viernes, 12 de junio de 2009

Oración de Pío XII a María Reina


Desde lo profundo de esta tierra de lágrimas, en que la humanidad dolorida se arrastra trabajosamente; en Medio de las olas de este nuestro mar perennemente agitado por los vientos de las pasiones, elevamos los ojos a ti, MARÍA, MADRE amadísima, para reanimarnos contemplando tu Gloria y para saludarte como REINA y SEÑORA de los cielos y de tierra, como REINA y SEÑORA.

Con legítimo orgullo de hijos, queremos exaltar esta tu realeza y reconocerla como debida por la excelencia suma de todo su ser, dulcísima y verdadera Madre de Aquel que es Rey por derecho propio, por herencia y por conquista.

Reina e Impera, MADRE y SEÑORA, señalándonos el camino de santidad, dirigiéndonos y asistiéndonos, a fin de que nunca nos apartemos de él.

Lo mismo que ejercitas en lo alto del cielo tu primacía sobre las milicias angélicas, que te aclaman por su SOBERANA, y sobre las legiones de los Santos, que se deleitan con la contemplación de tu refulgente belleza, así también reina sobre el género humano, particularmente abriendo las sendas de la fe a cuanto todavía no conocen a tu divino Hijo.

REINA SOBRE LA IGLESIA, QUE PROFESA Y CELEBRA TU SUAVE DOMINIO Y ACUDE A TI COMO REFUGIO SEGURO EN MEDIO DE LAS ADVERSIDADES DE NUESTROS TIEMPOS. MAS REINA ESPECIALMENTE SOBRE AQUELLA PARTE DE LA IGLESIA QUE ESTÁ PERSEGUIDA Y OPRIMIDA, DÁNDOLE FORTALEZA PARA SOPORTAR LAS CONTRARIEDADES, CONSTANCIA PARA NO CEDER A INJUSTAS PRESIONES, LUZ PARA NO CAER EN LAS ASECHANZAS DEL ENEMIGO, FIRMEZA PARA RESISTIR A LOS ATAQUES MANIFIESTOS, Y EN TODO MOMENTO, FIDELIDAD INQUEBRANTABLE A TU REINO.

Reina sobre las inteligencias, a fin de que busquen solamente la verdad; sobre las voluntades, a fin de que persigan solamente el bien; sobre los corazones, a fin de que amen únicamente lo que TÚ misma amas.

Reina sobre los individuos y sobre las familias, al igual que sobre las sociedades y naciones; sobre las asambleas de los poderosos, sobre los consejos de los sabios, lo mismo que sobre las sencillas aspiraciones de los humildes.

REINA EN LAS CALLES Y EN LAS PLAZAS, EN LAS CIUDADES Y EN LAS ALDEAS, EN LOS VALLES Y EN LAS MONTAÑAS, EN EL AIRE, EN LA TIERRA Y EL MAR, Y ACOGE LA PIADOSA ORACION DE CUANTOS SABEN QUE TU REINO ES REINO DE MISECORDIA, DONDE TODA SÚPLICA ENCUENTRA ACOGIDA, TODO DOLOR CONSUELO, ALIVIO TODA DESGRACIA, TODA ENFERMEDAD SALUD, Y DONDE, COMO A UNA SIMPLE SEÑAL DE TUS SUAVÍSIMAS MANOS DE LA MUERTE MISMA BROTA ALEGRE VIDA.

Concede que quienes ahora te aclaman en todas las partes del mundo y reconocen como REINA y SEÑORA, puedan un día en el cielo gozar de la plenitud de tu reino, en la visión de tu Hijo divino, el cual, con el PADRE y ESPÍRITU SANTO, vive y reina por los siglos de los siglos. Así sea.


Editó Gabriel Pautasso
gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
DIARIO PAMPERO Cordubensis nº 15
Instituto Eremita Urbanus

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