Habiendo Dios decretado desde toda la eternidad que MARÍA fuese Madre del Verbo encarnado (Ep.), quiso también que ya desde el primer instante de su concepción quebrantase la cabeza del dragón y así “la vistió galas de santidad” (Intr.) y “preservando su alma de toda mancha, hizo de ella una digna morada para su Hijo”. (Orac.).
Desde el siglo VIII se celebraba ya en Oriente la fiesta de la “Concepción” de la VIRGEN MARÍA en el 9 de diciembre; en Irlanda en el siglo IX se celebraba el 3 de mayo; y en Inglaterra en el siglo XI el 8 de diciembre. Los benedictinos con SAN ANSELMO y los franciscanos con JUAN DUNS ESCOTO (+ 1308), contribuyeron a que se generalizase la FIESTA DE LA “INMACULADA CONCEPCIÓN”, celebrada ya desde 1228 en los monasterios anglosajones.
El 8 de diciembre de 1854 PÍO IX definió oficialmente tan gran dogma, haciéndose fiel intérprete de toda la tradición cristiana resumida en las palabras del Ángel: “DIOS TE SALVE, MARÍA, LLENA ERES DE GRACIA; EL SEÑOR ES CONTIGO, Y BENDITA TU ERES ENTRE TODAS LAS MUJERES”. (Evang.). Con toda verdad, pues, exclama el Verbo del Aleluya: “TODA HERMOSA ERES, MARÍA, Y EL PECADO ORIGINAL NO SE HALLA EN TI”. En su bula Ineffabilis Deus “…declaramos. proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima VIRGEN MARÍA fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de CRISTO JESUS SALVADOR del género humano, esta revelada por dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles…”.
La Encíclica “Fulgens Corona”, publicada por el Papa PÍO XII en 1953 para conmemorar el centenario de la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, argumenta así: “Si en un momento determinado la Santísima Virgen María hubiera quedado privada de la gracia divina, por haber sido contaminada en su concepción por la mancha hereditaria del pecado, entre ella y la serpiente no habría ya – al menos durante ese período de tiempo, por más breve que fuera – la enemistad eterna de la que se habla desde la tradición primordial hasta la solemne definición de la Inmaculada Concepción, sino más bien cierta servidumbre”.
En SAN LUCAS 1.28 el Ángel GABRIEL enviado por Dios le dice a la Santísima Virgen María “Alegrete, llena de gracia, el Señor está contigo”. Las palabras en castellano “Llena de gracia” no hace justicia al texto griego original que es “KECHARITOMENE” y significa una singular abundancia de gracia, un estado sobrenatural del alma en unión con Dios. Aunque este pasaje no “prueba” la Inmaculada Concepción de María ciertamente lo sugiere.
El Apocalipsis narra sobre la “mujer vestida de sol” (Ap. 12, 1). Ella representa la SANTIDAD de la IGLESIA, que se realiza plenamente en la Santísima Virgen, en virtud de una gracia singular. Ella es todo esplendor porque no hay en ella mancha alguna de pecado. Lleva el reflejo del esplendor divino, y aparece como signo grandioso de la relación de la relación esponsal de Dios con su pueblo.
El franciscano JUAN DUNS SCOTO, a principios del siglo XIV, inspirado en algunos teólogos del siglo XII y por el mismo SAN FRANCISCO DE ASÍS, siglo XIII, devoto de la Inmaculada, brindó la clave para superar las objeciones contra la doctrina de la Inmaculada Concepción de María. El sostuvo que Cristo, el mediador perfecto, realizó precisamente en María el acto de mediación más excelso: Cristo la redimió preservándola del pecado original. Se trata de una redención más admirable: No por la liberación del pecado, sino por la preservación del pecado.
ESCOTO preparó el camino para la definición dogmática. Dicen que su inspiración le vino al pasar por frente de una estatua de Virgen y decirle: “DIGNARE ME LAUDARE TE VIRGO SACRATA” (¡Oh Virgen sacrosanta dadme las palabras propias para hablar bien de Ti).
Como la aurora anuncia al día, así MARÍA precede al astro divino, que presto iluminará a nuestros almas, y se presenta la primera en el ciclo litúrgico, como ella es la que deberá introducir en él a su propio Hijo.
Como gracia propia de esta fiesta de la Inmaculada, pidamos a Dios, “que nos sane y libre de todos los pecados” (Secr.-Pos.) para que, de ese modo, nos hallemos dispuestos a recibir en nuestros corazones a JESÚS, cuando en ellos se presente el día de NAVIDAD.*
¡OH, VIRGEN INMACULADA! El Señor te escogió desde el principio y te adornó preparando su morada. Te redimió de un modo singular, por medio de su gracia preservativa, del pecado de origen en que todos los hijos de ADÁN nacemos. Míranos cargados de culpas propias, VIRGEN SIN MANCILLA, Y NO CONSIENTAS QUE LOS HIJOS SEAN TAL DISÍMILES DE TU MADRE, TAN SANTA Y TAN PURA.*
ES EL DÍA DE LA BLANCURA ESPIRITUAL Y LA IMAGEN DE LA PURÍSIMA ES PASEADA EN DEVOTA PROCESIÓN EN TODAS LAS IGLESIAS.
12 DE DICIEMBRE. NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE, PATRONA DE AMÉRICA
Dice la historia basada en auténticos documentos, que el 9 de diciembre de 1531 se apareció la Santísima VIRGEN MARÍA a un pobre y sencillo indito, llamado JUAN DIEGO en el cerro de Tepeyac, no lejos de la ciudad de Méjico. Después de cinco apariciones y de sanar milagrosamente al indio BERNARDINO, tío de JUAN DIEGO, 12 de diciembre le entregó una imagen suya milagrosa, diciéndole deseaba ser honrada en aquel mismo cerro.
Mucho costó al sencillo indio persuadir de su visión a las autoridades eclesiásticas mejicanas; pero al fin se llegó a erigir en el lugar mismo de la aparición de MARIA un suntuoso templo, centro de las miradas y de los corazones de todos los mejicanos, que amaron siempre con delirio a su VIRGEN DE GUADALUPE, correspondiendo ella con una protección nunca desmentida a tan sincera como fieles muestras de veneración y de cariño. ESPAÑA tiene en GUADALUPE (Extremadura) UNO DE LOS MONUMENTOS MÁS GRANDIOSAS DE TODA LA PENÍNSULA, el Monasterio de Guadalupe, en donde se venera la santa imagen que había sido donada por el Papa SAN GREGORIO MAGNO a SAN LEANDRO DE SEVILLA.
Ante la imagen milagrosa exclamó BENEDICTO XIV “Non fecit taliter omni nationi”: “no hizo cosa alguna con ninguna nación Hispanoamérica”.
VIRGEN BENDITA de GUADALUPE, Madre de Dios y Madre también nuestra, mira a todos los pueblos de la AMÉRICA, dales la paz religiosa y la prosperidad; haz que conserven aquel riquísimo patrimonio de religiosidad que les diste por medio de ESPAÑA.
En 1887, NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE, fue declarada patrona de toda la América española, que la celebra con rendida devoción. Que desde las cumbres de Tepeyac vele MARÍA con maternal solicitud por su pueblo atribulado y conserve viva y robusta la fe en todos los países americanos.
PROTEGE SOBRE TODO AL PUEBLO MEJICANO, que tanto a sufrido con las persecuciones, acércalo más a tu HIJO, para que comprenda el precio de la REDENCIÓN y obtenga la salvación eterna.
9 DE DICIEMBRE:
1531: Era sábado muy de madrugada cuando JUAN DIEGO venía en pos del culto divino y de sus mandatos a Tlatilolco. Al llegar junto al cerrito llamado Tepeyac, amanecía; estaba viendo hacia el oriente, y oyó que lo llamaban desde arriba: “JUANITO, JUAN DIEGUITO”. Cuando llegó a la cumbre vio a una Señora, que estaba allí de pie y le dijo que se acercara. Se inclinó delante de ella y oyó su palabra, muy suave y cortés, cual de quien atrae y estima mucho. Le dijo: “JUANITO, EL MÁS PEQUEÑO DE MIS HIJOS ¿ADÓNDE VAS?”, respondíole: “Señora y Niña mía, tengo de llegar a tu casa de México Tlatilolco, a seguir las cosas divinas que nos dan y enseñan nuestros sacerdotes, delegados de Nuestro Señor”. Ella le dijo: “Sabe y ten entendido, tu el más pequeño de mis hijos, que yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios por vive, del Creador cabe quien está todo, Señor del cielo y de la tierra. Deseo vivamente que se me erija aquí un templo, para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa,… ve al palacio del Obispo de México y le dirás cómo yo te envío a manifestarle lo que deseo…”. JUAN DIEGO contestó: “Señora mía, ya voy a cumplir tu mandato; por ahora me despido de ti, yo, tu humilde siervo”.
No aquí como de bulto; de pinceles
Que en blanca manta el gran Apeles tupe
Por qué Dios, verdadero Praxiteles, allí me advocará de Guadapule.
LUIS ÁNGEL DE BETANCOURT, 1620
8 de diciembre del Año del Señor de 2009. SAN AMBROSIO, Obispo, Confesor y Doctor. Sopla el Pampero.
¡VIVA LA PATRIA! ¡LAUS DEO TRINITARIO! ¡VIVA HISPANOAMÉRICA!
Editó Gabriel Pautasso
gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
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Instituto Eremita Urbanus
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