí las fuerzas regresivas torturaban la inteligencia y detenían el pensamiento; la mente giraba alrededor de una ciencia silogística y sólo se alimentaba de palabras”. Ya en diciembre de 1917 habían comenzado las huelgas e incidentes en la universidad de FERNANDO TREJO y SANABRIA. En abril de 1918, el presidente YRIGOYEN nombra interventor a la casa de TREJO a JOSÉ NICOLÁS MATIENZO, quien reforma sus estatutos para amoldarlos a los de la Universidad de La Plata. EL 15 DE JUNIO DE 1918, COMO EL CANDIDATO ESTUDIANTIL A RECTOR, ENRIQUE MARTÍNEZ PAZ, FUE DERROTADO, COMIENZA LA INSURRECCIÓN REFORMISTA ESTUDIANTIL.
9. En el patio de la universidad, los alumnos enlazan la estatua del obispo TREJO, fundador de la Universidad de Córdoba, primera en estas tierras y la cuarta en Hispanoamérica, y tratan de derribarla. “La revolución universitaria cordobesa, punto de arranque de la Reforma Universitaria – dice JULIO V. GONZÁLEZ – hubo de ser un movimiento no sólo anticlerical, sino también – lo que es más importante – irreligioso”. “Frailes, no!”, “¡dogmas, no!”, “¡abajo la Corda¡” – se refiere a la Corda Frates, de origen católico-, eran los lemas que aún pueden verse estampados en las Iglesias de Córdoba”. El mismo GONZÁLEZ atribuye los hechos al enfrentamiento “entre las viejas y las nuevas generaciones, entre la mentalidad tradicional y la mentalidad moderna, y, específicamente, entre catolicismo y liberalismo”. Y ello porque, según el mismo autor, “la idea religiosa como principio del Bien en el Hombre y de paz en las sociedades había fracasado fue impotencia manifiesta cuando llegó la hora de la reconstrucción”. GONZÁLEZ cita como “las tres llaves” para la comprensión de la Reforma a la “guerra europea, la revolución rusa y el advenimiento del radicalismo”. “La Revolución Rusa aparece en el escenario trayendo una luz nueva, ofreciendo ideales de humana redención, levantando una voz acusadora y profética al mismo tiempo… fue para media humanidad el símbolo de un idealismo rebelde y reconstructor”. Ya se ha visto cómo juzga el papel jugado por la guerra europea, que muestra la impotencia de los principios religiosos. En cuanto al radicalismo, nuestro autor dice: “¿qué traía?... Concretamente, nada. Llegado a destruir. Sus dirigentes no tenían la menor noción de gobierno ni conceptos de Estado…era una fuerza demagógica, es decir, esencialmente creadora, y fecunda (sic)… cumplió la misión de cavar un abismo en el cual quedaba definitivamente sepultaba la generación que había manejado al país desde el “80” hasta 1916”. Otro documento institucional de la mentalidad reformista es el célebre Manifiesto Liminar, del 21 de junio de 1918, escrito por DEODORO ROCA. Esta dirigido a “los hombres libres de Sudamérica”. “Hombres de una república acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica… estamos pisando sobre una Revolución, estamos viviendo una hora americana”. Más adelante expresa que ”el demos (pueblo) universitario, la soberanía, el derecho a darse gobierno propio radica principalmente en los estudiantes…queremos arrancar de raíz en el organismo universitario el arcaico y bárbaro concepto de autoridad”.
10. ¿Cuál fue la esencia y el estilo de la Reforma Universitaria del “18”? Está claro, a través de las citas y pruebas efectuadas, cuál fue el motor ideológico y cuál la intención concreta de la rebelión estudiantil del “18”. La Reforma resulta, en efecto, una consecuencia del liberalismo irreligioso, del materialismo mecanicista y del positivismo que fueron los postulados de la generación del “80”, triunfantes ya en los círculos intelectuales porteños y cordobeses, y que chocaban en Córdoba con la resistencia que le oponían los grupos católicos tradicionales. A estas fuentes básicas debe agregarse la influencia marxista (maximalismo), un marxismo apenas incipiente y manifiesto por el socialismo francés, del que son banderas JOSÉ INGENIEROS y ALFREDO LINO PALACIOS; por último, la influencia de los “profesores de idealismo”, de los “devotos del porvenir”, de los “custodios del ideal renovador”, de los cultores de un vago y difuso “neoidealismo” que tuvo en el “Ariel” del uruguayo JOSÉ ENRIQUE RODO (1872-1917) su breviario, y que se podría ejemplificar con el pensador ALEJANDRO KORN (1860-1940) en la Argentina. Como se puede observar, nada de planteo de una “conciencia nacional”, pues se aceptaba en bloque y como indiscutible la Argentina “MODERNA, PRÓSPERA y ANTIHEROICA”, nacida en Caseros (1852) y terminada de edificar por el roquismo; ni menos aún, principio de comprensión de su estado semicolonial y sometido al poder del dinero, comprensión que, en cambio, comenzaba a apuntar en aquellos que conservaban aún el recuerdo y la vigencia de las raíces federales y católicas de la Argentina integral. La “CONCIENCIA NACIONAL”, la “LIBERACIÓN” y otros temas serían agregados luego, en las historias romanceadas del acontecimiento, al estilo de la del ingeniero GABRIEL DEL MAZO, radical de siempre, quien intenta comprender una semana (15-21 de junio de 1918) en tres gruesos volúmenes de agitación y rebelión estudiantil que son puras trivialidades.
11. Que la Reforma Universitaria de 1918 fue la negación de una Universidad ajena a la nación, pues no hizo otra cosa que continuarla en el aspecto intelectual. Le agregó las novedades y la moda del marxismo y el anuncio catastrófico de la Revolución Rusa Bolchevique, pero sin la aplicación fría y sistemática de sus principios, como se desarrollará, a través de un humanitarismo juaresiano, muy de socialista II Internacional y al gusto de nuestro entonces Partido Socialista aunque aggiornado por el nuevo siglo, el XXI. Le agregó también un vago acento americano y latino, eco de voces que pueden encontrarse en las páginas de RODÓ, pero que no se basaba en la historia española común sino en razones de la estética novecentista. También le agregó, por último, cierto neoidealismo confuso que les dio la ilusión de enfrentarse con el positivismo de la generación del “80”, posibilitado por el radicalismo en el poder 1916-1928. En conclusión final, la Reforma fue una afirmación del país liberal y socialista, de filiación anticatólica, cabeza de puente del marxismo en potencia. Con sus párrafos huecos, con su negación del “arcaico y bárbaro concepto de autoridad”, como dice el Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria, con sus conceptos idealistas y sus rojas- franjas banderas, ha pasado hace mucho tiempo a ejercicio vencido en nuestra memoria histórica y nuestro balance cultural y educativo. Frente al marxismo comunista y de la guerra revolucionaria que hemos padecido y por otra guerra gramsciana que soportamos “aquí y ahora” (hic et nunc) que ha reemplazado el tibio reformismo franjamorado, otras juventudes – que se saben que la Universidad de TREJO ES HIJA DE LA CULTURA CATÓLICA DE LA EDAD MEDIA y QUE CONOCEN LA HISTORIA DE SU PATRIA – EMPIEZAN A HABLAR YA DE LA VERDAD, GANADA POR LA DISCIPLINA, LA JERARQUÍA y EL SERVICIO,
LA JUVENTUD Y LA POLÍTICA por FRANCISCO JAVIER VOCOS.
1. Uno de los más graves errores que difundió el movimiento llamado REFORMA UNIVERSITARIA y los demagogos que surgieron de ella, fue el de lanzar a la juventud a la acción política. Digo que es un grave error porque es el resultado de una suma de errores garrafales acerca de la juventud, de la política y de la vida misma, como lo ha documentado la propia vida universitaria a lo largo de los setenta (hoy, noventa) años de experimentos reformistas.
2. No he de tratar sobre el enfoque revolucionario de la REFORMA en orden a la Universidad ni sus lamentables resultados. De ello me he ocupado muchas veces en conferencias, en la prensa diaria, en revistas especializadas, en un libro y para los lectores de la revista “Cabildo” en dos artículos titulados LA ANTIUNIVERSIDAD (nº 117, de noviembre de 1987) y EL ANIVERSARIO REFORMISTA (en el nº 124 de julio ppdo.).
ERROR SOBRE LA JUVENTUD
Los políticos y sus epígonos universitarios parten de un falso supuesto, dirigen los jóvenes a un fin disfrazado y erróneo y los precipitan en campañas estridentes, inútiles, cuando no perversas, como fue la guerrilla.
Dan por cierto (o lo fingen) que todos y cada uno de los jóvenes son dechado de perfecciones, capaces de solucionar los problemas del país con sólo empezar a actuar. Con semejante punto de partida todo lo que sigue: adulación de la gente joven hasta desatar su envanecimiento y su codicia; promesas de prebendas y posiciones; adiestramiento electoral estudiantil; gimnasia revolucionaria, hasta lanzarse totalmente a cualquier tipo de acción, etc., todo ello ha sido invariablemente experimentado. Y acción política, de mala entraña, concluye con el estudio, se abandona la carrera, o se la termina malamente entre lances y sofocones, para concluir fracasando como profesionales y como políticos y si se da la carambola como gobernantes. Y así ¡cuántas generaciones malogradas!
Los que hemos pasado por todas las etapas de la vida sabemos bien que la juventud – salvo rarísimas excepciones – no vale por su presente, sino por lo que puede llegar a ser si cumple lo que debe ser. En ella hay siempre una esperanza y un potencial de energía para las mejores realizaciones futuras. Pero no más. Y es profundamente errado el querer quemar etapas, dando por cumplida la tarea de formación que no se realizó.
Estas limitaciones naturales de los jóvenes se vieron agravadas en las últimas décadas por un fenómeno prácticamente universal que me limito a señalarlo: la transformación de aquel simple disconformismo que siempre existió en mayor o menor grado, en su espíritu de obstinado y rabioso resentimiento.
En la actualidad las expresiones del resentimiento juvenil (e incluso de los adolescentes) han adquirido tal intensidad de violencia, de encono, de ensañamiento que parece movida por un odio profundo e irremediable. Son demasiado recientes y notorios los sucesos de París, de Roma, de Tokio. Nuestros episodios guerrilleros y los de otros países americanos t los actuales de Corea, que basta mencionarlos sin otra prueba. Todo ha pasado como si una ráfaga demoníaca recorriera la Tierra arrancando de las almas juveniles los últimos vestigios de racionalidad y de respeto por el orden divinamente instituido en el mundo y contra todo lo que lo representa y manifiesta. Por cierto, esta juventud, que ha sido sacada de sus posibilidades naturales no ha logrado la capacitación necesaria para una acción política seria y responsable.
ERROR SOBRE LA POLÍTICA
Toda la vida política en el mundo contemporáneo y también entre nosotros esta presidida por un afán materialista de placeres, honores y riquezas, que se lanza a la conquista del poder político para obtener las mayores riquezas, en el menor tiempo y con el mínimo esfuerzo. Un individualismo feroz y sin escrúpulos se aplica a la conquista del poder y a su disfrute ulterior. Los innumerables errores respecto del hombre y de la vida que sostienen las grandes agrupaciones políticas que van desde el demoliberanismo hasta el marxismo comunista, son los que precipitan a los jóvenes a la lucha política, que, en definitiva, se reduce a la agitación electoral, a ganar las elecciones y apoderarse del gobierno. Tal error en política está determinado por el error anterior y más grave de la concepción materialista, que se contrapone totalmente al catolicismo. Conviene recordar que la Política es la ciencia y el arte del gobierno; que gobernar es conducir un pueblo a su fin; que dicho fin es el bien común temporal y que gobernar es la más alta tarea humana y la más difícil. La Política discierne los principios mediatos e inmediatos del buen gobierno. Establece la relación entre el fin y los medios, lo cual supone la capacidad de la inteligencia práctica para hacerlo. Y supone el conocimiento verdadero del hombre, de su situación en el universo y respecto del Creador. El político verdadero necesita, pues, inteligencia, doctrina y experiencia; conocimiento de la realidad, de los principios doctrinales y de la historia; y todavía un largo ejercicio de la virtud de la prudencia. Ninguna de estas cosas puede lograrse en el breve y difícil tiempo que media entre la adolescencia y la juventud y sobretodo siempre faltará, para guiar la acción inmediata y concreta, ese saber realmente incomunicable que da el vivir y que se llama experiencia. Igualmente es casi imposible la capacitación especial que exige cada aspecto del bien común y del ordenamiento jurídico del Estado.
La juventud estudiantil más adelantada, que es la universitaria, está prendiendo en sus centros de estudio y es todavía muy inexperta. Por añadidura obra generalmente por impulsos, usan buenos o malos, vale decir, todo lo contrario de lo que debe ser la forma normal y racional de la conducta humana y con mayor razón la da aquellos que pretenden dirigir a los demás. Porque fuera de lo racional, se da lo irracional, que en la acción se percibe inmediatamente.
Mi opinión sobre las limitaciones de la juventud en orden al saber y a la acción la tengo desde mis años de estudiante en la Universidad de Córdoba (1926-1930) y la formé siguiendo atentamente el comportamiento de los reformistas, a los que tuve especialmente en cuenta al escribir en 1945 y parte de 1946, en el diario Posprincipios la serie de artículos sobre la Universidad y la Reforma, que luego reuní en un libro. La he confirmado en todo el tiempo que ha transcurrido y he visto como la situación se fue agravando desde entonces. Quiero decir que no me refiero exclusivamente a lo presente.
ARISTÓTELES en su ÉTICA A NICOMACO (L. VI, c.6) explica porqué, “al parecer no hay un joven que sea prudente”. “La razón es muy sencilla. Dice, “y es que la prudencia sólo se aplica a los hechos particulares y sólo la experiencia nos los da a conocer; y el joven carece de esta experiencia, porque está solo la da el tiempo”. Y SANTO TOMÁS DE AQUINO (2-2, p. 49, a.1) al tratar de la memoria como parte de la prudencia, recuerda este texto y añade: “A su vez la experiencia se forma de muchos recuerdos”, que, por cierto, el joven no ha podido acumular.
En la primera edición argentina del famoso libro de EDUARDO SPRANGER titulado “Psicología de la Edad Juvenil, al hablar de la juventud y la política dice: “En si lo mejor sería que, sin cerrar la entrada a las impresiones y a las discusiones políticas, sólo se tomará posición…alrededor de los veinticuatro años…No hay peligro de que se pierdan con ella las fuerzas políticas de la juventud…Una actividad prematura no haría más que aumentar el diletantismo reinante y recaer sobre los políticos responsables”. (p. 210)
LA REFORMA UNIVERSITARIA según CARLOS M. SILVEYRA.
“Al ocuparme ya de la Federación Juvenil Comunista he señalado la obra criminal que realiza este organismo, porque actúa en el ambiente de la juventud obrera y estudiantil. Toma al niño desde su corta edad en los grupos infantiles o de pioners, que forma con ellos en las escuelas obreras judías, para arrastrarlo a sus Centros y Bibliotecas populares y volcarlos bien comunizados en las Universidades.
Pero a esta catástrofe, hay que agregar la obra de los “intelectuales, periodistas, artistas y escritores” que están al servicio del comunismo y que por sus actividades izquierdistas, en las redacciones de los diarios, o en los comités políticos, han conseguido ubicarse en el Magisterio, en la Enseñanza Secundaria y Universitaria. “De esta manera, ya se ha formado en el país, un conglomerado de individuos, que colaboran intensamente en la obra de la desviación del elemento estudiantil preparando una juventud desorbitada, sin amor ni respeto a nuestra tradición, a nuestra religión y a nuestra nacionalidad; es decir, de esta manera, se preparan los futuros ciudadanos de la Internacional, que mañana tratarán de abolir los conceptos de Dios, Patria y Familia, para realizar los designios de la Unión Soviética, es decir, echar las bases de la sociedad comunista, dirigida por una autoridad: la Dictadura del proletariado.
“Pero, como la culpa no la tiene el perro si no quien le da de comer, resulta que, los responsables del desbarajuste, del caos estudiantil, que ya se ha perfilado en el país, con caracteres bien definidos y alarmantes, son, en primer término, el conjunto de Ministros de Instrucción y Consejeros de Educación, que ha tenido que soportar el país, desde el año 1916 hasta el presente (1935) , y en segundo lugar, sus cómplices, es decir, los maestros y profesores por ellos nombrados, en su gran mayoría, productos de los Comités políticos, izquierdistas, ateos, judíos, comunistas socialistas, etc., en cuyos nombramientos interviene como factor decisivo “la cuña política” o la influencia irresistible, de los atractivos femeninos, de alguna duda allegada a los favorecidos, esposa, hermana, hija, etc.
“Para atajar la infiltración comunista en la enseñanza, para contener el desbarranco en la instrucción pública, no es necesario reformar los planes de estudios, como lo han intentado los Ministros; y para despertar el sentimiento nacionalista en el alumno, no es suficiente cantar el Himno Patrio el 25 de mayo, ni mandar fabricar escarapelas argentinas a las niñas de las Escuelas primarias. Lo urgente, lo razonable, para evitar esta catástrofe anti-argentina, es la selección del personal docente y del profesorado.
“El país debe soportar desde el año 1916, toda una serie de Ministros y Presidente del Consejo de Educación, que exhibidos en un torneo de incapacidad, difícil sería discernir el primer premio. Entre éstos se destacan JOSÉ SANDALIO SALINAS, bajo cuyo ministerio se inició la catástrofe, con la implantación de la Reforma Universitaria; puerta abierta de par en par, en las Facultades, para la entrada triunfal del comunismo y MANUEL MARÍA DE IRIONDO, bajo cuyo ministerio se afianzó el comunismo en los Colegios Nacionales, Comerciales, Normales, Industriales, etc.; constituyendo la Federación Juvenil Comunista, el famoso grupo estudiantil “Insurrexit”, bajo cuya dirección y patrocinio, ocurrieron episodios nunca vistos en la historia de la instrucción pública del país.
“El comunismo encontró ambiente propicio entre los estudiantes a raíz de la Reforma Universitaria, la cual volcó en las Facultades de todo el país, el elemento electoral del Comité, introduciendo la urna, el comicio, el voto secreto, etc., es decir, transportando a la Universidad, todo lo malo, todo lo corrupto, que tiene la famosa ley electoral, padre y madre de toda la desventurada institucional, política y social.
“Nuestro Código Civil, consagra la incapacidad del menor de 22 años, para disponer libremente de sus bienes, para contraer deudas mayores de quinientos y para elegir esposa, sin permiso de sus padres, tutores o Juez de menores, porque no lo considera con suficiente discernimiento, como para apreciar las condiciones morales e intelectuales, de quien ha de compartir con él, la grave responsabilidad de la formación de su hogar. En cambio, la Reforma Universitaria, imitando a la Ley Electoral, faculta a los menores de 22 años, para tomar participación en el Gobierno de la Facultad, elegir consejeros estudiantiles, apreciar la capacidad intelectual y docente de sus profesores, elegir los decanos de las facultades, etc., “Basta esta contradicción, para demostrar lo monstruoso que es la titulada Reforma Universitaria y cuyas funestas consecuencias relato en forma detallada.
(CARLOS M. SILVEYRA, “El comunismo en la Argentina”, Buenos Aires, julio de 1936, 543 pp. 543, véase La Reforma Universitaria. Cap. XII. p. 339.
“La política del gobierno nacional, y tuvo eco en el de la provincia, era favorecer a las clases populares. Bien pronto, sin embargo, esa vía era aprovechada por quienes sentíanse insuflados por el ideario marxista. La violencia en las calles se hizo presente con el estallido de las bombas, en tanto que se presionaba agresivamente por una demanda de aumentos de salarios, y bajaba la producción. El ambiente era de gran convulsión y se reiteraron las huelgas en Córdoba, como en otras provincias argentinas, llegando algunos exaltados a copiar actitudes propias de los revolucionarios bolcheviques, que acaban de triunfar en Rusia (1917).
(EFRAÍN BISCHOFF, Historia de Córdoba, p. 384, Ediciones Plus Ultra, Buenos Aires, 1977).
“Mientras tanto, en el mes de julio se reunió el llamado Primer Congreso Nacional de Estudiantes cuyas exigencias pueden resumirse en pocas líneas: participación de los estudiantes en las asambleas en igual proporción que los profesores (gobierno tripartito), docencia libre, y la periodicidad de la cátedra; a lo cual es menester agregar “el ideal extra-universitario”, como dice uno de los líderes, que no era otro que un socialismo revolucionario que consideraba a la Universidad como una “república universitaria” cuyo “demos” es el estudiantado, depositario de la “soberanía”. El 23 de junio se dio a publicidad el ditirámbico manifiesto “a los hombres libres de Sud América” y el 9 de septiembre los reformistas tomaron el edificio, asumieron la “dirección” de la misma, hicieron “designaciones” y cada uno de los tres alumnos que dirigían e grupo fueron designados “decanos”. La farsa era completa. El interventor, que era el propio ministro JOSÉ SALINAS, dio su adhesión incondicional al grupo reformista. Uno de los usurpadores del gobierno universitario pronunció un discurso haciéndole entrega de la Universidad y luego del acto, el señor SALINAS concurrió al local de los reformistas, firmando allí el libro de adherentes. Con el gobierno “de los tres estados de la República Universitaria”, se designó rector al doctor ELISEO SOAJE. Cuando el interventor hizo entrega de la Universidad a “esa dorada juventud” (son sus palabras textuales) les dijo: “Quedáis en posesión de la Universidad de Córdoba, reconstruida”. p. 137.
“La “ideología” de la revuelta de 1918. Un lenguaje increíblemente retórico, apenas oculta la orfandad doctrinaria reducida a dos o tres ideas trasnochadas; ninguna de ellas tiene que ver con lo que es o debe ser la Universidad. Aquella retórica de los jóvenes hijos de los representantes del liberalismo del 80 que eran un grande de profesores, no se cansaron de vociferar (con un dejo de krausismo en la frase) sobre “la fuerza incontrastable del ideal”, el “espíritu bravío”, la “inspiración creadora” de la juventud pues “ella misma es la patria”. Ella representa “el tropel impetuoso y rugiente de la nueva generación, marchando a pleno sol hacia la meta de su gran destino”… La retórica huera alcanza una suerte de una suerte de climax en el Manifiesto Liminar (uno no sabe bien por qué se llamó Liminar) en la cual se proclama: “acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica (¡…!) Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores quedan son las libertades que faltan. Creemos no equivocarnos; las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una Revolución, estamos viviendo una hora americana”. Se proclama que la Juventud “es desinteresada, es pura. No se equivoca nunca en la elección de sus propios maestros”. Otro “lider”, para referirse a la Bastilla – en la cual acaba de librar combates en nombre del movimiento “que es un exceso de pensamiento puesto al servicio de un exceso de voluntad”, “¡vengo de la hoguera!”.
Este es el lenguaje. ¿Contra qué se combatía, cuál era el “enemigo oculto” agazapado en la sociedad de Córdoba y sus viejas “estructuras” medievales? Dejémosles que nos lo digan: el “alma Mater”, la “trisecular”, la “casa de TREJO” que “enquistó en su primitivo plasma vital, dejó pasar los siglos a través de sus estrados (…) en el santuario secreto (sic) que sólo abría sus puertas a los adeptos de TREJO (sic) su fundador. Su espíritu era, pues, conservador, unilateral y reaccionario2. El gran pecado de la Universidad era haber enseñado “la filosofía espiritualista, la ciencia dogmática y el derecho de las XII Tablas” (sic). La Universidad (la casa de MURIEL y de PERAMÁS, de FUNES y de DEL CORRO, de PIZARRO y de CORTÉS) nunca había sido “brújula que orienta” función “que no pudo desempeñar la “Casa de Trejo” hasta 1918” (sic). Había, pues, que destruir el “sistema jesuítico”, en fin, “la Corda Frates en la Universidad de Córdoba” (¡ay con la “cultura” de “aquellos admirables muchachos”!). p. 139-139.
*(Extracto de ALBERTO CATURELLI, Historia de la Filosofía en Córdoba 1610-1983, tomo III, Siglo XX, Biffignandi, Córdoba, 1993).
ERNESTO PALACIO, “La ideología de la reforma universitaria”, en Criterio, 1, Bº 19, P. 39-40, Buenos Aires, 1928; I, nº 20, p. 71-72; I, nº 22, p. 1467, 1928.
I. LA REFORMA UNIVERSITARIA (1918)
Pocos meses después de la revolución rusa (1917) comienza en la Argentina el proceso llamado Reforma Universitario (1918) e iniciado en la Universidsd de Córdoba.
La reforma, que fue un movimiento básicamente estudiantil, estuvo planeaba y dirigida por activistas que hasta entonces militaban en las filas del socialismo y del anarquismo, aunque no puede decirse que estuvieran originalmente orientados por el Comunismo Internacional, fueron sin duda influenciados por los contenidos doctrinarios de la dialéctica marxista.
En el terreno concreto, la Reforma tomó como pretexto inicial la reacción contra algunos defectos y abusos reales en la estructura que en ese momento mantenían las Universidades, quizá demasiado conservadoras y organizados en base a núcleo cerrados (especialmente en Córdoba, donde los cargos directivos y cátedras estaban prácticamente limitados a los miembros de dos o tres familias que durante muchos años dominaron la Universidad). En función de tales argumentos
s, el estudiando universitario se vio lanzado a una lucha (no exenta de violencia física) que en algunos rasgos se mostró como una verdadera lucha de clases según el modelo dialéctico marxista, en donde los estudiantes(en el papel de proletariado o clase oprimida) se enfrentaron a los profesores y autoridades (en el papel de burguesía o clase opresora), pretendiendo acceder al gobierno de las Universidades en virtud de que representaban “la mayoría”.
Desde sus comienzos la reforma estuvo caracterizada por su laicismo antirreligioso católico al amparo de argumentos a favor de la “libertad de pensamiento” y de “resistencia al dogmatismo” católico.
Paralelamente al surgimiento de la Reforma se crea en nuestro país el Partido Socialista Independiente (luego transformado en Partido Comunista). De este partido político internacional o transnacional surge la Federación Juvenil Comunista (colateral del soviético “Konsomol” - juventud comunista de Rusia bolchevique), creada en 1921 pero que se hizo sentir su penetración, infiltración e influencia a partir de 1931, a raíz de las expresas directivas que dedicó a la Reforma el IIIº Plenario del Secretariado Sudamericano de la Internacional Comunista. Es de función de tales directivas que surge el GRUPO INSURREXIT dirigidos por activos militantes comunistas y que se lanza a profundizar la desviación del movimiento universitario reformista y a conquistar todos les centros estudiantiles pero con particular interés en la FUA (Federación Universitaria Argentina).
Su primer acto como Federación fue convocar el Iº Congreso Nacional de Estudiantes que tuvo lugar en la ciudad d Córdoba con doce estudiantes por cada Universidad; desde el 20 al 31 de julio de 1918.
La FUA fue fundada el 11 de abril de 1818, integrada por dos delegados de cada una de las cinco Universidades de entonces: U. Nacionales de Buenos Airees, La Plata y Córdoba, y U. provinciales de Tucumán y Santa Fe.
Esto puede ser como un real punto de partida del proceso denominado Reforma Universitaria, en razón de que ese Congreso sancionó las bases de organización de las universidades y señaló la necesidad de incluir estudios humanísticos en todos los planes de carreras profesionales.
Las bases fueron, sintéticamente:
1) Coparticipación estudiantil en el gobierno.
2) Vinculación de los graduados de diferentes universidades.
3) Asistencia libre.
4) Docencia libre
5) Periodicidad de la cátedra
6) Publicidad de los actos y decisiones del gobierno universitario
7) Materias humanísticas de extensión universitaria
8) Ayuda social estudiantil
9) Sistema diferencial organizativo
10) Universidad social.
Editó Gabriel Pautasso
gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
DIARIO PAMPERO Cordubensis nº 52
Instituto Eremita Urbanus
IR a la portada de IEU Blog
(EXTRACTO DE UN MANUSCRITO RECOGIDO TRAS UNA ENTREVISTA CON DON ORIONE el 25 de julio de 1936).
1. Existe una leyenda, aceptada en forma casi unánime por la historiografía argentina, según la cual el movimiento reformista del “18” marcó, contra una Universidad ajena a la nación, el surgir de una conciencia de “liberación nacional y latinoamericana”, liberación a realizarse en todos los planos, de lo cultural y educativo a lo económico.
2. Hasta un historiador nacional y alertado, como ERNESTO PALACIO, nos dice al respecto a la Reforma: “empezaba como un movimiento de protesta contra un régimen de enseñanza anquilosada y defectuoso, trascendería su primitivo significado para convertirse en un movimiento juvenil tendiente a emanciparnos de viejas tutelas y elaborar una cultura auténtica, con manifestaciones propias en lo político, social y económico”.
3. Los reformistas triunfantes en 1918 prometían, alegremente, el despertar inminente de un mañana revolucionario. Los herederos de los autores de aquellas jornadas cordobesas siguieron triunfando, siempre al compás de de idéntica promesa, dentro y fuera del ámbito universitario, en circunstancias tan diferentes como 1930 – con ALFREDO LINO PALACIOS – 1955 – con JOSÉ LUIS ROMERO – 1958 – con RISIERI FRONDIZI y 1973 – con RODOLFO PUIGGRÓS.
4. “Y es hoy ese mañana de ayer”. Si efectivamente aquella lejana y juvenil revuelta tuvo por objeto soldar la Universidad a la Nación, y volver a ésta transparente frente a sí misma y a los demás países de raíz hispanoamericana, su victoria continua sólo ha contribuido a edificar una realidad contraria a esas finalidades. Lo cierto es que la Universidad es un centro de enseñanza donde se diploman profesionales y se adiestran guerrillas; la cultura, el saber, la ciencia, la investigación, una hinchazón enfermiza alimentada por liberales, marxistas y charlatanes; la Nación, lejos de encontrarse a sí misma, resulta una olla de distintas orientaciones, donde todas las ideológicas, disolventes o simplemente contrarias al ser nacional, han gozado y gozan de pasaporte académico; la Hispanoamérica solariega resulta un esqueleto fracturada en republiquetas sin soberanía, sin espíritu imperial. Tal vez, una visión a la filiación histórica y las reales finalidades del movimiento reformista nos explique esta contradicción del remedio que agrava las enfermedades que pretende curar.
5. El panorama histórico comienza en 1822, el presbítero JUAN MANUEL FERNÁNDEZ DE AGÜERO fue elegido catedrático de Filosofía de la flamante Universidad de Buenos Aires. Dice el historiador GUTIÉRREZ que “bajo a Jesucristo del altar y lo colocó entre PLATÓN y SÓCRATES, llamándolo el filósofo de Nazareth”;” puso en duda la autenticidad de los Evangelios y declaró inútiles e insultantes a la divinidad los actos del culto exterior”. Esta obsesión de bajar a Jesucristo del altar – con la eventual complicidad de algún sacerdote renegado -, complementada más tarde con la de extirparlo definitivamente de las aulas, trabajará durante largo tiempo a nuestras cabezas liberales. Es que la religión católica y la sangre y costumbres hispánicas eran nuestro pecado original, del cual aquellas cabezas iban a redimirnos de raíz.
6. En 1864, bajo el Presidente MITRE, se suprimió, en un nuevo plan de estudios, la Facultad de Teología que existía desde casi dos siglos y medio atrás en la Universidad de Córdoba. En los 80, el presidente ROCA, con ese “escepticismo medular” que le hablaba RODOLFO IRAZUSTA, sube al gobierno. Con él, la oligarquía liberal porteña se vuelve, aliada con sus similares provincianas, una oligarquía extranjerizante, hermanada en las logias masónicas y “formada por los hombres descreídos, sensuales y desconectadas de su patria, que había de continuar las entregas del patrimonio nacional y, sobre todo, del espíritu nacional”, como dice el maestro DON RODOLFO IRAZUSTA, patriarca de los historiadores revisionistas.
7. En 1884 se sanciona la ley 1.420 de Educación Común. El laicismo integral totalitario se entroniza en la escuela. La superstición del Progreso Indefinido reemplaza al catecismo católico. “La actual organización escolar fue cimentada sobre una apostasía nacional, precisa LEONARDO CASTELLANI. En 1885 la ley AVELLANEDA organiza las dos universidades existentes –la de Córdoba y la de Buenos Aires – bajo la forma de instituciones administrativas destinadas a la formación profesional. La vida intelectual queda así reducida al conocimiento de un repertorio de saberes instrumentales. No se busca la VERDAD en cuanto tal, sino, a lo sumo, interesa su utilidad, su aplicabilidad, su rendimiento. Una ausencia de ideas, un aturdimiento ante la cultura de reflejo y una manía a la imitación, fueron las consecuencias de esta renuncia en la búsqueda de la VERDAD. No es de extrañar, entonces, que cuanto ese vacío de ideas se pretenda llenar, se eche mano a confusas invocaciones a lo autoctonía indígena se anuncie un futuro distinto sobre las previsiones apocalípticas del materialismo histórico, esto es, el marxismocomunista. Ante este panorama histórico, se producirá la rebelión estudiantil de 1918.
8. En cuanto a los objetivos de la rebelión estudiantil, una novela de MANUEL GÁLVEZ, “La sombra del Convento”, describe la vida de la sociedad cordobesa a principios de aquel siglo XX, cuyos arquetipos pinta el doctor BELDERRAIN, católico fervoroso que llamaba al matrimonio civil recientemente legislado “el repugnante concubinato”, y en el doctor ZURBARÁN, que era liberal, positivista, anticlerical, y todos los Viernes Santo invitaba a sus amigos con un asado con cuero. Todo documentado por el Fraile JOSÉ MARÍA LIQUENO (1870-1926). Las juventudes reformistas consideraban negativo la perduración de un espíritu de religiosidad tradicional en la universidad, y deseaban expulsar de ella a todos los BELDERRAINES que allí dictaban cátedra, para sustituirlos por sus ZURBARANES camaradas. JULIO V.GONZÁLEZ, riojano, de destacada actuación en los días del “18”, dice de la universidad que “era un venerable monumento colonial, que desde su erección en 1613, se había mantenido casi inmutable a través de los siglos…en su contenido, que consistía en la herencia abrumadora de trescientos años de orientación confesional”. La elocuencia vacua de ALFREDO LINO PALACIOS, primer socialista de la Nación, así expresa lo mismo: “seguía flotando sobre la vetusta casa de estudios el alma de la teología. Era una bastilla; allí las fuerzas regresivas torturaban la inteligencia y detenían el pensamiento; la mente giraba alrededor de una ciencia silogística y sólo se alimentaba de palabras”. Ya en diciembre de 1917 habían comenzado las huelgas e incidentes en la universidad de FERNANDO TREJO y SANABRIA. En abril de 1918, el presidente YRIGOYEN nombra interventor a la casa de TREJO a JOSÉ NICOLÁS MATIENZO, quien reforma sus estatutos para amoldarlos a los de la Universidad de La Plata. EL 15 DE JUNIO DE 1918, COMO EL CANDIDATO ESTUDIANTIL A RECTOR, ENRIQUE MARTÍNEZ PAZ, FUE DERROTADO, COMIENZA LA INSURRECCIÓN REFORMISTA ESTUDIANTIL.
9. En el patio de la universidad, los alumnos enlazan la estatua del obispo TREJO, fundador de la Universidad de Córdoba, primera en estas tierras y la cuarta en Hispanoamérica, y tratan de derribarla. “La revolución universitaria cordobesa, punto de arranque de la Reforma Universitaria – dice JULIO V. GONZÁLEZ – hubo de ser un movimiento no sólo anticlerical, sino también – lo que es más importante – irreligioso”. “Frailes, no!”, “¡dogmas, no!”, “¡abajo la Corda¡” – se refiere a la Corda Frates, de origen católico-, eran los lemas que aún pueden verse estampados en las Iglesias de Córdoba”. El mismo GONZÁLEZ atribuye los hechos al enfrentamiento “entre las viejas y las nuevas generaciones, entre la mentalidad tradicional y la mentalidad moderna, y, específicamente, entre catolicismo y liberalismo”. Y ello porque, según el mismo autor, “la idea religiosa como principio del Bien en el Hombre y de paz en las sociedades había fracasado fue impotencia manifiesta cuando llegó la hora de la reconstrucción”. GONZÁLEZ cita como “las tres llaves” para la comprensión de la Reforma a la “guerra europea, la revolución rusa y el advenimiento del radicalismo”. “La Revolución Rusa aparece en el escenario trayendo una luz nueva, ofreciendo ideales de humana redención, levantando una voz acusadora y profética al mismo tiempo… fue para media humanidad el símbolo de un idealismo rebelde y reconstructor”. Ya se ha visto cómo juzga el papel jugado por la guerra europea, que muestra la impotencia de los principios religiosos. En cuanto al radicalismo, nuestro autor dice: “¿qué traía?... Concretamente, nada. Llegado a destruir. Sus dirigentes no tenían la menor noción de gobierno ni conceptos de Estado…era una fuerza demagógica, es decir, esencialmente creadora, y fecunda (sic)… cumplió la misión de cavar un abismo en el cual quedaba definitivamente sepultaba la generación que había manejado al país desde el “80” hasta 1916”. Otro documento institucional de la mentalidad reformista es el célebre Manifiesto Liminar, del 21 de junio de 1918, escrito por DEODORO ROCA. Esta dirigido a “los hombres libres de Sudamérica”. “Hombres de una república acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica… estamos pisando sobre una Revolución, estamos viviendo una hora americana”. Más adelante expresa que ”el demos (pueblo) universitario, la soberanía, el derecho a darse gobierno propio radica principalmente en los estudiantes…queremos arrancar de raíz en el organismo universitario el arcaico y bárbaro concepto de autoridad”.
10. ¿Cuál fue la esencia y el estilo de la Reforma Universitaria del “18”? Está claro, a través de las citas y pruebas efectuadas, cuál fue el motor ideológico y cuál la intención concreta de la rebelión estudiantil del “18”. La Reforma resulta, en efecto, una consecuencia del liberalismo irreligioso, del materialismo mecanicista y del positivismo que fueron los postulados de la generación del “80”, triunfantes ya en los círculos intelectuales porteños y cordobeses, y que chocaban en Córdoba con la resistencia que le oponían los grupos católicos tradicionales. A estas fuentes básicas debe agregarse la influencia marxista (maximalismo), un marxismo apenas incipiente y manifiesto por el socialismo francés, del que son banderas JOSÉ INGENIEROS y ALFREDO LINO PALACIOS; por último, la influencia de los “profesores de idealismo”, de los “devotos del porvenir”, de los “custodios del ideal renovador”, de los cultores de un vago y difuso “neoidealismo” que tuvo en el “Ariel” del uruguayo JOSÉ ENRIQUE RODO (1872-1917) su breviario, y que se podría ejemplificar con el pensador ALEJANDRO KORN (1860-1940) en la Argentina. Como se puede observar, nada de planteo de una “conciencia nacional”, pues se aceptaba en bloque y como indiscutible la Argentina “MODERNA, PRÓSPERA y ANTIHEROICA”, nacida en Caseros (1852) y terminada de edificar por el roquismo; ni menos aún, principio de comprensión de su estado semicolonial y sometido al poder del dinero, comprensión que, en cambio, comenzaba a apuntar en aquellos que conservaban aún el recuerdo y la vigencia de las raíces federales y católicas de la Argentina integral. La “CONCIENCIA NACIONAL”, la “LIBERACIÓN” y otros temas serían agregados luego, en las historias romanceadas del acontecimiento, al estilo de la del ingeniero GABRIEL DEL MAZO, radical de siempre, quien intenta comprender una semana (15-21 de junio de 1918) en tres gruesos volúmenes de agitación y rebelión estudiantil que son puras trivialidades.
11. Que la Reforma Universitaria de 1918 fue la negación de una Universidad ajena a la nación, pues no hizo otra cosa que continuarla en el aspecto intelectual. Le agregó las novedades y la moda del marxismo y el anuncio catastrófico de la Revolución Rusa Bolchevique, pero sin la aplicación fría y sistemática de sus principios, como se desarrollará, a través de un humanitarismo juaresiano, muy de socialista II Internacional y al gusto de nuestro entonces Partido Socialista aunque aggiornado por el nuevo siglo, el XXI. Le agregó también un vago acento americano y latino, eco de voces que pueden encontrarse en las páginas de RODÓ, pero que no se basaba en la historia española común sino en razones de la estética novecentista. También le agregó, por último, cierto neoidealismo confuso que les dio la ilusión de enfrentarse con el positivismo de la generación del “80”, posibilitado por el radicalismo en el poder 1916-1928. En conclusión final, la Reforma fue una afirmación del país liberal y socialista, de filiación anticatólica, cabeza de puente del marxismo en potencia. Con sus párrafos huecos, con su negación del “arcaico y bárbaro concepto de autoridad”, como dice el Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria, con sus conceptos idealistas y sus rojas- franjas banderas, ha pasado hace mucho tiempo a ejercicio vencido en nuestra memoria histórica y nuestro balance cultural y educativo. Frente al marxismo comunista y de la guerra revolucionaria que hemos padecido y por otra guerra gramsciana que soportamos “aquí y ahora” (hic et nunc) que ha reemplazado el tibio reformismo franjamorado, otras juventudes – que se saben que la Universidad de TREJO ES HIJA DE LA CULTURA CATÓLICA DE LA EDAD MEDIA y QUE CONOCEN LA HISTORIA DE SU PATRIA – EMPIEZAN A HABLAR YA DE LA VERDAD, GANADA POR LA DISCIPLINA, LA JERARQUÍA y EL SERVICIO,
LA JUVENTUD Y LA POLÍTICA por FRANCISCO JAVIER VOCOS.
1. Uno de los más graves errores que difundió el movimiento llamado REFORMA UNIVERSITARIA y los demagogos que surgieron de ella, fue el de lanzar a la juventud a la acción política. Digo que es un grave error porque es el resultado de una suma de errores garrafales acerca de la juventud, de la política y de la vida misma, como lo ha documentado la propia vida universitaria a lo largo de los setenta (hoy, noventa) años de experimentos reformistas.
2. No he de tratar sobre el enfoque revolucionario de la REFORMA en orden a la Universidad ni sus lamentables resultados. De ello me he ocupado muchas veces en conferencias, en la prensa diaria, en revistas especializadas, en un libro y para los lectores de la revista “Cabildo” en dos artículos titulados LA ANTIUNIVERSIDAD (nº 117, de noviembre de 1987) y EL ANIVERSARIO REFORMISTA (en el nº 124 de julio ppdo.).
ERROR SOBRE LA JUVENTUD
Los políticos y sus epígonos universitarios parten de un falso supuesto, dirigen los jóvenes a un fin disfrazado y erróneo y los precipitan en campañas estridentes, inútiles, cuando no perversas, como fue la guerrilla.
Dan por cierto (o lo fingen) que todos y cada uno de los jóvenes son dechado de perfecciones, capaces de solucionar los problemas del país con sólo empezar a actuar. Con semejante punto de partida todo lo que sigue: adulación de la gente joven hasta desatar su envanecimiento y su codicia; promesas de prebendas y posiciones; adiestramiento electoral estudiantil; gimnasia revolucionaria, hasta lanzarse totalmente a cualquier tipo de acción, etc., todo ello ha sido invariablemente experimentado. Y acción política, de mala entraña, concluye con el estudio, se abandona la carrera, o se la termina malamente entre lances y sofocones, para concluir fracasando como profesionales y como políticos y si se da la carambola como gobernantes. Y así ¡cuántas generaciones malogradas!
Los que hemos pasado por todas las etapas de la vida sabemos bien que la juventud – salvo rarísimas excepciones – no vale por su presente, sino por lo que puede llegar a ser si cumple lo que debe ser. En ella hay siempre una esperanza y un potencial de energía para las mejores realizaciones futuras. Pero no más. Y es profundamente errado el querer quemar etapas, dando por cumplida la tarea de formación que no se realizó.
Estas limitaciones naturales de los jóvenes se vieron agravadas en las últimas décadas por un fenómeno prácticamente universal que me limito a señalarlo: la transformación de aquel simple disconformismo que siempre existió en mayor o menor grado, en su espíritu de obstinado y rabioso resentimiento.
En la actualidad las expresiones del resentimiento juvenil (e incluso de los adolescentes) han adquirido tal intensidad de violencia, de encono, de ensañamiento que parece movida por un odio profundo e irremediable. Son demasiado recientes y notorios los sucesos de París, de Roma, de Tokio. Nuestros episodios guerrilleros y los de otros países americanos t los actuales de Corea, que basta mencionarlos sin otra prueba. Todo ha pasado como si una ráfaga demoníaca recorriera la Tierra arrancando de las almas juveniles los últimos vestigios de racionalidad y de respeto por el orden divinamente instituido en el mundo y contra todo lo que lo representa y manifiesta. Por cierto, esta juventud, que ha sido sacada de sus posibilidades naturales no ha logrado la capacitación necesaria para una acción política seria y responsable.
ERROR SOBRE LA POLÍTICA
Toda la vida política en el mundo contemporáneo y también entre nosotros esta presidida por un afán materialista de placeres, honores y riquezas, que se lanza a la conquista del poder político para obtener las mayores riquezas, en el menor tiempo y con el mínimo esfuerzo. Un individualismo feroz y sin escrúpulos se aplica a la conquista del poder y a su disfrute ulterior. Los innumerables errores respecto del hombre y de la vida que sostienen las grandes agrupaciones políticas que van desde el demoliberanismo hasta el marxismo comunista, son los que precipitan a los jóvenes a la lucha política, que, en definitiva, se reduce a la agitación electoral, a ganar las elecciones y apoderarse del gobierno. Tal error en política está determinado por el error anterior y más grave de la concepción materialista, que se contrapone totalmente al catolicismo. Conviene recordar que la Política es la ciencia y el arte del gobierno; que gobernar es conducir un pueblo a su fin; que dicho fin es el bien común temporal y que gobernar es la más alta tarea humana y la más difícil. La Política discierne los principios mediatos e inmediatos del buen gobierno. Establece la relación entre el fin y los medios, lo cual supone la capacidad de la inteligencia práctica para hacerlo. Y supone el conocimiento verdadero del hombre, de su situación en el universo y respecto del Creador. El político verdadero necesita, pues, inteligencia, doctrina y experiencia; conocimiento de la realidad, de los principios doctrinales y de la historia; y todavía un largo ejercicio de la virtud de la prudencia. Ninguna de estas cosas puede lograrse en el breve y difícil tiempo que media entre la adolescencia y la juventud y sobretodo siempre faltará, para guiar la acción inmediata y concreta, ese saber realmente incomunicable que da el vivir y que se llama experiencia. Igualmente es casi imposible la capacitación especial que exige cada aspecto del bien común y del ordenamiento jurídico del Estado.
La juventud estudiantil más adelantada, que es la universitaria, está prendiendo en sus centros de estudio y es todavía muy inexperta. Por añadidura obra generalmente por impulsos, usan buenos o malos, vale decir, todo lo contrario de lo que debe ser la forma normal y racional de la conducta humana y con mayor razón la da aquellos que pretenden dirigir a los demás. Porque fuera de lo racional, se da lo irracional, que en la acción se percibe inmediatamente.
Mi opinión sobre las limitaciones de la juventud en orden al saber y a la acción la tengo desde mis años de estudiante en la Universidad de Córdoba (1926-1930) y la formé siguiendo atentamente el comportamiento de los reformistas, a los que tuve especialmente en cuenta al escribir en 1945 y parte de 1946, en el diario Posprincipios la serie de artículos sobre la Universidad y la Reforma, que luego reuní en un libro. La he confirmado en todo el tiempo que ha transcurrido y he visto como la situación se fue agravando desde entonces. Quiero decir que no me refiero exclusivamente a lo presente.
ARISTÓTELES en su ÉTICA A NICOMACO (L. VI, c.6) explica porqué, “al parecer no hay un joven que sea prudente”. “La razón es muy sencilla. Dice, “y es que la prudencia sólo se aplica a los hechos particulares y sólo la experiencia nos los da a conocer; y el joven carece de esta experiencia, porque está solo la da el tiempo”. Y SANTO TOMÁS DE AQUINO (2-2, p. 49, a.1) al tratar de la memoria como parte de la prudencia, recuerda este texto y añade: “A su vez la experiencia se forma de muchos recuerdos”, que, por cierto, el joven no ha podido acumular.
En la primera edición argentina del famoso libro de EDUARDO SPRANGER titulado “Psicología de la Edad Juvenil, al hablar de la juventud y la política dice: “En si lo mejor sería que, sin cerrar la entrada a las impresiones y a las discusiones políticas, sólo se tomará posición…alrededor de los veinticuatro años…No hay peligro de que se pierdan con ella las fuerzas políticas de la juventud…Una actividad prematura no haría más que aumentar el diletantismo reinante y recaer sobre los políticos responsables”. (p. 210)
LA REFORMA UNIVERSITARIA según CARLOS M. SILVEYRA.
“Al ocuparme ya de la Federación Juvenil Comunista he señalado la obra criminal que realiza este organismo, porque actúa en el ambiente de la juventud obrera y estudiantil. Toma al niño desde su corta edad en los grupos infantiles o de pioners, que forma con ellos en las escuelas obreras judías, para arrastrarlo a sus Centros y Bibliotecas populares y volcarlos bien comunizados en las Universidades.
Pero a esta catástrofe, hay que agregar la obra de los “intelectuales, periodistas, artistas y escritores” que están al servicio del comunismo y que por sus actividades izquierdistas, en las redacciones de los diarios, o en los comités políticos, han conseguido ubicarse en el Magisterio, en la Enseñanza Secundaria y Universitaria. “De esta manera, ya se ha formado en el país, un conglomerado de individuos, que colaboran intensamente en la obra de la desviación del elemento estudiantil preparando una juventud desorbitada, sin amor ni respeto a nuestra tradición, a nuestra religión y a nuestra nacionalidad; es decir, de esta manera, se preparan los futuros ciudadanos de la Internacional, que mañana tratarán de abolir los conceptos de Dios, Patria y Familia, para realizar los designios de la Unión Soviética, es decir, echar las bases de la sociedad comunista, dirigida por una autoridad: la Dictadura del proletariado.
“Pero, como la culpa no la tiene el perro si no quien le da de comer, resulta que, los responsables del desbarajuste, del caos estudiantil, que ya se ha perfilado en el país, con caracteres bien definidos y alarmantes, son, en primer término, el conjunto de Ministros de Instrucción y Consejeros de Educación, que ha tenido que soportar el país, desde el año 1916 hasta el presente (1935) , y en segundo lugar, sus cómplices, es decir, los maestros y profesores por ellos nombrados, en su gran mayoría, productos de los Comités políticos, izquierdistas, ateos, judíos, comunistas socialistas, etc., en cuyos nombramientos interviene como factor decisivo “la cuña política” o la influencia irresistible, de los atractivos femeninos, de alguna duda allegada a los favorecidos, esposa, hermana, hija, etc.
“Para atajar la infiltración comunista en la enseñanza, para contener el desbarranco en la instrucción pública, no es necesario reformar los planes de estudios, como lo han intentado los Ministros; y para despertar el sentimiento nacionalista en el alumno, no es suficiente cantar el Himno Patrio el 25 de mayo, ni mandar fabricar escarapelas argentinas a las niñas de las Escuelas primarias. Lo urgente, lo razonable, para evitar esta catástrofe anti-argentina, es la selección del personal docente y del profesorado.
“El país debe soportar desde el año 1916, toda una serie de Ministros y Presidente del Consejo de Educación, que exhibidos en un torneo de incapacidad, difícil sería discernir el primer premio. Entre éstos se destacan JOSÉ SANDALIO SALINAS, bajo cuyo ministerio se inició la catástrofe, con la implantación de la Reforma Universitaria; puerta abierta de par en par, en las Facultades, para la entrada triunfal del comunismo y MANUEL MARÍA DE IRIONDO, bajo cuyo ministerio se afianzó el comunismo en los Colegios Nacionales, Comerciales, Normales, Industriales, etc.; constituyendo la Federación Juvenil Comunista, el famoso grupo estudiantil “Insurrexit”, bajo cuya dirección y patrocinio, ocurrieron episodios nunca vistos en la historia de la instrucción pública del país.
“El comunismo encontró ambiente propicio entre los estudiantes a raíz de la Reforma Universitaria, la cual volcó en las Facultades de todo el país, el elemento electoral del Comité, introduciendo la urna, el comicio, el voto secreto, etc., es decir, transportando a la Universidad, todo lo malo, todo lo corrupto, que tiene la famosa ley electoral, padre y madre de toda la desventurada institucional, política y social.
“Nuestro Código Civil, consagra la incapacidad del menor de 22 años, para disponer libremente de sus bienes, para contraer deudas mayores de quinientos y para elegir esposa, sin permiso de sus padres, tutores o Juez de menores, porque no lo considera con suficiente discernimiento, como para apreciar las condiciones morales e intelectuales, de quien ha de compartir con él, la grave responsabilidad de la formación de su hogar. En cambio, la Reforma Universitaria, imitando a la Ley Electoral, faculta a los menores de 22 años, para tomar participación en el Gobierno de la Facultad, elegir consejeros estudiantiles, apreciar la capacidad intelectual y docente de sus profesores, elegir los decanos de las facultades, etc., “Basta esta contradicción, para demostrar lo monstruoso que es la titulada Reforma Universitaria y cuyas funestas consecuencias relato en forma detallada.
(CARLOS M. SILVEYRA, “El comunismo en la Argentina”, Buenos Aires, julio de 1936, 543 pp. 543, véase La Reforma Universitaria. Cap. XII. p. 339.
“La política del gobierno nacional, y tuvo eco en el de la provincia, era favorecer a las clases populares. Bien pronto, sin embargo, esa vía era aprovechada por quienes sentíanse insuflados por el ideario marxista. La violencia en las calles se hizo presente con el estallido de las bombas, en tanto que se presionaba agresivamente por una demanda de aumentos de salarios, y bajaba la producción. El ambiente era de gran convulsión y se reiteraron las huelgas en Córdoba, como en otras provincias argentinas, llegando algunos exaltados a copiar actitudes propias de los revolucionarios bolcheviques, que acaban de triunfar en Rusia (1917).
(EFRAÍN BISCHOFF, Historia de Córdoba, p. 384, Ediciones Plus Ultra, Buenos Aires, 1977).
“Mientras tanto, en el mes de julio se reunió el llamado Primer Congreso Nacional de Estudiantes cuyas exigencias pueden resumirse en pocas líneas: participación de los estudiantes en las asambleas en igual proporción que los profesores (gobierno tripartito), docencia libre, y la periodicidad de la cátedra; a lo cual es menester agregar “el ideal extra-universitario”, como dice uno de los líderes, que no era otro que un socialismo revolucionario que consideraba a la Universidad como una “república universitaria” cuyo “demos” es el estudiantado, depositario de la “soberanía”. El 23 de junio se dio a publicidad el ditirámbico manifiesto “a los hombres libres de Sud América” y el 9 de septiembre los reformistas tomaron el edificio, asumieron la “dirección” de la misma, hicieron “designaciones” y cada uno de los tres alumnos que dirigían e grupo fueron designados “decanos”. La farsa era completa. El interventor, que era el propio ministro JOSÉ SALINAS, dio su adhesión incondicional al grupo reformista. Uno de los usurpadores del gobierno universitario pronunció un discurso haciéndole entrega de la Universidad y luego del acto, el señor SALINAS concurrió al local de los reformistas, firmando allí el libro de adherentes. Con el gobierno “de los tres estados de la República Universitaria”, se designó rector al doctor ELISEO SOAJE. Cuando el interventor hizo entrega de la Universidad a “esa dorada juventud” (son sus palabras textuales) les dijo: “Quedáis en posesión de la Universidad de Córdoba, reconstruida”. p. 137.
“La “ideología” de la revuelta de 1918. Un lenguaje increíblemente retórico, apenas oculta la orfandad doctrinaria reducida a dos o tres ideas trasnochadas; ninguna de ellas tiene que ver con lo que es o debe ser la Universidad. Aquella retórica de los jóvenes hijos de los representantes del liberalismo del 80 que eran un grande de profesores, no se cansaron de vociferar (con un dejo de krausismo en la frase) sobre “la fuerza incontrastable del ideal”, el “espíritu bravío”, la “inspiración creadora” de la juventud pues “ella misma es la patria”. Ella representa “el tropel impetuoso y rugiente de la nueva generación, marchando a pleno sol hacia la meta de su gran destino”… La retórica huera alcanza una suerte de una suerte de climax en el Manifiesto Liminar (uno no sabe bien por qué se llamó Liminar) en la cual se proclama: “acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica (¡…!) Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores quedan son las libertades que faltan. Creemos no equivocarnos; las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una Revolución, estamos viviendo una hora americana”. Se proclama que la Juventud “es desinteresada, es pura. No se equivoca nunca en la elección de sus propios maestros”. Otro “lider”, para referirse a la Bastilla – en la cual acaba de librar combates en nombre del movimiento “que es un exceso de pensamiento puesto al servicio de un exceso de voluntad”, “¡vengo de la hoguera!”.
Este es el lenguaje. ¿Contra qué se combatía, cuál era el “enemigo oculto” agazapado en la sociedad de Córdoba y sus viejas “estructuras” medievales? Dejémosles que nos lo digan: el “alma Mater”, la “trisecular”, la “casa de TREJO” que “enquistó en su primitivo plasma vital, dejó pasar los siglos a través de sus estrados (…) en el santuario secreto (sic) que sólo abría sus puertas a los adeptos de TREJO (sic) su fundador. Su espíritu era, pues, conservador, unilateral y reaccionario2. El gran pecado de la Universidad era haber enseñado “la filosofía espiritualista, la ciencia dogmática y el derecho de las XII Tablas” (sic). La Universidad (la casa de MURIEL y de PERAMÁS, de FUNES y de DEL CORRO, de PIZARRO y de CORTÉS) nunca había sido “brújula que orienta” función “que no pudo desempeñar la “Casa de Trejo” hasta 1918” (sic). Había, pues, que destruir el “sistema jesuítico”, en fin, “la Corda Frates en la Universidad de Córdoba” (¡ay con la “cultura” de “aquellos admirables muchachos”!). p. 139-139.
*(Extracto de ALBERTO CATURELLI, Historia de la Filosofía en Córdoba 1610-1983, tomo III, Siglo XX, Biffignandi, Córdoba, 1993).
ERNESTO PALACIO, “La ideología de la reforma universitaria”, en Criterio, 1, Bº 19, P. 39-40, Buenos Aires, 1928; I, nº 20, p. 71-72; I, nº 22, p. 1467, 1928.
I. LA REFORMA UNIVERSITARIA (1918)
Pocos meses después de la revolución rusa (1917) comienza en la Argentina el proceso llamado Reforma Universitario (1918) e iniciado en la Universidsd de Córdoba.
La reforma, que fue un movimiento básicamente estudiantil, estuvo planeaba y dirigida por activistas que hasta entonces militaban en las filas del socialismo y del anarquismo, aunque no puede decirse que estuvieran originalmente orientados por el Comunismo Internacional, fueron sin duda influenciados por los contenidos doctrinarios de la dialéctica marxista.
En el terreno concreto, la Reforma tomó como pretexto inicial la reacción contra algunos defectos y abusos reales en la estructura que en ese momento mantenían las Universidades, quizá demasiado conservadoras y organizados en base a núcleo cerrados (especialmente en Córdoba, donde los cargos directivos y cátedras estaban prácticamente limitados a los miembros de dos o tres familias que durante muchos años dominaron la Universidad). En función de tales argumentos
s, el estudiando universitario se vio lanzado a una lucha (no exenta de violencia física) que en algunos rasgos se mostró como una verdadera lucha de clases según el modelo dialéctico marxista, en donde los estudiantes(en el papel de proletariado o clase oprimida) se enfrentaron a los profesores y autoridades (en el papel de burguesía o clase opresora), pretendiendo acceder al gobierno de las Universidades en virtud de que representaban “la mayoría”.
Desde sus comienzos la reforma estuvo caracterizada por su laicismo antirreligioso católico al amparo de argumentos a favor de la “libertad de pensamiento” y de “resistencia al dogmatismo” católico.
Paralelamente al surgimiento de la Reforma se crea en nuestro país el Partido Socialista Independiente (luego transformado en Partido Comunista). De este partido político internacional o transnacional surge la Federación Juvenil Comunista (colateral del soviético “Konsomol” - juventud comunista de Rusia bolchevique), creada en 1921 pero que se hizo sentir su penetración, infiltración e influencia a partir de 1931, a raíz de las expresas directivas que dedicó a la Reforma el IIIº Plenario del Secretariado Sudamericano de la Internacional Comunista. Es de función de tales directivas que surge el GRUPO INSURREXIT dirigidos por activos militantes comunistas y que se lanza a profundizar la desviación del movimiento universitario reformista y a conquistar todos les centros estudiantiles pero con particular interés en la FUA (Federación Universitaria Argentina).
Su primer acto como Federación fue convocar el Iº Congreso Nacional de Estudiantes que tuvo lugar en la ciudad d Córdoba con doce estudiantes por cada Universidad; desde el 20 al 31 de julio de 1918.
La FUA fue fundada el 11 de abril de 1818, integrada por dos delegados de cada una de las cinco Universidades de entonces: U. Nacionales de Buenos Airees, La Plata y Córdoba, y U. provinciales de Tucumán y Santa Fe.
Esto puede ser como un real punto de partida del proceso denominado Reforma Universitaria, en razón de que ese Congreso sancionó las bases de organización de las universidades y señaló la necesidad de incluir estudios humanísticos en todos los planes de carreras profesionales.
Las bases fueron, sintéticamente:
1) Coparticipación estudiantil en el gobierno.
2) Vinculación de los graduados de diferentes universidades.
3) Asistencia libre.
4) Docencia libre
5) Periodicidad de la cátedra
6) Publicidad de los actos y decisiones del gobierno universitario
7) Materias humanísticas de extensión universitaria
8) Ayuda social estudiantil
9) Sistema diferencial organizativo
10) Universidad social.
Editó Gabriel Pautasso
gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
DIARIO PAMPERO Cordubensis nº 52
Instituto Eremita Urbanus
IR a la portada de IEU Blog
No hay comentarios:
Publicar un comentario